❥ Belleza sin igual.

Solté un suspiro cuando estábamos a punto de llegar al instituto y Jimin, antes de que pudiese decir algo, puso sus ojos en blanco. 

—¡No mezcles la ropa de color con la blanca! —repetí por segunda vez en la mañana —. ¡Tu pijama tiñó de azul dos de nuestras camisas para el instituto, te dije que separaras la ropa y me ignoraste!

—¿Cuántas veces en la mañana te vas a quejar? —preguntó con voz baja y amenazante—. ¿No te he dicho que odio las quejas en la mañana?

Abrí mis ojos asustado, sobre todo cuando pude ver su mirada asesina, pero luego solo negué y solté un suspiro. 

—Tienes que dejar de ser tan grosero, no todos tenemos la culpa de que te despiertes de mal humor. —Lo analicé de pies a cabeza y luego negué con decepción al ver lo mal acomodado que estaba su uniforme. ¿Cómo es que hacía para despeinarse y terminar tan desordenado?

Me acerqué hasta él, y sin importarme sus quejas, empecé a arreglar su ropa. Sus mejillas estaban rojas, pero se quedó totalmente quieto mientras escuchaba como lo retaba. 

—¿Siempre vas a estar arreglándome la ropa como si fuera un niño? —preguntó con curiosidad. 

—Es que casi lo eres, mira cómo estás... No puede ser que siempre te deje toda tu ropa planchada y acomodaba, pero encuentras la manera de arr...

Un grito llamó nuestra atención. 

—¡Y EL JUGADOR NÚMERO UNO, CAPITÁN DEL EQUIPO DE BÉISBOL, ARRASARÁ CON TODOS ESTOS PERDEDORES!

—¿Ese es...

—Taehyung —completó Jimin con sus ojos bien abiertos. Fue como si su mal humor se hubiese disipado por completo, ojos grandes y expectantes por la voz de su mejor amigo. 

Parecían los ojos de un cachorrito al oír a su dueño. 

Ambos ingresamos al instituto y caminamos en dirección al patio, en donde Taehyung, Namjoon, Hoseok y otros jugaban al béisbol. 

—Qué ganas de jugar a las ocho de la mañana... —murmuró Jimin sentándose en las gradas—. Definitivamente esta gente no sabe lo que es sufrir de sueño. 

Solté una risa ante el tono dulce de su voz y me senté a su lado. 

Ahí fue cuando lo pude ver, su cabello rojo y sonrisa radiante. ¿Acaso podría existir alguien más bello? 

Kim Taehyung era el tipo de chico que iluminaba todo a su alrededor. Siempre tenía buena energía, era como luz para todos aquellos que estaban junto a él. 

Incluso en los días más oscuros, él parecía estar más radiante que nunca. 

—Deja de mirarlo así —murmuró Jimin a mi lado—. Pareces un acosador. —Me dió un pequeño golpecito en el hombro—. Cualquiera que te vea creerá correcto llamar a la policía. Hasta se te cae la baba. 

–¡¿Qué?! —pregunté exaltado y de inmediato llevé las manos a mi boca intentando limpiar aquello que Jimin decía, pero al verlo reír supe que era una exageración de su parte—. ¿Tanto se me nota?

Jimin asintió y luego sonrió: —Bueno, al menos yo puedo notarlo bastante. —Se levantó y agitó sus brazos de manera salvaje—. ¡Taehyungniee! —llamó.

Taehyung se volteó y al ver al pequeño rubio a mi lado le lanzó un beso, haciéndome sonrojar a mí. 

Ojalá fuese para mí ...

—¡JIMIN-AH! —saludó sonriendo y tanto Namjoon como Hoseok saludaron de la misma manera. 

No sabía cómo hacía Jimin, pero todos aquellos que lo rodeaban sentían una ternura gigante e incluso un instinto protector que te provoca deseos de abrazarlo hasta que explote. ¿Eso es normal? ¿O es que tengo un instinto asesino oculto en mí? No lo sé, pero al verlo agitar los brazos de esa manera y apoyar aquel partido amistoso, una sonrisa se formó en mi rostro. 

Tal vez sí existe alguien igual de lindo que Taehyung... 

Esperen... ¿Qué acabo de pensar?

...

...

Miré el menú e hice una mueca. ¿En serio me había traído a un restaurante solo porque la arrocera estaba rota? 

Lo miré y solté un suspiro: —Había pan —recordé—. No era necesario venir hasta aquí solo porque no había arroz. 

—El pan me gusta con el desayuno, no con el almuerzo —aclaró jugando con sus manos sobre la mesa—. Además, ya me vas a agradecer. 

Fruncí el ceño. ¿Por qué le agradecería que gastará dinero innecesario? Simplemente negué y volví a mirar el menú. 

¿Qué podía pedir? ¿Tal vez una hamburguesa? Era lo más barato del menú. ¡Incluso podría complementarlo con unas papas y seguiría siendo accesible!

—¡Dos especiales! —Alguien colocó dos copas de helado gigantes en la mesa. 

Estaba a punto de quejarme, principalmente porque no habíamos pedido nada, pero al mirar al mesero me encontré con esa cabellera roja que me enloquecía y solo pude quedarme mirándolo como un idiota. 

—Mi favorito —murmuró Jimin atrayendo la copa hacia él con una sonrisa. 

—¡Es el especial Jiminie! —soltó con energía y luego se acercó para susurrarme: —Tiene más helado que el original, pero no le cuentes al dueño. 

Me reí como un idiota. No bromeo, solté una de esas risas forzadas y torpes que seguro me dejaron ante Taehyung como el tipo más ridículo de toda Busan. 

—¿Estás bien? —preguntó preocupado—. ¿No te gusta el helado? Si quieres puedo traerte unas papas. 

Yo negué de manera torpe y comencé a comer el helado como si fuera lo más delicioso que había probado en mi vida. 

Pero Taehyung solo soltó una risita para enfocar su atención en Jimin.

—Si quieren algo más solo díganmelo, con gusto se los traigo —avisó con ternura, y luego de que el rubio asinti,  se marchó con total tranquilidad. 

Y yo me lo quedé viendo como un completo idiota por varios segundos. 

¿Acaso podía ser más lindo? 

Me sentía como en esos animes, donde todo se pone de color de rosas mientras que la persona que te gusta se aleja con una sonrisa en cámara lenta. 

Pero un golpe debajo de la mesa me hizo salir de aquel transe de manera inmediata.

—¡Auch! —Me quejé, y al mirar a Jimin, me encontré al rubio con una mirada asesina. 

—¡Tienes que controlar esa torpeza! Tienes que demostrarte seguro y no titubear frente a él. —Se llevó una cucharada de helado a la boca mientras negaba. 

Al ver su mejilla manchada me estiré y limpié con mis dedos y sumo cuidado la zona. Jimin abrió sus ojos de manera escandalosa y se alejó para limpiarse sobre la zona que yo ya había limpiado. 

—¿Qué haces? —preguntó asustado—. ¡No hagas eso cuando él puede verte! 

Llevé mi dedo a mi boca y lamí el helado, para luego hacerle burla de sus escándalos. 

¿Por qué se enoja tanto si intento cuidarlo? Niño desagradecido. 

...

...

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