"¿Eres tu, Hermione?"

Para ti que a pesar de la eterna espera, continuas aquí apoyando el fanfic que con tanta ilusión comencé y sigue hasta hoy día. 🥺

Te quiero mucho y disfruta la lectura. 💚💚💚

-¿En que consiste tu plan?-Preguntó de nueva cuenta Snape. Parecía un interrogatorio, uno bastante severo.

-¡No es asunto suyo!-Espetó desesperado.

Hermione continuaba unida a Harry, se encontraba consternada con todo lo que acababa de escuchar salir de boca de Draco Malfoy y Severus Snape. Por su parte, Potter estaba asombrada y serio al mismo tiempo, ni siquiera parpadeaba lo suficiente.

-Si me lo cuentas, yo podría ayudarte...-Su insistencia en el tema era increíble.

-¡Muchas gracias! ¿Sabe algo? ¡Tengo toda la ayuda que necesito! ¡No estoy solo como usted creé!-Aseguró el rubio con voz venenosa.

Cada frase que escuchaba salir de ellos dos, significaba una punzada dolorosa para ella. Y quizá la venda que por tanto tiempo cubrió sus ojos, evitando aceptar la realidad que resultaba notoria a simple vista estaba bajando. Su temperatura corporal inició a descender de igual manera.

-Te he visto caminar por los pasillos completamente sólo, incluso por las noches. Deambulas sin centinelas ni refuerzos, lo cual es una enorme insensatez, Draco. Deberías saberlo. Cometes errores elementales...-Como por séptima vez, volvió a ser interrumpido por su alumno.

-Bueno, Crabbe y Goyle podrían acompañarme si usted no los hubiera castigado.-Sacó en cara.

Hermione miró a Harry que se dedica a prestar suma atención a lo que pasaba dentro de aquella aula que permanecían espiando. La capa de invisibilidad continuaba manteniéndolos fuera de la vista de todos.

-¡Baja la voz!-Ordenó Snape, debido al tono que estaba utilizando se percibía que comenzaba a perder los estribos.-Si tus competentes "amigos" Crabbe y Goyle pretenden aprobar Defensa contra las Artes Oscuras tendrán que esforzarse un poco más de lo que han demostrado hasta aho...

-¡Por favor! ¿Qué importa eso? ¡Es una farsa!-Draco hizo caso omiso a la orden del profesor, puesto que su tono de voz se elevaba más por cada segundo que pasaba, Granger evitaba pegar un brinco cada que su ex novio hablaba.-¡Cómo si alguno de nosotros necesitara defenderse contra las artes oscuras!

Un miedo que amenazaba su cordura inicio a apoderarse de ella por completo. La castaña se mordió el labio y sintió un dolor de cabeza. ¿En que se había metido? Hubiera preferido mil veces seguir soportando a McLaggen que escuchar...

-¡Sí, es una farsa, pero es crucial para el éxito, Draco! ¿No lo entiendes? ¿Dónde crees que hubiera pasado todos estos años si no hubiera aprendido a fingir! ¡Escúchame! Es una imprudencia total que andes solo por los pasillos y si depositas tu confianza en tipos como Crabbe y Goyle acabarás peor. Te aconsejo que tomes ayuda de Theodore Nott o Blaise Zabini por ejemplo...

-¡Le dije que no necesito ayuda!

-¡Si la necesitas! Deja de comportarte como un niño majadero.

-¡No aceptaré nada de usted, nada de su ayuda! ¡Sus clases infernales de Oclumancia son suficientes! Sucede que quiere arrebatarme la gloria que pudiera obtener.

-¡No digas tonterías! Entiendo que la captura y el encarcelamiento de tu padre te haya afectado pero...

Los dos apenas tuvieron tiempo para reaccionar, Harry fue la salvación, de no ser por él, sería probable que Hermione fuera descubierta in fraganti, ya que estaba en un estado de perplejidad. Su amigo alcanzó a escuchar los pasos duros provenientes de Malfoy, consiguieron hacerse a un lado en el preciso momento que Draco abría la puerta de par en par.

Hermione observó como su rubio se iba de ahí con grandes zancadas, echando humo por los oídos. Paso por el despacho de Slughorn, dobló la esquina y se perdió de vista.

Harry y Hermione no dijeron una sola palabra, se mantuvieron agachados en el suelo, procesando lo recién descubierto.

Snape no tardó en salir con una expresión insondable y se encaminó a la fiesta, mientras que los jóvenes digerían y reflexionaban lo que acababan de presenciar en vivo y directo.

Ninguno hablaba, tal parecía que no era necesario. Hermione se sentía... Rara. No, no era ese el sentimiento verdadero.

-¿Sigues creyendo que estoy loco al decir que Malfoy es un mortifago?-Harry rompió con el silencio, pero lo que dijo fue como recibir algo mucho más fuerte que una patada al estómago.

Era como un puñal en el corazón.

Si en realidad Malfoy era mortifago... Eso explicaba completamente su nuevo comportamiento, actitudes, todo.

Sus ojos ardían debido a las lágrimas que pedían salir con grandes fuerzas, pero Hermione las retuvo, apretó sus labios fuertemente y cerró los ojos, intentando que aquellas lágrimas rebeldes desaparecieran. Daba gracias a Merlín que todo estuviera tan oscuro, pues en medio de la penumbra, nada como unos ojos cristalinos podrían distinguirse.

-Creo que es descabellado estar cien por ciento segura.-Respondió una vez se sintió convencida de que al hablar su voz no se quebraría como un vidrio delicado.

Harry la miró incrédulo ante sus palabras, con un movimiento de mano retiró la capa que con mucho trabajo lograba cubrirlos, pues ya no eran los mismos niños pequeños de primer grado, así, ambos se hicieron visibles ante el ojo humano, daba igual, el pasillo estaba desolado.

-Por favor, no me digas que lo que acabas de decir fue en serio.-Sus ojos no dejaban de ver a Hermione, ella repelía su mirada, sólo sujetaba sus manos como signo de nerviosismo.-¿Qué no escuchaste nada de su charla tan amistosa?

-Lo hice, pero... No puedo terminar de creerme ese cuento de que Draco es mortifago, quiero decir... ¿Por qué necesitarían a un adolescente? Por muy inteligente y lo que sea, no creo que fuera de gran utilidad.-Simplemente soltó esa justificación, que para cualquier otra persona sonaría ridículo, una justificación muy pobre, pero para una chica enamorada y con gran afecto hacia Draco, era una especie de esperanza, por muy estúpida que fuera. Era un pretexto sin base al cual aferrarse.

-Hermione, me cuesta creer que alguien como tu, inteligente, con gran lógica y buen sentido común, no puedas hacerte la idea de que Draco es un mortifago, junto su familia y Severus Snape.

Sus ojos almendras encararon a su amigo, lucia tan serio y pensativo. Ella, muy al contrario, estaba aterrada por dentro.

-Es más, pienso que la mayoría de los miembros de Slytherin, al menos los de sexto grado, están involucrados.

-No debimos haber espiado nada en absoluto.-Se lamentó la castaña.

Un pensamiento interno se le había escapado de su boca. Mal hecho.

-¿Qué? ¡Creo que fue lo mejor que pudimos haber hecho, Hermione! ¿No lo entiendes?-Él se puso de pie y le tendió la mano a Granger.-¿Qué te sucede?

Sentía un denso nudo en la garganta, al igual que el sentimiento abrasador del genuino dolor.

Únicamente negó con la cabeza, miró a sus pies, intentando buscar algo que decir, estaba siendo tan evidente.

-¿Piensas hablarle de esto a Ronald?-Preguntó con intriga.

-Me parece adecuado, ¿no crees?

No. No estaba de acuerdo en absoluto, pero sabía que sí se lo confesaba a Harry, no importaría, igual él se lo contaría al pelirrojo. Ellos eran como uña y mugre.

-Supongo.-Se encogió de hombros.-Cr-creo que deberíamos regresar. Empezarán a buscarnos y no nos conviene.

-Tienes razón.

Hermione fue la primera en emprender camino nuevamente a la fiesta de Slughorn, aunque las ganas no existían. Lo único que quería hacer era ir a encerrarse y dejarse caer en su cama. Necesitaba pensar y analizar muy bien todo lo que había pasado.

