Chocolate con leche
Doc y yo salimos hacia el aeropuerto nada más estuvo la carretera abierta. Salir del pueblo, después de cuatro meses, aunque me sentía mal por reconocerlo porque le había cogido mucho cariño a todos, fue liberador.
El vuelo transcurrió bien, nada relevante. Ah, pero cuando llegué, que temperatura por favor.
- Hace muy buen día hoy. Se está bien. - Le dije al taxista que me estaba llevando a la estación del tren.
- ¿Buen día? Creo que hoy es uno de los días más fríos de todo el mes.
- Vaya. - "Cosas que pasan cunado vienes de estar a unos -5 grados centígrados la mayoría de los días desde hace tres semanas", pensé.
Por fin llegué a mi pueblo, ahora solo me quedaba ir caminando de la estación a mi casa. Era Navidad pero ya eran casi las 18h, así que lo más seguro era que mis padres ya estuvieran de vuelta en casa, viendo una película.
- ¿Sí? - Contestó una voz que conocía muy bien por el timbre.
- Les traigo un paquete de Suiza.
- ¿Un paquete? ¿Hoy?... Espera. ¿Tori?
No contesté, me limité a reír al oír el grito de mi padre. Escuché los rápidos pasos de mis padres bajando las escaleras y en menos de un segundo ya estaba abrazada a ellos.
- Pero, ¿por qué no has avisado que venías?
- Sorpresa. Algo de última hora.
- Vamos entra, te vas a congelar.
- Esto no es frío papá.
- ¡Cariño, qué alegría! Menos mal que me hiciste caso y cogiste la maleta de cabina también.
- También te echaba de menos mami.
El resto de la tarde fue genial. Llamamos a mi familia para avisar que estaba en casa, yo hablé con mis amigos también para organizar cuanto antes una cena y para que me incluyeran en el plan de Nochevieja, y los tres juntos vimos una peli como habíamos hecho siempre.
Antes de acostarme en la cama, cogí el regalo de Johan, me moría de ganas de saber que era y aún no se como pude aguantar un día entero.
Desempaqueté el regalo con mucho cuidado y de dentro salió una nota y una caja de cartón con bombones. "Para haberme mandado a la friendzone esto es muy romántico".
Me comí un bombón (que por cierto estaba increíble, nunca había probado un chocolate tan cremoso y tan... delicioso) y procedí a leer la carta:
Feliz Navidad Vic,
Eso que te estás comiendo ahora, porque seguro que te estás comiendo uno mientras lees la carta... Eso, es mi bombón. Bueno, mío tampoco. En realidad, lo único de mío que lleva ese chocolate es la leche con la que está hecho, que tampoco es mía, pero las vacas de las que sale esa leche si son mías.
Bueno, hace unas semanas contactó conmigo una pequeña empresa familiar de Schmetterling, una nueva fabrica de chocolates. Llegamos a un acuerdo y ahora la mayor parte de la leche que producen mis vacas en vez de ir a la cooperativa del valle, va a esa empresa. Me pagan más que en la cooperativa (tampoco mucho más, pero algo es), sigo sin poder contratar a alguien para que me ayude en la granja pero puedo ir cubriendo algunas deudas que tengo.
Por ahora aún no lo sabe nadie, pero me hacía ilusión que fueras una de las primeras personas en probarlo.
Espero con ansias que me digas que tal te han parecido.
Pd: seguramente ya te habré pedido perdón por lo de la otra noche, pero lo vuelvo a repetir por si no me he atrevido. Lo siento, fui un gilipollas.
Te quiero mucho pequeña.
J.
- Yo también te quiero Jo.
Tan rápido como acabé de leer la carta, cogí el teléfono que tenía en la mesita de noche y busqué el contacto de Johan.
- ¿Hola? - Una voz roca y medio dormida me contestó al otro lado de la llamada.
- ¿Estabas durmiendo? ¿Qué hora es? Madre mía, las once. Perdón si te he despertado.
- Ey Vic, tranquila. Me alegro de oír tu voz. ¿Qué tal todo por España? ¿El vuelo bien?
- Síí. Todo genial. Mis padres se han llevado una buena sorpresa, pero están muy contentos.
- Me alegro. ¿Está todo bien? ¿O sólo querías oír mi preciosa voz para soñar conmigo?
- Vete a la mierda Johan. No. Lo siento por haber llamado a estas horas, pero acabo de abrir tu regalo y no me podía esperar.
- ¿Qué te han parecido?
- Si te digo que están buenísimos me quedo corta. Son increíbles. Estoy muy feliz por ti.
Pude oír un suspiro de alivio y como una sonrisa se formaba en el rostro de mi amigo.
- Menos mal. Tenía miedo que solo me gustaran a mi y a los dueños.
- Pues tranquilo. Se van a vender como panes.
- Genial. ¿Tienes algo más que decirme? ¿O puedo seguir durmiendo? En cuatro horas me levanto.
- Por ahora eso era todo. Pero cuando vuelva hablaremos de eso de las deudas. ¿Cómo que deudas? ¿A qué esperabas para decírmelo?
- Cuando vuelvas lo hablamos. - Dijo entre un bostezo. - Buenas noches Vic, descansa. Te dejo soñar conmigo si quieres.
- Lo mismo digo. Buenas noches.
Iba a colgar cuando su voz me frenó.
- Vic.
- ¿Qué?
- Llámame otro día. Te echo de menos, y no se si podré aguantar diez días sin saber de ti.
- ¡Qué dramático eres! Pero tranquilo, tendrás noticias mías.
- Perfecto. Bonne nuit chérie.
- Bonne nuit.
Esa noche, si dijera que no soñé con Johan mentiría con una bellaca. Su voz medio dormida diciendo chérie ocupó la mayoría de mis pensamientos hasta que me desperté al día siguiente (bastante acalorada para ser diciembre la verdad).
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top