❥ Jungkook y Jimin II

...

En los últimos días no han dejado de sonar rumores sobre nosotros dos.

«Yo los vi juntos, ¡casi se besan!».

«Jimin le hizo galletas y él las comió como si hubiese probado el manjar de su vida».

«Todas las mañanas los veo salir de la casa de Jeon. Él incluso le hace el almuerzo».

«¡Son novios, no hay dudas!».

Nadie sabía con exactitud qué pasaba entre nosotros dos. Lo cierto es que no dejaban de asumir la relación que teníamos. Incluso se decía que hasta vivíamos juntos. 

Terrorífico, por cierto.

Miré a Jimin, quién caminaba a mi lado con el ceño fruncido y un semblante bastante molesto por las cosas que susurraban a nuestro alrededor. 

Quería decirle algo... tal vez un simple "sólo hay que ignorarlos", pero de solo ver su rostro me daba terror que tuviese un ataque de ira. 

Jimin abrió la puerta del salón y cuando ambos ingresamos las voces que llenaban el lugar se disiparon concentrándose en nosotros. 

Al principio pensé que iban a quedarse en silencio, tal como siempre hacían, pero en el momento en que vi a uno del fondo levantarse supe que todo se iría al carajo. 

—¡Llegaron los novios! —gritó de manera escandalosa haciendo que Jimin se pusiera pálido de golpe y el resto de mis compañeros empezaran a aplaudir. 

El pequeño rubio no dudó en arremeter contra el gracioso que decidió molestarnos a primera hora de la mañana, pero lo tomé con delicadeza de la cintura para evitar que le diera el golpe de su vida a ese idiota. 

—No vale la pena —le susurré intentando contenerlo. 

—¿Que no vale la pena? —preguntó entre dientes—. El golpe que le voy a dar va a hacer que valga la pena completamente.

Un forcejeo comenzó entre nosotros dos. Jimin luchaba por ir a golpear a nuestro compañero y yo trataba de evitarlo. Estuvimos así hasta que una voz firme y segura llamó nuestra atención logrando que ambos nos detuviéramos de inmediato.

—¡Necesito hablar con ustedes dos! —soltó Taehyung a nuestras espaldas—. Y es importante. 

La manera en la que recalcó las últimas palabras me provocó un intenso dolor de estómago. 

Esto claramente no era bueno. 

Al principio tuve ganas de negarme y comenzar a llorar. La manera tosca y sin ninguna pizca de gracia en que Taehyung nos había llamado me daba a entender que no nos contaría ninguna broma. Pero no tuvimos opción y solo lo seguimos. 

Él iba delante de nosotros, caminando con elegancia y seguridad. Tal vez eso era lo que me fascinaba de él, lo increíblemente excéntrico que podía ser. 

Durante el camino no pronunció ni una sola palabra, sino que se mantuvo en silencio logrando que yo sintiese que me iba a desmayar en cualquier momento. 

Ver a Taehyung tan serio no era una buena señal. 

Pero una vez llegamos a un salón vacío, nos llevamos la sorpresa de que Namjoon nos estaba esperando allí también.

¿Qué significaba esto?

Taehyung se acercó a la ventana y se puso a mirar el paisaje de manera dramática, logrando que Jimin y yo nos miráramos extrañados. No comprendíamos qué estaba pasando. 

—¿Qué le pasa? —le pregunté a Jimin en voz baja mientras me inclinaba más cerca de él. 

—Ni idea —contestó el rubio con voz suave. 

—Jeon Jungkook —llamó el colorado haciendo que me exaltara de inmediato.

—¡Sí! ¡Soy yo! —respondí de forma torpe y él me miró de la forma más desafiante posible. Se acercó hasta mí logrando que retrocediera unos pequeños pasos. Para mi sorpresa, segundos después me hizo una reverencia completa.

—¡POR FAVOR, CUIDA DE JIMIN! —soltó con voz firme y segura haciendo que mi presión sanguínea terminará casi bajo tierra. 

—¡¿QUÉ?! —exclamé aterrado. 

