"Te amo"
Mini maraton: 1/3
El brazo que el señor Malfoy mantenía estirado lo acercó a su cuerpo al ver a Draco presente con el grupo de Potter.
El rubio estaba atónito, no podía reaccionar, millones de preguntas se cruzaban por su mente mientras que se lamentaba por su mala suerte. No sabía que sucedería a continuación ni porque su padre estaba ahí, tampoco porque varias personas encapuchadas y con máscaras los rodeaban de esa forma.
-¿Que haces aquí, Draco?-Volvió a preguntar su padre.
Sintió un escalofrío por todo su cuerpo, además Hermione le había hecho otra pregunta, casi, casi acusándolo. Ella le había preguntado si él formaba parte de eso, cuando no tenía ni idea de que sucedía realmente, su mirada, y su expresión le dolió en el alma.
-Yo...-Fue como si le quitaran la voz, sólo dijo esa palabra y su boca volvio a cerrarse. Parecía estúpido.
-Tranquilo Draco, me puedes ayudar mucho estando aquí.-Dijo Lucius, y compuso una sonrisa hacia su hijo.
Su mirada se dirigió a Potter, quien tenía aún la esfera de cristal en su mano. Todos miraban con desconfianza a Draco, incluida Hermione, eso era lo que más le afectaba al rubio.
-Dame eso Potter.-Pidió de nueva cuenta.
-¿Donde está Sirius?-Quiso saber Harry.
Draco pronto recapacito, y su cerebro funciono de nuevo, se dio cuenta que las personas que estaban rodeandolos eran mortifagos, entonces.... no, no podía ser cierto.
¿Su padre era un mortifago? ¿Era parte de todo eso?
Los mortifagos rieron, una risa en extremo desagradable al oído, el lugar seguía en oscuridad, lo único que alumbraba eran las varitas de cada uno.
-Potter, ya deberías aprender la diferencia entre los sueños y la realidad.-Habló el señor Malfoy, como si estuviera burlándose del azabache.
-¡El señor tenebroso nunca se equivoca!-Se escuchó una voz irritante y sumamente chillona, venía de la espesa oscuridad que había.
Conocía esa voz, ella...
Bellatrix, su tía, salió de las sombras y se dejó ver. Lucía igual de desagradable que siempre, nunca le llegó a caer del todo bien a Draco, pero mínimo era respetuoso con ella.
-Claro que nunca lo hace. Ahora Potter dame eso.
-¡Dime donde está Sirius!-Harry trataba de controlarse, sin embargo Draco sabía que estaba asustado.
-"¡Dime donde está Sirius!"-Imitó de forma burlona su tía, su sonrisa era grande, parecía maniaca.
-Potter, dame esa profecía. Y no les haremos ningún daño.-Dijo su padre, no supo porque pero ni su hijo le creyó a sus vacías palabras.
-¿Piensa que le creeré? Si claro, yo le doy la profecía y nos dejan ir sin daño alguno a casa.
-¡Accio pro...-El hechizo de Bellatrix fue en vano, pues inmediatamente Harry lo repeló.
-¡Bellatrix!-Regaño por alguna razón el señor Malfoy.
-Hagamos esto más fácil, como no nos dan esa profecía atacaremos a la más pequeña del grupo.-Habló la mujer, poniendo una sonrisa tetrica.
La mas chica de aquel grupo era la mini Weasley, Draco vio que inmediatamente Harry se colocaba delante de ella.
Miro a su padre, no podía creer que él era un mortifago, que trabajaba para seguramente el señor tenebroso, todo ese tiempo, su madre y él le habían mentido.
-Bellatrix, no podemos hacer eso, relajate. ¿Quieres?-Volvió a decirle Lucius, después miró a Harry nuevamente.-Potter, pierdo mi paciencia, dame esa profecía.
-¿Para que la quiere Voldermort?
Se escuchó una exclamación de parte de su tía.
-¿Te atreves a pronunciar su nombre? Tú, maldito mocoso de sangre mestiza, no lo mereces, no tienes el honor de poder pronunciar su nombre.-Le soltó con notoria molestia.
-¿Sabe usted que Voldermort es de sangre mestiza?-Hermione soltó un pequeño grito que expresaba miedo, Draco lo que quería era tomarla y alejarla lo más que pudiera de ahí.-¿Les dijo que era de sangre pura acaso?
-DESMA...
-¡NO!
Un halo de luz roja salió despedido de la varita de Bellatrix, Lucius hizo que se desviara de la dirección a la que se dirigía en un principio, provocando que varias esferas de cristal cayeran de los estantes alrededor, pero no hirió a nadie. Los dos adultos estaban discutiendo, Malfoy regaño a la mujer por su desesperación y todo lo que había provocado pues, al parecer, no tenían que dañar la profecía, mientras que Bellatrix insultaba a Harry. Draco bajo la mirada al suelo, y noto como el azabache tanteaba el suelo con su pie, en busca de otro, el primero que logró pisar fue el de Hermione, quien soltó un pequeño gritito, casi inaudible, pero se pudo percibir.
-Aún no me han dicho el porque necesitan esta profecía.-Habló Harry, Draco trataba de deducir cual era el plan del chico.
-¿Qué?-Susurró Hermione, quien estaba detrás de Harry.
-No te quieras hacer el listo, Potter.-Respondió Lucius.
-No lo hago.
-¿Dumbledore nunca te ha dicho el secreto de tu cicatriz?-Le preguntó el señor Malfoy con una sonrisa.
-¡¿Qué?!-Volvió a preguntarle con desesperación Hermione, pero a su vez manteniendo la voz baja.
-¿Mi cicatriz?-Al parecer el azabache se había olvidado del objetivo de su plan
-¿No te lo ha contado?-Enseguida su padre río y los mortifagos por igual. En eso Harry aprovechó para susurrarle a Hermione lo siguiente:
-Destroza las estanterías, cuando diga ya.-El movimiento de sus labios apenas fue perceptible, pero suficiente para que la castaña lo entendiera.
Su padre y Harry siguieron hablando un poco más, sabía que el de lentes hacía eso para ganar tiempo, Draco dejó de concentrarse en su conversación y decidio escuchar como Hermione comunicaba el mensaje a todos los demás, a él no le dirigió palabra alguna más que una mirada de desconfianza. Eso era un golpe bajo, sólo quería explicarle de una vez por todas que él no tenía nada que ver en todo eso.
Se perdio por unos minutos, y regreso cuando escucho cinco voces decir un hechizo, inmediatamente las estanterías cayeron, por consiguiente las esferas también, esto provocó que los mortifagos, incluidos su padre y tía se distrayeran, Harry inmediatamente indicó que corrieran, no pasó ni un segundo cuando todos le hicieron caso.
