Retrospectiva
-¡Vamos niñas! ¡Reúnanse alrededor de su madre para que conozcan, a su nuevo hermanito!-. Las llamó el señor Loud.
-¡Un hermanito! ¡Esto es literalmente lo mejor del mundo!-. Decía una pequeña Lori de tan sólo 6 años.
-¿Cuál es la diferencia entre un niño y una niña?-. Preguntó Leni bastante confundida.
-¿Y cuál es su nombre?-. Preguntó la pequeña Luna.
-Lincoln. Se llama Lincoln-. Respondió la señora Loud, quien cargaba al recién nacido.
Todas estaban bastante emocionadas, excepto una chica.
La pequeña Luan de tan sólo 3 años, estaba sentada en una pequeña silla dentro de la sala.
-¡Oye Luan! ¡Ven, acércate para que conozcas a tu nuevo hermanito!-. La llamó el señor Loud muy emocionado.
Tímidamente se acercó hasta su madre y ahí fue cuando lo vio; un pequeño bebé recién nacido.
Tenía el cabello blanco y parecía un poco confundido.
-Ella es tu hermana Lincoln: Luan-. Le dijo la señora Loud al pequeño Lincoln, señalando a la pequeña.
El bebé miró a Luan y comenzó a reír. Luan se acercó al bebé sonriendo y lo abrazó.
Un sueño. Un hermoso sueño. Su sueño favorito.
Ella recordaba ese momento como si hubiera sido ayer. Aunque ya habían pasado 11 años desde ese momento, ese recuerdo se mantenía fresco en su mente.
La primera vez que conoció a su hermano. La primera vez que conoció la satisfacción de provocar la felicidad en los demás.
La primera y única vez en que se había enamorado.
-Lincoln-. Murmuró Luan antes de despertar.
Había visto ese sueño innumerables veces. Había sido unos de los momentos más felices que había tenido, y era el momento exacto en el que había decidido qué Lincoln sería de ella y de nadie más.
Recordaba perfectamente todos los momentos que había pasado junto a Lincoln.
Recordaba todas las cosas que había vivido junto a su hermano. Todas las veces que el pequeño Lincoln iba a su cuarto durante las tormentas porque tenia miedo de los rayos, todas las veces en que ella iba a su cuarto para poder dormir con él, todas las veces que lo había grabado durmiendo como un bebé.
Recordaba todos los chistes que le había contado. Aunque éstos no fueran muy buenos, Lincoln siempre se reía por ellos.
Recordaba todas las veces en que él había estado ahí para ayudarla en sus prácticas de comedia y en sus actividades escolares.
Pero el recuerdo más importante que tenía...
Era el de su primer beso.
Había sucedido cuando Lincoln apenas tenía 4 años.
Flashback.
Sucedió en una de esas noches de tormenta en las que Lincoln le pedía a Luan poder dormir con ella.
Lincoln estaba dormido en su cama mientras Luan lo abrazaba.
-Se ve muy lindo cuando duerme-. Dijo Luan mientras lentamente acercaba su cara hacia la de Lincoln.
Fue un beso corto, pero era exactamente como lo había imaginado; Tierno, cálido, y muy dulce.
Fin del Flashback.
Lincoln nunca se había enterado de el pequeño beso prohibido que Luan le había dado, pero eso no importaba. Ella estaba segura de que él lo había sentido.
Ese hermoso recuerdo puso una sonrisa en su rostro. Era realmente uno de los momento más felices de su vida.
De repente, la sonrisa en su rostro se esfumó. Había recordado a la persona que más odiaba en todo el mundo; la persona que se interpuso entre ella y su precioso Lincoln, la persona que había robado lo que era suyo por derecho, la perra que había provocado la muerte de su hermano.
-Ronnie Anne-. Dijo Luan mientras apretaba los dientes.
Esa niña le había robado lo más preciado que tenía en el mundo: su Lincoln.
Al principio, cuando Lincoln la besó, y ésta le respondió con un golpe en la cara, se puso muy feliz. Por un segundo había creído que esa "perra" se había enamorado de su hermano.
Por eso, cuando se enteró de que su Lincoln estaba saliendo con ella, no lo pudo resistir y comenzó a trazar un mórbido plan para que nadie más que ella pudiera tenerlo.
Quiso seguir recordando, pero el sonido de la puerta al abrirse la sacó de su ensoñación.
Un policía había entrado a la sala donde ella se encontraba. Era diferente al detective aguafiestas. Era más joven, tenía el cabello castaño, y era un poco más alto; a diferencia del otro oficial que más bien era un hombre mayor, canoso, y con arrugas en la frente.
-Señorita, hay alguien que quiere verla-. Dijo el oficial sin mucho ánimo, sacando a Luan de sus pensamientos.
Afuera de la sala se encontraba una persona esperando. El policía le hizo la seña para que entrara.
Era una chica rubia de no más de 18 años, la cual llevaba un short café y una camisa azul. Parecía haber estado llorando un largo rato, ya que tenía todo el maquillaje corrido mientras miraba al piso.
La chica se acercó a la mesa, y levantó la mirada para ver a Luan. En su rostro se veía reflejada la tristeza y el enojo.
Se secó un poco las lágrimas y procedió a hablar con dolor.
-Dime que no es cierto Luan. Dime que es un error. Por favor... Dime que tú no mataste a Lincoln-.
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