❥ Cumpleaños I.
¿Recuerdan que me sentía feliz porque la hermana de Jimin estaba junto a él?
Bueno, mi felicidad desapareció en el momento en que esa chica comenzó a tomar mi lugar.
A partir de ese día, Jimin apenas pasaba tiempo conmigo. Al principio lo comprendí, ya que pensaba que, después de tanto tiempo sin verse, seguramente tendrían muchísimas cosas que contar. Sin embargo, pocos días después me enteré que Minji se mudaba a Busan hasta que Jimin terminará la secundaria, pero no tan solo eso, sino que también sería PROFESORA EN NUESTRO INSTITUTO —y como si fuera poco— ¡DE NUESTRA CLASE!
Aunque a mí no me afectara, a Jimin no parecía gustarle mucho la idea de tener a su hermana enseñándole Biología. Aunque —si he de admitirlo—, algo que sí me afectaba era su presencia, porque habían cosas que ya no podíamos hacer, como por ejemplo el almorzar y cenar juntos.
Es verdad que hay días donde pasamos tiempo juntos, pero me acostumbré tanto a tener a Jimin a mi lado, que ahora que no lo veo todo el tiempo, me siento sumamente deprimido.
Sé que soy egoísta por ello, pero vamos... estaba acostumbrado a cuidarlo y hacer casi todo por él. Es obvio que no voy a sentirme feliz al ver que alguien llega a tomar mi puesto... Es sumamente normal lo que siento.
¿No?
—Mañana es tu cumpleaños —recordó Jimin con una pequeña sonrisa—. ¿Qué haremos para celebrar?
Yo solté un suspiro y me tiré en la cama colocando mi cabeza en sus piernas, y Jimin inmediatamente comenzó a acariciar mi cabello.
—No lo sé, supongo que Jin hará una comida para los dos, ¿quieres venir? —pregunté sonriendo y él asintió dulcemente.
—Podríamos hacer algo aquí, Minji me dio permiso. —Puso sus ojos en blanco —Aunque, en teoría, no lo necesitaría porque es mi departamento.
—¿Quieres hacer una fiesta? —cuestioné sonriendo y él hizo una mueca.
—Una fiesta como tal, no —contestó—. Una pequeña celebración, puede ser. Ya sabes, invitar a nuestros amigos, comer algo todos juntos... Es tu día especial, Koo. Tienes que pasarla bien. —aclaró con voz bajita y un pequeño puchero.
—Mis días siempre son especiales desde que tú estás en ellos... —murmuré cerrando mis ojos—. Así que, con que estés conmigo el día de mañana, yo voy a ser el chico más feliz que haya en el planeta Tierra.
Abrí mis ojos y noté cómo las mejillas de Jimin se teñían de un color rojo, segundos después hizo un pequeño puchero y me dio un dulce beso en la frente.
—Entonces voy a estar aquí —susurró y yo me senté instantáneamente para atacar su rostro a besos.
Jimin y yo aún no nos habíamos besado. Sí, habían pequeños roces, ya saben, besitos muy cerca de los labios o hablarnos tan cerca que parecía que nuestros labios se rozaban, pero nunca concretábamos la acción. ¿Por qué? No lo sé, pero quiero pensar que no lo hacíamos porque aún no era el momento correcto.
Yo nunca había besado a nadie en mi vida y sí, suena extraño, pero de solo pensarlo me ponía muy nervioso.
El día de mañana cumpliría mis dieciocho años, y por más idiota que suene, nunca había besado a nadie y sabía que Jimin estaba en la misma posición que yo.
No dudo que ambos queremos hacerlo, pero también nos acompaña un gran miedo y es el de hacerlo mal. Además de que últimamente nuestros abrazos vienen acompañados de pequeños toqueteos que me hacen dudar de nuestra resistencia.
Porque sí, las hormonas nos están jugando en contra.
No quería apresurarme, ni mucho menos hacerlo sentir incómodo. Por eso es que decidí que iba a ir con cuidado.
Me sorprendía bastante los cambios que había en su personalidad. Jimin ahora era un completo mimado y no había duda de que eso era mi culpa.
De golpear, enojarse e insultar, pasó a hacer pucheros, sonrojarse y abrazarme. ¿El mayor beneficiario de eso? Por supuesto que yo (y eso me encantaba).
Pero no dejo de pensar en cómo será nuestro primer beso... ¿Será que yo tendré que dar el primer paso? ¿Qué tan lindo y memorable será? No lo sé, solo espero hacerlo bien...
...
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