Capítulo 2

Lunes, 7 a.m....

Eran las 7:30 de la mañana en Donostia, España, aunque bueno... aún la completa oscuridad reinaba sobre el continente europeo. Una vez despierta, aquella chica española se estaba preparando para un día doloroso de trabajo, no sin antes avisarles a todos sus seguidores en Wattpad que tendría que trabajar. Se estaba dando un helado baño, con agua fría, para estar muy despierta, termina de darse un baño, se seca, se cambia poniendo un traje de mujer de empresaria y se va directo a su autor. Estando en su auto, inserta las llaves del carro en donde se supone que debería de ir, la gira y se enciende el carro: Es entonces que comienza a conducir, sin sentir que en el asiento trasero estaba sentada una mujer vestida de blanco, la cual la estaba mirando fijamente, cuyo rostro no era visible porque estaba cubierta con un espeso velo; y luego se pone a ver a través de la ventana el lugar por donde estaba.

Finalmente, después de una hora de conducir, llega al edificio de trabajo... Estaciona su coche en la banqueta, se baja y se mete al edificio, donde camina por unos pasillos hasta llegar a su oficina y en eso su amiga la empezó saludar, a lo que, con tono de hipócrita narcisista, ella le de vuelve el saludo.

Andrea: ¡Hola, amiga! ¿Cómo estás?

Sandra: Con mucho sueño...

Andrea: ¿Y eso? ¿No dormiste bien, verdad?

Sandra: Me tuve que acostar tarde, ya que un usuario en Wattpad me estaba acosando, y ahora se le ocurre publicar mi puta cara en su maldito libro. ¡Este niño o chico es una pesadilla!

Andrea: Ooh, qué terrible. ¿Pero te refieres a Starblc bla bla mer? ¿El usuario que hablo cosas negativas de mí solo por bloquearlo?

Sandra: Exacto. Es raro que haya conseguido poner mi cara ahí, cuando yo lo he quitado de mi perfil de Discord desde hace tiempo y antes de que ver que la puso en su maldito libro.

Andrea: Deberías de denunciarlo, bloquearlo y ya.

Sandra: Lo tengo bloqueado y ya lo denuncié... Pero en fin, ¿adivina adónde fui yo el viernes?

Andrea: ¿Adónde?

Sandra: ¡Yo he ido a la Ciudad de México!

Andrea: Anda, qué bien ¿y qué hiciste allá? Aaaahh, es por el trabajo ¿no es así?

Sandra: Sí.

Andrea: Hubiese ido, pero me había levantado tarde.

Sandra: ¡Estuvo muy guay! Mucho baile, comida y discoteca. Hasta ahí yo conocí a mi primer novio, se llama Dante Montenegro, es mexicano, guapo, fuerte y apuesto.

Andrea: ¿Qué? ¿Así nomás?

Sandra: Oh, bueno, yo me enamoré de él y quisiese que fuese mi novio.

Andrea: Felicidades, tía.

Sandra: Es tan mono que ojalá pudiese tener hijos con él.

Andrea: Está bien, pero tampoco te apures mucho. Solo deja que te conozca a ti y tú a él y listo. ¿Cuántos años tiene?

Sandra: 25.

Andrea: o.

Ambas chicas se quedaron platicando unos momentos más hasta que luego se enfocan en sus ocupaciones. En ese momento, nuestra querida protagonista obtiene una visita de un hombre viejo, decrépito, el cual era el gerente del edificio, quien le propone hace mucho trabajo... como llenar hojas, libros relacionado con el trabajo que hacía, estar en la computadora, y hasta tenía que exponer...

Sandra Scott seguía haciendo todos sus deberes de trabajo, la cual parecía ser el colmo, le causaba dolor de espalda, poco a poco comenzaba a sentir mucha flojera de seguir trabajando y extrañamente empezaba a sentir una especie de cosquilleo en algunas partes de su cuerpo, cosa que se sentía como si le "picara" por fuera.