—¡JIMIN ES MI MEJOR AMIGO! ¡POR FAVOR, CUÍDALO Y HAZLO MUY FELIZ!

—Taehyung, qué cosas dices —intervino Jimin totalmente sonrojado mirando a Namjoon, quién se acomodaba las gafas de manera juguetona.

—¡Los felicito! —agregó mi mejor amigo dando unos pequeños aplausos que casi provocan la muerte del rubio que estaba a mi lado—. Hacen una hermosa pareja. 

Ellos creen que nosotros dos...

—¡Ahora que lo pienso, tiene muchísimo sentido! —Una tercera voz nos agarró de sorpresa—. ¡Pasan tanto tiempo juntos que es lógico que se hayan enamorado!

Miré a nuestras espaldas y Jung Hoseok se encontraba allí también. 

¿Esto es una emboscada? 

Jimin estaba pálido, tanto que su pelo y su piel se habían igualado en tono. 

—¡En serio, hacen una pareja sumamente tierna! —afirmó Namjoon, y al escuchar eso tuve que estirar mis manos para detener la caída de Jimin.

—¡Dios, no te vayas a morir! —le pedí al rubio, que parecía estar en un completo shock emocional. 

—Jungkook —llamó mi atención Taehyung, a quien inmediatamente miré—. Haces llorar a Jimin y te voy a arrancar las bolas, ¿me entiendes? 

Mierda... ¿Qué se responde a eso? 

...

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Estábamos frente a frente en la cafetería más cercana al instituto. Apenas habíamos podido escapar de la emboscada de nuestros amigos y ni siquiera habíamos negado sus comentarios. 

Tanto él como yo estábamos en shock. ¿Cómo es que habíamos llegado a ese punto? ¿Cómo habíamos permitido que pensaran que éramos pareja?

—Ellos creen que estamos juntos —susurró con un hilo de voz el chico frente a mí. 

—Lo siento por eso —me disculpé suavemente—. Esto es mi culpa. Tú lo dijiste... vivo en tu casa, te visito sin tu permiso. Eso los llevó a malinterpretar nuestra relación.

Jungkook se acomodó en su asiento y ni siquiera pudo negar mis palabras. 

—Jimin, no... 

—Es que se siente como estar en casa —expliqué con una pequeña sonrisa—. ¿Sabes? Yo no tengo una buena relación con mis padres. Tan mala es que, cuando les dije que quería vivir solo, ellos consiguieron un departamento para mí inmediatamente. Nunca les importé, siempre estuve solo. —Suspiré dramáticamente—. Ir a visitarte e incluso pasar tiempo contigo y con tu hermano me hacía sentir, no lo sé, acompañado.

Jungkook tragó saliva y negó con delicadeza.

—Sabes que puedes ir siempre que puedas. Seokjin adora que vayas a visitarnos —explicó con rapidez y yo solo pude sonreír. 

—Las galletas del otro día estaban saladas —recordé cambiando de tema—. Las probé cuando llegué a casa, me mentiste para hacerme sentir mejor. 

—No, a mí sí me gustaron —confirmó de manera torpe—. No fueron las mejores galletas que probé en mi vida, pero estaban bien.

—¡Eran espantosas! —aseguré riendo—. Nunca en mi vida probé algo tan feo, y tú te las comiste todas.

—Es que a mí sí me gustaron —repitió abriendo sus ojos ampliamente—. Y estoy seguro de que a Namjoon también le hubieran gustado. 

Namjoon... 

—Últimamente no puedo dejar de pensar en él y en Taehyung —confesé con una pequeña mueca—. ¿Tú te pones nervioso frente a él?

—¿Frente a Taehyung? —cuestionó y yo asentí en respuesta—. Bastante. Debo decir que incluso me tiemblan las piernas cuando estoy cerca de él.

—A mí también me sucede. —Suspiré y me apoyé en la mesa—. No entiendo... cómo es que no se dan cuenta de lo que nos sucede con ellos. Se siente frustrante. 

—Lo es. 

