18

Viene la chica corriendo, preguntando por él mientras dice:

—Ha tenido que estar aquí. Me ha llamado, diciendome que aquí estaba.

—Sí, ayer estuvo aquí. — Respondo asustado.

—Lo sabía. No sé por qué tengo tan mala suerte. ¿Adivinas donde estaba mientras tanto? Yendo a su casa.

La mala suerte la acompaña, pero su valor le impide rendirse.

Repito: Querida desconocida, te admiro.

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