Fue el único que se quedo quieto en ese momento y es que deseaba correr tras Hermione, principalmente, pero una cosa lo detenía, o mejor dicho, alguien, su padre. Lo miro, no se había percatado que él seguía ahí aún, decidió apostarlo todo, hizo que sus pies corrieran lo más rápido que podían, tuvo que cubrirse la cabeza para que ningún pedazo de cristal o madera la cayera encima, además de evitar los hechizos que eran lanzados por los mortifagos que los perseguían, pronto visualizo a Hermione y Harry delante de él, sólo unos pasos, vio como entraban a la puerta que estaba enfrente, apresuro el paso y pudo entrar. Ninguno de ellos se percató de él, prefirió que fuera así, pues sabía que Harry se abalanzaria contra él.
Hermione selló la puerta y se mantenieron quietos, además de la castaña y el azabache también estaba Neville ahí, ¿donde estaban los demás? Fue justo lo que ellos se comenzaron a preguntar. A Draco no le dio tiempo de salir de su escondite cuando los mortifagos habian entrado, no pudo fijarse a que lugar fue Hermione para esconderse, de seguro con Harry.
Él estaba escondido debajo de una mesa con mantel blanco que se encontraba en aquella habitación, no hizo ruido alguno, pronto sintió la aparición de alguien mas a lado suyo, Draco se puso alerta y apunto con su varita, inmediatamente la bajo cuando se dio cuenta que era Hermione.
-Hermione...-Dijo, en un susurro, sin despegar su mirada de los ojos almendra de ella.
Estaba asustada, se notaba en su rostro.
-Por favor, dime que no formas parte de esto, dime que no, Draco.-Pidió Hermione, deseandolo. Sus ojos se cristalizaron.
Eso le rompio el corazón, no le gustaba verla de esa manera y menos por culpa suya. Coloco su mano en una de sus mejillas, ignorando por un momento la situación en la que se encontraban, a pesar de que se escuchaban los ruidos que hacían los mortifagos por buscar a los chicos.
-No, claro que no Hermione. Te juro que no tenía idea de nada.-Su voz sonó con sinceridad, se sintió aliviado.
La chica asintió, creyendole y compuso una pequeña sonrisa en respuesta, él se sentía aliviado, con un peso menos en los hombros, ni loco participaría en algo así, seguía sin poder creer a lo que se dedicaba su padre en realidad.
Se escuchó la voz de Harry pronunciando una maldición, lo habían descubierto al parecer. Draco vio como la castaña tomaba su varita, estaba lista para salir a atacar, pero él la detuvo tomandola por la muñeca.
-¿Qué pasa?
-No salgas, por favor.-Le pidió con preocupación en sus ojos, no quería que ella saliera herida.
-Tranquilo.
Se soltó del agarre de Draco y salió del escondite, él escuchó un Desmaius salir de su boca. No podía quedarse así, haciendo lo mismo que Granger salio y notó que habían acabado con los tres mortifagos que se empeñaban en encontrarlos.
Harry y Neville lo miraron, no fueron miradas agradables, fue todo menos eso. El azabache se aproximó a él y alzó su puño dispuesto a darle un buen golpe en su mejilla, sin embargo, Draco fue lo suficientemente ágil y pudo evitarlo, dio varios pasos atrás. No se esperaba esa reacción.
-¡Eres un maldito!-Maldijo Harry, dispuesto a darle otro golpe.
-¡Harry, detente!-Gritó en voz baja Hermione, yendo directo a él.
Malfoy vio el puño aproximarse nuevamente a su rostro, lo detuvo con su mano, sintiendo el fuerte impacto, no creyó que el cuatro ojos tuviera tanta fuerza.
-¿Que me detenga, Hermione? ¡Él es un jodido traidor! ¡Forma parte de esto!-Soltó enojado.
Hermione se quedó callada y apretó sus labios formando una fina línea. Draco dejo caer su brazo, liberando el puño del gryffindor.
-También quiero asesinar a Malfoy, Harry, pero tenemos que salir lo más pronto posible con los demás.-Neville habló por primera vez, atrayendo la atención de los tres presentes.
Se escuchó un grito de una habitación cercana, y a continuación un estrépito acompañado de un chillido.
-¡RON! ¡GINNY! ¡LUNA!-Gritó Harry.
-Potter no grites o será más fácil para ellos ubicarnos.-Se atrevio a hablar.
No se equivoco, se oían pasos cerca, no tenían que perder tiempo quedándose parados en esa habitación esperando a que los encontraran. Harry fue el que comenzó a correr, Neville y Hermione lo siguieron, sin embargo la castaña miró antes a Draco, como diciéndole que fuera tras ella, sin importar que. Eso le dio la seguridad e igual que los demás, comenzo a correr, se posiciono al lado de ella, quien era la última en la fila.
-No te despegues de mi, ¿de acuerdo? No importa lo que los demás crean, me has dicho que no eres parte de esto y eso es suficiente para mí.-Le dijo Hermione, para su sorpresa.
Él sólo pudo asentir y continuar corriendo, pronto entraron a otra habitación, debido a que vieron a otros dos mortifagos acercarse a ellos, está era como un pequeño despacho oscuro y abarrotado. Una vez que entraron los cuatro, Hermione estaba a punto de sellar la puerta, cuando los dos hombres vestidos de negro entraron.
-¡IMPENDIMENTA!-Gritaron los dos mortifagos.
Ninguno pudo repeler el hechizo que los hombres habían lanzado, Neville fue lanzado y terminó estrellándose contra una mesa y desapareció, Harry se golpeó la parte posterior de la cabeza en la pared, quedó aturdido y mareado como para reaccionar, Hermione y Draco terminaron rompiendo una estanteria, provocando que un montón de libros cayeran encima de ellos, Malfoy fue rápido y se colocó encima de la castaña, para tratar de protegerla lo más que pudiera.
-¡Ya lo tenemos! Estamos en un des...-El mortifago no pudo terminar de transmitir el mensaje, pues Hermione lanzando un hechizo con su varita logró silenciarlo.
-¡Petrificus totalus!-Vocifero Harry, inmediatamente el otro mortifago cayó hecho piedra al suelo.
Una vez que Hermione y Draco se hubieron levantado, después de haber aturdido al mortifago que había quedado sin voz, se acercaron a Harry, en especial la castaña.
-Buen trabajo, Ha...
Ella no pudo terminar su oración, pues el mortifago que supuestamente estaba aturdido y tardaría en recomponerse había lanzado un halo de luz morada hacia Hermione, que fue directo hacia su pecho. La chica sólo pudo decir un: Oh, de sorpresa y cayó al suelo, inconsciente.
Draco sintió una ira inmensa correr por toda su anatomía, pero tampoco podía lucir demasiado preocupado por la chica porque levantaria muchas sospechas.
-¡Hermione!-Grito Harry, temiendo por su amiga.
Quería ayudarla y asesinar al maldito mortifago, pero su cuerpo no hizo ninguna de las dos cosas, se quedó parado como idiota, viendo como el mortifago le daba a entender a Harry que si no le daba esa estúpida profecía acabaría como Hermione.
