"No quiero involucrarla, ¿entiende?"

No supo en que momento había caído dormida justo en la enfermería, su cuello dolía un poco y sus brazos se habían entumecido al estar recostada sobre ellos. Lo primero que notó es que Draco no estaba en la cama.

Se puso de pie y fue a buscarlo en el baño, claro; tocó y lo llamó, sin embargo, jamás recibió respuesta. Decidió abrirlo, no había nadie ahí.

Se había ido.

¿Por qué? No había recibido el alta todavía. Debería seguir descansando y durmiendo.

Dio un recorrido por el lugar pero no había ni rastro de él. Decidió salir y echo un vistazo a ambos lados del pasillo. ¿Qué diablos?

Empezó a tener un mal presentimiento cuando por fin lo vio a unos cuantos metros, por poco y no lo hace, era como si el destino quisiera forzadamente que ella lo siguiera. Frunció el ceño y a paso lento, conservando una buena distancia para que él no se percatara de su presencia, lo siguió.

¿Por qué estaba despierto a estas horas? Eran casi las 11 en punto.

La luz de la luna entraba por diversas partes del castillo, lo que le hizo fácil observar que se encontraba pulcramente vestido con sus típicos trajes negros y sus zapatos lustrados. Era como si no fuera a dormir para nada esta noche.

Como a mitad de camino se dio una idea de saber a donde se dirigía, parecía ir a la torre de astronomía. Conocía bien el camino y era justamente el que ambos estaban tomando.

Se moría por alcanzarlo y detenerlo, plantarse delante suyo para cuestionarle que era lo que estaba haciendo, pero decidió que las cosas siguieran su curso.

Era cuidadosa al andar, permanecía lejos de él pero sin perderle la pista, le resultó muy extraño que el chico no giró la cabeza atrás como era costumbre, de hecho, incluso de espaldas se podía percibir lo tenso, nervioso y atemorizado que estaba. Eso le resultó muy raro a la castaña.
El cielo estaba cubierto por nubes grises, una tormenta se acercaba y el aire rugia con fuerza.

Aquel clima se apreciaba aún más en la torre de astronomía, lugar al que habían llegado. Draco abrió la puerta con fuerza, sin ser silencioso, antes de que ésta se cerrara, Hermione dio zancadas más largas para detenerla y pasar. Malfoy ya se encontraba subiendo la escalera de caracol, la luz de la luna resultaba más brillante y le dio de lleno, eso le permitió ver su rostro, cubierto de inseguridad.

La chica iba a subir las escaleras, sin embargo, una fuerza invisible y poderosa la lanzó contra el murete que estaba debajo de las escaleras, se estrelló contra otra persona, de pronto fue cubierta por algo que la hizo desaparecer de la vista de los demás: la capa de invisibilidad.

Supo al instante que la persona a su lado era Harry.

Intentó moverse, en vano. No podía mover ni un centímetro de su cuerpo, le habían lanzado un Petrificus Totalus sin siquiera darse cuenta. Claro que tampoco podía hablar, al parecer Harry se encontraba en las mismas que ella.

Era sumamente frustrante, quería hablar, necesitaba hacerle millones de preguntas a Harry e ir con Draco. Silenció un momento su mente cuando escuchó la voz del reconocido profesor Dumbledore.

-Buenas noches, Draco.-Saludó como si se tratara de una reunión por la tarde.

¿Dumbledore? ¿Draco? Se suponía que Dumbledore y Harry irían a buscar y destruir el horrocrux.

-¿Quién más hay aquí?

Aunque estaba petrificada podía ver todo lo que sucedía arriba suyo.

-Soy solo yo, Draco.

-No me mienta, lo escuché hablar.

-Oh, si, estaba hablando conmigo mismo. Reconozco que me ayuda muchísimo, ¿alguna vez te has hablado a ti mismo, Draco?

El anciano tenía varita en mano, que comenzó a mover, por lo que agilmente Draco apuntó y exclamó:

-¡Experlliarmus!-Enseguida desarmó a Dumbledore.

Su varita fue a dar a otro sitio lejos de él.

-Muy bien.

El director actuaba de una manera que Hermione no podía creer.

-Draco, déjame ayudarte. Sé que no eres un asesino.

-¿Cómo sabe lo que soy?-Sonó un poco aterrado, él continuaba apuntando al director con su varita directo al pecho-.No sabe de lo que soy capaz, he hecho cosas horrendas.-Su tono de voz se recuperó en esa oración

-¿Cómo maldecir a Katie Bell con un collar maldito para que me lo entregara? ¿O reemplazar una botella de aguamiel con una adulterada con veneno? Sé bien que estuviste a punto de matar a Katie Bell y Ronald Weasley y llevas todo el curso intentando matarme; ya no sabías qué hacer. Perdóname, Draco, pero han sido unas pobres tentativas. Tan pobres, a decir verdad, que me pregunto si realmente ponías interés en ello...

-¡Claro que ponía interés!-Afirmó Malfoy-.Es cierto que he estado todo el curso intentándolo, pero esta noche...

Hermione oyó un grito amortiguado procedente del castillo. Malfoy estaba muy rígido, su cuerpo se estremeció y volvió la cabeza.

La chica estaba desmoronandose ahí mismo al escuchar y presenciar cada palabra y movimiento. Harry tuvo la razón todo este tiempo...

-Oh, no estás solo. Hay otros.-Dijo Dumbledore con total tranquilidad que era preocupante cuando escuchó más ruidos cerca de la torre. Era como si alguien más fuera a entrar-.¿Cómo?

-El armario de Borgin y Burkes, lo he estado reparando.-Explicó.-Ellos... No tardarán en llegar. Yo me he adelantado. Tengo... tengo que hacer un trabajo.

-En ese caso, debes hacerlo, muchacho.

Guardaron silencio por un minuto. Hermione se sentía aprisionada y paralizada e invisible. No podía dejar de observar el aspecto de Draco Malfoy, el corazón paulatinamente se le estaba rompiendo. Quería llorar pero ni siquiera salían lagrimas de sus ojos. Intentó aguzar el oído para detectar a los mortifagos que seguramente llegarían en cualquier momento. Entretanto, Malfoy continuaba mirando fijamente a Dumbledore y apuntandolo con su varita, el director increíblemente mostró una sonrisa.

-Me imagino que el armario de Borgin y Burkes debe tener un hermano, un gemelo.

-En la sala de menesteres. Juntos forman un pasaje.-Relató.

Eso era lo que lo mantenía tan ocupado...

-Qué ingenioso, Draco. Muy astuto. ¿Sabes una cosa? Conocí a un chico que cometió muchas equivocaciones, permiteme ayudarte...

-No sabe lo que dice. Yo fui elegido.-Por fin el chico alzó su manga y le mostró la marca tenebrosa que estaba plasmada sobre todo su antebrazo.

