― ❥ Incómodo.
...
¡Oficialmente estábamos saliendo! Y yo era el tipo más feliz del mundo. Lógicamente, después de mi cumpleaños muchísimas cosas cambiaron, ahora éramos "algo más que solo amigos".
Prácticamente vivíamos juntos, y huíamos de nuestros hermanos para tener más privacidad. Cosa que —claramente— no funcionaba porque esta gente tenía un problema con darnos nuestro propio espacio.
Aunque debo admitir que, de vez en cuando, las cosas se suben un poco de tono... y que no es muy cómodo ser descubiertos por tu hermano y cuñada.
La noche de mi cumpleaños, Seokjin ingresó a la habitación de Jimin sin siquiera golpear y preguntó si queríamos una "chocolatada". Claramente me encontró entre las piernas de Jimin, besándolo como si no hubiese un jodido mañana.
Luego fue el turno de Minji de interrumpir, sucedió cuando ella y Seokjin salieron y nos dejaron solos en la casa. Claramente los besos no tardaron en aparecer, mucho menos las caricias. Últimamente las hormonas nos estaban jugando en contra y estar en la sala tal vez no era una buena idea.
Minji regresó a la casa y nos encontró en una posición bastante comprometedora en el sofá.
¡Pero no estábamos haciendo nada aún, no se equivoquen!
Para ser honesto, en todas esas situaciones en las que fuimos descubiertos, ninguna iba a tener un final 'sexual'. No porque no quisiera, sino porque era consciente de que no llevaríamos los cuidados necesarios y simplemente no deseaba eso.
Para mí era más importante cuidar a Jimin que cualquier otra cosa, y debido a la emoción hormonal que estábamos teniendo decidí estar preparado para todo.
Solté un suspiro e ingresé a la farmacia con el corazón en la boca porque aún ni siquiera sabía cómo iba a pedir aquello.
Es algo normal, es sumamente normal... Ni siquiera debería sentir vergüenza por venir a comprar preservativos.
Tragué saliva y comencé a recorrer los estantes en busca de aquello, pero no había absolutamente nada allí. Así que tuve que juntar toda la valentía que tenía para caminar al mostrador.
En este había varios empleados atendiendo: una señora de aproximadamente cincuenta años y otros más jóvenes.
Crucé mis dedos y recé a la vida que me tocara alguien de mi edad.
—Siguiente —llamó una chica, y la señora que estaba antes que yo se dirigió hasta el puesto donde estaba ella.
Coloqué las manos en mis bolsillos y me mantuve tranquilo mientras que mentalmente me preparaba para pedir... eso.
El chico que recién terminaba de atender llamó al siguiente, pero al ver una mujer embarazada simplemente retrocedí y le cedí mi lugar.
—Gracias corazón —agradeció con una pequeña reverencia y yo sonreí para devolverle otra de igual manera.
—¡Siguiente! —La voz de la mujer mayor llamó mi atención y con un suspiro me acerqué hasta el puesto donde estaba ella.
—Bienvenido, ¿qué necesitas, dulzura? —preguntó con cariño y yo me sentí un poco en paz al escuchar que me trataba con calidez.
—Yo buscaba... b-bueno... —Tragué saliva y sentí un escalofrío recorrerme el cuerpo.
¿Por qué me daba tanta vergüenza comprar algo así?
La mujer me miró con curiosidad y luego sonrió:—¿Quieres que te atienda alguien más? —preguntó dulcemente y yo asentí avergonzado—. De acuerdo, ahora viene otra persona.
La señora se marchó y me dejó esperando. Por un segundo sentí tanta paz que solté todo el aire que tenía contenido, eso hasta que vi a Hoseok acercarse a donde estaba yo.
Todo mi cuerpo se paralizó y quise largarme a llorar.
—¡Jungkook! —sonrió dulcemente y yo lo imité.
Mierda, esto no podría ser más incómodo.
—Hoseok —saludé en un susurro—. ¿Trabajas aquí? ¿En qué momento? —pregunté riendo de manera nerviosa.
¿No podía atenderme otra persona?
—Sí, es mi trabajo de los fines de semana. Mis padres son amigos de los dueños de la farmacia, por eso pude obtener este trabajo de medio tiempo —contestó con una amplia sonrisa—. Bien, ahora dime qué necesitas.
Me quedé pensativo y tragué saliva.