De repente Neville volvió a aparecer de la nada, en cuanto el mortifago se percató de esto le arremetió una gran patada en el rostro, Draco hizo una mueca al escuchar el pie estrellarse en su cara, pudo hasta sentir el dolor de Neville.
¿Porque demonios se quedaba como estúpido parado, sin hacer nada?
-¡Haz lo que sea, Harry!-Gritó Neville.
Harry como pudo petrifico al hombre y este cayó al suelo, fue cuando Draco reaccionó y se acercó a Hermione, quien seguía tendida en el suelo con sus ojos cerrados, se estaba preocupando, no despertaba.
-¿Que le sucedió?-Preguntó Neville, posicionandose al lado de Draco.
-Malfoy, ¿esta viva?-Harry preguntó con temor en su voz.
Se le helo la sangre de tan solo escuchar eso, claro que estaba viva, claro que lo estaba, tenía que estarlo. Rápidamente llevo dos dedos a su cuello, para poder sentir su pulso, pidio a Merlín o Salazar que la castaña estuviera bien.
Pudo respirar nuevamente cuando sintió el latir de su corazón.
-Esta viva.-Confirmo, evitando soltar un suspiro de alivio y las ganas de abrazarla y darle un beso en su frente.
-Bien, Neville.-El azabache miró al mencionado.-No estamos lejos de la salida, nos encontramos justo a lado de la sala circular, si llegamos ahí y logramos salir, podríamos llegar al ascensor y así dejar a Hermione fuera de peligro. ¿Crees que podrías hacerlo?
-¿Y que pasará contigo?-Preguntó Neville.
-Tengo que buscar a los demás.
-Yo lo hago.-Dijo, sin darle vueltas al asunto sobre si tenía que decirlo o no.
Los dos chicos lo miraron con extrañeza, no tuvo que esperar mucho para poder ver la cara de total desacuerdo en Harry.
-¿Y ahora quieres hacerte el héroe o algo por el estilo?-Le preguntó, su voz cargada de molestia.-Olvidalo, Malfoy.
Él rodó los ojos.
-No soy tu, Potter. No quiero hacerme el héroe, pero acepta por una maldita vez en tu vida que necesitas ayuda, deberías estar agradecido de que te estoy ayudando.
-Callate si no quieres salir volando de aquí Malfoy. ¿En serio crees que te creó una sola palabra? Tu formas parte de esto, largate con tu padre.-Harry estaba furioso.
Draco trato de controlarse lo más que podía, apretó sus puños, no quería complicar las cosas más de lo que estaban. Sólo no pudo evitar fruncir el ceño.
-Llevemos a Hermione con nosotros, Harry. No será difícil. Yo la cargo y tu vas guiando.-Ofreció la idea, Neville.
Para su desgracia, Harry obviamente prefirió la idea que el chico había dicho, a Draco no le convenía eso, pues él sólo quería llevarse a Hermione, alejarla del peligro que había en ese lugar. Alejarla de su padre.
Neville y Harry tomaron con delicadeza pero con prisa a la vez a la castaña, cada uno paso un brazo de la chica por su hombro. Sin esperar a Draco, salieron del pequeño despacho con sigilo, cuidando de que no se aproximara algún mortifago, Draco no pensaba quedarse ahí, Hermione le había pedido que se quedara en todo momento con ella y eso haría. Los siguió por detrás, permaneciendo alerta. Cruzaron la estancia del tiempo y llegaron a la principal, donde en un inicio, Granger había marcado las puertas por las que habían entrado, pero para sorpresa de todos, las X ya no estaban.
-"Mierda."-Maldijo internamente, las cosas se estaban poniendo más difíciles.
De pronto una puerta se abrió, Draco puso su varita en posición, listo para atacar en cualquier instante, sin embargo, no fue necesario, por ella entraron tres personas dando traspiés: Ron, Ginny y Luna.
-¡Ron!-Exclamó el azabache y le dejó a Neville encargada a Hermione, pues se aproximó a los recién llegados.-Ginny... ¿Están todos...?
-Harry.-Dijo Ron con una risita; se abalanzó sobre él, lo tomó por la túnica y lo miró como si no pudiera enfocar bien su cara.-Estás aquí, ¡Ji, ji, ji! ¡Que raro te ves, Harry, estas muy despeinado!
Draco fruncio el ceño, Ron estaba actuando más idiota de lo normal, además lucía pálido, y le goteaba una sustancia oscura por una comisura de la boca. Entonces, se le doblaron las rodillas, provocando que al seguir agarrado a la túnica de Harry, este se inclinara un poco.
Malfoy no dijo palabra alguna por el momento y continuó escuchando.
-Ginny, ¿que ha pasado?-Preguntó Harry con cierto temor, pero únicamente se llevó de respuesta un movimiento negativo de cabeza por parte de la pelirroja, mientras se deslizaba por la pared hasta quedar sentada en el suelo, al tiempo que jadeaba y se sujetaba un tobillo.
-Creo que se lo ha roto.-Explicó Luna, refiriéndose al tobillo.-He oído el crujido. Cuatro mortifagos nos han perseguido hasta una habitación oscura llena de planetas, era un sitio muy raro.
Al parecer, Luna era la única ilesa de los tres.
-¡Hemos visto Urano de cerca, Harry!-Exclamó Ron, aún seguía riendo débilmente y soltando su "Ji, ji, ji."
Una burbuja de sangre se infló en la comisura de la boca de Ron, por donde le goteaba aquella sustancia oscura, y explotó poco después, Draco no pudo evitar hacer una mueca ante eso.
-Uno de los mortifagos ha agarrado a Ginny por el tobillo, he utilizado una maldición reductora y le he lanzado a Plutón a la cara, pero...
Luna señaló a Ginny, que respiraba entrecortadamente y mantenía sus ojos cerrados.
-¿Y a Ron que le ha pasado?-Harry lucía atemorizado, y como no, si su amigo seguía riendo tontamente.
-No se que le han hecho.-Respondió Luna, con tristeza.-Pero se comporta de una forma muy extraña, me ha costado lo mío traerlo hasta aquí.
-Harry.-Continuó Ron sin parar de reir, tiró del mencionado hacia abajo hasta que su oreja le llegó a la altura de su boca.-¿Sabes quién es esta, Harry? Es Lunática, Lunática Lovegood, ¡ji, ji, ji!
-Tenemos que salir de aquí como sea.-Era lo único que quería oír el rubio.-Luna, ¿puedes ayudar a Ginny?
Luna asintió y Harry se colocó el brazo de Ron sobre sus hombros para llevarlo consigo y evitar catastrofes, este miro a Draco.
-¡Ji, ji, ji! ¿Sabes quién es esa, Harry?-Volvió a hablar el Weasley, riendo y señalando de forma tonta a Hermione, quien seguía inconsciente.-Es Heeeerrmioneee, Hermioneeee Grangeeeer. ¡Ji, ji, ji! La cerebrito lindaaa, ¡ji, ji, ji!
