Capítulo 3


"Dime lo que quieres y te daré lo que mereces"

-Koll

—Por favor, suéltame —pidió Snixe, suplicando que la imagen de su trauma desapareciera de su mente.

Morer sonrió sin vergüenza y sus ojos ámbar tenían una mirada felina. Estaba en peligro.

Dentro del juego, Morer era más peligroso de lo que parecía. Además de ser sumamente dominante, le gustaba escuchar las negaciones.

Era un personaje otome atractivo en demasía, pero siempre se metía en los problemas, era muy ególatra y poco empático.

Snixe sollozó, y nuevamente apareció el tablero frente a ella con las mismas opciones.

~Besarlo.
~Apartarlo.
~Gritar.

Cayó en cuenta de que si no hacía lo que se le venía a la mente lo antes posible, terminaría en un final trágico. Juntó la poca valentía que todavía le quedaba, y levantó sus manos, colocándolas delicadamente en el rostro del de cabellos azabache. Sonrió triunfante y dejó que ella lo acariciara.

Lo atrajo hacia ella, y pensando que le haría una caricia húmeda, sintió su caliente aliento en su pálido cuello.

» Ahora éste va a ver « pensó para después clavar su filosa dentadura en el cuello de el azabache. Las gotas de sangre no tardaron en aparecer y se deslizaron violentamente sobre sus labios.

Morer la empujó y se apartó de ella. Frunció el ceño al tocar la herida y se retiró. Volteó la mirada estando de espaldas y sonrió pícaro. Snixe era más fiera de lo que parecía.

Desapareció por la puerta, y la peliblanca se deslizó por la pared lentamente. Estaba abrumada.

Puntos de afecto de Morer conseguidos (15)

—Tiene que ser una broma. ¿Cómo rayos voy a haber conseguido quince puntos si básicamente casi le rasgo la yugular? Estúpido tablero —murmuró la chica.

Terminaste el día uno, ¿quieres continuar con el extra?

El tablero daba dos opciones: una afirmativa y una negativa. Snixe no quería más, así que como tenía la potestad de ignorar el tablero, lo hizo. Quería salir a pasear, pero no tenía una persona a la cual quisiera invitar. Se reprendió por no tener un perro o un gato, al menos una tortuga gigante para sacarla a pasear y tener excusa para irse.

Rió burlesca ante sí misma. Estaba soltera, ¿por qué debía pensar en darle explicaciones a alguien sobre algún lugar que quisiera visitar?

—Por muy buenos que estén mis personajes otome, voy a salir sola y me la voy a pasar bien. Llamaré a Azzier y... —sonrió—, ah, claro. Ya no estamos juntos. No importa, igual saldré.

Se apresuró mientras se dirigía hacia su habitación para cambiarse por un atuendo suelto y cómodo. Iría a caminar para despejar la mente. Luego de colocarse un pantalón corto ajustado y una camisa exageradamente holgada, acompañó el atuendo con un par de tenis y una gorra de color blanco. Corrió a llenar un bote con agua para no tener que comprar en el camino.

Se colocó los audífonos, aseguró su celular y reprodujo sus melodías clásicas favoritas.

Moonlight sonata - Beethoven sonaba a todo volumen. Le seguía The four season de Vivaldi y así sucesivamente.

Cada melodía se repetía alrededor de una hora, así que le iba perfecto para caminar.

Sonrió y cerró todo con llave. No pensó en que sus nuevos cuatro huéspedes se quedarían dentro.

Comenzó a caminar tranquilamente saludando a los vecinos. El vecindario era tranquilo y las personas amables.

—Todo está pasando de manera tan dramática —pensó en voz alta a sabiendas de que estaba sola—. Cuatro hombres para mí sola pero debo escoger uno por un innecesario deseo que pedí al estar cegada por el desamor. Quizá no tenía que armar ese rompecabezas y seguir con lo que seguía del juego.

Detuvo sus pasos, sumergiéndose en ambedo. ¿Qué pasaría si no hubiese pedido el deseo, si no hubiese armado ese rompecabezas? Seguramente seguiría sumergida entre lágrimas y juegos otome, seguiría subiendo de peso y los gorditos en su panza no querían seguir creciendo. La celulitis en sus piernas se miraba feo, y las estrías en sus piernas, brazos, y cintura no le daban la apariencia perfecta que tenía. Quería usar ropa más corta, pero le avergonzaba su cuerpo. Azzier la aceptaba tal y como era, pero eso se había terminado.

Snixe se reía de sus desgracias de forma amarga. La única forma de enfrentar sus problemas era reírse de ellos. Sufría de constante depresión por el abandono de su ex novio, a tal grado que pensó en ingerir los tentadores somniferos que guardaba en su gavetero.

—Todo por los estúpidos juegos otome. Azz tenía razón. Me enferman a tal punto que preferí unos pixeles que a él, quien me amó por cinco años seguidos. Quizás solo deba echarme la soga al cuello y ya.

Llegó a un parque que estaba desolado por la hora. En esos horarios todos estaban trabajando y los niños estudiando. La peliblanca rió amargamente al escucharse decir lo último.

No sabía si era por el efecto del juego, pero todo era demasiado dramático.

—No me gusta estar sola —murmuró.

Puntos de afecto de Koll conseguidos (3).

—No estás sola —escuchó a alguien decir tras ella. Un rubusto hombre con un exquisito crecimiento pectoral y aroma a menta la abrazó distante por detrás—. Me tienes a mí.

Snixe no se movió. Sus heterócromos ojos miraban a la nada. Sintió el abrazo de Koll, pero al mismo tiempo no. Sus orejas se ruborizaron al sentir el contacto.

»Maldito y sensual chichón« pensó. Pese a sentirse acompañada, se apartó del abrazo del albino y suspiró profundo. Entreabrió sus labios para hablar.

Si hay algo que no me gusta, es que me sigan cuando claramente quiero privacidad. Gracias por tomarte el tiempo de darme atención y consuelo, pero quiero pensar bien las cosas.

Puntos de rechazo de Koll conseguidos (30)

Snixe se sorprendió al ver tantos puntos de rechazo.

»Por favor, Koll, vete a casa.

El albino tenía una expresión decepcionada, sin embargo se levantó, sacudió sus rodillas y se acomodó la gorra que la muchacha no vio que tenía. Era la gorra de ella.

—No sé porqué, a pesar de las muchas veces que jugaste "Chocolate con fantasía" nunca escogiste mi ruta. Y las veces que lo hiciste, terminamos en final neutro o triste. Solamente quiero uno feliz. Morer y Rittzzo ya tuvieron muchos.

Dicho esto, frunció los labios, y se alejó rápidamente.

Snixe tomó agua de su bote, cuando notó que en la tapa había una nota pegada, de parte de Koll.

“Ni el sol ni la luna brillan tanto como tú en mis ojos”

De inmediato se sintió culpable, y pensó muchas cosas al mismo tiempo. Comenzó a ponerse ansiosa cuando escuchó un tono de voz que nunca olvidaría.

—¡Vaya, vaya! Miren nada más quien se aparece por aquí. Mi dulce y cuatro ojos ex-novia. Al parecer más gorda porque la dejé.

Azzier.

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