Llega la hora de descanso de estar mujer, siendo de 11:00 a 12:30. En su hora de descanso, esta decide estirarse un poco y luego se para de su asiento para que ese dolorcito se le apagara por el momento, camina por un pasillo hasta llegar a donde estaba el café: Toma un vaso y luego empieza a servirse.

Sandra: Uff, qué pesado es esto. Estaría bien renunciar, pero yo tengo planeado triunfar y, por lo tanto, tengo que soportar esto.

Andrea: Sí, encima de que el viejo que está como jefe... ¡es estalla pelotas! Es mucho peor que estar sufriendo por ese usuario de Wattpad.

Sandra: Espero estar acostumbrada a esto.

Al ser las 5:05 de la tarde en España, finalmente Sandra había salido del trabajo, llegando a casa completamente cansada: A tal punto de no querer hacer comida y mira que en la puerta estaba su gatita de nombre "Luna".

Luna: Meow...

Sandra: Hola, Lunita, ¿has estado muy bien sin mí?

Luna: ... Meow.

Esta deja de lado a la gata y se dedica a darse un baño caliente como era de costumbre, se seca toda por completo y se cambia de ropaje. Como no tenía planeado salir más, la chica se había puesto su pijama, que era una camisa plateada con un pony de adorno en la parte delantera (por donde estaba su panza, tetas y eso) y unos pantalones muy suaves color blanco con puntos morados y rosados.

Aprovechando las pocas fuerzas que tenía, Sandra se prepara la comida: Paella, lo más típico de España. Una vez listo su comida, después de media hora, se encontraba comiendo tranquilamente, encima de que se encontraba sola.

Finalmente, pasan unos minutos más, cuando en eso se apresura para irse a dormir o tomar siesta. Estando en cama, esta duerme y sueña muy profundo, tan suave como para sentirse protegido de cualquier problema que se pudiera presentar.

Llega la noche y, por otro lado, nos enfocamos un poco en unos hombres desconocidos que estaban por Donostia, los cuales terminaron su día en una cantina. Mientras caminaban todos borrachos, una mujer bella y vestida de blanco se presentó antes ellos: La cual yacía caminando desde hace rato. Era una mujer muy bella, no como las perras de la calle, cuyo cuerpo se distinguía un poco...

Hombre 1: Jejeje eh, tío, ¿puedes ver lo que yo veo?

Hombre 2: Uy, sí, chulada.

Como estaban en el centro, similar a los que hay Latinoamérica, la mujer tomó rumbo hacia una calle que estaba la izquierda y estos hombres desconocidos deciden seguirla. Al llegar a donde se mete ella, no lograron verla y eso que no había ni una mosca, pero en eso aquella mujer se les apareció poniéndose entre ellos. Es entonces que los hombres la comienzan a rodear, procediendo a manosearla y besa. Uno le toca las tetas y el otro el culo; todo parecía ir de maravilla... pero en eso uno de ellos, el que le manoseaba las tetas y le besaba el cuello, nota que en una manga le comenzaba a salir unas gotas de agua.

Ante esto, decide mirar el rostro de la mujer, y aprecia una terrible mirada: Unas cuencas vacías que lloraban sangre; era aterrador. Aquella cosa le comenzó a dar un leve grito mezclado con un rugido similar a un tigre. Después le toma la cabeza con las manos y se le arranca decapitandolo, cuya cuerdas vocales le colgaban, a lo que el otro lo nota y se asustó tanto que dejó de hacer lo que estaba haciendo y comenzó a correr.

Hombre: AHHHH, MALDITA.

Fantasma: ¡MUERE, ESPAÑOL DE MIERDAAAA!

Sin embargo, el hombre accidentalmente tropieza y cae al suelo, siendo esto de provecho para que la terrorífica mujer lo destrozara por completo...

Fantasma: ¡MUEREEEE!

Poco tiempo después, en esa misma noche, estando muy atrás de aquel suceso atroz, algunos españoles, que estaba viviendo en viviendas tipo edificios, comenzaban a escuchar llantos lastimeros de mujer que parecía quejarse profundamente como si hubiera perdido a un ser querido. Eran gritos muy terribles y daban mucho miedo; eran muy fuertes que ni dejaron dormir, algunos se asomaron y lograron verle...