Si estuvieran en otra situación y en una realidad alterna, Draco le propiciaria un buen golpe al pelirrojo.
-Draco, ¿puedes ayudar a Neville con Hermione?-Le preguntó Harry para su sorpresa.
Aunque seguía manteniendo un porte desconfiado hacía él, fue ventaja que cediera a aceptar su ayuda a pesar de que no le creía nada. Draco asintió y colocó el brazo de Hermione sobre su hombro, asi repartiendo el peso de la chica en ambos: Neville y él.
-¡Ooohh! Y él, él, él es Dracoooooo Malfoyyy.-Dijo Ron, señalando ahora al mencionado, poniendo una sonrisa tonta.-El hurón, ¡ji, ji, ji! Ahora no se ve tan detestable, ¡ji, ji, ji!
Quería darle un golpe o lanzarle una maldición para ver si se le quitaba ese estado en el que se encontraba.
Al igual que Harry, miro su alrededor, tenían una posibilidad entre doce de encontrar la salida correcta a la primera, algo difícil de lograr.
Vio como primero Harry junto a Ron se acercaban a una puerta, y estaban sólo a unos palmos de alcanzarla cuando otra se abrió de repente, en el lado opuesto de la sala y por ella entraron tres mortifagos. Bellatrix Lestrange iba en la cabeza.
-¡Están aquí!-Gritó la mujer.
Los otros dos mortifagos lanzaron varios hechizos aturdidores, rápidamente entró el azabache con el pelirrojo, enseguida él y Neville fueron los siguientes, junto con Hermione. Todos cruzaron el umbral justo a tiempo para cerrar la puerta en las narices de Bellatrix.
Harry selló la puerta, logrando que ninguno pudiera entrar, todos escucharon como la voz de un hombre decía que había otras entradas y que los tenían. Draco aún tenía sujeta a Hermione con ayuda de Longbottom, observó como volvían a estar en la estancia de los cerebros y efectivamente había allí varias puertas, se escucharon pasos provenientes de la sala circular, en la que habían estado antes, más mortifagos se acercaban.
Al instante, Harry con ayuda de los demás comenzaron a sellar todas las puertas impidiendo así que pudieran entrar, justo cuando faltaba por encantar una puerta, se oyó que Luna gritaba:
-¡Ferma... aaaaaah!
Sólo vio como cinco mortifagos entraban por la puerta que no había logrado cerrar con éxito, Luna chocó contra una mesa, resbaló por su superficie y cayó al suelo por el otro lado, quedando desmadejada y tan quieta como Hermione.
-¡A por Potter!-Chillo su tía, Bellatrix y corrió hacia él.
Al parecer aún no le había dicho nada a Draco, y eso lo aliviaba. Estaba poniendose en mucho peligro en ese momento, en cualquier segundo podrían verlo, sujetando a Hermione, ayudandola, podría ser su fin. No había contemplado eso, había visto y estaba seguro que tanto su padre y con más razón su tía estaban tan locos que podían llegar a hacer lo que sea. Podría poner en riesgo a la misma Hermione, sus manos empezaron a sudar, estaba nervioso, estaba entrando en pánico.
Escucho gritos y risitas tontas por parte de Ron, y como él pronunció Accio cerebro. A partir de ahí, la escena se detuvo momentáneamente, todos, a excepción de Luna, observaron como del tanque salía un cerebro como pez volador de aquel líquido verde en el que estaba, en un primer momento se quedó suspendido en el aire, pero a continuación se dirigió volando hacia el pelirrojo, mientras giraba sobre sí mismo, y unas cintas de algo que parecían imágenes en movimiento salieron despedidas de él, desarrollándose como rollos de película.
-¡Ji, ji, ji! Mira, Harry. Ven a tocarlo, seguro tiene un tacto genial...
-¡NO, RON!
Draco no sabía que sucedería exactamente si Ron tocaba esos tentáculos de pensamiento que volaban detrás del cerebro, pero estaba más que convencido de que no podía ser nada bueno. Vio como Harry corría enseguida para apartarle la mano a Ron, pero fue demasiado tarde, en cuanto los dedos del pelirrojo entraron en contacto con los tentáculos, estos empezaron a eroscarse en los brazos del chico como si fueran cuerdas.
-Harry, mira lo que está pasand... No... no... No me gusta... No... basta... ¡Basta!
Hasta sintió ganas de ayudar a Ron, cuando las delgadas cintas se enrrollaron alrededor del tórax del Weasley, quien tiraba de ellas, pero el cerebro se aferraba a él como si fuera un pulpo, con una fuerza sorprendente. Harry y Ginny fueron a ayudarlo de inmediato. Sin embargo no pudo continuar viendo aquello, pues unos mortifagos se aproximaban hacia ellos, se había olvidado por completo de eso.
-¡Desmaius!-Gritaba Neville una y otra vez mientras agitaba la varita de Hermione en dirección a los mortifagos.
Por seguridad, decidieron dejar a la castaña cerca de con Luna para que no sufriera algún daño, Malfoy sólo esperaba que no le sucediera nada malo ahí. Apenas era que se daba cuenta, pero a él no lo atacaban en absoluto, los únicos que se encontraban peleando en ese momento eran Harry y Neville.
Se sintió mal, dentro de él, justamente por ser un Malfoy era que no lo atacaban, porque su padre era un maldito mortifago, porque trabajaba para el señor tenebroso. Miro a Granger, quien seguía inconsciente, como desearía que eso le hubiera pasado a él y no a ella.
Noto que Harry salió a toda velocidad por la única puerta que no habían sellado, Draco supo que el plan que tenía en mente era alejar a los mortifagos de sus amigos, pues en realidad, lo que querían era la profecía y él la traía. Todos los mortifagos fueron tras él, una presencia a su lado lo espanto sobremanera, tanto que no pudo evitar dar un brinco.
Volteó a ver de quien se trataba: Bellatrix, tenía en su rostro aquella sonrisa que provocaba escalofríos a cualquiera, y una mirada desquiciada, el típico aspecto en ella. Se suponía que esa mujer debería estar en Azkaban, Draco la prefería ahí.
-Draquito.-Comenzó con ese apodo, a él le recorrió una sensación horrible por todo su cuerpo, sintió temblor.-Tu padre querrá hablar contigo después de que esto acabe, ¿lo sabías?
Su boca se había secado, miro de reojo a los amigos de Harry. Ginny seguía luchando por ayudar a Ron, quien seguía teniendo eso por todo su cuerpo, Neville era el único que estaba poniendo atención a su platica desde un extremo de la estancia, y tanto Hermione como Luna seguían en el suelo sin dar señales de movimiento alguno.
-Pronto tendrás que dar cuentas al señor tenebroso, no falta mucho.-Le susurró al oído, pudo sentir su aliento y respiración caliente.