Imaginarse a Draco como mortifago era algo horripilante.

-Hermione, aguarda.-La voz de su amigo se escucho unos pasos detrás de ella. Él la alcanzó y se posicionó a lado suyo.-Ellos mencionaron el juramento inquebrantable, ¿no es verdad?

Eso era cierto, aún podía revivir las voces a la perfección en su cabeza.

-Es verdad, Harry.-Sabía la pregunta que venía a continuación.

-¿Sabes lo que es exactamente?

Hermione detuvo su andar, Harry la imitó pero sus ojos no se despegaban de ella esperando ansioso una respuesta.

-El juramento inquebrantable es algo muy similar a un acuerdo entre dos magos o brujas. Es una cosa muy sencilla pero al mismo tiempo aterradora. Como su nombre lo dice es un juramento, Harry. Si éste se rompe o no se cumple, la persona que se comprometió a realizarlo... Muere.

-Snape dijo que hizo el juramento inquebrantable con la madre de Malfoy. Eso quiere decir que...

Todo este tema le ponía los pelos de punta, los escalofríos parecían querer acabarla y ni mencionar como sus latidos estaban descontrolados.

-Si no cumple con él, Snape morirá.-Terminó por su amigo.

Un frío gélido la recorrió entera.

-¿Y en que consistirá su juramento?-Se cuestionó Potter, Hermione sopeso la respuesta, la más lógica era la que su amigo también pensó.-Proteger a Draco.

Proteger a Draco...

Escarbar más en aquel asunto le provocaba querer desfallecer.

(...)

A altas horas de la noche Hermione ya se encontraba acostada en su cama, junto con las demás chicas de Gryffindor. Permanecía en un costado, cubierta por las sábanas y mantas, a pesar de la hora la chica mantenía sus ojos abiertos.

Simplemente no podía dormir, ¿cómo diantres conciliar el sueño después de lo sucedido? Ya eran las tres de la madrugada y continuaba en vela. Ni siquiera se sentía cómoda en la cama, en lugar de ser un colchón suave, parecía que estaba sobre ladrillos duros que atormentaban su espalda.

Sentía un malestar interior, cerró los ojos intentando atraer algo de sueño, así fuera por unos minutos.

Pero cada que cerraba los ojos, en su mente se instalaba la conversación del profesor Snape con Draco, era una pesadilla.

Intentó hacerlas a un lado, dejar pasar aquello, con fuerza de voluntad mantuvo sus ojos cerrados y dentro de poco, consiguió quedarse dormida.

Allí estaba nuevamente, espiando a Draco y Snape, escondida bajo la capa de Invisibilidad como fiel compañera. Su oreja no se despegaba de la puerta que daba entrada al aula donde se encontraban los dos hombres.

Era exactamente lo mismo que había pasado antes de ir a dormir, en el transcurso de la fiesta de Slughorn, no obstante, la única diferencia radicaba en que Harry no estaba a su lado. Permanecía sola y atenta.

Los pasos de alguien se aproximaban, Hermione resultó demasiado lenta, la puerta se abrió y ella fue descubierta por Draco Malfoy, que la miró fríamente, con unos ojos totalmente vacíos y sin expresión o importancia, la puerta se cerró detrás suyo.

Hermione no se atrevió a decir una sola palabra, presentía que las cosas se pondrían feas.

Para su sorpresa, Malfoy compuso una sonrisa maliciosa. Una sonrisa que no fue del gusto de la castaña, ni siquiera era similar a las que él solía armar, era desagradable, transmitía terror, incluso llegaba a resultar desagradable.

-Vaya, vaya... Hermione, que sorpresa. Tu espiándome.

Su voz delataba un deje de diversión, como si en serio estuviera disfrutando aquello. Pero ella no pudo distinguir si lo recién dicho era con el tradicional sarcasmo.

La susodicha frunció levemente el ceño, sus manos iniciaban a sudar.

-Felicidades, pudiste descubrir todo. Así es, Granger, soy un mortifago, por si necesitabas oírlo salir de mis labios, te lo digo yo mismo: Soy un mortifago.-Le susurró directamente al oído, su voz mostrando orgullo. Hermione se retiró de inmediato, pero Draco ni lento ni perezoso, fue acercándose amenazante y fuera de sus cabales hacía la chica, que continuaba retrocediendo al ver su comportamiento.-Estoy obedeciéndolo, encomendándome a él. Emocionante, ¿cierto?-Su voz se transformaba cada vez más en la de una persona con falta de cordura. Hermione estaba enfrascada, sus ojos vislumbraban pánico.-¿Sabes algo? No sé cómo pude lograr tanto contigo, con una sangre sucia como tu.-Soltó una carcajada. Hermione topó con pared, Draco no dejaba de aproximarse.-Todo este tiempo y no puedo creer como te tragaste el cuento.

-¿Qué?-Por fin habló. Su voz desprendía confusión.

-Por supuesto, Hermione, creí que eras inteligente. Te llaman la mejor bruja de todo Hogwarts, pero fácilmente pude engañarte.-Mantenía un brillo malicioso en sus ojos y una sonrisa macabra, digna de un villano con las cartas sobre la mesa, a punto de ganar.-Simplemente estaba jugando contigo y ahora realmente me resultas útil. Eres una perfecta carnada para el Señor Tenebroso.

La confesión recién dicha por aquel Draco Malfoy se sintió como un cubetazo de agua helada cayendo con total peso sobre ella. Las lágrimas ya habían descendido por sus mejillas desde hace un tiempo sin siquiera percatarse.

-Es hora de llamarlo.-Dijo con cierta satisfacción y grandes ansias.

Llevó su mano a la manga del brazo, comenzó a alzarla, dejando al descubierto un pedazo de la marca tenebrosa...

-¡¡Detente!!-Volvió a la realidad, sus ojos se abrieron con rapidez, estaba en su dormitorio, sobre la cama.

Por Merlín, estaba dormida, fue un sueño, mejor dicho, una pesadilla. Una horripilante. El corazón de Hermione parecía querer salir de su pecho, lo sentía martillar incontables veces sobre su pecho, incluso en m garganta. Al menos no había despertado a nadie con ese grito emitido.

Descubrió que estaba llorando y sudando a un nivel asombroso. Llevó la mano a su frente y cerró los ojos. Las palabras que el Draco de su pesadilla le había escupido seguían frescas en su mente, como si en realidad hubiera sucedido.

Lo sintió tan real.

O simplemente estaba volviéndose loca.

Negó con la cabeza, acusándose a ella misma de estar perdiendo la cabeza. Bajó de la cama y sin hacer ruido entró al baño.

Encendió la luz y fue a enjuagarse el rostro con agua helada.

-Hermione, ¿te encuentras bien?-La voz proveniente de la oscuridad hizo pegar un brinco a la mencionada.

Era Ginny.

-Oh, Ginny, me espantaste.-Admitió, cerrando la llave.

-¿En serio? Porque creo que estás espantada desde que te levantaste.

-¿Me viste?-Preguntó Hermione.

-Digamos que tu grito me despertó.

-Lo siento, Ginny, no pretendía despertarte.-Inició a disculparse mientras se secaba el rostro con una toalla sedosa.

-No te disculpes, en realidad me preocupas, Hermione. ¿Pasa algo? Te ves verdaderamente mal.-Dijo la pelirroja.

Su amiga se encontraba recargada en la puerta del baño, que estaba cerrada, Hermione permanecía cerca de los lavabos. La distancia era considerable.

-Solo tuve una pesadilla.-No quería ni recordarla.

Imaginar la marca tenebrosa sobre la blanquecina piel de Draco Malfoy le provocaba un malestar fatídico. Le daba... Pavor.

-¿Involucraba a Draco Malfoy?-Soltó Ginny repentinamente.

Eso sacudió el piso para Granger que encaró de forma fugaz a su amiga con pasmo, su boca de un momento a otro se secó.

-¿Disculpa?-Alcanzó a articular evitando que su barbilla cayera al suelo redondita.-Buena, Ginny, muy buena, pero no estoy para bromas ahora, ¿sabes?

Dio media vuelta, posando su vista sobre el lavabo, tratando de no mirar a los espejos para no encontrarse con el reflejo de Ginny.

¿Acaso querían provocarle un infarto? Eran demasiadas cosas para procesar.