Hermione pudo verlo como si estuviera en primera fila y eso fue lo que terminó por romperla. Por quebrar sus estúpidas esperanzas sin fundamento. Finalmente la venda qué con tanto empeño había mantenido cubriendo sus ojos, cayó.

-Ya veo... ¿Sabes? En realidad no necesitas ayuda. Me he quedado sin varita y no puedo defenderme.-Hermione supo que eso era pura mentira, Dumbledore si bien lo quisiera podría derrotar a Draco en ese preciso momento. ¿Por qué no lo hacía? Malfoy seguía mirándolo a los ojos. No hablaba ni se movía-.Ya entiendo. Temes actuar antes de que lleguen ellos...

-¡No tengo miedo!-Le espetó Malfoy de repente, pero sin decidirse a atacarlo. -¡Usted es quien debería tener miedo!

-¿Por qué iba a tenerlo? No creo que vayas a matarme, Draco. Matar no es tan fácil como creen los inocentes.

Daba la impresión de que Malfoy estaba reprimiendo un impulso de gritar o vomitar. Tragó saliva y respiró hondo varias veces sin dejar de mirar a Dumbledore y de apuntarle con la varita directamente al corazón.

-¡No lo entiende! ¡¡Tengo que hacer esto!! ¡Debo matarlo!-Gritó como si estuviera desahogandose por completo-.O él me matará... Matará a mi familia. Él está castigando a mi familia.

No había palabras para describir como se sentía Hermione Granger en ese preciso instante, era un manojo de emociones. Por un lado quería golpear a Malfoy, decirle mil cosas a la cara y por otro, necesitaba abrazarlo, consolarlo y comprenderlo.

Pero era un mortifago... La marca en su brazo fue un golpe duro, muy duro y crudo. No podía asimilarlo. Quería desfallecer.

-Me hago cargo de lo comprometido de tu posición. ¿Por qué, si no, crees que no te planté cara antes? Porque sabía que lord Voldemort te mataría si se daba cuenta de que yo sospechaba de ti.-Malfoy hizo una mueca de dolor al oír el nombre de su amo y Hermione quiso hacerla también.-No me atreví a hablar contigo de la misión que sabía que te habían asignado, por si él utilizaba la Legeremancia contra ti-Continuó Dumbledore.-Pero ahora, por fin, podemos hablar sin necesidad de andarnos con tapujos... Considerar opciones.

-¿Opciones? ¿Qué opciones?-Alegó Malfoy-.Tengo mi varita y estoy a punto de matarlo...

-Amigo mío, no tiene sentido que sigamos fingiendo. Si pensaras matarme lo habrías hecho en cuanto me desarmaste, en lugar de entablar una agradable conversación sobre los métodos de los que dispones para hacerlo.

-¡Yo no tengo opciones!-Dijo Malfoy, que se había puesto pálido, más de lo habitual. Se veía... Débil, como si en cualquier momento fuera a desmayarse.

-Todavía no has cometido ningún crimen, ni le has causado ningún daño irreparable a nadie, has tenido suerte de que tus víctimas indirectas hayan sobrevivido... Yo puedo ayudarte, Draco.

-No, no puede.-La mano con la que sujetaba la varita le temblaba cada vez más.-Nadie puede ayudarme. Él me dijo que si no lo hacía me mataría. No tengo alternativa.

Esas palabras le dolían como mil cuchillos clavados en su corazón.

-Draco, podemos ayudarte. Estás a tiempo, de hecho, una persona más que nadie podría hacerlo... Tu sabes de quien hablo.

A pesar de estar petrificada, el corazón de Hermione comenzó a latir a un ritmo desbocado y anormal. ¿Acaso el director se refería a ella o era simple coincidencia? Draco ya estaba bajando su varita, su postura cada vez se volvía más vulnerable, pero cuando escucho las palabras del anciano fue como si le hubieran quitado la coraza y armadura de encima.

-¿Q-qué dice? Ya está delirando.

-Sabes a quien me refiero.

-No. Usted no puede garantizarme qué ella no estará en peligro, qué no correrá ningún riesgo. No puedo hacer eso. No quiero involucrarla, ¿entiende?-Hablaba con gran convicción, Hermione ahora sabía que hablaba de ella. Se le escuchaba tan honesto, admitiendo a corazón abierto que no quería que por su culpa resultará herida.

-Pásate a nuestro bando, Draco, y nosotros nos encargaremos de esconderte. Podemos ir por tu madre también y luego esconder a tu padre, encontraremos la forma. Por favor, escúchame.-Hermione deseaba que lo hiciera.

Podía comprender el miedo de Draco al tomar la decisión, sin embargo, eso era lo mejor. Una ligera esperanza e ilusión floreció dentro de ella.

-Yo...

En ese momento, la cereza del pastel llegó, los mortifagos entraron a la torre de astronomía y con ello, aplastaron las esperanzas de la castaña en mil pedazos. Hermione vio como subían las escaleras, entre ellos distinguió a Bellatrix Lenstrange. El miedo, angustia e incertidumbre creció dentro de ella.

Pronto todos se colocaron alrededor de Draco, estando frente a Dumbledore a unos cuantos metros de distancia.

-Muy bien, Draco, muy bien.-Felicitó su tía en un susurro, cerca de su oreja. Era desagradable.

-Buenas noches, Bellatrix. Esto amerita presentaciones, ¿no crees?-Dumbledore seguía imperturbable.

-Me encantaría, Albus, pero me temo que no tenemos tiempo.-Le dijo en un tono jocoso y volvió la mirada a su sobrino.-Hazlo, Draco. Adelante.

Lo estaba incentivando a asesinar a Dumbledore. Él volvió a subir su varita que ya había bajado casi por completo.

Draco parecía querer tomar valentía y fuerzas de algún lado, armar una apariencia o aspecto firme y seguro, pero no lograba absolutamente nada.

-¡Ahora, Draco, y deprisa!

-¡Hazlo ya!

-¡Mátalo ahora!

Los cuatro mortifagos y su tía no dejaban de presionarlo, no obstante, a pesar de eso Draco parecía más indeciso que antes. Miraba fijamente a Dumbledore, pero el terror se reflejaba en su cara; el director de Hogwarts, más pálido que nunca, había ido resbalando por el muro casi hasta quedar sentado en el suelo.

-¡Bah, si de todos modos ya tiene un pie en la tumba!-Dijo uno de los mortifagos y fue coreado por las jadeantes risitas de los demás.-¿Qué te ha pasado, Dumby?

-Ya no tengo tanta resistencia, ni tantos reflejos, Amycus.-Contestó Dumbledore.-Son cosas de la edad... Algún día quizá te pase a ti, si tienes suerte...