¡Ayyy, mis hijoooooos! ¡Aaayy mis hijos, mis desgraciados hijos! - gritaba en un tono sobrenatural y muy lastimero, como si estuviera en un funeral.

Aquellos gritos de dolor, los cuales parecían ser de una madre que perdió a sus hijos, resonaron por toda la ciudad de San Sebastián, logrando así aterrorizar a casi todos los habitantes españoles y perduraron hasta ser las 6:57 a.m....... Finalmente, siendo 5 minutos para las 7, los lamentos cesaron.

Y a la mañana siguiente se encontraron los cuerpos de aquellos hombres, los cuales fueron encontrados despellejados como si un pollo asado hubieran sido. Por otro lado, Sandra Scott se había levantado de la cama, lista para otro tormentoso día de trabajo.

Se dio un baño, se cambió, desayuno y listo, todo mientras escuchaba por la televisión que se encontraron a dos hombres descuartizados en la calle: Del cual no se tenía mucha explicación, ya que el modo en el que fueron encontrados fue tan brotezco como para que un simple asaltante lo hubiera organizado, además de que en España es muy seguro salir por la calle y tienes la menor probabilidad de que te maten, asalten o dañen.

Estando en el trabajo...

Sandra y Andrea, estando sus oficinas, estuvieron hablando sobre aquel suceso tan morboso que había pasado.

Andrea: ¿Supiste lo que pasó anoche?

Sandra: Sí, yo ya lo he visto en la televisión, y me quedé en impactada.

Andrea: Yo me cagué en todo cuando lo vi. Hasta me dio náuseas al ver eso. ¿Qué habrá pasado?

Sandra: Yo no sé; quizá haya sido un perro rabioso o algo así.

Andrea: ¿Tú crees?

Sandra: No podría asegurartelo...

Después de unos segundos más de plática, las chicas se dispusieron a seguir en su tormentoso trabajo, y después de unos minutos más el jefe del lugar, de nombre Manuel Figueroa, les llamó la atención, puesto a que el señor les presentó a un nuevo compañero de trabajo: Un chico rubio, guapo, apuesto y fuerte, tal como Sandra Scott había visto al chico de la fiesta en su viaje a México.

Manuel: ¡Atención! El día de hoy, os presento a su nuevo compañero de trabajo u oficina. Se llama Dante Montenegro.

Sandra: ¿Dante...?

A partir de escuchar ese nombre, Sandra Scott se había acordado de aquel chico que vio en la fiesta. ¿Acaso era el mismo hombre? Este chico se sentó en el escritorio del medio mucho más al fondo, puesto a que iría a ser el jefe de ellas; y entonces Sandra Scott no podía evitar dejar de mirarlo todo el tiempo: Sentía que debía ser aquel chico, el mismo hombre. Por lo tanto, si fuera él, para ella no le vendría mal que fuera su jefe.

Sandra: ¿Cómo te llamas?

Dante: Mi nombre es Dante Montenegro ¿y tú?

Sandra: Y-yo soy Sandra Scott, un gusto.

Dante: Jeje.

Desde la llegada de Dante, Sandra no le había quitado de encima su mirada, cuyo cerebro estaba como un huevo quebrado al reconocerlo, sobre todo su nombre. Sin duda era él.

Sandra: Oye... y... ¿cuántos años tienes?

Dante: 25.

Sandra: O. ¡Eres tú! - exclama algo emocionada y lo abraza.

Dante: -corresponde- Eh... ¿cuál es tu nombre...?

Sandra: Sandra Scott. ¿Te acuerdas de mí?

Dante: Aaahh, ¿no eres la chica que vi en la fiesta, no?

Sandra: ¡Sí!

Dante: Vaya...

Sandra: ¿Y qué haces en España?

Dante: Es que este señor, el jefe de este edificio, me había dado este trabajo al encontrarme, puesto a que estaba buscando un trabajo ya que había perdido uno. No sé si hayas entendido, porque es algo difícil de explicar para mí.