-No tienes que seguir fingiendo, Hermione.

-¿Fingiendo? No entiendo a qué te refieres.-Encogió los hombros, su expresión facial fue de absoluta confusión.

No obstante aunque intentará ocultarlo, desprendía un aire de turbación.

-Hermione...

-No, Ginny, ¿por qué sacas a Malfoy? ¿Qué tiene que ver él con todo esto?

-Herms...

-Me disculpas, pero fue una tontería aquello y para nada...

-¡Deja de mentir!-Elevó un poco el tono de voz.

La castaña guardo silencio de manera abrupta. Estaba palideciendo y sentía que iba a desmayarse en cualquier instante.

-Cuando estábamos en el ministerio de magia, ustedes en quinto y yo en cuarto. Mientras te encontrabas inconsciente, Draco... Él se delató.-Relató Ginny, dejando a Hermione estupefacta.

Ella no estaba enterada... Y había pasado ya rato de eso. ¿Cómo demonios Draco no le comentó nada?

-¿Q-qué?-Su voz era inestable, apenas un hilo débil audible al oído.

-Fue cuando quedaste inconsciente, se mostró preocupado por ti, sumamente angustiado. Te resguardo en sus brazos. No tengo idea si en ese instante no me vio o le importo poco, porque parecía que lo único relevante para él eras tu.-Prosiguió, dispuesta a contar lo sucedido mientras se acercaba un poco más a su amiga.-Cuando levantó la cabeza y me miró, creo que fue donde cayó en la cuenta de su error... Aunque tampoco se le veía afectado por ello, se debía más por ti. Solo estábamos nosotros dos, al menos conscientes. Me dijo que permaneciera callada, como si no hubiera visto nada.

Hermione miraba a Ginny con suma atención, como si fuera un descubrimiento gigante de la época. Estaba sorprendida, Draco jamás le contó nada de eso... Y encima atónita porque la pelirroja guardó el secreto.

-Cuando lo vi contigo, parecía un Draco diferente al que conozco, ¿sabes? No lo sé, tal vez sea una cosa mía, pero ese aspecto de chico malo, seguro, soberbio y duro no existía en ese momento. Era más un chico preocupado por...-Su voz se extinguió, no obstante, cruzó mirada con Hermione.

Ella supo exactamente lo que Weasley quería decir.

Novia.

Esa era la palabra que Ginny Weasley no emitió.

-Realmente no supe y hasta la fecha no sé con exactitud qué pasa entre ustedes dos. Después de eso, comencé a prestar más atención a tu comportamiento, no era muy difícil saber el porqué de tus estados de ánimo, aunque me encuentro confundida últimamente, porque no descifro si en realidad se debe a Draco tu aflicción o... A Ronald.

Hermione había bajado la mirada al suelo, se sentía desnuda frente a Ginny, sin saberlo, su amiga se enteró de todo lo que mantuvieron oculto casi a la perfección, pero en cuanto el nombre de su hermano rebotó en su oído, subió con velocidad el rostro.

Abrió la boca para contestar algo, pero no salió una sola palabra, era como si se las hubieran arrebatado. Parpadeó unas cuantas veces y volvió a cerrarla.

-Quería hablar de este tema contigo hace tiempo, tuve varios intentos fallidos.-Rio levemente, quizá para romper el hielo recién formado.

-¿Le has contado a alguien más?-Fue lo primero que preguntó.

Su voz sonaba frágil, era de la misma forma que ella se sentía: Frágil.

Ginny automáticamente giró la cabeza en negativa.

-Nada de eso, Hermione.

-Gracias.-Le susurró.

-Lamento soltar esto de pronto y más aún cuando te encuentras en ese estado, pero... Quiero apoyarte, Hermione, como mi amiga. No te mentiré que estoy hasta hoy día impresionada por este lazo enredoso entre tu y Malfoy, pero no te juzgare.

-¿Lo dices en serio?-Cuestionó esperanzada.

Ginny asintió con una pequeña sonrisa. Hermione le devolvió el gesto.

-Es... Complicado. No estamos en el mejor momento él y yo ahora, me atrevo a decir que es el peor en todo este tiempo.-Admitió sin pensarlo.

Algo que necesitaba era desahogarse, hablar con alguien del tema de Draco, una persona que no la juzgará, que no le mintiera u ocultara nada.

-¿Ustedes son...?

-Amigos, supongo.-Subió los hombros con pesadez.-Ya no lo sé.

Maldita sea, le dolió pronunciar aquello. La realidad era dolorosa y cruel, ni siquiera sabía con seguridad si continuaban siendo al menos amigos.

-Oh, creí que eran algo más que eso. En el ministerio parecía ser así.-Confesó su amiga.

Eso solo hizo sentir peor a Hermione, que miró a un lado, tratando de contener las lágrimas provocadas por los recuerdos buenos y entrañables a lado de Draco Malfoy.

Quién ahora no era reconocible con el Draco del pasado.

***

Esa noche había sido un supremo desastre y todo a causa suya nuevamente. Todo por su constante debilidad que por mucho que intentara erradicar de forma paulatina no lo lograba. Esa debilidad tenía nombre y apellido: Hermione Granger.

Nunca debió ir a la fiesta de Slughorn, debió quedarse practicando y armando un plan nuevo contra Dumbledore. No tenía porque hacerle caso o dejarse convencer por Blaise.

Se colocó boca abajo en la cama, enterrando con fuerza su rostro en la suave almohada.

Las vacaciones por navidad estaban a la vuelta de la esquina, y él ni loco iría a su casa. Temía tocar esa mansión tétrica y fría. La última vez que estuvo ahí, regresó con la marca tenebrosa en su brazo.

De solo recordarlo le daban escalofríos y espasmos.

Era una mejor opción quedarse en el castillo y practicar sin interrupciones, tener la mente despejada, además, estaba bastante seguro de que Hermione iría a casa a festejar las fechas decembrinas, por lo cual su mayor distracción no estaría presente.

Sintió un hueco terrible en el corazón, armó una mueca de disgusto. El vacío cada día se apoderaba más de él.

Una vez sus párpados se hicieron pesados, fue cerrando los ojos hasta caer en los brazos de Morfeo.

Camina apresurado, sus lustrados zapatos resonaban por los pasillos desolados de Hogwarts, un mechón rubio de cabello caía rebeldemente por su frente, se le notaba nervioso y angustiado. Miraba cada cierto tiempo a los lados o detrás suyo asegurándose que nadie lo siguiera.

Pronto llegó a la torre de astronomía. Era un lugar con gran valor para él, así como el baño del segundo piso.

Para su sorpresa, Hermione se encontraba ahí, de espaldas a él, recargada sobre el enorme balcón que ofrecía una vista inigualable desde la torre. Posaba su puño sobre la barbilla, aquella cabellera se movía al compás del viento, por consiguiente estaba un poco esponjada.

La admiró unos segundos antes de subir las viejas escaleras, en cuanto estuvo cerca de ella, Hermione lo sintió y se dio la vuelta.

-Draco.

-Hermione... Yo tenía que verte.-Dijo recobrando el aliento.

-Ya estoy aquí.-Había algo inusual en su comportamiento, lo percibía...

-Tenía que decirte algo, ¿entiendes?-Se aproximó más a ella con la intención de tomar sus manos.

Y así lo hizo, sus pequeñas manos estaban frías, permaneció viéndolas un momento, pero cuando subió el rostro para conectar sus ojos con los de Granger, ésta soltó su agarré de forma brusca y hostil.

Su mirada se había oscurecido, como si no fuera ella.

-Oh, ¿en serio, Draco?-Ladeo la cabeza, tenía un aire... Maligno.

-Es en serio, Hermione, cosas horrendas están por pasar y... La mayoría de ellas son mi...-No pudo concluir puesto que la castaña intercedió.

-Culpa. Son tu culpa, ¿cierto?-Se lo escupió con repulsión. Rodó los ojos.-¿Creías que no me iba a enterar?-Ella terminó con la distancia entre ambos y le susurró lentamente al oído.-Lo sé todo, Malfoy.

Abrió los ojos con impresión y terror.

¿Qué diantres?

-¿Qué?-Preguntó a punto de temblar.