Una sensación llamada terror lo embargo por completo, él no quería formar parte de eso, no estaba de acuerdo, y mucho menos quería ver al señor tenebroso.
-Debes sentirte orgulloso y honrado cuando ese momento llegué.-Terminó de hablar, soltando una risita.
Antes de irse a perseguir a Harry, lanzó varios hechizos en la habitación, sin esforzarse en apuntar realmente, Draco cerro los ojos y deseo internamente que ninguno le diera a Hermione. Cuando los abrió de nuevo, su tía ya no estaba a su lado, visualizo a Neville hecho bolita, a Ginny por igual y a Luna y Hermione sin daño alguno, soltó un suspiro.
Sentía impotencia, mucha impotencia dentro de sí. Y se lamentó por muchas cosas, principalmente de como él había actuado con todas esas personas con las que ahora se encontraba, si no hubiera sido así con ellos, ahora mismo no tendria porque ocultar todo lo que quería hacer con Hermione, o el hecho de querer ayudar.
-¡Tenemos que ir con Harry!-Gritó Neville, con voz firme.
Sin embargo, no tenía mucha ayuda de parte de los que se encontraban en la habitación, y el azabache lo sabía perfectamente, sin decir algo más, salió como pudo de esa habitación y fue directo a ayudar a Harry.
Draco se quedo con las tres chicas y un Ron en un estado no muy agradable.
Obligo a sus pies a moverse, y sin importarle si Ginny se daba cuenta se aproximó a Hermione, estaba a un lado de Lovegood. Él miro a la castaña, se puso en cunclillas y paso un mechón de cabello de la chica detrás de su oreja, quería que abriera sus preciosos ojos.
Eran contadas las ocasiones en las que Malfoy sentía necesidades de llorar, él no acostumbraba hacerlo, pero en ese preciso momento, quería desahogarse de todo el coraje, impotencia y tristeza que sentía dentro de sí. Tomo a Hermione en sus brazos, la acercó a su pecho; la rodeo y la abrazo como si fuera el tesoro que nunca quisiera perder. Pudo oler su cabello, y un poco de su perfume, aunque se estaba perdiendo por todos los demás aromas que habian adquirido por estar en diversas áreas. Una lágrima traicionera se deslizó por su mejilla izquierda, la limpio discretamente. No supo cuanto tiempo pasó en realidad, sólo quería que todo eso terminará, que alguien lo despertara y le dijera que fue una pesadilla loca que había creado su cerebro. Eso sería una buena noticia.
Pero estaba más que consciente que no era una pesadilla, era la vida real y tenía que afrontarla. Hermione parecía una muñeca de porcelana muy frágil, con sus ojos cerrados y siendo protegida de cierta forma por los brazos del rubio.
-No me creo lo que veo.-Demonios, la pequeña Weasley lo había visto.
No le importó como debería de haberle importado, sino que se puso a pensar en la reacción que tendría Hermione si ella estuviera consciente, de seguro hubiera soltado un grito, se habría alejado rápidamente de Draco y trataría de mentir como pudiera, aunque no serviría de nada, en su rostro se dibujo una sonrisa. Levanto su cabeza y miro a Ginny por primera vez, su rostro expresaba sorpresa total, fácilmente una mosca podría meterse en su boca.
-Tu... Ella... Hermione... Malfoy... ¿Q-qué?-No podía articular palabra siquiera.
-Deberías de estar ayudando a tu hermano.-Su tono era frío, al igual que su mirada, pero eso no impedía que dejará de acariciar la cabellera de Hermione.
En respuesta, la pelirroja solo señaló a Ron, que yacía apoyado en la pared, sus ojos estaban cerrados y tenía ciertas marcas de lo que debió haberle dejado los tentáculos del cerebro, pero dentro de lo que cabe, se encontraba bien o al menos eso esperaba.
-¿C-como? ¿Son...?-Draco no quería responder preguntas, no estaba de humor.
Y para su desgracia, no, no eran pareja.
-¿Por qué no vas y ayudas a Harry?-Sugirió no muy amable, pero eso no le importaba a Ginny.
-Ahora entiendo todo, absolutamente todo.
-Que esto quedé entre tu y yo, comadreja.-No tenía salvación, él había tomado la decisión de estar así con Hermione, sabía que podrían verlo, era necesario afrontar las consecuencias.
Ginny iba a decir algo, pero un grito que expresaba triunfo se alcanzó a percibir, era de Bellatrix, había logrado algo de lo cual se sentía seguramente orgullosa.
Draco no sabía si temer ante eso. Lo que sí sabía, era que estaba seguro de que su tía no había hecho nada bueno para Harry o Neville.
Minutos después, se separó de Hermione. Tenía que hacerlo, alguien podría entrar en cualquier momento y le bastaba con que una sola persona se hubiera dado cuenta hoy de lo que sucedía en realidad entre ellos dos. Ginny estaba sentada, su espalda apoyada en la pared y parecía reposar, sus ojos permanecían abiertos, su respiración era lenta, para su sorpresa ella no dijo nada al respecto y los dejó estar, fue extraño pero Draco agradecía eso.
Malfoy se alejó de ahí, sentía nervios, y miedo, aunque no lo quisiera aceptar, no sabía dónde se encontraba su padre en esos instantes, no sabía que sucedía, no sabía que había pasado con Harry y Neville, ignoraba la razón por la cual su tía había gritado triunfalmente, y no sabía que maldición había recibido Hermione para terminar en ese estado.
Miro a su alrededor, todas las puertas, se pregunto, ¿como saldrían de ahí? No era algo fácil de hacer o responder.
Era el único ileso en esa habitación, tomó la decisión de probar abrir las puertas de alrededor para lograr encontrar la que los dirigiría a la salida. Intento con tres, ninguna funciono, todas le llevaban a destinos distintos y muy extraños a decir verdad, no fue hasta que llegó al quinto intento, donde salió por fin. Estaba afuera, se permitió sonreir un poco, estaba listo para volver a entrar y ayudar como fuera a los demás, tenía que hacerlo, pero cuando estaba por tocar la manija, una mano el doble de grande que la suya, y además fría lo tomo con dureza.
Su primera reacción fue abrir los ojos como platos y con su mano disponible tratar de dar un golpe, pero se detuvo al comprobar que era su mismísimo padre el que lo había agarrado. Una bola de sentimientos revueltos y ninguno bueno se apoderó de él.
-Papá...-No pudo decir nada más, pues su padre lo interrumpió, en parte lo agradecía porque no tenía ni idea de que era lo que diría.
-Silencio, Draco. Vámonos de aquí, antes de que esto se ponga peor.-El señor Malfoy susurró aquello.
Fue cuando el rubio lo examinó, su rostro mostraba miedo, se había despeinado, su elegante traje negro ya no estaba para nada impecable, tenía polvo por todas partes y estaba seguro que había recibido uno que otro hechizo.
No sabía que pensar de las palabras que recién le acababa de soltar su padre, ¿que se pusiera peor? ¿A que se refería?
