Aventureros del Reino Draconico

El reino Draconico era un reino de tamaño pequeño comparado con otros paises de la region, su fuerza era muy reducida y en comparación con otros paises ellos no tenían la ventaja de tener defensas contra paises no humanos, en este caso tenían un enorme problema con el pais de los Hombres Bestia.

Constantemente tenían incursiones para tomar alimentos, en este caso la población humana que encontraban en su camino, pero lo que al principio fueron incursiones menores pronto se convirtieron en una invasión total, tomando ciudades enteras y devorando a toda la población civil.

En una de las múltiples ciudades que había en ese reino se podía ver a los soldados humanos y aventureros preparándose para resistir de nuevo una de las acostumbradas incursiones en la ciudad, la población que antes llegaba hasta 8.000 habitantes se redujo a la mitad y tuvieron que evacuar a las mujeres y niños de menos de 15 años.

El ejercito no humano veía como a lo lejos se podía ver a su cena intentando protegerse, los hombres bestia eran en su mayoría un hibrido de un humano y algún animal salvaje, en este caso abundaban los animales depredadores, pero también se podían ver otras razas, como minotauros y ciclopes que se habían enlisado en el ejercito.

EL día estaba nublado y una tormenta estaba por cubrir toda la region, los hombres bestia no tenían problemas, pero los defensores estaban tramando de que el agua no arruinara sus ancorcas, los magos que se habían quedado trataron de conjurar hechizos pero nada los preparaba para lo que venia.

Las fuerzas de combate eran de 6.0000 hombres bestia contra un grupo de apenas 3.000 milicianos y apenas 500 soldados entrenados, además de un par de grupos de aventureros, la batalla estaba perdida y solamente tenían la esperanza de resistir hasta la llegada de los refuerzos de la capital.

Entre los grupos de aventureros se encontraba uno que apenas consistía en un dos personas, ellos dos se pasaron la noche ayudando a levantar muros de roca y tratando de organizar a los civiles armados para que resistieran mejor el combate, sabian que al final del día solamente quedarían muertos en esa ciudad y ellos dos.

Scarlet: ¿Qué planeas hacer ahora? estamos en esta ciudad y pudimos habernos ido desde hace dos días —La joven estaba observando el campamento de los hombres bestia, podía oler la sangre del campo de batalla desde donde se encontraban  sobre la muralla de tres metros de altura—

Razvan: piensa esto Scarlet, miedo, desesperación y caos, todo esta preparado para nosotros, llame a Morgana para que traiga a su tribu y sus guerreros —Su rosto mostraba una pequeña sonrisa mientras creaba un arco y una flecha de energia roja— una chispa y todo explotara, los jinetes nómadas de Mordor pacificaran el caos y darán una nueva extensión a nuestro imperio

Soltó la cuerda y la flecha viajo por el aire, brillo en la oscuridad y se encendió con las llamad del odio, el fuego carmesí cubrió el proyectil por completo, cuando llego al campamento atravesó por completo el cuerpo de uno de los soldados y este se encendió en llamas hasta que se consumió por completo.

Los altos mandos estaban mirando lo que sucedía y se preguntaban que los mantenía en ese lugar, estaban perdidos y estaban seguros de que la reina no contaba con los hombres suficientes para mantener un sitio por mas de tres días y la ciudad mas cercana estaba a dos días a caballo.

Los hombres bestia se prepararon para luchar contra los humanos y a la orden de su comandante corrieron contra la fortaleza, las flechas humanas fueron lanzadas y aunque lograron causar algunas bajas muchos de los hombres bestia lograron alcanzar la muralla y debido a su gran agilidad lograron saltar sobre la muralla.

Los humanos estaban peleando con todas sus fuerzas pero solo estaban conteniendo la primera oleada, parecía un enjambre que corría en su contra los arqueros disparaban a todas las direcciones donde vieran las grandes oleadas de enemigos, la infantería intentaba retener a los hombres bestia pero sus habilidades se veían superadas con rapidez.

Razvan tenia en su mano un sable curveado de metal negro con el que cortaba a cualquiera que se le acercara, su velocidad era difícil de seguir para los hombres bestia quienes intentaron cortarlo con sus garras, pero cuando lograban conectar golpes era como intentar mover una montaña.