-¿Me crees tonta, Draco? Tarde o temprano me iba a enterar.-Comenzó a caminar alrededor del rubio que estaba pasmado.-Todos tus comportamientos hacia mí, contigo mismo, el cambio de tu físico o esencia. Absolutamente todo. Eres sumamente obvio, ¿lo sabes?

Ella soltó una carcajada muy impropia. Sintió un escalofrío.

Esa chica no se parecía a Hermione...

-¿Eres tu, Hermione?

Otra risa burlona.

-Soy la misma Hermione Granger, así como tu eres un mortifago.

Eso era la tumba de Draco Malfoy. Sus ojos estaban por salir de las órbitas.

-¿O lo niegas?-En un momento de debilidad, Hermione tomó por sorpresa a Draco acercando su rostro.

Tan cerca que sus labios rozaban, pudo notar como ella formaba una sonrisa.

Enseguida, Hermione Granger tomó su brazo donde reinaba la marca tenebrosa, levantó su manga y la dejó al descubierto.

Ella la observó, un segundo, dos, segundos, tres, cuatro, cinco, seis...

Draco se retiró de un jalón, rompiendo contacto con Hermione. Cubrió con su mano el antebrazo mientras la miraba desconfiado.

-Tomaste una mala decisión, Draco.-Negaba con la cabeza, mantenía un tono pavoroso que provocaba estremecimiento.-Creo que sabes muy bien que por aquí odiamos a los mortifagos y tarde o temprano acabaremos con ellos.

Lo siguiente que sucedió fue algo gigante de procesar, Hermione sacó su varita, tan rápido como apuntó lanzó un encantamiento directo a Draco, que salió disparado...

Se levantó de golpe, transpirando y sin aire en los pulmones.

-Maldita sea.-Susurró llevando las manos a su cabello.

Comenzó a respirar agitadamente. Su corazón latía como si no hubiera un mañana.

Solo fue otra pesadilla, una horrorosa y muy real.

Se incorporó y recargo sobre la cabecera de la cama, dejó caer la cabeza y flexiono una de sus piernas. Cerró los ojos, pero está vez no se durmió, solo permaneció así. No pudo conciliar más el sueño por esa noche.

Mientras todos sus compañeros dormían, él permaneció en vela siendo devorado por sus pensamientos y temores más profundos. Siendo su pesadilla el más presente y al que más temía de todos.

***

Había terminado de empacar, faltaba poco para tomar el tren e irse a disfrutar de las vacaciones navideñas, aunque no estaba segura de disfrutarlas completamente. Esta ocasión la chica no estaría en la casa de los Weasley debido a la conflictiva relación que tenía con Ronald.

Y estaba bien con eso, prefería ir con su familia, pasar tiempo de calidad con ellos.

Pero antes de irse, necesitaba hacer una pequeña visita a alguien que no veía hace ya algún tiempo. Estaba por llegar a la cocina, esta vez el castillo se encontraba lleno, ya que muchos estudiantes rondaban por ahí realizando los últimos pendientes que tenían.

Cuando estuvo frente al cuadro le hizo cosquillas a la pera, inmediatamente la dejó entrar. Fue recibida con un olor a comida deliciosa, especias y jabón. Observó como todos los elfos domésticos permanecían ocupados en sus labores.

Buscó por todos lados a Gasper, pudo ubicarlo en el lavavajillas, estaba lavando los platos. Sonrió al verlo y se dirigió hacia él.

Ciertos elfos la saludaban y otros la ignoraban, ella permanecía con su bella sonrisa.

Se puso a lado del pequeño elfo, en cuestión de segundos éste se percató de ella y su reacción fue de sorpresa aparte de un gusto tremendo.

-¡Hermione!-Dijo con emoción palpable.

-Hola, Gasper.-Le sonrió sinceramente.

El elfo se quitó los guantes y subió sobre la encimera, con su actitud  carismática y confortable abrazó a Hermione.

-Hermione vino a visitar a Gasper.-Él parecía agradecido.

-Te extrañe mucho, Gasper. Sé que tenía un tiempo sin venir a verte, en recompensa, te traje un regalo de navidad.-Se separó del abrazo y le entregó lo que tenía en las manos.

Era una pequeña cajita envuelta a la perfección y con un discreto pero lindo moño navideño. Al elfo se le iluminaron los ojos al ver el regalo, la gratitud en él era más que evidente.

-¿En serio?-Hermione asintió.-No era necesario, Gasper no puede aceptarlo.

-Vamos, claro que si. ¿Sabes que sería una falta de respeto hacía mi que no lo aceptes?-Persuadió Granger con una sonrisa ladina.

-Gasper no quiere faltarle al respeto a la Hermione.

-Entonces tómalo y ábrelo.-Palmeó con cuidado el regalo.

Mientras conservaba una sonrisa tímida, el elfo cogió el regalo en sus manitas y comenzó a abrirlo, el regalo era una bufanda rojiza con verde, guantes y un gorrito, todo del tamaño adecuado para él. Las prendas estaban tejidas por la misma Hermione.

-¡Por Merlín! Esto es mucho para Gasper...-La chica lo interrumpió.

-Acéptalo, por favor.

-Gasper está muy agradecido con Hermione, ¿cómo puedo pagárselo?

-Nada de eso, Gasper, solo escríbeme mientras me encuentre de vacaciones, ¿de acuerdo? Y asegúrate de pasar una hermosa Navidad.-Le pidió Hermione como la dulce persona que era.

O solía ser... Ya no lo sabía.

En ese instante comenzaron a anunciar que era tiempo de salir del castillo para dirigirse al tren que estaba esperando por los alumnos.

-Tengo que irme, pero nos mantendremos en contacto, ¿de acuerdo? Feliz Navidad, Gasper.

-Feliz Navidad.-Deseo con una sonrisa que derrochaba felicidad.

Hermione le regaló una última sonrisa, giró sobre sus talones para salir de la cocina, pero fue detenida por la voz de Gasper.

-Por cierto, Gasper quisiera saber antes de que se vaya, ¿qué tal van las cosas con Draco?-Inquirió un poco cohibido. Quizá con algo de pena.

Ella miró sus pies sin expresión alguna, sin embargo, al escuchar el nombre del rubio, el dolor la embargó. Como últimamente siempre le pasaba.

-Creo que peor que antes.-Desveló su triste realidad mientras componía una mueca que reflejaba lo herida que se encontraba.

-Gasper ha visto pasar al señor Malfoy cerca de las cocinas, además que lo nota perturbado.-Soltó el elfo.

-¿Qué? ¿Hablas en serio?-Se acercó nuevamente a él.-Si sabes algo más, tienes que contar...-Nuevamente volvieron a insistir ordenando que todos los alumnos tenían que salir del castillo, Hermione gruñó.-Escucha, Gasper, tienes que mandarme una carta relatándome todo lo que sabes sobre Draco, sea lo que sea, ¿está bien?

-Claro.

-Gracias, Gasper.-Lo abrazó por ultima vez con gran cariño y está ocasión si se retiró de allí.

A paso rápido se encaminó a tomar sus maletas a la sala común, tenía que apresurarse si no quería quedarse. Llegó al séptimo piso y logró entrar, donde para su sorpresa, Ginny tenía sus maletas con ella.

-¡Ginny! Creí que estarías afuera.

-Te estaba esperando, ¿fuiste con Gasper?-Ginny sabía de la existencia del elfo, Hermione incontables veces se lo había mencionado. Inclusive la ayudaba a coser ciertas prendas para él.

-Sí, siento la demora. Gracias por esto, ahora podemos irnos.-Tomó sus pertenencias y así ambas emprendieron camino fuera del castillo.

Le desearon una feliz Navidad a la señora gorda, recorrieron el séptimo piso mientras hablaban sobre trivialidades, pero enfrente de ellas, no tan lejos, Malfoy yacía de pie frente a una pared... Hermione lo observó patidifusa, estaba de pie ante  la sala de menesteres que no se encontraba a la vista.

Ginny también se reparó en él, volteó a ver a Hermione que se quedó estática por un minuto, sin parpadear, solo viendo a Draco.

En ese pequeño pero significativo instante, Ginny Weasley entendió cuán vulnerable era Hermione cuando se trataba de alguien tan valioso para ella como Draco Malfoy.

-Hermione, ¿quieres que me adelante?-Consultó. La pelirroja sabía que tal vez su amiga quería hablar con el hurón.