Lucius comenzó a caminar, nunca le soltó la mano a Draco, él seguía su paso con un poco de dificultad, pues su padre iba muy rápido. Volteó su cabeza un poco, para visualizar la puerta, ahí dentro estaba Hermione, no podía dejarla, no ahora...
Un tirón más fuerte provocado por su padre lo hizo girar su cabeza nuevamente.
-¡Muevete Draco!-Lo reprendió en un susurro molesto.
No se atrevió a decir ni preguntar nada, y sólo continuó caminando a paso rápido, deseando interiormente que Hermione estuviera bien, pidiéndole disculpas pues no había cumplido lo que ella le habia pedido. Se suponía que tenía que quedarse en todo momento con la castaña.
Además le aterraba lo que le esperaba en su casa, sabía que tarde o temprano, tenía que dar explicación del porqué se encontraba en el Ministerio con el grupo de Potter, cuando debería de estar en el colegio.
Solo pudo tragar saliva cuando su padre le dijo que había que llegar lo más rápido posible a la Mansión.
***
Estaba recostada en la cama de la enfermería, en Hogwarts. Ya había pasado una semana desde lo ocurrido, una semana. Harry les había contado cada detalle de lo que había sucedido y sólo pudo abrazarlo y dejar que él llorara un poco cuando les dijo que Sirius había sido asesinado por Bellatrix, quien era tía de Draco.
Era de noche, se supone que tenía que dormir. Observo a Ron, Neville y Ginny quienes estaban en otras camas de la misma enfermería durmiendo, ellos tres habían salido heridos también. Desvío su mirada hacia el techo y no miro nada en especial.
Había estado tomando como 10 pociones todos los días para poder aliviarse, resulta que la maldición que le había lanzado el mortifago que fue siendo Dolohov no tuvo el impacto que debió tener porque no pronunció sus palabras en voz alta, sino hubiera sido peor para Hermione, quien aún le dolían las costillas, pero era un dolor soportable.
Lo que no podía soportar era la intriga que la embargaba, no sabía nada de Draco, no lo había visto en todos esos días, se le hizo bastante extraño que él no fuera a visitarla a escondidas, pues es algo que haría. Cuando pregunto por él, lo único que le respondió Ginny fue que había salido por una de las tantas puertas y jamás volvió, acompañada de una mirada que quería decir algo, pero Hermione no supo que. Eso hizo que todos excepto tal vez Luna y Neville le guardarán más rencor y odio a Malfoy.
Ella no podía creerse así como así el hecho de que los había abandonado, sabía muy bien que Draco no haría eso, y no lo haría por ella, aunque sonara egocéntrica. Algo debió de haberle sucedido que le impidió volver, pero no daba con ninguna respuesta.
Se estaba agotando de pasar todos los días sin hacer gran cosa en la enfermería, lo que quería era salir lo más pronto posible. Aunque tenía la seguridad de que saldría casi a la par al momento en que las vacaciones de fin de curso llegaran.
(...)
Y justo como había intuido, sus días en la enfermería acabaron cuando tenían que irse de Hogwarts, un día antes la dieron de alta, lo primero que hizo fue empacar, cuando hubo terminado quiso buscar a Draco, necesitaba explicaciones, o mínimo ver su rostro. Jamás fue a visitarla, sólo había visitas de sus amigos, incluido el tierno elfo Gasper, de quien ya se había despedido.
No tuvo la oportunidad de buscar a Draco, pues todo el tiempo que le sobró la paso con Harry y Ron, ninguno de los dos la dejo sola un momento, no era cosa que le disgustara, amaba a sus amigos más que a nada, pero requería a Draco.
Se dio por vencida y aceptó que tal vez no era aún el momento de verse cuando subió al tren y se sentó en un compartimento con todos sus amigos, (pues esa ocasión no era necesario ir al vagón de prefectos) iba escuchando la plática mientras leía el profeta, Harry y Ron charlaban sobre Cho, quien ya se encontraba saliendo con Michael Corner, el ex de Ginny.
-¿Todo bien, Hermione?-Le pregunto de repente la pelirroja, mirandola, mientras Harry y Ron seguían en lo suyo.
Ginny estaba sentada a un lado de ella.
-Si, claro. ¿Porque lo preguntas?-Fruncio el ceño, confundida.
La chica negó con la cabeza y sólo se le quedó mirando unos segundos más, hasta que apartó la vista y volvió a integrarse a la plática. Ok... Eso fue extraño, ¿que mosco le había picado a Ginny?
Casi llegaban a la estación, donde de seguro sus padres estarían esperándola, sintió la necesidad de ir al baño y fue justo lo que hizo. Cuando se lavó las manos, se acomodó un poco el cabello y sin prisa alguna salió de ahí, decidió caminar un poco por el tren, con la intención de encontrarse a Draco, y es que si no lo veía, se iría con una sensación que la perseguiria todas las vacaciones.
Por suerte sus ojos brillaron cuando lo visualizo adelante, unos pasos más que ella, miro a su alrededor, no había nadie, sonrío. Se acerco a él y le toco el hombro, noto como dio un pequeño brinco.
-Tranquilo, soy yo.-Hablo, una vez que Draco se volteó para mirarla.
No podía quitar su sonrisa, nadie podía negar que estaba feliz, después de tantos días al fin volvía a verlo. Era ya costumbre que él fuera encargado de buscarla y necesitarla, pero se habían intercambiado papeles esta vez.
-H-Hermione.-Dijo su nombre, el tartamudeo provoco que Hermione se extrañara un poco.
-¿Te encuentras bien?-Pregunto, retirandole un pequeño mechón rubio que le caía rebeldemente por su frente.
-Podrían vernos aquí.-Él ignoró la pregunta de la castaña, mientras miraba a todos lados.
De acuerdo, estaba actuando algo extraño. Hermione tomo de la mano a Draco, de inmediato la sintió fría, pensativa lo guió hasta el compartimiento que se encontraba al final del tren, ese en el cual nadie entraba por alguna razón que desconocía, además tenía cortinas, podía cerrarlas, asegurar la puerta y nadie se enteraba de nada.
-Bien, ahora respondeme.-Soltó, una vez que estuvieron en el compartimento.
-Si, estoy bien Hermione.-Respondió, así, sin agregar más.
Eso también era extraño, no le comenzaba a gustar nada la situación.
-Draco...
Su voz de evaporo, se perdio y solo pudo mirar al rubio que tenía enfrente, quien miraba el suelo y tenía sus dos manos juntas, jugando con ellas.
-Mirame.-Le pidió, ahora con su voz firme.
Draco hizo caso, la miró, Hermione supo al instante que a él le preocupaba algo, ¿que era eso? Podrían ser tantas cosas, sabía de antemano que tal vez estaría algo afectado al enterarse que su padre era mortifago.
-¿Que tienes?