¡Vamos! Es mi amigo, es algo normal. Además, él es súper activo sexualmente, va a saber guiarme. No tengo que sentir vergüenza.
Sonreí de manera incómoda y me acerqué un poco:—Necesito comprar preservativos —dije de manera inaudible.
Hoseok arrugó el ceño y la nariz, luego agitó su cabeza y suspiró:—No te entiendo. Habla más fuerte, por favor.
Miré nuevamente a mis costados y con un poco más de volumen, repetí:—Preservativos.
—¡Ahhh, preservativos! —soltó en voz alta mientras yo comenzaba a sentir la mirada de todos sobre mí—. Sí, dime qué tamaño —preguntó sonriendo.
Sentí un calor apoderarse de mis mejillas y me encogí de hombros:—¿Tamaño? —repetí avergonzado.
—Claro, está el S, M, L, XL y XXL —informó mientras que yo sentía terror al escuchar aquello.
—No lo sé —contesté avergonzado—. ¿Es importante saber eso?
—¡Por supuesto! —Suspiró—. ¿Cuánto crees que te mide?
—No lo sé, Hoba. ¿Cuál usas tú? —pregunté comenzando a sentirme sumamente incómodo.
Él me miró pensativo y luego soltó una risa:—Eso no se dice...
—¡Pero tú me lo estás preguntando! —cuestioné ofendido.
—¡Porque necesito saber qué te tengo que vender! —se quejó de manera escandalosa—. Para que te quedes tranquilo, lo que más varía en las tallas es el grosor.
—¿Por qué saber eso me dejaría más tranquilo? —pregunté aterrado.
—No lo sé, para que no te avergüence si utilizas el más pequeño. —Se encogió de hombros y yo abrí mis ojos escandalizado—. Y por si quieres saber, yo uso el XL. —Me guiñó el ojo.
Mi estómago se revolvió y agité mi cabeza.
—Es que Hoba, no sé cual tendría que utilizar —contesté en voz baja—. Por las dudas dame L y XL —susurré mientras él levantaba sus cejas de manera juguetona.
—¿Alguno en especial? —preguntó sonriendo.
—¿En especial? —repetí con deseos de llorar.
—Sí, ya sabes, saborizado, texturizado... hay algunos que incluso vienen con estimulante sexual. —Se volteó y comenzó a tomar algunas cajas de la estantería—. El de frutilla meh, no es la gran cosa, a mí me descompone. El de chocolate sí me gusta. —Levantó otro y enseñó una cajita de color plateada—. Este es extra fino. Si te molesta tenerlo, créeme, son la mejor opción, pero... —mostró una caja azul—, este es extra lubricado. Por cierto, debes comprar un lubricante.
—Dame el plateado y el azul —contesté rápidamente de manera avergonzada. Hoseok sonrió.
—¿Cuántos? Vienen tres sobrecitos por caja —informó.
—Solo dame una cajita, Hoba —apresuré comenzando a sentir fobia de aquel lugar.
—De acuerdo. —Hoseok se marchó, y luego de unos cuantos segundos, volvió con varias cajitas. Todas de tamaño L y XL en los colores que pedí—. ¿Vas a querer lubricante? —preguntó.
Estaba empezando a molestarme su tranquilidad al preguntar aquellas cosas.
—Sí, por favor —pedí dándome por vencido.
—¿Algún sabor en especial? —Levantó un pequeño bote color naranja y rojo—. Este es muy bueno...
—Sí, dame ese...
—¿Pequeño o grande? —cuestionó sonriendo.
—Dame cualquiera, por favor —lloriqueé y él metió en la bolsa el bote más grande.
—¡Genial! En caja te cobrarán. Gracias por tu compra y disfruta con Jiminie —bromeó levantando las cejas rápidamente.
Yo solo asentí. Estaba muy avergonzado, ya hasta creía que se me habían ido las ganas de utilizar aquello que había comprado
Tomé la bolsa y me volteé para ir en dirección a la caja, pero al ver quienes estaban a mis espaldas sentí que me iba a desmayar.
—Jungkook —saludó Seokjin de manera nerviosa, mientras que Minji y una señora de aproximadamente sesenta años me miraban aterrorizados—. Ella es Eunji, la abuela de Jimin y Minji.
Abrí mi boca sin saber qué decir y apreté la bolsa con terror de que hayan escuchado todo lo que hablé con Hoseok.
La mirada de los tres bajó a la bolsa y ahí solo quise desaparecer.
Me quiero morir.
...
...
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