Su posición estática era frente a la puerta para impedir que pudieran abrirla para que entrara el enemigo, las artes marciales de los hombres bestia le preocupaban al comienzo, pero en este punto convergían todos los hombres bestia que lograban entrar por lo que tenia una gran cantidad de oponentes para practicar.

Razvan: se los hare mas fácil ¡Que venga todo su ejercito contra mi! —Un hombre bestia que era un hibrido león camino entre los soldados semi humanos y miro al humano— ¿Tu eres el líder de estos idiotas? esperaba algo mas impresionante

???: palabras muy fuertes de un simple aperitivo —El humanoide estaba vestido con un taparrabos sencillo y tenia una gran espada que media fácilmente dos metros de largo— nadie lo toque, este idiota solo será devorado por mi

El hombre levanto su espada mientras veía a los humanos retroceder con miedo al reconocer a uno de los grandes lideres del pais del hombre bestia, era conocido por su inmenso poder y haber tomado una fortaleza con un puñado de sus soldados, solo esperaban que sus muertes fueran rápidas e indoloras.

Pero el arrogante guerrero solamente se rio del hombre león de dos metros y movió su sable a una gran velocidad, corto la carne del pecho de su oponente y con un corte profundo en una de las piernas del humanoide lo obligo a arrodillarse por el corte en su tendón, sosteniéndose de su espada.

Razvan: ustedes son todos iguales, me recuerdan a los licántropos, todos esperando comerme y subestimando mi fuerza —Le dio una patada en el pecho y lo derribo, cortando con su sable el brazo con el que intento utilizar su espada— este mundo se trata de comer o ser comido

Sobre su cabeza emergieron un par de orejas de lobo negras como la noche y una cola de la misma especie, sus dientes se afilaron y un aura roja rodeo su cuerpo, a sus espaldas apareció Eris, la niña estaba sonriendo con diversión mientras veía a los soldados correr contra Razvan para salvar a su líder.

Eris: no te preocupes Razvan, Eris se encargara de esas pestes —La aparentemente frágil niña corrió contra las fieras humanoides, pero en ese momento donde todos esperaban ver una masacre contra la niña lo que vieron dejo a los humanos con la boca abierta—

La niña corrió entre esos monstruos, usando sus propias manos para matar a sus enemigos, sangre, viseras y los restos de los soldados invasores, la fuerza física de Eris era enorme y cuando estaban por atraparla siempre utilizaba magia para transportarse tras algún otro oponente para poder romperle el cuello.

Razvan: me dijiste que me devorarías, que era una pulga —Camino hasta quedar sobre el cuerpo de su enemigo y una sonrisa lobuna se apodero de su cara— que deliciosa es la ironía y espero que tu también

Los hombres vieron como el hombre de cabello negro usaba sus manos como su fueran cuchillos, abriendo el pecho de su enemigo, introduciendo sus manos y sacando el corazón para arrojarlo a un lado, tardo un par de minutos pero al final corto la cabeza de su enemigo, levantándola en alto para que todos lo vieran.

Razvan: ¡Quien tenga el valor de defender sus hogares y vidas venga conmigo! ¡Que los cobardes se larguen! ¡Son solo estorbos! —Su voz fue escuchada por todos los soldados cercanos y los que aun tenían la capacidad de luchar corrieron tras él aventurero de rango plata para luchar en la muralla—

Los soldados se sintieron muy motivados al ser dirigidos por ese aventurero, uno de ellos tomo la cabeza del hombre bestia y la coloco sobre una pica, todos los soldados pronto escucharon como los dos aventureros del grupo llamado "Jauría Carmesí" estaban aniquilando al enemigo y redoblaron sus esfuerzos en la batalla.

Scarlet se divertía mucho, corriendo por los alrededores de la mura cortando con sus Katanas a los invasores, era rapida como un trueno y antes de que se dieran cuenta sus cabezas estaban en el piso, era rapida como solo ella podía ser y se emocionaba mucho ante cada oponente que la enfrentaba.