-¿Qué?-Finalmente despegó la mirada del chico.-No. No, vámonos.

-¿Estás segura?-Insistió, la verdad era que Hermione no sonaba convencida de sus propias palabras.

-Sí. No creo que él quiera hablar conmigo y tampoco que sea prudente.

Ella tampoco lo quería, no necesitaba irse con él corazón estrujado aún más a sus vacaciones.

Retomó la caminata, sin embargo, Ginny la alcanzó y retuvo un instante.

-Creo que deberías hacerlo.-Aconsejó.

-¿Qué dices?-Compuso una expresión de desentendimiento.

-Habla con Malfoy, antes de que se vaya.

-Ginny, tenemos que irnos, ya es tarde, no es buena idea...

-Vamos, ¿acaso es tan malo?-La miró a los ojos avellanas. Hermione guardó silencio, desvío su vista hacia Draco una vez más, que continuaba sólo mirando la pared y acariciando su característico anillo negro.-Te veo más tarde.

Ginny le sonrió levemente, como si quisiera inspirarle confianza y seguridad, ella se fue alejando hasta que desapareció del campo de visión de la Gryffindor.

Hermione suspiró y con sus maletas en mano se aproximó hasta Draco.

Sabía que era una mala idea.

Con cada paso que daba, se acercaba más al Slytherin, no tenía idea de siquiera que decirle, quizá no cruzaría palabra alguna con él. Cuando estuvo a milímetros de Draco, éste giró su rostro en dirección a la castaña.

Hermione supo que se había dado cuenta de su presencia, siguió caminando hasta llegar a su lado, no obstante, no se detuvo, disminuyó un poco el paso y lo único que dijo fue:

-Feliz Navidad.-Le deseó sin mirarlo.

Fue como un comentario soltado al azar.

-Feliz Navidad, Granger. Pásala bien con los Weasley.-Contestó sin dedicarle al menos una fría mirada, sus dedos aún tocando aquel anillo que Hermione adoraba en él.

Sintió la impetuosa necesidad de parar en seco e informarle que no pasaría las navidades con los Weasley, sujetó con firmeza la manija de su equipaje. Apretó sus labios para retener sus palabras.

-No pasaré navidad con los Weasley.-Lo anterior fue en vano, terminó saliendo de su boca.

Se insultó interiormente a Draco no le importaba en lo más mínimo ya.

-Oh, es cierto.-La voz del rubio se escuchó.-Ahora es turno de Lavender.

Giró sobre sus talones para afrontarlo, descubriendo que él si la estaba mirando todo este tiempo mientras ella permanecía de espaldas. El rostro de Malfoy lucia indiferente como era costumbre al parecer.

-¿Cuál es tu problema, Malfoy?-Preguntó cansada y al mismo tiempo molesta por su comentario estúpido.

Le dedicó una mirada de enojo mezclada con decepción, los ojos de Hermione fueron a parar en su antebrazo...

De esa manera la charla acabó, puesto que Draco no dijo nada, permaneció intacto. Imperturbable en lo absoluto.

Hermione continuó su camino.

(...)

Las vacaciones navideñas pasaron velozmente como hojas volando por el viento. Granger al igual que los demás estaban de vuelta en Hogwarts.

A decir verdad, le sirvió mucho estar alejada del ambiente mágico y tóxico por el que estaba atravesando, pasó la Navidad y Año nuevo de forma agradable con su familia, la cual, le sonsacaba sonrisas y risas a cada rato.

De solo recordarlo sonrió.

No obstante, ella seguía resentida con Ronald, por supuesto, no quería verlo ni en pintura.

Sobre Draco no había mucho que decir, cada que su mente se transportaba a él ponía mal a la castaña, así que intento no pensar mucho en el chico, a excepción de cuando recibió la carta que Gasper le prometió.

En ella explicaba que desde que inició el sexto año, Draco solía pasearse mucho por el castillo, incluyendo la zona de las cocinas, con cierto aire que desprendía angustia, preocupación y desazón. Realmente se le veía atareado y cansado. También que casi siempre traía un objeto en mano con él, como manzanas verdes o cosas de poca importancia. Inclusive Gasper mencionó en la carta que en una ocasión logró verlo entrar a la sala de menesteres.

Aquello despertó la curiosidad de Hermione y la charla tenebrosa que espió junto con Harry venía a su mente sin cesar.

Pero se prohibió pensar en eso, al menos en su casa, necesitaba descansar y obtener un poco paz dentro de ella, así no podría conseguirlo.

Ahora estaba de vuelta en Hogwarts, la nieve continuaba al igual que el frío.

Se encontraba en la sala común en uno de los sillones arrellanada mientras estudiaba. Además de convivir y disfrutar en su período breve de vacaciones se dedicó a aprender como conjurar los hechizos sin necesidad de hablar o emitirlo en voz alta, lo que provocó que avanzara muchísimo, además, práctico un poco de pociones ya que... Tenía un poco de envidia y celos por Harry.

El hecho de que la haya superado y sea el número uno de la clase no le provocaba infinita felicidad, el avance de Harry se debía a su librito, no le parecía justo.

En ese preciso instante, el susodicho bajó las escaleras. En cuanto vio a su amiga fue a sentarse con ella.

-Hola, Hermione. ¿Qué tal pasaste las navidades?-Preguntó una vez estuvo cómodo en su lugar.

-Bien.-Contestó encogiendo los hombros.-La verdad no han sido nada del otro mundo, pero me la pasé bien después de todo. ¿Y qué tal ustedes en casa de Ro-Ro?-Se interesó imitando al último la voz de Lavender.

-Ahora te cuento, pero antes... Hermione, ¿no podrías...-Oh no, conocía ese tono en Harry así que ella se adelanto.

-No, no puedo. Así que no te molestes en pedirme nada.-Dijo duramente regresando sus ojos a la lectura de su libro.

-Creía que a lo mejor, ya sabes, durante las Navidades...

-Mira, Harry, ni siquiera lo intentes. La que se bebió una cuba de vino de hace quinientos años fue la señora Gorda, no yo.-Dio vuelta a la hoja.-¿Qué querías decirme?

Trató de modular su tono de voz, pero le dejo bien en claro a su amigo que renunciara a hacerla "razonar" respecto a la situación entre Ron y ella.

-¿Recuerdas la conversación que espiamos? Entre Snape y...

-Malfoy.-Cerró el libro de golpe, desconcertando un poco a Potter.-Sí, la recuerdo. ¿Por qué?

-¿No crees que...

-...fingía prestarle su ayuda para que Dr... Malfoy le contara que es eso que está tramando?-Terminó Hermione por él.

-Sí, más o menos. El padre de Ron y Lupin creen lo mismo.-Refunfuñó Harry. Hermione sabía que buscaba cualquier prueba así fuera diminuta para probar que no se debería confiar en Severus Snape.-Pero esto demuestra claramente que Malfoy está planeando algo, no puedes negarlo, Hermione.

Bueno, en eso él tenía razón, lo admitía, la Gryffindor estaba convencida que Draco traía algo entre manos...

-No, claro que no.-Reconoció.

-Y que actúa siguiendo las ordenes de Voldermort, como yo sospechaba.

Sintió un repeluzno embargar su anatomía entera hasta los dientes pero encaró a Harry.

-Tu sospechas de todo el mundo, Harry.-Bromeó, queriendo hacer el tema a un lado, pues estaba sintiendo como el agobio llegaba a ella.

-Hablo en serio, Hermione. Él obedece a Voldermort.-Estaba empecinado en que le diera la razón.

-Hum... Que yo haya escuchado, ninguno de los dos nombró a Voldermort.-Su maldito argumento era tan pobre y absurdo, era consciente de ello.

-No. Snape dijo: "tu amo", lo recuerdo, sé que tu también. ¿Y quién va a ser su amo sino Voldermort?

-No lo sé.-Contestó mordiéndose el labio.-¿Su padre?-Quiso soltar una risotada al escucharse, en cambio, se quedo un momento con la mirada perdida, absorta en sus pensamientos.-¿Cómo se encuentra Lupin?

Cambió el rumbo de la conversación y volvió a abrir su libro pidiendo que Harry no persistiera con el tema.

-No muy bien.-Respondió Harry, y le conto la misión del ex profesor entre hombres lobos y las dificultades que últimamente Remus enfrentaba.-¿Has oído hablar de Fenrir Greyback?