Él negó con la cabeza, y bajo la mirada nuevamente, así, parecía como un pequeño niño asustado, asustado del mundo, escondiendose en un armario para evitar los problemas. Hermione sintió una punzada en su corazón ante su imagen, nunca le gustaba verlo de esa forma, le dolía.
-Sabes que puedes contarme lo que sea, ¿verdad?-Hablo, su voz sonó sencilla y dulce.
Entonces, Draco subió la mirada otra vez, sus grises ojos estaban opacos, algo ya común que le sucedía al chico cuando se encontraba mal. Se aclaró la garganta antes de comenzar a hablar.
-Claro que lo se, sé que puedo decirte cualquier cosa, Hermione.-Su voz, su voz no era para nada propia de él.
No era fría ni cortante, sino que sonaba triste, decaída y preocupada.
-Bien, entonces puedes hacerlo, Draco.
-Hermione, descubrí hace casi dos semanas que mi padre es un mortifago, un maldito mortifago. Me estuvieron mintiendo todo este tiempo, mi tía Bellatrix es una demente que asesinó a Sirius y tendré que soportarla todas las vacaciones. Ahora tus amigos me odian mas que antes, no es que me importe, lo que me importa es que ese día te abandone porque mi padre me llevo consigo a la Mansión Malfoy y no pude ayudarte.
Draco apretaba sus puños con enojo y no miraba a Hermione a los ojos. La chica se sentía en verdad mal por él, no se merecía nada de eso.
-Draco, eso no importa. Estoy bien, y sabía que si no estuviste conmigo fue por una razón justificable.-Trato de hacerlo sentir mejor.
El chico no dijo nada, guardó silencio y eso mataba a Hermione.
-¿Te dijo algo tu padre cuando llegaron a tu casa?-Se atrevió a preguntar.
Al ver la expresión que ponía Draco en su rostro, supo que hubiera sido mejor no hacerlo.
***
« No tardaron mucho en llegar, para Draco fueron sólo 10 minutos los que pasaron, el tiempo se le fue rapidísimo, sus manos no dejaban de sudar, por suerte su padre lo había soltado a mitad de camino. Se preguntaba porque no lo llevaban a Hogwarts, ¿porqué a su casa? No quería poner un pie en ese lugar.
-Cariño, ¿estas bien?-Preguntó con preocupación su madre, al ver el aspecto de su marido.
-Narcissa, es nuestro fin. Todo se fue al caño, la profecía se rompió, nuestro señor nos castigará.-Decía demasiado rápido y con desesperación en su voz.
Draco sólo se quedó un poco alejado, esperando ser invisible en todo ese asunto.
-¿Hablas en serio?-Su madre estaba impresionada, y al igual que Lucius comenzó a poner un rostro de inquietud.
-¡Dile adiós a tu forma de vida!-Soltó en una exclamación un poco furiosa y fue directo hacia un estante donde había varias botellas de vino.
Narcissa se quedó estática, de pie. Su mirada se desvió hacia Draco, quien la sintió sobre él.
-Draco, ¿que haces tu aquí?-Se interesó, su voz era moderada y algo baja.
-Si Draco, explicanos que hacías en el Ministerio de magia con el idiota de Potter y sus amigos.-Pidió su padre, desde la mesa, donde ya tenía en su mano un vaso de vidrio pequeño con vino en su interior.
Apretó sus labios, quería que la tierra se lo tragara. Se sentía fatal, no tenía neuronas para poder armar una mentira convincente en ese momento.
-¿Qué?-Su madre no se lo creía, al parecer.
-Así es Narcissa, encontré a nuestro hijo con esa bola de...-Se calló de repente para tal vez evitar soltar un insulto.
-Verán, lo que sucede es que yo...-Diablos, no tenía que detenerse, pero no encontraba las palabras adecuadas ni sabía que formular exactamente.-Escuche en Hogwarts lo que querían hacer y, le avise a Umbridge, como saben era parte de la Brigada Inquisitorial, me pidió que los siguiera para ver que planeaban exactamente.-De último minuto, esa explicación gloriosa cayó en su cerebro como salvación.
Los adultos guardaron silencio, su padre miraba a un punto en la nada, quizá meditando las palabras recién dichas por su hijo, pasó un dedo por el filo de su vaso.
-¿Y porque no los heriste en todo el tiempo que estuviste ahí?-La pregunta del señor Malfoy lo tomó por sorpresa.
-Lucius.-Su madre no estaba de acuerdo con esas acciones.
-Contéstame, Draco.-Ignoró a su esposa, sus ojos estaban fijos en el rubio, sin siquiera parpadear, lo cual hacía que la mirada fuera más penetrante e intimidante.
Además, el tono de voz que había utilizado le puso los pelos de punta, nunca se había sentido con tanta presión y tan aterrado. Sus manos no podían dejar de sudarles, eso le desagradaba, se limpio en su camisa blanca del uniforme.
-Estaba por hacerlo, pero quería prepararme para el momento justo, padre.-Mentira, mentira tras mentira era lo que salía de su boca al responder las preguntas de su padre.
Nada era cierto.
-De acuerdo, debido a que la misión que me confió y encargó nuestro señor fue un jodido fracaso. Todo cambiará a partir de ahora, les digo de una vez a los dos.-Esas palabras eran para Narcissa y Draco, este último no sabía cómo podía hablar con tanta naturalidad de eso cuando sabía que apenas su hijo se había enterado que su padre era un mortifago.
Nadie dijo nada, la mansión se sumió en un profundo silencio, uno trágico, Draco se sentía todo menos cómodo ahí, tenia tantas emociones dentro de si mismo que queria y necesitaba sacar de una u otra forma.
-¿Por qué jamás me dijeron que eras un mortifago?-Se armó de valor para preguntarlo, con su cabeza en alto espero una respuesta.
-Eras muy pequeño para que te enteraras, ni tu madre ni yo queriamos eso. No queriamos involucrarte.-Contestó su padre, con una mirada vacía.
-Temo que ya estoy involucrado, ¿no?-Su voz tenía cierto dejé de ironía, cosa que no le gusto a Lucius.-¿Como es que él regresó? ¿Como es que trabajas para él?
Draco no estaba moderando su tono de voz, no lo subia pero habia mucho enojo y resentimiento, sin embargo, Lucius no notaba que tal vez ese tono de voz era provocado por como se sentía su hijo, no tomaba en cuenta él eso, asi que su padre puso una cara severa y se veía notablemente que estaba ejerciendo presión en su vaso, que estaba casi vacío.
-He trabajado para nuestro señor desde siempre, gracias a eso tuviste el estilo de vida tan lujoso, cómodo y valioso por todos estos años, Draco. Asi que cierra tu boca, no me salgas ahora con tus buenos sentimientos.-Explicó Lucius, cada palabra dicha por su padre le enojaba bastante y solo le hizo apretar más sus puños.