-¿Qué quieres decir con eso, eh? ¿Qué quieres decir?-Chilló el mortífago poniéndose violento de repente.-Siempre igual, ¿no, Dumby? ¡Hablas mucho pero no haces nada, nada! ¡Ni siquiera sé por qué el Señor Tenebroso se molesta en matarte! ¡Vamos, Draco, hazlo de una vez!

-¡Ahora, Draco, rápido!-Lo urgió con brusquedad el más salvaje de los cuatro. Pero a Malfoy le temblaba tanto la varita que apenas podía apuntar con ella.

Hermione sabía muy bien que Draco no quería ni podía hacer aquella acción desalmada. Él podía fingir todo lo que quisiera, ser el más malo, cruel o sin corazón, pero en el fondo era todo lo contrario.

-Ya me encargo yo-.Gruñó Greyback, el hombre lobo y avanzó hacia Dumbledor brazos estirados y enseñando los dientes.

-¡He dicho que no!-Gritó el otro.

A continuación hubo un destello y el hombre lobo salió despedido al otro extremo.

A Hermione le latía tan rápido el corazón que resultaba impresionante que no se escuchara.

Nuevamente la puerta se abrió, dando paso a Snape, Hermione se sintió un poco aliviada, quizá podría ser la salvación. Subió las escaleras hasta estar plantado donde los demás.

Los mortifagos para sorpresa de Granger no lo atacaron, de hecho, le hablaron.

-Snape, tenemos un problema, el muchacho no se atreve a hacerlo.

-Era de suponerse. Le faltan agallas, igual que su padre.

Ante eso, Malfoy volteo a ver al mortifago Greyback con gran desdén e ira.

-Severus.-Se escuchó un llamado distinto al de los demás. Era Dumbledore.

Por primera vez Hermione distinguió al anciano hablar con un tono de súplica.

-Severus, por favor.

El profesor lo miraba atentamente, sin ninguna expresión en su rostro. Se acercó un poco más y bruscamente apartó a Draco. Snape levanto la varita y apuntó al director, eso hizo palidecer a Hermione quien seguía sin poder moverse. Quería gritar.

-¡Avada Kedavra!

Un rayo de luz verde brillante salió de la punta de la varita de Severus Snape qué dio directo al pecho de Albus Dumbledore. Hermione soltó un grito desde lo más profundo de su ser que fue totalmente ahogado y mudo, su garganta escocia y se vio obligada al igual que Harry a contemplar como Dumbledore se precipitaba lentamente al caer ya que el rayo lo empujó de la torre. Como una muñeca de trapo, descendió hasta que se perdió de vista. La marca tenebrosa fue conjurada y pronto se vio grande y resplandeciente sobre el cielo gris.

Snape tomó a Draco de los hombros y como si fuera un saco de papas lo guió consigo y los demás mortifagos, Hermione solo pudo notar que el rostro del rubio estaba contorsionado de perplejidad, como si no se hubiera creído que Dumbledore había muerto en frente de sus narices.

Ella como Harry se percataron de que ya no estaban petrificados por el encantamiento, sino por el horror y conmoción de lo sucedido. Rápidamente Harry quitó la capa de invisibilidad de encima y ésta cayó al suelo.

Los mortifagos habían salido ya del lugar, Snape y Draco con ellos...

-¡Vamos, Hermione!

Harry fue el primero en correr dispuesto a seguirlos. Era un suicidio. Negó con la cabeza, si era honesta, no supo de donde saco fuerzas para seguirle el paso a Harry y hacerle caso, pues todo dentro de ella quería hacerse un ovillo.

Creía tiempo atrás que su corazón había sido roto, qué ingenua. Ahora si sabia lo que en realidad se sentía.

Ambos salieron de la torre de astronomía, lugar que era de los favoritos de la chica, de eso ya no estaba segura. Harry corría con una rapidez descomunal, debido a eso, pudieron ver a unos mortifagos a unos cuantos metros más adelante.

-¡Petrificus Totalus!

El encantamiento de Harry dio directo al mortifago más cercano que acabó en el suelo con un fuerte estruendo. Hermione alcanzó a Harry, pudo vislumbrar a Snape y Draco entre los mortifagos.

Bellatrix inició a romper cada cosa del castillo, las paredes se resquebrajaban, el gran comedor terminó hecho pedazo, los ventanales fueron rotos por ella mientras gritaba como una desquiciada.

-¡Harry!-La chica quiso advertir a su amigo.

Greyback se le había echado encima al azabache, su cuerpo era tan grande que parecía aplastar por completo a su amigo. La boca del hombre lobo estaba muy cerca del cuello de Harry y éste tenía complicaciones para lanzarle un hechizo.

-¡Levicorpus!-Exclamó Hermione y de inmediato Greyback fue arrojado.

Ayudo a ponerse de pie a Harry.

-¿Estás bien?

-Sí.

De pura suerte esquivó un conjuro al agacharse con brusquedad, un mortifago había comenzado a atacarlos una y otra vez.

-¡Impedimenta!-Lanzó Hermione, sin embargo, fallo.

Pudo ver a la lejanía como Draco volteó a verlos, sus ojos reflejaban inmensa agonía y angustia. Ella se quedó un minuto congelada.

-¡Hermione!-Harry le dio un empujon para evitar que una maldición le diera.-¡Desmaio!

Esta vez Harry tuvo éxito y eliminó al mortifago, tuvieron el camino libre, los demás habían salido del castillo, seguramente estarían ya en los jardines. Potter emprendió camino hacia allá.

Probablemente ella debería quedarse ahí, en medio del gran comedor destruido, no obstante, acompañó a Harry. Cuando estuvo a su lado, justo en ese momento, miró como Bellatrix y otro mortifago le prendían fuego a la casa de Hagrid.

-¡No!-Bramaron al unísono.

Potter y Granger lanzaron un conjuro para darle a alguno de los dos, pero no dio resultado. En cambio, Bellatrix les echo un Cruciatus que impactó en ambos. Hermione solo sintió un dolor insoportable y atroz por todo el cuerpo mientras salía disparada y aterrizaba con dureza en el césped.

Su estómago se revolvió y la cabeza le daba vueltas.

-¡No! ¡Tenemos órdenes! Él le pertenece al señor tenebroso.-Gritó Snape.

Eso hizo que Bellatrix bajara la varita.

-Bien. Pero, ¿que me dices de esa asquerosa sangre sucia?-Bellatrix señaló con repudio a Granger qué seguía tirada en el suelo.-Podria ser una carnada perfecta. ¿No lo crees, Draco?

Hermione escuchaba todo entrecortadamente, el dolor parecía adormecerla. Gruñendo se incorporó paulatinamente para ver el rostro del rubio, una expresión aterradora pintaba su cara, como si el corazón se le hubiera detenido.

-Hasta no recibir ordenes del señor tenebroso, no haremos nada más, Bellatrix.