-¡Pues claro!-Dijo Hermione un tanto sobresaltada.-¡Tu también!

-¿Cuando? ¿En Historia de la Magia? Si es así, bien sabes que jamás prestó atención a esa clase infern...

-No, no. Fue cuando estábamos en el Callejón Diagon, vimos a Malfoy y lo seguimos hasta Borgin y Burkes, ¡ahí fue cuando Malfoy amenazó a Borgin con enviarle a Fenrir! En el callejón Knockturn, ¿no te acuerdas?

Harry la miró perplejo casi boquiabierto.

-¡No lo recordaba! ¡Ahí lo tienes! Eso demuestra que Malfoy es un mortífago.-Ella tragó saliva al escucharlo.-De no ser así, ¿cómo iba a estar en contacto con Greyback y darle ordenes?

Hermione evito lanzar un pesado suspiro, movía sus dedos una y otra vez sobre las hojas de su libro, había dejado de leerlo hace un rato. Su amigo era desconocedor del dolor incesante que la hacia pasar cada que insistía con aquel tema, pero no podía culparlo, ¿cierto?

-Da que sospechar.-Admitió en voz baja.-A menos que...

-¡Vamos, Hermione!-Urgió Harry delatando lo desesperado que estaba en realidad por los rodeos de la castaña.-¡Tendrás que reconocerlo!

-Cabe la posibilidad de que fuera un faro, una falsa amenaza...

-Eres increíble, de verdad.-Dijo Harry meneando su cabeza.-Ya veremos.

Se instalo un silencio entre ellos dos, Hermione volvió a su libro, logrando verse en calma y con total naturalidad por fuera, muy diferente a como estaba por dentro: dudosa, vacilante, sumamente nerviosa. Un poco más y sus dedos comenzaban a temblar, leía el mismo renglón una y otra vez inútilmente, lo único que se repetía en su mente era lo que Harry acababa de exclamarle:

"¡Tendrás que reconocerlo!"

***

-¿Puede parar por un maldito segundo?-Pidió de muy mala gana a Snape.

No podías culparlo, llevaban practicando 2 horas seguidas sin descanso alguno, el profesor no paraba de entrar en su mente sin descanso. Se sentía desgastado, descorazonado y asqueado. El sudor perlaba su frente y se extendía hasta su playera blanca, la cual estaba un poco húmeda. Respiraba entrecortadamente como si se le dificultara halar aire.

Recibió una mirada insensible de Severus, pero a pesar de ella él se retiro y se dirigió a su escritorio.

Cerró los ojos disfrutando de ese minúsculo momento e intentó regular su respiración.

-¿Qué le pasa, señor Malfoy?-Cuestionó Snape detrás suyo.

-¿Ah?

-Llevamos practicando varios meses ya. Todas las vacaciones por igual, sin respiro y no ha logrado progreso. Me sorprende viniendo de usted, ¿o acaso se debe a lo que le encomendó el señor tenebroso?

Apretó sus manos con fuerza en los reposabrazos de aquella silla incómoda en la que lo tenía Snape.

-Hago mi mayor esfuerzo.-Replicó burdo.

-Al parecer no es suficiente.-Le plantó la cara, manteniendo su típica expresión de apatía.-Tienes que disciplinar tu mente.

-¡Lo intento!-Alegó

-¡Legeremens!-Apuntó nuevamente a él.

Sin permiso entró a su mente, recorriendo sus recuerdos y vivencias: Mientras jugaba Quidditch, cuando su padre lo regaño por perder el partido contra los leones en segundo año, la vez que el señor tenebroso puso la marca en su antebrazo, cuando Umbridge lo aceptó en la Brigada Inquisitorial.

Regresó a segundo año de nueva cuenta, la ocasión donde estaban vanagloriándose frente a los leones con sus escobas nuevas, de repente Hermione habló y él le respondió: Nadie pidió tu opinión, sangre sucia inmunda.

Eso hizo despertar algo dentro suyo, una especie de ira y desprecio hacia sí mismo. Puso todas sus fuerzas y sintió como alejaba a Snape fuera de su mente, era como si la hubiera cerrado.

Cuando abrió los ojos miró a su alrededor, se detuvo y contempló a Severus que lo examinaba con atención.

-¡Legeremens!-Arremetió sin esperar un segundo.

No obstante, eso no le funcionó. Draco había bloqueado su mente.

-¡Legeremens!-Volvió a intentarlo.

Uno tras otro, Snape intentaba e intentaba acceder a la mente de su alumno, pero en todos y cada uno de los intentos fracasaba.

Llegó un punto en el que tiro la toalla, el hombre bajó la varita lentamente sin perder de vista a Draco, que seguía intacto en la silla con su concentración al máximo.

-Tus clases han terminado.-Informó

Y aquello fue como lograr ganar la Copa de las casas.

Una vez estuvo fuera del aula de Snape, él se recargo sobre la puerta de madera antigua. Dejó salir de su boca un suspiro de alivio. Una tarea se quitaba de la pesada lista y se permitió sonreír levemente. Hace tanto que no se sentía de esa manera.

Hace tanto no sentía esa cómoda y reconfortante sensación de triunfo así haya sido algo diminuto.

Había logrado aprender Oclumancia. ¡Lo logró! ¡Lo había conseguido!

Se despegó de la puerta y tomó rumbo a la sala de menesteres, que era donde pondría en marcha su nuevo plan para... Asesinar a Dumbledore, quizá con un poco de suerte llegaría a funcionar.

Aparte de eso tenía que practicar con Astoria Legeremancia, ya que durante las vacaciones ella no estuvo en el castillo, debido a eso no tuvo con quien practicar. Necesitaba dominar la Legeremancia también, sería una enorme ventaja para él.

Deseo con todas sus ganas darse una ducha antes, pero tenía el tiempo contado. Así que el baño tendría que esperar. Gracias a Salazar tenía un par de horas libres, él no dudaba ni un segundo en aprovecharlas.

Cuando finalmente estuvo a metros de la sala, se encontró con Granger a un costado donde se supone la puerta hace aparición. Parecía sumergida mirando algo...
Ella estaba viendo los pajarillos que Draco mantenía en una jaula de gran espacio.

Él detuvo sus pasos, vaciló en seguir avanzando. Había conseguido no pensar en ella durante el período breve de vacaciones, o al menos no demasiado. Ahora la veía y sentía la vehemente necesidad de arrojarse a ella. Apretó sus puños para detener sus efusivos impulsos.

En lugar de hacer lo que su corazón le pedía a gritos, se posicionó cerca de una pared que doblaba la esquina, por lo cual, Hermione no podía darse cuenta de su presencia. Asomó un poco su rostro para observarla.

Trago saliva y se cuestiono si se arrepentirá de lo que estaba a punto de intentar.

Se concentró nuevamente, aplicó todo lo que ha aprendido en libros y las prácticas que suele tomar con Astoria o Theo algunas veces.

Quería leer la mente de Hermione.

Necesitaba mantener los acercamientos al mínimo, pero no podía estar tanto tiempo separada de la castaña, tenía que aceptarlo, ella se había vuelto parte indispensable de su vida. Aunque la estuviera perdiendo él la necesitaba.

Intentó entrar a su mente, la vena de su frente se marcó de forma tenue.

Con mucho esfuerzo pudo percibir algo.

"¿Serán estos pájaros de Draco?" Se preguntaba la leona sin dejar de mirar a las aves.

Fue lo único que pudo saber, si que le faltaba practicar.

Apoyó su cabeza sobre la gran pared y descanso los ojos, esperando que Hermione se retirara. Ella mantenía su libro de pociones con ella, lo más probable es que fuera su siguiente clase.

Notó cómo Granger le echó una mirada a la sala de menesteres para después bajar la mirada por un minuto e irse.

-¿Estabas espiándola?-Astoria apareció de la jodida nada sobresaltando a Malfoy.

-¡Astoria! ¡Por Salazar!

-¿Te asuste? ¡No me digas que te asuste!-Se mostraba sorprendida y... ¿Orgullosa?-¡Merezco un premio por eso!

Él rodó los ojos y retomo camino hacia la sala.

-¡Hey!-Astoria lo alcanzó.