Lo que parecía ser una batalla fácil de ganar para los Hombres Bestia se convirtió en un evento el cual no podrían ganar con su simple fuerza, los humanos estaban reparando los daños y cuando pensaron que matando al líder de las tropas ganarían apareció un nuevo líder.

Pudieron ver cómo catapultas lanzaban las cabezas decapitadas de sus enemigos a su campamento, sobre las murallas vieron la cabeza de algunos de sus compañeros y para terminar de herir su orgullo vieron como una cabeza de león humanoide se encontraba clavada sobre una larga pica, a la vista de todos.

Razvan estaba organizando a las tropas de nuevo cuando los ataques en oleada se detuvieron, tenía pocas tropas competentes en esos momentos por lo que si quería ganar prestigió debería hacerlos prevalecer hasta la victoria o al menos hasta que Morgana llegará con sus tropas.

Del lado invasor había una gran cólera esparcida por todas partes, todos los soldados vieron como uno de sus grandes líderes pereció a manos de los humanos, era un acto imperdonable y harían a la ciudad pagar por ese crimen en su contra con la sangre de todos sus ciudadanos.

Pero había había un tercer bando llegando a la escena, el terreno donde se desarrollaba la batalla era una gran llanura casi desértica, por lo que la movilización de cualquier ejército atraería la atención de cualquier debido al levantamiento del polvo.

Desde la lejanía se podía ver cómo una gran nube de polvo se levantaba desde el sur, era como un torbellino que se acercaba a gran velocidad, viéndose más de cerca se podía ver cómo un grupo de jinetes cabalgaba en la llanura, pero no eran jinetes normales los que estaban llegando.

Aquellas misteriosos figuras llevaban encima una armadura ligera de escamas de un metal negro con recubrimiento de cuero, debajo llevaban una camisa de seda y sus armamento principales eran los sables, arcos y flechas.

Eran hombres de piel pálida, casi como si estuvieran muertos, sus caballos eran negros como el carbón y sus cuerpos emitían humo negro, sus ojos eran como carbones ardientes y el sonido de su respiración eran como pequeños gritos, estaban cubiertos por armaduras de metal gris y negro.

Era una ora que quizás apenas llegaría a los 5.000 soldados, se detuvieron en una pequeña colina que les permitiría observaron el territorio, todos los soldados hablaban en un idioma desconocido para la gente de ese continente y era imposible entenderlos.

A la cabeza se encontraba Morgana, vestida con su ropa típica, pero sobre ella llevaba una armadura como la de los soldados, con la única diferencia que sobre su casco había un pequeño penacho de plumas de cuervo y tenia una granja roja carmesí.

Morgana: mi señor Razvan a ordenado que la incursión sea rápida, a dicho que este día en la nación del Hombre Bestia lloraran las futuras viudas y huérfanos —La hechicera bajo de su montura y observó a sus oficiales— cumplan la orden, dejen saber que Mordor no bromea y que repetiremos la masacre en cada ciudad que se resiste

???: Cómo nuestra señora ordene, que inicié la batalla —Los jinetes con las armaduras más pesadas y que tenían un par de sables en la espalda emprendieron la primera línea de ataque—

En el campamento de los Hombres Bestia había una situación de confusión con la llegada de los extraños jinetes de esas criaturas de pesadilla, en todas sus incursiones al reino Dragonico solamente durante los primeros años enfrentaron caballeros a caballo, pero en la actualidad supusieron que habían perdido la capacidad de entrenar al jinete y sus monturas.

General HB: Esto debe ser el último remanente de las fuerzas de Draudillon Oriculus —Miro a lo lejos y vio como dos columnas de caballería se acercan a ellos— ¡Nos están enviando comida! ¡Deberían agradecerle a la reina el banquete que nos daremos con sus caballos y sus hombres

Los hombres bestia se prepararon para luchar y tomaron sus armas para luchar, muchos utilizaban mazos y hachas, por lo que esperaban a qué los jinetes se acercaron los suficientes, solamente tenían que resistir el primer ataque y todo habría terminado.