La mencionada lo miro amusgando los ojos, se encogió de hombros y siguió su camino para desaparecer del castillo, pero antes, Hermione noto en como la bruja puso sus horripilantes ojos sobre los de ella. Dejándole una sensación de miedo.

-¡Vete!-Le ordenó Snape a Draco.

Con mucho esfuerzo Hermione finalmente se puso de pie, se tocó el centro de su estómago que le ardía. Respirando agitadamente y siendo consciente del frío aire qué entraba a sus pulmones, observó a Malfoy, qué emprendió camino para salir. Él echó un último vistazo y solo ahí, sus ojos se cruzaron.

Los de Hermione indicaban completa decepción, se podía reflejar su corazón y alma heridos, la confianza rota. En los de Draco el arrepentimiento, un gran dolor, súplica y terror absoluto.

-¡Sectumsempr...-Al escuchar ese grito de parte de Harry, la piel se le puso de gallina y volteó su rostro tan rápido que el cuello le trono.

Sin embargo no concluyó su conjuro pues Snape le lanzó uno antes, fue como si a Potter le dieran un fuerte empujón. Hermione fue corriendo a él y se agachó para ayudarle.

Vio como el profesor se iba acercando a ellos, sinceramente comenzo a sentir muchísimo pavor. Por ello elevó su varita, dispuesta a enfrentarlo si era necesario.

Ella lanzó un indefenso Experlliarmus que Snape bloqueo, hizo rebotar el encantamiento, la varita de Granger salió despedida fuera de su alcance y la de Harry por igual.

-Con que te atreves a usar mis propios hechizos contra mi.-Snape miraba a Harry de una forma escalofriante.-Asi es, Potter, yo soy el príncipe mestizo.

Hermione abrió con gran asombro los ojos. Su cuerpo estaba temblando, le recorría un dolor por todas partes y quería vomitar.

Severus Snape se dio la vuelta y se perdió de vista.

Habían escapado... Se fueron y Draco con ellos.

Ell permaneció ahí, con Harry entre sus brazos que trataba de recuperarse, seguramente se sentía igual de fatal. La cabaña de Hagrid continuaba ardiendo en llamas, por fortuna, él no estaba dentro ni tampoco Fang. La luna era lo único que brindaba un poco de luz en medio de la espesa oscuridad. En el cielo seguía la marca tenebrosa con todo esplendor, mirarla era horrible.

No podía creer como todo se había ido en piqué en menos de dos horas.

Harry se movió entre sus brazos, se levantó con dificultad. Hermione lo imitó. Todo a su alrededor daba vueltas.

Nuevamente, Potter corrió en la dirección donde Dumbledore había caído. Ella no se quedo ahí, siguió a su amigo.

Pronto llegaron, se impresionó al ver el cuerpo de Dumbledore, inerte, perturbadoramente quieto. Él estaba muerto. Albus Dumbledore había fallecido y no podia creerlo.

No eran los únicos ahí, muchos estudiantes habían salido y estaban alrededor del lugar, viendo a lo lejos lo sucedido. Harry se agachó para abrazar al viejo director y llorar sin reparo alguno. La chica al presenciar aquello, dejó que todos su sentimientos salieran, se desbordó totalmente.

Tenía bastantes emociones dentro: Enojo, decepción, melancolía, ira, cólera, miedo, confusión, unas ganas inmensas de llorar. Se limitó a abrazar a Harry y derramar unas lágrimas mientras sentía los espasmos de su amigo.

Estaba a centímetros del cadáver de Dumbledore y en serio que no podía asimilarlo. No creía aún que el director había sido asesinado... Lo que acababa de suceder era inaudito.

Si tuviera su giratiempo quizá podía regresar el tiempo e impedir tantas cosas. Pero así no funcionaba la vida.

En medio de las lágrimas y su visión borrosa, notó como los estudiantes alzaron su varita y de ésta brotó una luz pequeña, como si fuera una metáfora de ligera esperanza. Pronto, la marca tenebrosa que permanecía sobre ellos fue borrandose poco a poco.

Harry se incorporó levemente y en ese momento, vio algo que su amiga había ignorado, una especie de guardapelo yacía en el césped, se salió de los bolsillo del director. Él lo tomó.

Hermione compuso un rostro de extrañeza al ver lo que Potter tenía en sus manos.

-¿Eso es lo que fueron a buscar, Harry?-Preguntó en un susurro.

El chico asintió muy concentrado en mirar el objeto, lo abrió y dentro había un pequeño pergamino enrollado.

Sé que moriré antes de que usted lo lea, pero quiero que sepa que fui yo quien descubrió su secreto. Hurte el Horrocrux genuino e intentaré destruirlo tan pronto como pueda. Me enfrento a la muerte con la esperanza de que cuando enfrente su destino vuelva a ser mortal.

R.A.B.

Eso solo significaba una cosa que Harry confirmó segundos después.

-Es falso.-Escupió con gran coraje mientras apretaba con fuerza aquella notita.

Sintió como alguien se acercaba a ellos, era Ginny Weasley, que fue a abrazar a Harry y él sin protestar aceptó sus brazos.

Hermione tenía los ojos rojizos y más lágrimas surcaban su rostro. Suspirando se puso de pie y dio unos pasas atrás, no se sentía para nada bien.

Algo en ella le decía que debia quedarse, no obstante, por su bien se retiró del lugar y emprendió camino a la sala común de Gryffindor para instalarse en su cama y simplemente acostarse, no le importaba no poder dormir, tan solo quería recostarse, cubrirse con la manta y llorar en silencio.

(...)

A la mañana siguiente, Hermione ya había empacado sus cosas para irse de Hogwarts, el fin de curso estaba llegando, sin embargo, faltaban algunas semanas para concluir, pero dado a los recientes acontecimientos, se acordó que después del funeral de Dumbledore que sería en unos minutos, los estudiantes regresarían a casa.

Hermione la pasó en vela toda la noche, no pudo conciliar el sueño ni por 10 minutos. Su mente no dejaba de trabajar, repetía constantemente lo que vivió en la torre de astronomía, lloró gran parte de la noche, sus ojos continuaban rojos y un poco hinchados.

Draco era dueño de casi todos sus pensamientos y la imagen de él mostrando la marca tenebrosa grabada en su brazo blanquecino le provocaba escalofríos. Aún podía escuchar su voz temerosa e insegura y su expresión de abrumacion.

Bajó al gran comedor donde ya muchos alumnos se encontraban, las mesas tenían comida para desayunar, pero nadie parecía tener hambre. No pudo ni sentarse porque comenzaron a dirigir a todos fuera del castillo. Ella solo siguió a la multitud sin expresión alguna.

Amusgo los ojos cuando los rayos del sol cayeron sobre ella, irónicamente hacia un día hermoso. El sol resplandecía en su punto máximo, la brisa era fresca y los pájaros cantaban. Se acercaron al lago donde había muchas sillas en fila y en frente una gran mesa de mármol. Se sentó en una de las últimas junto con Harry, Ginny y Ron. Había muchísimas personas ahí, algunas las conocía o identificaba, otras no.