-¿Qué pasa, Astoria? ¿Acaso no tienes clases?-Se detuvo cuando estuvo frente a la pared donde una vez que lo pidieras la puerta se mostraba.

-No, he terminado. ¿Quieres ayuda? Podemos practicar ahora.-Se ofreció.

-Ahora tengo que hacer otra cosa, lo haremos después.

-Quizá pueda acompañarte, seré de ayuda.

-No.-Se negó.

-Vamos, sabes que iluminó tu vida.-Bromeó.-Oye, ¿si estabas espiando a avellana?

-Ella estaba aquí cuando venía, ¿de acuerdo? No hice nada.

-Si tu lo dices.-Sonrió burlonamente.

-¿Y Theo? ¿No deberías estar con él?

-Está haciendo deberes, le gusta estar solo algunas veces, además, dice que soy un poco parlanchina y necesita concentrarse.-Encogió los hombros.

Su amigo sonrió sutilmente pero al instante recuperó el enfoque y la puerta apareció mágicamente frente a ellos.

-Bien, Astoria, tengo que entrar.-Comenzó a despedirla.

-No, aguarda, deja que este contigo. Te juro que no molestare.-Le pidió.

Draco la miró no muy convencido.

-Por favor.

-Agh, de acuerdo, pero tendrás que obedecerme y permanecer en silencio.-Condicionó

-Bien.-Estuvo de acuerdo.

Ambos entraron a la sala de menesteres y así como la puerta apareció se esfumó.

(...)

El sábado llego y a pesar de que se suponía era un día libre de deberes o clases, los de sexto año estaban reunidos en el gran comedor con el espacio disponible, puesto que las grandes y largas mesas habían desaparecido.

Hoy era su primer clase de aparición, al fin iba a aprender algo que era útil después de tanto. 

La lluvia repicaba en las altas ventanas y alumnos se congregaban alrededor de los profesores McGonagall, Snape, Flitwick y Sprout. Los jefes de cada casa se encontraban presentes junto con un mago de baja estatura que Draco supuso era el instructor de Aparición enviado por el ministerio, tenía un rostro desprovisto de color y un aire incorpóreo, como si una simple ráfaga de viento pudiese tumbarlo. Además de la lluvia, las nubes formaban amenazadores remolinos en el techo encantado, aquella era la razón por la cual la clase era en el gran comedor y no en los jardines.

-Buenos días.-Saludó el mago ministerial cuando todos los estudiantes llegaron y una vez los jefes de las casas impusieran silencio, claro que Draco no acató dichas ordenes, pues estaba manteniendo una conversación algo frustrante con Crabbe, así que en realidad prestaba poca atención.-Me llamo Wilkie Twycross y seré su instructor de Aparición durante las siguientes doce próximas semanas. Espero sea tiempo suficiente para que adquieran las nociones de Aparición necesarias...

-¡Malfoy, cállate y presta atención!-Reprendió la profesora McGonagall.

El mencionado abrió los ojos sobrecogido, se ruborizo levemente y a regañadientes, con las miradas de todos encima, se apartó de Crabbe. El rubio notó como Snape armaba una cara de enfado, sospechó que no se debía a su propia impertinencia, sino al hecho de que McGonagall regañara a un Slytherin.

-...y para que muchos de ustedes puedan, después de este curso, presentar su examen.-Continuo el profesor Twycross, como si no hubiera existido ninguna interrupción.-Como quizá sepan, en circunstancias normales no es posible aparecerse o desaparecerse en Hogwarts, sin embargo, el director ha levantado esa condición durante una hora, exclusivamente dentro del Gran Comedor para que puedan practicar. Déjenme advertirles que no tienen permiso para aparecerse fuera de esta sala y tampoco es conveniente que lo intenten. Ahora, cada uno de ustedes vayan dejando un espacio libre, de metro y medio entre cada uno y la persona que tengan adelante.

A continuación se produjo un considerable alboroto cuando los alumnos siguieron la indicación de la autoridad. Los jefes de las casas iniciaron a sugerir como situarse y evitar discusiones.

Draco comenzó a tomar su lugar, seguía cercano a Crabbe, obviamente manteniendo su metro y medio de distancia, con cara de malas pulgas y aprovechando el regocijo continuo su discusión con el chico.

-No puedo decirte cuando, ¿de acuerdo?-Soltó con una voz poco amable.-Me esta llevando más tiempo del que creía.-Crabbe iba a protestar, sin embargo, Malfoy se no lo permitió.-Escúchame bien, lo que yo esté haciendo no es asunto tuyo. ¡Goyle y tu limítense a hacer lo que les mandan y seguir vigilando!

-Yo les cuento a mis amigos lo que estoy tramando cuando quiero que vigilen por mi.-Esa voz hizo que la sangre de Draco ardiera.

Maldito Potter. Apretó los puños con fuerza y advirtió que la persona detrás suyo era Harry con la única intención de espiar lo que hablaba con Crabbe. Se dio la vuelta y en un arrebato de impertinencia llevó una mano a su varita, en ese instante los cuatro jefes de las casas gritaron: "Silencio", enseguida los estudiantes acataron la orden. Malfoy se volvió despacio al frente mientras apretaba la mandíbula como una manera de canalizar su ira. 

Mientras Twycross explicaba los pasos para aparecerse de forma exitosa, Draco mantenía la mirada gacha, cuando la subió se encontró con Hermione en la fila de en frente, a unos metros más hacia el lado izquierdo, pero la vio, ella estaba poniendo atención a las palabras del profesor, pero sus ojos avellanas lo miraban a él.

Disminuyo la presión que estaba depositando en sus manos y quijada, retiró el contacto de los ojos de Granger y se enfocó en la clase. 

-Muy bien, cuando dé la orden... ¡Giren sobre ustedes mismos, sientan como se funden con la nada y muévanse con desenvoltura! Atentos a mi orden... Uno.

¿Qué? Draco apenas estaba asimilando los tres pasos que recién termino de explicar...

-¡Dos!

Él recordó las tres D: Destino, decisión y desenvoltura.

-¡Tres!

Uso toda su fuerza de concentración, giró sobre sí mismo teniendo claro el destino para aparecerse: el aro que estaba frente suyo. Pese a su esfuerzo, no logró nada más que marearse. Al parecer no fue el único, pues la sala entera parecía aturdida junto con sus estudiantes, Neville quedó tendido boca arriba en el suelo.

El segundo intento no fue mejor que el primero, el tercero tampoco, pero en esta ocasión Susan Bones se tambaleaba dentro de su aro pero su pierna izquierda quedo a un metro y medio de distancia, en el sitio de su posición original, a continuación, ella emitió un grito de susto. Los profesores iban hacia ella, entonces se produjo un fuerte estallido acompañado de una bocanada de humo morado; cuando se disperso, Susan yacía en su lugar sollozando. Había recuperado su pierna, pero continuaba asustada.

-Despartición o separación involuntaria de alguna parte del cuerpo.

El señor Twycross explico a que se debía aquello, Draco lo escuchaba pero no podía evitar lamentarse el no haber conseguido cruzar al aro, el mareo estaba desapareciendo. De reojo observó una vez mas a Granger, que lucia con ganas de querer vomitar.

Estuvieron practicando alrededor de una hora. Cuando Twycross despachó a todos y poco a poco los estudiantes fueron desfilando para salir del Gran Comedor, Draco se dirigió a su sala común a paso veloz, pues su segundo intento de matar a Dumbledore lo ejecutaría en los próximos días.

***

Hermione solo pudo notar la cabellera rubia de Draco alejarse fugazmente del lugar. Soltó un suspiro sin necesidad de abrir la boca, sus ojos fueron a parar en Harry y Ron que continuaban presentes en la sala.

-¿Cómo te ha ido?-Le preguntó el pelirrojo a su amigo-.Yo creo que sentí algo la última vez que lo intenté, como un cosquilleo en los pies.

-Eso quiere decir que los zapatos te van pequeños, Ro-Ro.-Dijo Hermione detrás de ellos, haciéndolos saltar un ápice de la inadvertencia de su presencia.

La chica siguió de largo con la cabeza alta y una sonrisa burlona, disminuyo la velocidad de su andar para poder escuchar la conversación de ambos el mayor tiempo posible.

-Pues yo no he sentido nada, pero ahora eso no me importa-.Respondió Harry.