—Me saca de quicio pensar que por más que me esfuerce Namjoon, él no entenderá mis indirectas —expliqué con enojo—. Quiero que se dé cuenta de lo que me sucede, pero mientras más lo intento, más fallo. Ya me cansé de ello. 

Jungkook prestaba atención a cada una de mis quejas. 

—No te rindas. Seguramente pronto se dé cuenta —aseguró con una pequeña sonrisa y yo negué. 

—No se dará cuenta hasta que no se lo diga, así que lo haré mañana mismo —avisé con un suspiro—. Es de la única manera en la que acabarán los malentendidos.

—¿Qué? —soltó con un hilo de voz. 

—Le voy a confesar mis sentimientos. Se los diré y podremos concentrarnos en ayudarte con Taehyung. —Sonreí y él pestañeó sin entender demasiado—. Vamos Gguks, estoy seguro que será lo mejor para todos. De esa manera te liberarás rápido de mí y volveremos a ser solo compañeros de clases y vecinos. 

Me levanté sonriendo de la mesa, pero él parecía desorientado. 

—¿Quieres eso? —preguntó frunciendo el ceño—. ¿Quieres solo volver a ser compañeros de clase y vecinos? 

—Es lo que somos, ¿no?

—No entiendo este cambio tan repentino de actitud. ¿De la nada quieres que deje de ser tu perro? —cuestionó con molestia—. ¿Y eso por qué? ¿Qué hice mal para que quieras cortar nuestros lazos? 

—Nada, solo que... ya no quiero seguir arruinando tus oportunidades con Taehyung. —Tragué saliva—. Me iré a casa, ¿vienes o te quedas? 

Jungkook frunció el ceño y yo noté que no solo se encontraba molesto, sino que también confundido. Así que simplemente me despedí con una pequeña reverencia y me marché de la cafetería. 

No me gustaba mi propio plan, pero sabía que si seguíamos posponiendo mi confesión a Namjoon, lo único que lograríamos es que todos siguieran pensando que éramos novios y eso solo provocaría que las oportunidades de Jungkook con Taehyung se redujeran. 

Pero mañana todo acabaría cuando por fin le dijera todo a Namjoon. 

...

...

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—No es que no me guste la comida enlatada, pero ¿en serio vamos a desayunar esto? —cuestionó mi hermano mayor. 

Sin dudar lo fulminé con la mirada. No me encontraba de humor y mucho menos para cocinar. 

—Solo come eso, Seokjin —señalé sin ganas—. Cuando vuelva del instituto te haré algo mejor. 

Mi hermano asintió y se llevó a la boca el jamón enlatado.

—¿Dónde está Jimin? —preguntó cambiando de tema—. Ya debería haber llegado para desayunar... ¿Acaso no lo despertaste? 

Miré hacia el ventanal que mostraba el gran edificio donde vivía Jimin y simplemente me encogí de hombros.

—No lo sé, tal vez sí se quedó dormido.

—¿Acaso se pelearon? —cuestionó preocupado mi hermano mayor—. Estás de mal humor desde anoche. 

Negué sin decir una sola palabra y abrí la arrocera con la intención de depositar el arroz sobrante de mi tazón, pero al ver la cantidad excesiva que había hecho logré ponerme de un humor aún peor. 

¿Por qué creí que vendría a desayunar con nosotros? Incluso me eliminó de sus amigos en todas sus redes sociales. 

Niño idiota, ¿en serio se cree que está en el derecho de deshacerse de mí solo por un rumor? Mocoso egoísta. 

Me levanté de la mesa y caminé hasta mi habitación para terminar de arreglarme e ir al instituto. 

Claramente hoy no iba a ser un buen día. Ni siquiera sé por qué me molesta su cambio tan repentino. Después de todo, significa menos trabajo para mí. 

El camino al instituto fue más rápido de lo que había sido este último mes al lado de Jimin. 

Tal vez por lo que es tan chiquito me demoro más en caminar, ¿no?

Agh, tengo que dejar de pensar en él.