Pronto dio inicio el funeral, Hagrid paso por en medio cargando una manta con el cuerpo de Dumbledore. Eso era una reafirmacion de que el director en verdad había muerto.

Se escuchó un canto majestuoso en el cielo azul, Hermione miró hacia arriba y vio como Fanges, el fénix de Dumbledore estaba volando encima de ellos, para luego partir para siempre, al igual que su querido dueño.

Cuando el funeral terminó, Ginny se despidió de Harry con un beso, Hermione no sabía en que momento había pasado cosas entre ellos dos, pero realmente no sentía interés ahora. Todavía se sentía cansada, agotada y profundamente triste. A lo lejos vio a Crabble y Goyle, eran unos tipos fornidos y grandes pero al no tener a Draco Malfoy como su líder realmente no imponían absolutamente nada y pasaban desapercibidos.

Nuevamente su mente se enfocó en Draco... La imagen de él anoche no podía superarla. Aunque estaba herida a causa suya, no podía evitar sentir angustia, pena y temor por él. Estaba muy segura de que no se atrevería a asesinar a Dumbledore, su varita la había bajado por completo antes de que llegaran los mortifagos, si hubieran tenido más tiempo las cosas podrían haber sido distintas o si Draco hubiera buscado ayuda en ella...

Eso era lo que le daba bastante coraje.

Se preguntaba que estaría haciendo en este momento, como estaba, de que forma lo estaría controlando Voldermort con la cobarde amenaza de asesinar a su familia y a él.

-Antes de irnos, me gustaría que me acompañarán a la torre de astronomía.-Harry la sacó de su ensimismamiento.

-¡¿Qué?! ¿A la torre de astronomía?-Respondió sobresaltada.

-Sí, tenemos que mostrarle a Ron lo del guardapelo y la nota.

-¡No!-Estaba exaltada-¿En serio a la torre de astronomía?

-Creí que era tu lugar favorito.-Dijo Ron.

-Sí, lo era. Antes de lo que paso anoche.

-Aún no entiendo como es que te involucraste.-Comentó Ron visiblemente confundido.

-Yo tampoco.-Apoyó Harry.

Claro, ella no había dado explicación a nadie, ni a Harry de cómo llego ahí anoche.

-Vamos a la torre de astronomía y ahí hablamos, ¿de acuerdo?-Ron la tomo de la mano en un gesto tranquilizador.

Ella aceptó no muy convencida y tomada de la mano de Ron, comenzó a llevarla allá con Harry a su lado.
Una vez llegaron la chica se sintió terrible, era como si reviviera la escena una y otra vez. Podía ver a Draco. Sus ojos se humedecieron.

Pero decidió respirar, inhalar y exhalar para tratar de conseguir un poco de calma. Utilizar recuerdos lindos de ese lugar para enterrar lo de ayer.

Mientras tanto Ron leía el pergamino diminuto con la nota que Harry y ella leyeron anoche.

-No puedo creerlo. ¿Y quién es R. A. B.?

-No tenemos ni idea.

-¿Creen que cierren el colegio? Escuché a McGonagall decir que puede ser una opción. No puedo imaginar no volver a Hogwarts.-Expresó Ron.

-Aunque esté abierto no volveré.-Confesó Harry obteniendo la atención del pelirrojo y castaña.

-¿Qué dices?-Hermione se acercó a los dos.

-Tengo que seguir buscando los horrocruxes. Finalizar lo que comencé con Dumbledore. Así que es probable que no los vea más, pero escribiré cuando pueda.

Hermione miró a Harry que lucia muy pensativo.

-Siempre admiré tu coraje, Harry, pero a veces eres muy tonto.-Soltó.-No creerás que iras a buscar los horrocruxes tu solo. Nos necesitas.

Ella le dio la mano a su amigo para hacerle saber que estarían juntos en esto. Le regaló una pequeña sonrisa.

-Ambos se preguntan que hacia yo anoche aquí. Bueno, sucede que iba saliendo de la biblioteca, me demoré un poco más de lo que creía.-Evidentemente iba a mentir, no les diría que estaba en la enfermería dormida acompañando a Draco-.Y vi a Draco pasar, me dio curiosidad y más por lo que Harry siempre nos decía. Entonces decidí seguirlo, me guió hasta aquí y lo demás es historia.

Era una mentira a medias. Sintió la mirada de Harry sobre ella, como si le quisiera decir algo.

No le sorprendería si sospechaba ya algo.

-Al menos no estabas sola, se tenían el uno al otro.-Trató de levantar los ánimos el pelirrojo.-Bueno, chicos. Me iré adelantando, tengo que recoger unas pocas cosas del dormitorio para la partida. Nos vemos después.

Ron salió de la torre de astronomía y solo quedaron Harry y Hermione reposando sobre el balcón.

-Hermione...-Él la llamo.

Tenía un ligero presentimiento de lo que trataría la charla.

-¿Qué sucede?

-Es que desde que herí a Draco por error con el Sectumsempra hasta la noche de ayer me fue imposible no fijarme en tu comportamiento.

No le extrañaba.

-¿A qué te refieres?-Igual se hizo la desentendida, no perdía nada.

-Tu comportamiento hacia Malfoy.

Observó a Harry, se veía aparentemente calmado, estaba tentativa a decirle toda la verdad a su amigo. De igual forma, había sido muy evidente y obvia desde el Sectumsempra.

Regresó su vista al paisaje que se veía desde el balcón.

-Pues es el mismo de siempre-Encogió los hombros sin mirarlo a los ojos. Mantenía su vista hacia el frente.

Quería mantener el secreto pero estaba resultando muy difícil en estos tiempos. Harry no era ningún tonto y ella lo sabia muy bien.

-Dime algo, el día que lo mandé a la enfermería por ese Sectumsempra, tu actitud conmigo... ¿se debió al libro o por como terminó Malfoy?

Su corazón latía cada vez más rápido.

-Por ninguna de las dos, Harry. Fue a causa de tu acción, no estuvo nada bien.

-Si, bueno, tampoco el hecho de que él estuviera a punto de arrojarme una maldición.-Refutó el chico.

Con eso la dejó callada.

-Durante todo el año les dije a ti y a Ron mis teorías sobre Malfoy, qué resultaron ser ciertas-Eso lo sintió como una maldita patada en el estómago.-Y por más evidentes que eran las cosas, jamás quisiste aceptarlas, incluso decías algunos argumentos para negarlas qué viniendo de ti me sorprendía bastante lo pobres y ridículos que resultaban.

Era cierto. Tenía toda la razón.

-Era simplemente porque no podía creer que alguien como Voldermort quisiera a un niñato como Malfoy. Lo miraba desde un punto de vista lógico y objetivo. Y si, me equivoqué, ¿contento?-Volteó a verlo de una vez por todas.-Debo irme.

