𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐔𝐍𝐎
◆▕  Beso «fallido» de amor.

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Las historias solo eran eso, historias.

Pero Rhysand estaba empeñado en conseguir un beso de la princesa, aunque esta le arrojara calabazas en vez de estrellas. Vreea era la elegida, pero como siempre, su hermana menor le advirtió, en cambio, Cassian y Azriel, solamente se dedicaron a observar la nueva pelea que ambos generaban en pleno salón. Y agradecían internamente al no ver al Alto Lord o a la mujer de este, sino sería un buen espectáculo.

──Solamente es un beso ──susurró Rhys mientras la miraba embelesado.  

La joven negó, enojada.

──Vreea ──le llamó con impaciencia.

── ¿Cómo se dice, Rhys? ──le preguntó divertida. 

Él resoplo. Vreea era la mujer más difícil de toda la corte, sin embargo, uno de los ilirios se había acercado a ella alterando los nervios de Rhysand hasta el punto de sentir sus propias garras sobresalir de debajo de sus uñas, lastimándolo, o al menos hasta que los labios de ella conectaron de una forma veraz con los de su amado hermano. «Cassian besaba sus labios con impaciencia, deteniendo sus manos a cada lado del rostro de la mujer que hace unos minutos le había dicho que no al hijo del Alto Lord; enredando sus dedos en sus hebras violáceas, dejando que sus bocas provocaran un estruendo por el reciente descubrimiento». Ambos jovenes se separaron poco después, encontrándose a un Azriel cruzado de brazos. 

──Lo hiciste enojar. Ahora estará insoportable.

La joven mestiza sonrió.

──Al contrario, acabo de tocarle el orgullo. 

Ambos ilirios no lo negaron, aunque ellos reconocían los problemas cuando lo veían. 

──Bueno, ¿qué tal lo hice? ──respondió Cassian al final, mientras tomaba la mano de Vreea, sonriendo, y esperando su respuesta. 

──Perfecto. Ahora dejemos que el niño muerda un rato el anzuelo, ya caerá en cuenta de la broma. 

──Solo rezo al Caldero porque no me incluya en sus suposiciones ──susurró Azriel, quien ahora estaba echado en el sillón, con los ojos cerrados. 

──No es tan tonto, ¿verdad?

Cassian mostró una sonrisa torcida.

──No tienes ni idea de cuanto.

──Genial, celos de uno ilyrio promiscuo ──se lamentó la mestiza con dramatización.

O tal vez, demasiadas emociones encontradas en un día.

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No. Cassian no podía besar a la única mujer que tenía como interés amoroso. «Fallido». Intentó mantener la decencia, pero las horas habían pasado desde la última vez que se habían conocido en los entrenamientos, donde ella había estado toda la tarde con Azriel, agarrándose de las manos, jugando con sus dedos e incluso regalándose miradas cortas que significaban un hermoso conflicto de malas palabras que saldrían de su despreciable boca si volvía a ver una escena así. Merecía enseñarle una lección. ¿Pero que haría? ¿Escribirle una carta con la firma de un autor anónimo que desea desvestirla con la mirada envuelta en sus aterciopeladas sábanas de seda que cubren su cuerpo desnudo? Obviamente, no era una gran idea, pero eso dejaría expuesto su posición al observarla cuando duerme, lo cual se estaba volviendo un mal hábito. 

── ¿Así que ya descubriste la palabra mágica? 

Una voz femenina le hizo voltearse, estaba al borde del gran ventanal, dejando en claro que si debía saltar, lo haría. Sin embargo, descarto el momento de darle un susto, recordando lo que había pasado hace unas semanas, desde ahí, prometió no causarle ningún malestar de muerte o sufriría alguna especie de maldición por parte de ella. 

──No.

Vreea le sonrió, divertida.

──Claro, como tu madre no te la exige, no la necesitas. 

Entonces unos pequeños recuerdos inundaron su mente, «Vreea arrodillándose junto a su madre; una niña hermosa pidiéndole si por favor podía alcanzarle el listón rojo que estaba atorado en el árbol, dejándole así las mejillas sonrojadas por la vergüenza». Rhysand quiso maldecir a su mente tan vaga por aportarle la información de forma tan lenta.

──Por favor, Vreea ──susurró intentándolo de nuevo. 

La muchacha se acercó lentamente a él, paso sus brazos alrededor de su cuello, aferrándose al crecimiento de su oscuro cabello, para luego presionar con dulzura un beso en su mejilla, dejando atónito al ilyrio que se planteó en dos segundos sobre que tal vez debió especificar el lugar donde quería el beso. ¡Maldita sea! Nunca lograba conseguir lo que quería como le correspondía. Vreea lo engañaba, se besaba a sus amigos e incluso se... ¿Qué había ocurrido con Azriel? ¿Ellos no se la pasaron toda la tarde jugando a las miraditas por nada, o si? Rhysand tendría un colapso pronto, sin embargo, Vreea rio mostrando su mejor sonrisa.

──Hasta mañana, Rhys ──saludó ella, retirándose de su lado, alargando su distancia.

Espera, ¿qué? ¡No merecía quedarse con la duda!

── ¿Te divertiste con Azriel? ──preguntó enfadado, casi inconforme por haber recibido un miserable probada de nada. 

──Oh si, entrenar con él es un calvario, pero admito que necesitaba que alguien me recordara que merezco un plato vacío. 

«No, era mentira», Vreea merecía mucho más que un cielo estrellado, o alguna bolsa de dinero que contenía menos de lo asegurado, y eso solamente hacía que Rhysand se levantara a contemplarla todas las mañanas, aunque provocara sentimientos en él que eran difíciles de ocultar. 

──Vreea...

Pero ella había vuelto a desaparecer, otra vez.

❘ .ೃ࿔⋆  Publicación: 12/2/2023.
❘ .ೃ࿔⋆ Correcciones: No.
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