Aun así se siente solitario estar sin Jimin. Generalmente él hablaba todo el camino al instituto acerca de cosas sin sentido, y ya me había acostumbrado a ello. 

¿Se habrá quedado dormido? ¿Y si lo llamo

Saqué mi teléfono mientras recorría los pasillos y antes de poder marcar su número me choqué con alguien. 

Justo como la primera vez. 

Su rostro dió de lleno en mi pecho, pero esta vez lo sostuve y no pude evitar sonreír.

¿Por qué me alegraba tanto verlo? 

—Hola —saludé.  

Pero él solo hizo una mueca y se alejó de mí para seguir con su camino. 

¿En serio iba a seguir con ese plan de ignorarme? ¿Así es como me va a ayudar con Taehyung?

Vaya plan. 

Suspiré y seguí de largo para llegar a nuestra aula, pero cuando ingresé no pude evitar fruncir el ceño al notar a todos amotinados en un rincón. 

—Es Jungkook —susurró una de mis compañeras.

—¡Amigo! —habló el mismo idiota que había gritado que Jimin y yo éramos novios—. Lamento tanto el malentendido entre tú y Jimin. Nunca quise ofenderlos —comentó con una mueca. 

—¿Qué pasó? ¿Por qué te disculpas? —cuestioné extrañado, y el chico inmediatamente sonrió de manera extraña. 

—Jimin nos aclaró todo, no de una manera muy amigable si debo decir, pero sí nos dijo que tú y él no eran absolutamente nada. —Suspiró—. También nos dijo que no eres un delincuente y que al que escuche decir eso de tí le va a arrancar la cabeza. 

Oh... ¿Él hizo eso?

Honestamente no sabía qué responderle a mis compañeros, ni siquiera sabía por qué Jimin estaba haciendo eso. ¿Por qué sonaba a una despedida bastante tonta? 

—Jungkookie, ¿podemos hablar? —Miré hacia un costado y me encontré con Taehyung—. Quería pedirte disculpas por el malentendido. En verdad pensé que estaban saliendo porque en serio hacen una linda pareja. 

—¿Jimin te lo aclaró a ti también? —cuestioné un tanto molesto. 

—Sí, me dijo que tú y él nunca estarían juntos —explicó con un puchero—. Dijo «Yo nunca estaría con él. Todo es un malentendido, por favor compréndelo» —recitó con pena—. Él parecía muy serio, quería que yo entendiera eso. 

—Ya veo —contesté mirando al suelo. ¿Por qué todo esto me estaba dejando un mal sabor? 

Aish, ¿dónde se había metido ese rubiecito? 

—Jungkook, entonces me gustaría saber... —lo interrumpí.

—Luego hablamos —murmuré desanimado, y sin esperar a que me contestara volví sobre mis pasos en dirección a dónde me había topado con él. 

¿Ahora se confesaría a Namjoon? ¿Por qué estaba haciendo todo esto? ¿Por qué me molestaba tanto? 

Las palabras que me había dicho ayer por la tarde aún resonaban en mi cabeza. «Me confesaré y todo habrá terminado. Seremos solo compañeros de clase y vecinos».

Solo eso... 

Continué mi camino hasta llegar al jardín donde pude visualizarlos, tanto a él como a Namjoon. Con delicadeza me acerqué y me escondí detrás del árbol más cercano para oírlos.

—¡En serio necesito decirte esto! —soltó Jimin de manera nerviosa—. Yo... yo...

¿Justo a primera hora se iba a confesar? Si esto sale mal, el resto del día será insoportable. Niño bobo, definitivamente no sabes lo que haces. 

—Espera... creo que tengo una idea de lo que quieres decirme —lo interrumpió Namjoon—, pero necesito hacerte una pregunta primero. 

—Oh, ¿cuál?

—¿Estás saliendo con Jungkook? —preguntó mi mejor amigo.

—¿Qué? Claro que no, no hay nada entre nosotros dos —aseguró Jimin.

—¿Entonces él no te gusta en lo absoluto?

—No, solo somos vecinos —murmuró de manera tierna—. No me gusta ni nada.

