3
Esa crisálida seguía allí, habían pasado más y más días después de los eventos acontecidos.
En ese paramo solitario en la mente de Adrien, realmente solo aunque con la compañía de ese gato negro que era en realidad su kwami.
De pronto escucho una voz, una voz que conocía demasiado.
—Adrien...—
El rubio al escuchar esto se giró y se quedó extremadamente sorprendido... y triste.
— ¿Mamá? —
Era una mujer rubia adulta, de ojos verdes y rubia... era la madre del muchacho.
—Adrien... ¿Estas bien? — la mujer se acercó al muchacho y esta se agacho y abrazo a Adrien.
Adrien estaba en shock... pero necesitaba respuestas de preguntas que tenia de ella, si su padre le oculto tantas cosas... ¿Su madre también le oculto cosas como su padre?
El chico en eso aparto su madre de él, del abrazo, para después preguntarle a esta.
—Mamá... ¿Por qué nunca me dejaste ser libre? Los niños de mi edad tenían libertad, aunque fuese famoso, podía haber sido como los demás niños pero... ¿Por qué nunca me dejasteis ser como los demás niños? — diría Adrien entre lágrimas.
—Adrien... yo... era por tu bien, queríamos protegerte— dijo su madre preocupada pero... muy nerviosa, era algo que tenía miedo.
Adrien por su lado estaba llorando mientras la veía, estaba furioso con ella.
— ¿¡Protegerme!? ¿¡A mí!? Me habéis hecho más daño encerrándome en casa, la única amiga que tuve fue Chloe, ¿¡Por qué nunca me dejasteis ser como los demás niños!?— vociferaba furioso el chico rubio aun llorando.
—Cariño... solo queríamos protegerte, el mundo es muy peligroso y más para un niño famoso como tú— diría la mujer.
—Y te lo vuelvo a preguntar... ¿¡Realmente protegerme encerrándome allí creías que era lo mejor para hacerlo!? Chloe podía salir y es hija de igual forma de gente famosa, ¿¡Por qué ustedes no hicieron lo mismo conmigo!? ¿¡A caso me veíais como un objeto!?— le cuestionaba Adrien a su madre
La mujer vio al muchacho, estaba de los nervios pero... se le veía, se le veía que tal vez la pillaron... y es lo que noto el chico, sabía que lo último que dijo... de que lo veían como un objeto tal vez era cierto.
Todo entonces esa amabilidad, el cómo se comportaron los demás con él... era todo una farsa, era toda una mentira.
—Lárgate... ¡Lárgate mamá! — grito entre lágrimas el muchacho a la mujer.
—Cariño... yo— diría la mujer entristecida al darse cuenta de esto.
—¡¡Lárgate!! ¡¡Por favor, vete de aquí!!— vocifero rabiando y consumiéndole la tristeza.
De pronto una extraña explosión de energía destructiva salió del cuerpo de este, haciendo que la mujer retrocediese.
Esta vio directamente a su hijo directamente, era como si... dentro de él hubiese un monstruo, era como si ya no fuese un niño dulce, había algo dentro de él que había cambiado radicalmente.
La mujer se fue de allí, se desvaneció a lo que este, que estuvo todo el rato sentado y llorando mientras que Plagg estaba junto con él también triste.
—Niño... la gente ha sido cruel contigo, dentro como fuera de tu familia, yo realmente me pregunto... ¿Por qué todos te hacen tanto daño si tú no hiciste nada a los demás? — dijo Plagg triste mientras aun escuchaba los lloros del de ojos esmeralda.
—Anular la desconfianza es lo que creo que me hicieron, el que creyese que toda la gente es buena ha sido lo que consiguieron conmigo, despojarme del mal natural para convertirme en su ser blando, domesticado— diría Adrien.
Sus lamentaciones pararon cuando en eso este se levantaba del suelo, tenía las mejillas húmedas de llorar pero en su mirada había algo que había cambiado al completo. Era como si se hubiera destrozado dentro de él algo, como si la llama de ese niño interior se hubiera apagado y se hubiera cambiado por un frío inigualable.
En eso el muchacho saco del bolsillo de su pantalón el cascabel que le había quitado a Plagg para después ver al gato negro.
—Hay que cambiar Plagg, tenemos que dejar de ser esos seres domésticos, seres blandos que nos hacen daño y maltratan, debemos de ser seres fieros, ser seres que nadie nos podría parar juntos... no solo evolucionar... si no transformar nuestra destrucción en algo más, en el caos—
Fueron las palabras del muchacho y en eso destruyo el cascabel con su mano y seguido soltar los trozos, cayendo al suelo.
En eso Plagg empezó a cambiar de apariencia... como si estuviese tomando otra forma, la de un gran felino, que no es que tardase mucho esa transformación en terminar.
Plagg había cambiado, ahora era una hermosa pantera negra, de unos llamativos y hermosos ojos esmeraldas.
—Creo que por fin he conseguido una forma más poderosa, gracias Adrien— diría Plagg ahora transformado con esa forma de pantera negra.
Adrien en eso agacho para ver a la pantera y este se acercó, haciendo que el gran felino que apoyo su cabeza en el hombro del muchacho.
—Plagg... es hora de que salgamos de aquí—
En la realidad mientras tanto... la crisálida se había completamente vuelto negra y de pronto empezó como a despellejarse rápidamente, a romperse como si ese capullo se hubiera podrido, liberando a Adrien, que al parecer estaba dormido y además soltar un líquido del capullo verdoso de un olor peculiar, ya que daba mucho el pego de arsenico
El chico cayó entre las hojas extrañas, entre esos pellejos de la crisálida, eran translucido de un color negro, había perdido toda la ropa que tenía, tenía como unas extrañas heridas por su cuerpo que se le veía los músculos, el líquido extraño lo cubría en parte mientras que gran parte del líquido corría por el suelo y las hojas.
El líquido curo las extrañas heridas que tenían en su cuerpo... y en eso de pronto despertó.
El chico simplemente se sentó mientras veía todo... sentía algo peculiar en su cuerpo, como una sensación chispeante y poderosa a la misma vez, no tenía su anillo pero era algo que no le preocupaba, ya no sentía preocupación, no sentía miedo, no sentía ya limitaciones en su cuerpo.
Y amaba esa sensación que estaba sintiendo en esos momentos.
Se tocó el pecho y en eso un ligero brillo le empezó a cubrir mientras se iluminaba su corazón y sus ojos de un poderoso verde esmeralda.
—Vamos... Plagg, es hora de volver a despertar a la bestia— murmuro el chico aun con esa energía cubriendo su cuerpo.
Un poderoso brillo lo cubrió y se transformó, ahora poseía un traje oscuro, la máscara que le cubría sus ojos, sus pupilas rasgadas como las de un felino pero que se le notaba más salvaje que en su forma normal, era más estilizado y tenía pequeños detalles en verde y las orejas de felino que ahora tenían aunque más redondeados, eran un poco más grandes.
El chico levanto su mirada hacia arriba para en eso pequeñas lágrimas pero de cierta alegría, ahora era libre con el poder de una bestia destructora en su corazón.
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