Ella se alejó unos cuantos pasos de Harry, cuando su pie pisó el primer escalón para descender, su amigo la hizo detenerse.

-Sabes que no soy ningún estúpido, ¿verdad, Hermione?

Con la cabeza gacha lo escuchó. Lanzó una bocanada de aire pesada, tenía que contarle la verdad de una vez por todas. No podía esconderlo más, al menos no a Harry.

Ella sola con el pasar del tiempo se fue delatando, y más con el azabache.

De igual forma, ya no importaba tanto como cuando estaba en tercer grado, por ejemplo. Presentía que no volverían a Hogwarts por un buen tiempo y... Que no vería a Draco Malfoy por otro tanto más.

Pensar eso se sintió como si le pisaran el corazón ya roto.

Se dio vuelta para ir de regreso con Harry.

-Claro que no eres ningún estúpido, Harry-Acomodó su cabello que, a causa de la brisa algunos mechones le estorbaban la vista.-Lo siento.

Decidió sentarse en el lugar donde acostumbraba cuando iba con Draco, aquellos tiempos parecían tan remotos, como si hubieran pasado mil años. Palmeo el lugar al lado de ella para invitar a Harry a hacer lo mismo. Él no tardó en hacerle caso.

-De acuerdo, antes de contarte te quiero pedir la mayor discreción posible, Harry. Si te digo esto te ruego por favor que no lo divulgues a nadie, ni siquiera a Ron.-Le indicó muy seriamente, Harry asintió desubicado.-Bien-La chica tomó valor para soltarle la bomba.-¿Me creerías si te dijera que Draco y yo llevamos siendo amigos desde primer año?

La cara que puso Harry no tuvo precio, su rostro se desencajo por completo. Tan solo pedía que su reacción no fuera de un enojo risible y descontrolado, con falta de comprensión porque no sabía lo que haría y si podía tolerarlo.

-Debes estar bromeando, ¿no?-Fue lo primero que emitieron sus labios junto con un ápice de risa.-Buena esa, Hermione.

Al ver bien que la castaña no se reía o ni siquiera armó una sonrisa supo que hablaba con la verdad.

-Oh.

-Sé que suena difícil de creer...

-Demasiado, ya que nunca hubieron interacciones o señales que lo comprobaran.-Se puso pensativo, como si intentara hacer un recorrido en su memoria.-Bueno, solo esa vez en tercer año cuando Ron y tu veían la casa de los gritos y yo llegué cuando justamente Malfoy los estaba molestando y...

-Sí, lo recuerdo bien. Quizá si hubieron señales pero pasaban muy desapercibidas. Nuestros momentos para tratar de estar unidos en público solo podían ser discusiones el uno con el otro o miradas de disgusto.-Hizo comillas con sus dedos.-Porque era el típico y ya establecido comportamiento entre Slytherin y Gryffindor y más entre Granger y Malfoy, ¿no? Entonces para evitar levantar sospechas fingiamos "odiarnos" o no soportarnos en frente de todos.

Tomó aire, pues parecía que se le había acabado al decir todo eso. Harry solo podía escucharla con suma atención, aún con una expresión de ingenuidad.

No lo culpaba. Al menos hasta ahora no había recibido una reacción de ira.

-Pero... Tu y Draco siendo amigos.-Los ojos verdes del chico se conectaron con los suyos que fácilmente querían decir algo más.-Dime que solo eran amigos, por favor.

No necesitaba confirmar su respuesta, Potter ya lo estaba suponiendo.

-Por favor, no te alteres. Entiendo que esto sea como una bomba que te explotó en la cara. Es que... Draco no es como crees.-Su voz cambió a un tono más suave cuando comenzó a hablar del rubio.

-Hermione él es vil y cruel, sobre todo contigo.

-No lo es, Harry. Te lo garantizo. Tu me conoces, ¿crees que estaría con alguien si recibiera malos tratos?

Era cierto que en este último año Malfoy no había sido la mejor persona con ella, pero ahora comprendía el porqué. Si dejaba de lado el sexto año, Draco había sido el otro pedazo de Hermione para sentirse completa.

-No.-Aceptó el chico.

-Draco es muy distinto a como se muestra en realidad, él mismo en primer año me ofreció su amistad.-Harry estaba a punto de desmayarse de la impresión, su boca se abrió tanto que podía entrarle una mosca.-Vamos, él se sentía solo porque no tenía amigos, Crabble y Goyle no eran precisamente esa definición, yo quizá por ingenuidad y amabilidad acepté en ese entonces. No te negaré que los primeros dos años era un poco difícil, sus actitudes eran muy marcadas, su carácter por igual y tenía creencias muy impuestas por sus padres, pero fue creciendo y cambió para mejor. Se volvió una mejor versión de sí mismo y fue maravilloso.

Ella formó una sonrisa nostálgica, ahora solo le quedaban esos bonitos momentos que añoraba. Le quemaba ver como estaban las cosas ahora cuando todo era tan bello antes, por eso sus ojos se aguaron.

Si bien ella le puso una pausa a su relación porque necesitaba tiempo por el error del rubio, recordaba como él le insistía en regresar, la buscaba siempre, estaba pendiente de ella, no había día que no le demostrará que la quería, y cuando ella estuvo lista para retomar su noviazgo... Draco parecía no estar interesado ya.

Era jodido y dolorosamente irónico.

Sabía muy bien que aquel brusco cambio de opinión era por lo que le había sucedido y lo que Voldermort lo obligó a hacer.

Si ella lo hubiera sabido... Si habría aceptado a tiempo lo que Harry afirmaba con tanta seguridad, las cosas pudieron tener un final distinto...

Pero estaba tan cegada.

Sin notarlo ya estaba llorando. Se sintió apenada. Se secó las lágrimas con fiereza.

-Lo siento.

Harry no dijo nada, se limitó a mirarla, sin embargo, pronto la chica sintió como unos brazos la envolvían en un abrazo reconfortante.

Cuánto necesitaba ese abrazo. No quería llorar, pero no podía evitarlo. Simplemente dejó salir todo lo que tenía dentro.

-Me has dicho poco pero de verdad puedo ver cuánto importa Malfoy para ti. Cuánto lo quieres. No te negaré que todavía no lo asimilo del todo y tengo muchas preguntas, no obstante, sé que no es el momento para hacerlas.-Hermione le agradecía con el corazón sus palabras.-Asi que me limitaré a respetarlo y permitir que te desahogues todo lo que quieras, ya que me imagino que pasar tantos años escondiendo un secreto de tal magnitud no debe ser sencillo. Creo que pudiste sentirse muy sola algunas veces, es decir, sin tener a nadie con quien hablar del tema. No porque Draco no te diera compañía... Mejor me callo.