—¿Lo odias?

Jimin no contestó de inmediato, sino que pensó por varios segundos su respuesta.

—¿Por qué lo odiaría? Claro que no lo hago, pero esto no tiene nada que ver. Jungkookie me preparó el arroz frito más delicioso que existe. Me cuida e incluso comió unas galletas horribles solo para hacerme sentir bien —contó, y a pesar de no estar viéndolo, podía sentir la sonrisa que tenía en su rostro, cosa que de alguna manera me hizo sentir extraño—. Él me ha acompañado y me ha dado la valentía para decirte lo que siento. ¡Me gustas Kim Namjoon! —soltó con seguridad y una pequeña sonrisa se formó en mi rostro. 

Es tan pequeño y valiente. Él es increíble.

—Entiendo —murmuró Namjoon—. Puedo entender tus sentimientos y sé lo que sientes. ¿Te acuerdas de hace un año, Jimin? Tu rostro desde entonces se ha vuelto más interesante —confesó mi mejor amigo.

—¿Más interesante? —repitió el pequeño rubio con un hilo de voz.

—Sí, cuando estás con Jungkook la expresión de tu rostro se vuelve radiante y tan fascinante que es increíble de ver. —Rió—. Kookie te hace brillar aún más Jimin, y eso lo hace porque es un chico increíble. Sé que tú también piensas eso de él, lo que te convierte en un chico sumamente maravilloso y hermoso.

—¿Yo pienso eso? —repitió Jimin asustado—. ¡Dios! ¿QUÉ DIJE? ¡NO ENTIENDO! Jungkookie no tiene nada que ver aquí. ¡Qué vergüenza! —Hizo una pausa mientras escuchaba a Namjoon reír—. ¿Mi rostro más interesante? ¡Te estoy diciendo que me gustas! 

—Lo sé, Jimin, y está bien —contestó riendo Namjoon—. Estoy seguro que podremos ser muy buenos amigos... 

Mierda...

—¡Es que te estoy diciendo que... —Se detuvo, apenas estaba procesando las palabras de mi mejor amigo—. Amigos... —repitió.

—Sí, amigos —confirmó Namjoon y antes de poder decir una palabra más el timbre sonó—. Rayos, vamos a llegar tarde a la primera clase. ¡Vamos, Jimin!

Los pasos de Namjoon sonaron, pero los del pequeño rubio no. Así que me incliné y lo observé estático en su lugar. 

Definitivamente, la respuesta de Namjoon no le había caído muy bien. 

Así que me acerqué suspirando y expresé: —Pensé que ibas a llorar. 

Jimin me miró y puso sus ojos en blanco. 

—¿Qué haces escuchando? —preguntó agachándose y recogiendo su mochila—. ¿Ahora eres chismoso?

—Honestamente, te estaba buscando —confesé—. ¿Vamos a casa? Seguro tienes hambre. Espero que, al menos anoche, hayas comido algo —solté mientras comenzaba a caminar en dirección a la salida. 

—Te estoy liberando. ¿Por qué no me dejas? ¿Por qué quieres llevarme a tu casa a comer? —cuestionó con un hilo de voz. 

—¿Liberarme de qué? No me tienes prisionero de nada, Jimin —contesté mirándolo fijamente—. No quiero ser tu perro, quiero ser tu amigo y no me importa lo que piensen los demás, no puedo dejarte. 

El rubio tragó saliva y se mordió el labio inferior con duda. 

—Sí que eres atrevido —murmuró varios segundos después—. ¿Quieres estar conmigo y no ser mi perro? Eso lo voy a decidir yo. —Frunció el ceño—. Vamos, quiero comer. 

Una sonrisa se formó en mi rostro y simplemente negué.

—Lo bueno es que aún no me haces ladrar —señalé caminando a su lado, pero él me miró y arrugó su nariz.

—No me des ideas porque te lo haré hacer —me advirtió, y esta vez no temí acercarlo para darle un pequeño abrazo. 

Fue uno pequeño, pero que me hizo sentir cosas que no pude comprender. 

...

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