Se prepararon para la batalla y vieron como las líneas principales se expandían para crear una formación de media luna, pero cuando estaban a menos de cien metros la caballería tomo sus arcos y moviéndose por los flancos dispararon una lluvia de flechas que acribilló a todos los soldados de primera línea y a los que protegían los flancos.

Los jinetes entonces entraron a la batalla, tomando dos sables de sus espaldas entraron a las desordenadas filas enemigas, el afilado metal cortaba la piel de sus enemigos y la sangre cubrió la tierra de color carmesí, marcando la llegada de las tropas a caballo de Mordor.

Desde la ciudad los soldados del reino Dragonico solamente podían ver cómo los misteriosos soldados a caballo llegaban a la escena, pero mientras estaba sucediendo eso vieron como el ejército de dividía, 3.000 hombres bestia atacaron la ciudad y el resto mantendría alejada a la caballería.

En la ciudad todo era un caos, muchos comandantes murieron y los únicos que sobrevivieron no tenían la fuerza para estar de pie, los soldados eran dirigidos por oficiales menores, carentes de experiencia y poco motivados, pero en ese momento apareció la figura del aventurero de cabello negro.

Razvan: ¡Espero que desayunaran! ¡Porqué ahora nos tocará cenar en el infierno! —Scarlet y Eris sonrieron mientras se adelantaban a la primera fila para repeler a los invasores— ¡Arqueros! ¡Disparen apenas entren en rango!

Scarlet: ¡Calienten arena y agua! Traigan todo lo que puedan arrojarle a los desgraciados —La joven vio como se acercaba un enjambre de esas criaturas y apretó su agarre sobre sus espadas— estoy tan emocionada

Eris: Eris tiene que hacer algunas cosas, vuelve en dos minutos —Ella bajo a toda velocidad de la muralla y se llevó con ella a un grupo de hombres con palas, quienes no entendían que queria la niña— ¡Hagan un agujero aquí!

Los hombres la obedecieron sin decir nada más, se pudieron a trabajar a toda prisa haciendo un foso en la entrada, tardarían más tiempo de no ser porque la niña entro y ayudó para que hicieran un gran agujero en el piso, de tres metros de profundidad, cuatro metros de largo y tres de gancho, al final ella misma creo puntas de roca afilada en el fondo del pozo.

En las orillas de la fortaleza los hombres bestia estaban llegando a la mírala, los arqueros estaban gastando todas sus flechas, los invasores estaban subiendo por la muralla pero eran recibidos por calderos de agua hirviendo y arena caliente, además de que arrojaban abrojos y vidrios rotos para intentar alentar su lado.

Cada vez que llevaba alguien a la cumbre de la muralla eran recibidos por Razvan en el centro, quien los quemaba con el fuego del odió, Scarlet decapitaba a quien se moviera cerca de ella y Eris tomo un gran martillo, con el que decía que estaba jugando a pegarle a topo, aplastando las cabezas de sus enemigos.

Los enemigos entraron a la ciudad por la puerta principal, pero cuando querían avanzar varios murieron al caer en el gran pozo cubierto de espinas, mientras que los arqueros y Ballesteros disparaban a la entrada para evitar que pudieran entrar.

En el exterior los jinetes con sables estaban en retirada, con los hombres bestia pisando sus talones, los semi humanos estaban llenos de cólera y solo esperaban alcanzar a los jinetes para hacerlos pedazos, ignorando que estaban acercándose a una fuerza mucho mayor.

Morgana: diez de nosotros atacan como un rayo, cientos de nosotros destruirían sus corazones, miles de nosotros destruirían todo y diez mil de nosotros les llevarán la ira del cielo —Sus ojos brillaron y ella se levantó de su caballo para crear un arco de energía negra— ¡Fuego a discreción!

Su voz fue escuchada por todas sus fuerzas, los jinetes tomaron sus arcos y al tensar las cuerdas una flecha de energía negra apareció en cada arco, cuando soltaron las cuerdas las flechas fueron disparadas, estás se dispersaron y se dividieron en más flechas, siendo tantas que oscurecieron el cielo.

La lluvia diezmo al ejercito que estaba acercándose a ellos, las flechas negras atravesaron la carne y armaduras de los hombres bestia, de inmediato los jinetes tomaron la iniciativa y avanzaron contra sus enemigos, disparaban a todo galope y daban media vuelta antes de volver a atacar.