-¿Cómo que no te importa? ¿No quieres aprender a aparecerte?-Inquirió Ron, incrédulo. 

-La verdad es que no me preocupa mucho. Prefiero volar. Oye, vámonos de aquí, tengo que hacer una cosa.

Hasta ahí alcanzo a escuchar la castaña, pues la distancia era demasiada para continuar oyendo algo... Harry tenia que hacer una cosa, sospechaba que Draco estaba envuelto en ella.

Mientras caminaba a la sala común para realizar los pocos deberes que le faltaban estuvo atenta para ver si se topaba con Draco en el transcurso, pero fue en vano.

Se sintió estúpida por un instante, ¿por qué querría ver a Draco siquiera? Cada que tenían un encuentro su corazón era oprimido con fuerza y con las sospechas que tenía con altas posibilidades de ser ciertas realmente le perturbaba hasta quitarle el sueño.

(...)

Las semanas habían transcurrido de forma rápida, y enero dio paso a febrero, la nieve estaba desapareciendo pero el feroz viento y algunas lluvias hacían acto de presencia en Hogwarts.

Hermione Granger estaba nerviosa, hoy era viernes, último día de la semana y también día de patrulla como prefecta.

Ya estaba acostumbrada a lidiar con esos nervios cada viernes por la noche, aunque no lo quisiera, se instalaban en ella de forma involuntaria cada vez. Sentía esa incertidumbre abrasadora y los inquietud persiguiéndola.

¿Por qué? 

Mejor dicho, ¿por quién?

Draco Malfoy.

A partir de enero Draco no había asistido a sus correspondientes patrullas, quizá alguna con Abbott o Parkinson, pero con ella ni una sola desde que las vacaciones terminaron.
Eso le brindaba cierta paz a la chica, cierta calma, pero por otro lado, solo hacía levantar más presagios de disturbio en la castaña y claro, Harry continuaba alimentando sus teorías sobre Draco.

A pesar de que el rubio no haya ido ni una vez, Hermione no dejaba de sentir ansiedad y nerviosismo en los primeros 10 minutos de la patrulla, donde todavía existe la oportunidad para que él haga acto de presencia.

Y justamente así se encontraba en este preciso instante. Se mantenía recargada sobre la pared, con varita en mano y brazos cruzados. Su pie se movía inquieto sobre el suelo, subiendo y bajando.

Levantó la vista y noto como un estudiante de primer año estaba rondando por el pasillo. De inmediato fue hasta él.

-Hola, buenas noches.-Saludó, luciendo simpática, sus ojos fueron a parar en su uniforme, era un estudiante perteneciente a Hufflepuff.-Sabes que a estas horas ya tienes que estar en tu sala común, ¿cierto?

La voz de Hermione denotaba dulzura con el pequeño.

Él en respuesta asintió un tanto temeroso.

-Es que... Creo que me perdí.-Confesó con pena y pánico.

-Oh, comprendo. Tranquilo, es fácil perderse y más siendo de nuevo ingreso.-Sonrió.-Mira, solo tienes que caminar hacia allá-.Señaló el final del pasillo.-Y subirás por las escaleras, ¿de acuerdo? En ese piso está tu casa o si gustas puedo acompañarte.

-¿Usted haría eso por mi?-Se extrañó

-Claro, para eso estoy.

Así que acompañó al pequeño niño que descubrió se llama: Zack, no tardó mucho en dejarlo en su sala común, éste le dio las gracias y le regalo una bonita sonrisa antes de entrar.

Hermione volvió a su puesto de patrulla, estaba por llegar cuando detuvo sus pasos al escuchar voces. Se pego a la pared antes de doblar o dar vuelta.

-¡Porque estás siendo demasiado predecible, Draco, además de sumamente obvio! ¿No lo entiendes?-Era Snape no cabía duda.

-¡Lo que usted no entiende es que no puedo perder tiempo en montar y estar en estúpidas patrullas! ¡Ambos sabemos que eso es insignificante!

Aquella la voz de Draco Malfoy, la reconoció al segundo, pero se oia molesto.

-He estado cubriendo con Dumbledore y McGonagall todas tus faltas, Malfoy. No puedes seguir faltando.

-¡Pues que me quiten el puesto de prefecto!-Dijo sin esforzarse en ser afable.

-Deja de portarte como un niño altanero, te lo he dicho. Desde ahora cumples con tus patrullas, ¿entendiste?-El tono de voz que utilizo Snape provocó un escalofrío gélido en Hermione.

Al parecer dieron por concluida su charla porque ya no se escuchó más. Hermione se quedó inmóvil por unos minutos, ella esperaba con todas sus fuerzas que Draco continuara faltando. Que no hiciera caso a su profesor, que simplemente se retirara de ahí.

Cerro los ojos, se armó de valor y fue a su lugar de patrulla, mismo donde ahora Malfoy estaba también.

Sus suplicas no fueron atendidas.

No volteó siquiera a mirarlo, no quiso saber si él la volteo a ver o no. Se colocó al final del pasillo, muy lejos de Draco pues se encontraba a la mitad.

Los primeros 30 minutos fueron monótonos y realmente normales, ninguno cruzaba palabra alguna. Hermione no había cambiado de posición, se encargaba de su esquina y para nada se permitía mirar atrás.

Los siguientes 15 minutos después, Crookshanks llegó a parar a su lado, ya era una costumbre que ante la ausencia de Draco como su compañero en patrulla, su gato le hacía compañía y se quedaba con ella.

Permanecía sentado a lado de su dueña, no obstante, volteó su cara en dirección a Draco que estaba en el otro extremo del pasillo. Crookshanks maulló y comenzó a caminar hasta el rubio sin que Hermione se diera cuenta.

-Crookshanks, ¿no tienes hambre? Porque si es así...-Cuando se percató que su gato ya no estaba a su lado, lo buscó con la mirada.

No le tomó nada localizarlo,  lo vislumbro con Draco, ahora sentado a un lado suyo moviendo la cola esponjosa.

-Crookshanks, ven aquí.-Ordenó.

No le hizo caso.

-Crookshanks-.Volvió a llamarlo, pero él gato parecía no querer escucharla.

Soltó una bocanada de aire y se aproximó hasta su mascota. Estaba a centímetros de Draco pero a sus espaldas, tomó a Crookshanks en brazos.

-Lo siento.-Murmuró de forma baja creyendo que no la escucharía.

-No me molesta.-Respondió Draco para su asombro pero sin establecer contacto visual.

-Menos mal.-Se le escaparon las palabras y se arrepintió inmediatamente.

-Tienes razón, últimamente todo me molesta y es extraño cuando algo no lo hace.-Él se encogió de hombros, seguía sin mirarla.-Pero Crookshanks no es una de ellas.

Su respuesta dejó desconcertada a Granger, frunció el ceño de inmediato como prueba de ello. Unió sus labios y prefirió no decir nada, pero si pensó algo:

-Me temo que yo si formó parte de tus molestias.-Se dijo a sí misma internamente mientras caminaba a su posición inicial.

-Aunque no lo creas, no es así.-Dijo Malfoy en voz alta.

Hermione no había llegado al otro extremo cuando se detuvo abruptamente y sus ojos se abrieron con sorpresa.

-¿Perdón?-Volteó con lentitud hacia Draco.-¿Acabas de responder algo que estaba pensando?

Y no fue hasta ese momento que Draco finalmente dio vuelta sobre sí mismo y observó a Hermione Granger cara a cara.

-¿Tu estás... Accediendo a mi mente?-Preguntó de nueva cuenta.

Ella estaba tan enfrascada y solo esperaba una respuesta de él, ni siquiera sentía a su gato sobre sus brazos. Vio cómo la boca de Malfoy se abría de forma lenta para responderle, pero en ese momento llegó Abbott corriendo.

-¡Hermione!-La llamó con urgencia y un poco de agotamiento.

La mencionada volteó para mirarla.

-Hannah, ¿Qué sucede? ¿Estás bien? ¿Paso algo por la enfermería?

Hannah Abbott estaba patrullando cerca de la zona de enfermería y a juzgar por su aspecto no intuía nada bueno.

-Es Ron, Hermione.

-¿Qué?

La alerta y preocupación se embargaron de ella olvidándose de todo lo demás.

-Ron fue envenenado.

Ale 🐍💚

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