Hermione soltó una pequeña risita en medio de su llanto.

-Gracias, Harry. No sabes cuánto lo aprecio.-Dejó caer su cabeza sobre su hombro.

-Y tranquila, no le diré a nadie. Tampoco a Ron. Considero que es lo mejor porque algo me dice que no se lo tomará tan bien como yo. Al menos al principio.

Sí, ella presentía lo mismo.

-Solo hay algo que no entiendo. Si querías o te gustaba Draco aún, ¿por qué sentías celos por Ron y Lavender? Yo de verdad pensaba que... Estabas enamorada de Ron.

Ella se despegó un poco de su amigo para poder responderle.

-Estaba confundida. En todo este año Draco actuaba muy diferente, era distante conmigo, indiferente, trataba de apartarme de él... Ahora sé la razón.-Se quedó mirando el punto donde Draco estaba de pie anoche, apuntando a Dumbledore con su varita y su coraza quebrada.-Me sentía herida y triste constantemente. Cuando estaba con Ron él me hacia olvidarme un poco de esos sentimientos, me la pasaba bien y comenzó a tratarme... ¿Cómo decirlo? Diferente.

-Sí, lo noté yo también.-Harry asintió, comprendiendo lo que decía.

-Entonces no lo sé... Creo que solo era una distracción, una manera de sentirme mejor por lo de Draco. Cuando estuvo con Lavender enloqueci un poco porque toda su atención y tiempo se lo dedicaba a ella, me dejó de lado, incluso como amiga, así que volvía a sentirme en un hoyo profundo y vacío. Ahora me doy cuenta de lo mal que estuve, pero al menos ya sé que mi corazón le pertenece únicamente a Draco Malfoy.

Esa última oración se le escapó, no quería decirla en frente de Harry, era muy pronto.

-Wow, tu si que estás perdida por ese hurón, ¿no?

De verdad que no dejaba de agradecer el comportamiento qué Harry había adoptado respecto a la gran confesión. Le hizo las cosas más fáciles.

-No digas nada que tu estás igual con Ginny.

-Sí, bueno... No creo que pueda compartir mucho con ella, no después de lo que se viene. Serán tiempos difíciles, Hermione.

-Lo sé. Tampoco es que yo vaya a ver y reunirme con Draco pronto, o que las cosas vuelvan mágicamente a como estaban antes de toda esta pesadilla.-Ojalá fuera así.-Pero al menos estaremos los tres.

Ella unió su mano con la de Harry y le brindó una sonrisa de apoyo.

El expreso de Hogwarts sonó, dando el primer aviso para que todos se apresuraran.

-Creo que debemos irnos.-Dijo Harry.

-Vamos.

Ambos se pusieron de pie, se dieron un último abrazo en donde ambos sintieron cariño y ese soporte que tanto necesitaban, porque los dos estaban profundamente heridos, pero el tener amigos, alguien a tu lado siempre hará que las cosas sean más llevaderas.

Era una lástima que Draco Malfoy no lo tuviera en estos instantes porque vaya que lo necesitaba con urgencia.

Los dos fueron rumbo a recoger su equipaje, en el ínter, Hermione escucho la voz de alguien llamándola en los pasillos.

-Ve, yo tomaré tu equipaje, nos vemos en el tren.-Se ofreció el de lentes.

-De acuerdo, gracias.

Dio media vuelta y vio como Luna se aproximaba a ella corriendo, sus finos rizos rubios se movían al compás.

-Hermione.

-Hola, Luna. ¿Cómo estás?

-Bueno... Aquí estamos, ha sido un día difícil. Ya sabes.

-Sí...

-Pero me preocupas más tu en este instante.

-¿Qué? ¿Por qué?-Su ceño se frunció.

-Bueno por lo de Draco.-Dijo en un susurro.

Por poco olvidaba que Luna también sabía de lo suyo con Malfoy. Si seguía así todo Hogwarts se enteraría.

-Oh, sobre eso... Bueno...

-Es duro, ¿cierto?-Luna se acercó a ella.

-Muy duro, Luna. Estoy tratando de sobrellevarlo. Es complicado. ¿Sabes algo? Una parte de mi me lo decía y más porque Harry siempre tuvo la teoría de que él era un mortifago pero me negaba a creerlo.-Se sentía como una completa estúpida e ingenua.

-No seas tan dura contigo misma. Era lo más lógico que podías hacer. Tu corazón estaba tratando de protegerte de la dura verdad y mantenerte con esperanza hasta el último minuto, porque a pesar de todo tu quieres a Draco.

La palabra amor se le vino a la mente.

-Estás llena de sabiduría ¿no, Lovegood?-Alzó una ceja.-Gracias.

-No hay de que. Siempre tendrás mi apoyo, Hermione. Tu y Harry, Ron, Ginny y Neville.

-Vamos, es hora de irnos.

-Sí, solo antes pasaré por pudin para el camino.

Hermione sonrió una vez más y aunque todavía sentía ese hoyo en su corazón destruido se aferró a las personas que tenía a su lado.

***

Desde anoche su vida se había convertido en un verdadero infierno. Si antes pensaba que lo era, no sabía de lo que hablaba.

Después de lo sucedido en la torre de astronomía, luego de huir de Hogwarts fueron inmediatamente a la mansión, al lugar donde solía ser su hogar. Si bien su casa no era el sitio más cálido, acogedor y amoroso, jamás fue como lo era ahora.

Estaba tan sombrío, oscuro y silencioso... Más de lo que podría soportarlo, sus padres tenían un aspecto desmejorado, sobre todo Lucius. Voldemort había tomado la mansión Malfoy como el punto acordado para todas las reuniones de mortifagos y no solo eso, sino para realizar cada uno de sus planes siniestros y desalmados. Un día podía ser una guarida, una sala de juntas y al otro una casa de tortura.

Voldemort lo felicitó por haber conseguido que los mortifagos entrarán al colegio sin ser detectados, y aunque supo bien que él no asesinó a Dumbledore, estaba enterado de sus intentos y que casi mató a dos alumnos, con eso estuvo satisfecho. Solo le lanzó por un período corto un cruciatus por no cumplir al 100% las ordenes qué le había encomendado.

Por eso tenía dolores por todo el cuerpo, pues no se había repuesto totalmente del Sectumsempra que el idiota cuatro ojos de Potter le lanzó, el cruciatus y todas las emociones que había experimentado no era nada sano para él.

No podía dejar de pensar en lo que sucedió la noche anterior, más que nada en Hermione. La vio con Potter, como ambos los seguían, no sabía la explicación de como rayos se enteró o de que iban tras ellos, ya que estaba dormida en la enfermería...

Pero sin duda alguna Hermione Granger se había dado cuenta que él había salido con los mortifagos, quienes habían asesinado a Dumbledore y destruido parte del colegio, prendiendole fuego a la casa de Hagrid... No necesitaba verla una segunda vez para saber que lo odiaba.