Los hombres bestia estaban siendo pulverizados por el ejercito de Morgana, por lo que esa fracción emprendió la retirada, pero los jinetes de armadura negra comenzaron a avanzar contra el ejercito en retirada para terminar con todo, estaban allí con una sola meta y era eliminar a todo el ejercito que ataco la ciudad donde estaba su señor. 

Razvan: hora de atacar con toda tu fuerza Scarlet —La mujer sonrió y salto de la muralla directo a la multitud de los hombres bestia, todos creían que era un suicidio, hasta que vieron como su cuerpo cambiaba—

Su forma humanoide cambio por la de un gran lobo de cabello gris, la monstruosa criatura debería medir al menos 1.80 metros alto, el pelaje estaba erizado y mostraba sus afilados colmillos, sus ojos plateados brillaban y al caer lo hizo sobre el cuerpo de un hombre bestia, al cual le arranco la cabeza con sus fauces.

Razvan: creo que me tengo que ir, no dejen que nadie suba por aquí —Miro al soldado a su lado y despues salto al vacío sosteniendo dos espadas de energia carmesí— 

Cuando lo hizo comenzó la masacre, cortaba a quien se interpusiera en su camino y los cuerpos se incendiaban, Eris salto tras él aferrándose a su cuello como una mochila, sus ojos brillaron de un intenso color rojo y su cuerpo se transformo en energia, la cual fue absorbida por Razvan.

En ese momento el hombre de cabello negro golpeo la tierra, la fuerza del golpe hizo que los muros se estremecieran como un terremoto y los hombres bestia comenzaron a retroceder al verse en desventaja, la retirada fue penosa debido a que fueron derrotados por los humanos que se suponía serian su alimento y fue seguida de una masacre.

Los jinetes persiguieron lo que quedaba del ejercito de hombres bestia, dispararon sus flechas y solo se detuvieron cuando el ultimo soldado dejo de respirar, su marcha se detuvo justo frente a otra ciudad que había sido conquistada semanas atrás, Morgana miro la ciudad y sonrió bajo su mascara ante su plan a futuro.

Corte del Reino Draconico, un día despues de la batalla

La reina Draudillon Oricalcos estaba mirando los informes en su mesa, en su mayoría aviso de que una ciudad mas se había perdido, de generales solicitando refuerzos y avisando en pocas ocasiones que lograron contener el avance de los hombres bestia, aunque fuera por poco tiempo.

Estaba leyendo cartas y reportes cuando la puerta se abrió repentinamente y mostro al primer ministro con un reporte en la mano, su respiración era rapida y su rostro normalmente pálido se mostraba enrojecido por la sorpresa y la prisa por entregar la carta enviada por una ciudad fronteriza.

Draudillon: si es para decirme que perdimos otra ciudad prefiero no escucharlo ahora, tengo ya muchos problemas, si se trata Cerebrate dile que estoy tomando una siesta o algo —Estaba demasiado cansado como para escuchar a ese lolicon hablarle y verla con lujuria en su forma de niña—

Primer ministro: es algo mucho más importante, tiene que léelo por usted misma para creerlo —Le mostro un pergamino y la mujer lo tono de inmediato para saber que sucedía—

Observó el contenido, leyó con atención cada detalle y cuando terminó de leer soltó el pergamino en la mesa, se sentó sujetando su rostro, estaba riendo por el ataque de nervios y la incapacidad de saber cómo reaccionar, en resumen, la carta le daba aviso de que el ejército que atacó la ciudad acababa de ser destruido por un grupo de jinetes desconocidos y lograron mantener el frente de batalla gracias a un grupo de aventureros.

Si era verdad, significaba que su reino tenía una nueva luz de esperanza para sobrevivir, pero ahora tenía que ser precavida, nunca escucho de esos aventureros y le parecía muy extraña la descripción de esos jinetes, tendría que ser cuidadosa y jugar bien sus cartas, había algo muy extraño detrás de esa gente de gran poder que no le hacía confiar en ellos.

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