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Todo en ese momento era tan confuso... ¿Por qué estaba sucediendo esto?

Nos encontramos en un lugar que en al fondo había un fenetro de una mujer rubia, al parecer dos héroes y un villano despojados de sus miraculous, estos serían Ladybug, Chat noir y Hawk Moth, o también conocidos por sus formas civiles.

Marinette Dupain, Adrien Agreste y Gabriel Agreste, el padre de Adrien.

El rubio simplemente estaba en shock, la chica que siempre amo, esa heroína moteada... era Marinette, una chica que realmente, él no amaba y el villano con el que se estaba enfrentando era su propio padre.

Su madre estaba encerrada no sabía por qué el motivo y su padre estaba haciéndole daño, también le daba rabia porque él quería saber quién era... y la verdad, estaba decepcionado con quien era, no era alguien que le gustase y ya con todo lo que vivió... se olía que Marinette era bastante como Ladybug era.

El anillo de la destrucción, su miraculous, estaba en el suelo, tenía notables fisuras que no sabía porque pero... estaba en shock, estaba furioso.

¿Para qué estaba luchando si todos los que el querían les hacían daño?

¿Por qué peleaba si ni su familia era segura para ser feliz?

¿Por qué no podía ser feliz? ¿Por qué nunca lo habían respetado si también era un héroe?

¿Solo lo usaban porque era famoso? ¿Se interesaban por el solo por eso?

Tantas preguntas que se hacía solo le enfurecían e entristecían más porque se daba cuenta de que desde siempre lo habían usado, desde que tenía uso de la conciencia lo habían hecho.

Tomo el anillo y se lo puso en el dedo corazón transformándose por culpa de que está roto en Chat noir de forma drástica, en su mano de pronto se activó solo el cataclismo por esto mismo.

— ¡Chat! ¿¡Que vas a hacer!? — cuestiono Marinette asustada al ver esto.

De pronto los dos allí presentes vieron que el muchacho estaba llorando.

—Papá... ¿Por qué haces esto? ¿Todo esto para qué? ¿Por qué no puedes dejar a mamá ir? ¿Por qué? — dijo entre lágrimas el chico rubio.

—Yo... Adrien yo no...— intento excusarse el hombre, pero en eso el chico grito.

— ¡Ahora no me vengas con excusas! Y tu Marinette... Sé que somos héroes ¿Por qué nunca tuviste unos mínimos de respeto conmigo?— cuestionaba el chico.

El cataclismo de pronto se empezó a aumentar el poder empezando a más quebrarse el anillo y este en eso se acercó la mano con el cataclismo en su pecho a punto de tocarse.

— ¿¡Adrien!? ¿¡Que vas ha hacer!? — pregunto asustado el hombre.

—Tal vez mamá se comporte mejor conmigo en donde este— diría entre lágrimas el muchacho, el poder del cataclismo empezó más y más empezó a aumentar, a quebrarse más y cuando este se tocó el pecho para matarse, el cataclismo provoco una explosión.

Hubo tanto polvo y cuando se fue... vieron algo raro, había aparecido un extraño capullo verdoso muy grande en la zona donde se suponía que estaba antes el muchacho.

Los dos estaban asustados y estos empezaron a ver como lo rompían, cuando en eso, el hombre de un amago de intentar liberar al chico de allí tomo una piedra y consiguió un poco rascar ese capullo cuando de pronto paso algo.

De esa apertura de pronto salían unas extrañas manos que fueron en contra de Gabriel, que le quitaron la roca, que se destruyó al contacto de estas zarpas, e intentaron rasgar los brazos de esto, llegando al contacto de los dedos de esa zarpa destruían lo que tocaba, hasta que volvieron a esa extraña crisálida, haciéndose que se cubriese de una extraña coraza negra.

—Esto no es mínimamente normal... Dios... ¿Qué he hecho? — dijo Gabriel.

Los dos en eso tomaron sus miraculous y se largaron para pelear en otro lugar, porque si acababan rompiendo eso podrían tener problemas gordos con la crisálida.

Dentro de la crisálida esa estaba encerrado Adrien, dormitando, como en un profundo sueño del que no se sabía cómo despertaría.

Estaba dentro de su mente, era algo estrellado, un paisaje extraño, estaba sentado, triste y pensativo por todo lo que había pasado cuando en eso apareció algo al lado de él, un gato negro con un cascabel dorado y de ojos verdes.

El muchacho rubio vio al gato para en eso cuestionarle lo siguiente.

—Sí, soy yo Plagg... Adrien, ¿Por qué has hecho esto? — cuestiono el gato.

—Porque nadie me ha querido, ¿O acaso no te has dado cuenta? Nunca he podido ser libre, y saber que mi padre es un villano, que tiene encerrado a mi madre... no es perdonable bajo ningún concepto— diría Adrien.

—Pero mira el lado bueno, por fin sabes quién es Ladybug, ¿No estas feliz con eso? — dijo Plagg.

—La verdad... No me ha gustado de que Ladybug sea Marinette, nunca me ha gustado Marinette, tiene actitudes que me he dado cuenta de que no me gustan en una chica, y Ladybug yo la amaba porque solo era linda y ya, nunca vi la actitud que escondía o no me pare a pensar que como se comportaba conmigo no era lo mejor para mi...— dijo Adrien para en eso hacerle una pregunta al gato que dejo a esto sorprendido.

—Plagg, ¿Siempre se han amada los portadores del gato y la mariquita o eso pasaba muy raramente? —

Plagg recordó y... había veces que sí, que los usuarios se enamoraban y todo... pero la mayor parte de las veces era al contrario, se odiaban y peleaban cada uno de un lado.

—Pasaba muy raramente, te puedo decir cada 200 o 300 años como mínimo— contesto Plagg.

—Entonces... ¿Por qué estabas empeñado en que me acabase juntando con ella si ya sabias que era raro que al final de verdad? — cuestiono en ese momento Adrien.

Plagg se quedó en silencio por un largo rato y estaba pensando en esas palabras... tenía razón, ¿Por qué estaba haciéndolo?

—La verdad es que no lo sé porque quería que te enamorases de ella, ¿Tal vez sea porque es raro que los usuarios de la mariquita y el gato se enamoren? — se cuestionó en ese momento Plagg.

—Creo... la verdad es que de verdad no siento ya nada de amor por alguien, creo que las únicas personas con las que puedo sentir algo son contigo, aprecio ya que eres de las pocas personas que de verdad me ha apoyado en todo... y Chloe, que la quiero como la única amiga de verdad que tuve— dijo Adrien con cierto tono de voz apagado.

—Pero... ¿Y tu madre? Me dijiste muchas veces de que era una buena mujer— le pregunto Plagg al rubio.

—Si tan buena de verdad era... ¿Por qué no me dejo ser como los demás niños? ¿No que es lo que una madre de verdad haría por su hijo? — respondió a forma de pregunta el muchacho al gato negro.

El gato simplemente se acurruco y se tumbó en las piernas del chico, que lo acaricio mientras lo veía, a lo que este le soltó el collar que tenía en el cuello Plagg, donde estaba el cascabel y se lo quedo, le daba la sensación de que eso no le serviría más al gato negro en un futuro y prefirió quedárselo él.

—Gracias Plagg por ser de los seres que no me han tratado como un objeto— murmuro Adrien para en eso pequeñas lagrimas salir de sus ojos esmeralda.

Algún día despertaría de la crisálida como alguien fuerte, que ya no sería manso... si no de la forma más salvaje de su ser, lo que la destrucción debería de ser.

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