Era lo más probable.

Supondría lo peor de la situación... Y podía comprenderlo. Las últimas palabras que el viejo director le había dicho antes de morir... Él quería ayudarlo, y no solo a él, a sus padres también. Aquello lo hizo considerar la situación, si hubiera tenido un poco más de tiempo, tal vez accedería.

Después de todo ese lío, cuando pisó por primera vez su habitación, se percató de que todas sus preciadas cosas habían desaparecido. Sus libros, la radio que Hermione le obsequió, eso y muchas cosas más ya no estaban. No tuvo siquiera qué preguntar, sabía muy bien que había sido cortesía de Voldemort. Lo odiaba, lo repudiaba tanto.

Al menos no habían descubierto sus cartas con Hermione... Ya que sería su fin.

O eso creía.

Eran aproximadamente las tres de la madrugada y no podía dormir. Ya era algo normal, estaba acostumbrándose a pasar en vela la noche. Sus ojeras se acentuaban con cada día que pasaba, estaba consciente de que su aspecto decaia al igual que el de sus padres.

Se levantó con dificultad y bajó al primer piso en busca de agua en la cocina. Tenía la boca seca.

Cuando se encontraba bebiendo, vio una sombra en el umbral de la puerta que da acceso a la cocina. Unos rizos despampanantes era lo primero que se distinguía.

Y eran inconfundibles.

-Pequeño Draco, ¿qué haces despierto a esta hora? Deberías dormir.-Habló su tía aproximándose.

-Solo vine por agua.

-Ya veo.

-¿Tu qué haces despierta?-Le costaba tanto entablar una conversación con Bellatrix.

-Oh, no tengo tanto sueño. Ademas quería felicitarte por tus hazañas, cariño. Estuviste increíble, claro, si hubieras tenido el valor para matar al anciano, sería aún mejor, sin embargo, estuviste muy bien para ser tu primera vez.-La mujer lo abrazó con ímpetu y eso le causó un escalofrío y asco a Draco.

Trató con todas sus fuerzas aplicar la Oclumancia que aprendió con Snape mientras estaba su tía con él, no quería arriesgarse.

Las palabras de su tía eran como si lo estuviera felicitando por obtener la mejor nota, su voz desprendía un toque dulce, sin embargo, para Draco solo era algo horripilante. No estaba para nada orgulloso ni feliz. Se sentía la escoria más grande del mundo.

-Estás listo para dar siguientes pasos en esto, cariño. Te volverás muy bueno.

Él no quería seguir avanzando, no quería ser un mortifago, no quería apoyar a Lord Voldemort.

Pero no quería que su familia sufriera más daño.

-¿Acaso no estás feliz, Draquito?-Le preguntó al verlo sumamente callado y quieto.

-Solo necesito dormir.-Dijo para evadir la pregunta y tratar de irse de ahí.

-Bien. Lo entiendo perfectamente. Quería hablarte de los próximos planes, ya sabes, para que estés más involucrado, si nuestro amo nota tu interés beneficiará mucho a tu familia. Sobre todo a tus padres que en este momento no son los favoritos del señor tenebroso, lo sabes, ¿cierto, Draquito?-Algo en su voz no combinaba con su lenguaje corporal que denotaba compasión, era como si Bellatrix disfrutara como se encontraban sus padres actualmente.

Evitó lanzarle una mirada de odio puro. En su lugar, asintió.

-Tenía pensado darle una idea a nuestro amo en la siguiente junta, ya que lo pensé anoche cuando estábamos en el estúpido colegio. Potter y esa asquerosa inmunda sangre sucia de... ¿Cómo es que se llama?-Su tía tomó una pausa mientras recordaba el nombre de la chica que Draco tanto quería. Él estuvo a punto de responderle, no obstante, se mordió la lengua literalmente para evitarlo.-Oh, Granger, ¿verdad?

Trago saliva, estaba llegando el nervio. Tenía el presentimiento de algo muy malo. No le gustaba para nada la dirección que estaba tomando la conversación.

-Los vi a ambos, nos venían siguiendo con la tonta e ingenua intención de deternenos.-Soltó una risotada a pesar de la hora.-Cuando les lancé una maldición, pensé en que capturar a esa sangre sucia sería una excelente carnada para atraer a Potter, que es al final lo que busca el señor tenebroso. Brillante, ¿cierto?

Aquello le puso los pelos de punta, su corazón se detuvo abruptamente y los ojos salieron de sus cuencas. De repente estaba helado. Su color de piel se volvió más pálido que de costumbre.

-Sé que es una idea genial, y aunque se me ocurrió a mi.-Ahí estaba su típica arrogancia.-Puedo dejar que tu sugieras este excelente plan al señor tenebroso.

-¿Yo?-Apenas pudo articular, por suerte no le tembló la voz.

-Sí. Al venir de ti será magnífico, aún más por está pequeña carta.-Mágicamente un sobre apareció entre sus dedos.

Si estaba nervioso y exaltado antes, ahora lo estaba el triple.

Esa carta no podía ser nada bueno... No, por favor, no.

-¿A que te refieres?-Se atrevió a preguntar sin parpadear.

Algo le decía que la respuesta no le gustaría en absoluto.

-A que sabes quién es en realidad...-Se detuvo un segundo para leer la carta que había abierto ya.-Ratón de biblioteca.

Despegó los ojos del papel y miró fijamente a Draco, con ojos retadores y una sonrisa de oreja a oreja completamente desagradable. Se percibía a diez metros de distancia que lo estaba disfrutando, lo tenía exactamente donde lo quería.

Y Draco Malfoy no podía sentirse más aterrado.

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¡Holaa! Es un gusto saludarlos después de mucho tiempo. Lo siento... Pero como les he mencionado antes, me podré tardar en actualizar, sin embargo, jamás dejaré la historia. No podría abandonarla. Estoy dispuesta a finalizarla así me llevé 80 años JAJAJA. No es cierto, no me tomará tanto.

Disfruté bastante escribir estos dos capítulos, obviamente les iba a publicar dos, sería una ingrata si las dejará con tremenda intriga. De verdad espero sea de su agrado. Al fin todo salió a la luz. ¿Qué piensan? Me encantaría leer sus opiniones del capítulo, y que creen que pasará después.

Debo admitir que el capitulo anterior no es uno de los mejores que he escrito, lamento eso, les aseguro que será el último, aún así, espero en serio lo disfruten.

Hace unas cuantas horas publiqué este capítulo por error y con un título terrible, me dio pena ajena JAJAJAJAJA, estaba trabajando en él y su autora estúpida tuvo un error de dedo.

Pero finalmente aquí está. Gracias a todas las personitas qué continúan aquí, no saben cuánto lo agradezco. Las quiero demasiado.

¡Gracias por leer! 🐍

Ale 🐍💚

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