Draco no dijo nada, prefirió quedarse callado, tenia unas ganas inmensas de dejar inconsciente a su padre, aunque sonara terrible. Lucius se terminó su trago, y con un movimiento de varita atrajo al rubio hasta quedar muy cerca de el, Lucius lo tomó por el cuello de su playera, esto confundió mucho a Malfoy.
-Si me llego a enterar que tienes algo que ver con Potter, o esa repugnante sangre sucia de Granger o algunos de sus estupidos amigos, te ira mal, Draco. Asi que ni se te ocurra.-Lo amenazó, mirándolo furioso y con sus manos temblandole por alguna razón.
Rabia, tristeza y decepción era lo que sentía ahora, su propio padre lo habia amenazado de una forma horrenda. ¿A eso se le llamaba un padre? Con un ceño fruncido puesto en su rostro, se separo bruscamente de su padre.
-¡Lucius! Controlate, por favor.-Le gritó Narcissa, acercándose a su hijo.
-Estas advertido.-Dijo, señalandolo.
No pronuncio ni una palabra, no podía, y no serviría de nada. Si tan solo supiera que estaba enamorado con locura de Hermione Granger y esa era la razón por la que se encontraba en el ministerio, de seguro lo hubiera asesinado ya. Sintió como su madre le pasaba su mano, comenzando a moverla de arriba a abajo.
-Draco, prepárate mínimo mentalmente, no estoy muy seguro aún, pero conozco a mi señor, debido a mi rotundo fracaso, me castigará, y su castigo será tal vez que tú le ayudes con alguna cosa, en otras palabras, que te vuelvas un mortifago, como tu madre y yo. »
Un escalofrio lo recorrió entero, y juró que pudo sentir electrochoques al recordar esas últimas palabras de su padre, quien ahora seguramente estaría escondido para que no lo metieran a Azkaban, a pesar de todo, él no quería que su padre terminara en ese horrible lugar, su tía habia salido de ahí mas loca y cínica de lo que habia entrado, su padre tenía las posibilidades de terminar igual. Principalmente no quería que atraparan a su padre aunque lo mereciera porque su madre sufriría por ello.
-Me preguntó que hacía con ustedes, me dijo de lo que me había enterado: que era un mortifago y...-Se quedo callado, decidió no mencionar que su padre lo habia amenazado con respecto a ella o alguno de sus amigos y de que posiblemente se convertiría en mortifago en un futuro cercano.
-¿...Y?-Hermione lo animó a continuar hablando.
-Que lo estan buscando para encerrarlo en Azkaban.-Prefirió compensar con eso, que no era mentira en realidad.
Hermione no dijo nada, se levantó e hinco frente a él, lo cual le parecio extraño al chico que la miro confuso. La castaña tomó sus manos y las unió con las de ella, mostró una sonrisa que para Malfoy fue reconfortante, hizo un pequeño jalón en sus manos, que le daba a entender que quería que estuviera en la misma posición que ella. No replicó y asi lo hizo, pronto los dos estaban arrodillados frente al otro, perdiendose en sus ojos.
-Todo estara bien, Draco. Lo prometo.-Susurró la castaña y colocó ambas manos en sus mejillas.
Esperaba que las palabras de la chica fueran ciertas, pero veía escasas posibilidades.
-Yo estaré siempre aquí y te apoyaré ante todo. Me tienes a mí, yo te quiero, más de lo que imaginas, ¿si? No tienes la culpa de lo que tus padres hagan, eres completamente diferente, ¿de acuerdo?-Quiso derramar un par de lagrimas al escucharla, siempre lo hacia sentir mejor, no veía la hora para volver a estar juntos como pareja, era lo que necesitaba, pero seguiría esperandola, presentía que no faltaba mucho para eso, aunque su padre lo habia amenazado, eso no le impediría estar con Hermione, ni eso ni nada.-¿De acuerdo?
Él asintio lentamente, sin despegar sus ojos de los avellana de la preciosa chica que tenia enfrente, agradecía que los compartimentos tuvieran esas cortinas para poder tapar la vista. Hermione pegó su frente a la suya y cerró sus ojos, Draco la observo, tenía una pequeña sonrisa en sus labios, que la hacía ver diez veces más hermosa.
También cerro los ojos, disfrutando de ese momento después de haberla pasado mal en todos esos dias, solo ella podia calmarlo, solo ella podia convencerlo de que tal vez todo estaría bien, y solo ella podia hacerlo enloquecer de esa forma.
-Te amo.-Soltó en su oído, no se arrepentia de nada.
Paso sus brazos alrededor de la chica, formando un abrazo, y sonrió era imposible no hacerlo, se dio cuenta como Hermione ensancho mas su sonrisa al escuchar las palabras de Draco.
-Tambien yo. Sólo, espera un poco mas.-Fue un murmuro verdaderamene bajo, pero que gracias a Salazar, Malfoy alcanzo a percibir y se alegro demasiado por eso.
En ese momento, se olvido de todo lo malo, elimino a sus padres, a los mortifagos, aquella noche en el ministerio, a su tía Bellatrix, al señor tenebroso, a todos esos problemas que no lo dejaban tranquilo y solo se enfocó en una persona, en Hermione.
Ella era su luz, la luz que lo iluminaba y lo alejaba de la oscuridad cuando mas lo necesitaba.
No quería que esa luz se apagara jamás y menos en esos momentos.
Y solamente es el inicio de la gran tormenta que viene.
--------------------------------------------
Chan, chan, chan, sorry con eso último, se lee bien mamon jsjs.
Holi, ¿como han estado? Espero que muy, muy bien.
Les ofrezco dos disculpas, la primera por no haber actualizado desde hace tiempo, en serio lo siento, en estas temporadas estuve super ocupada que apenas y tenia tiempo para descansar, lo juro, a partir del 25 de agosto fue cuando pude respirar nuevamente, sólo que me tarde mas porque estuve actualizando mi otro fanfic "Punto y aparte" (por si gustan pasarse xd) y por eso era que no actualizaba. La segunda disuculpa debido a que por error publiqué este capítulo antes de terminarlo jsjs, fue error de dedo.
No se si algunas se dieron cuenta de que antes el título era, "No quiero hacerlo." (si no ya lo saben xd) decidí cambiarlo porque para el próximo capítulo ese sera el título, encaja más esa frase con el capítulo que se viene.
Como esta historia desde julio cumplió un año de ser publiacada, queria hacer un maraton, y de huevos lo haré, sera uno mini, que comenzará desde este capítulo, seran tres, no subire mañana el que sigue, porque en serio no puedo terminar un capitulo de setecientas mil palabras en un día, lo siento, pero justo por eso les aviso.
Quiero agradecerles por todo el amor que ha recibido esta historia, de verás no saben cuanto lo valoro y agradezco. :'3
Well, espero que este capítulo les haya gustado, se viene lo shidooo xd, este me salió un poco mas extenso de lo que esperaba, supongo que no importa. Lo que si espero es que lo disfruten. :}
Las quiero un chingo.
¡Gracias por leer! 🐍
Ale 💚🐍
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top