Sandra: Ya veo... ¿Estudiaste para esto?

Dante: Claro, ya que mi anterior trabajo era estar en un lugar como este haciendo muchas cosas.

Sandra: ¿Por qué te despidieron?

Dante: Pues... no sé cómo explicarte.

Sandra: Pero bueno, aquí podrás estar mucho mejor, encima de que este país es muy tranquilo aunque en esta ciudad todo está bien caro. Si quieres, te puedo enseñar todo.

Dante: Como quieras, sería un gusto.

Y bueno, estos siguieron con su trabajo mientras que Sandra Scott seguía pensando en Dante Montenegro, del cual pensaba que él tendría que ser suyo. Pero... ¿así tan rápido, con apenas conocerse? Por supuesto que no, Sandra Scott no se convertiría en su novia sin antes conocerlo más y parece ser que tenía suerte al haber elegido su trabajo. Al comenzar de una hora de trabajo, ella quiso aprovechar todo el día para platicar con Dante y así conocerlo.

Estando a su lado en el lugar de los café, esta con todo valor decide seguir hablando con él...

Sandra: Oye, Dante...

Dante: Dime.

Sandra: C-cuentame algo de ti. ¿Te animas?

Dante: Oh, claro, ¿qué quieres saber?

Sandra: No sé..... Orientación, qué te gusta hacer, que te disgusta o lo que sea jeje.

Dante: Amm... Pues soy hetero, soy abierto con todo tipo de personas, sin importar su orientación, sexo, religión, raza... me gusta salir a dar paseos, comer, jugar videojuegos de móvil, trabajar, ayudar a los demás y eso. ¿Disgustos? Pues la maldad que hay en el mundo, la discriminación, y la comida china jeje. ¿Y tú?

Sandra: Oh, interesante. Yo, pues, soy una chica algo tímida, no soy de muchos amigos ya que sé bien que hay gente falsa, soy biesxual, yo soy muy fan de la naturaleza ya que eso me relaja y, siempre puedo, voy a un bosque o al mar por los sonidos que produce y las vistas. Me gusta los animales y siempre que veo uno herido o abandonado yo voy a auxiliarlo.

Dante: Oh, vaya...

Sandra: Yo odio a la gente que maltrata a los animales, y hasta yo sería capaz de golpear a este tipo de gente. También odio a la gente falsa y a gente que me esté diciendo como yo me deba de comportar, puesto a que yo soy una persona independiente de sí misma. También odio las falacias, difamaciones y esas cosas... También no me gusta el ruido, ni me gusta gritar, y por ello, cuando tengo una pelea, yo trato de tener un tono normal.

Dante: Interesante, debes de ser una chica muy tranquila por lo que cuentas... ("Yo, yo, yo", "me, me"... debe de ser una persona arrogante o narcisista...)

Sandra: Exacto.

En fin, terminada el tiempo de descanso, todo el mundo se dispuso a hacer sus deberes. Pasó el tiempo, y al ser la hora en la que ella tenía que salir esta se encontraba con dirección a su coche. Estando en su coche, ella enciende el carro y se dispone a conducir. Estando en el semáforo, vio pasar caminando a Dante Montenegro en la calle y en eso su corazón se pone a palpitar, por lo que en su cerebro se le alojó la idea de ayudarlo o volver a hablarle.

Por eso mismo, Sandra Scott decide seguirlo mientras que disimulaba que estaba yéndose a su casa. Después de que el semáforo se pusiera en verde, Sandra lo sigue a lo lejos este luego pasó a estar en la playa de "La Concha". Al estar caminando por el puerto, Sandra aprovecha su oportunidad para acercársele como si fuera una Barbie de lujo.

Sandra: Hola, Dante.

Dante: -la mira- Oh, hola, Sandra.

Sandra: ¿Qué haces?

Dante: Estoy de camino a mi departamento.

Sandra: ¿A pie? ¿Y dónde está tu coche?

Dante: Como apenas estoy residenciado aquí, aún no tengo pero ya conseguiré uno.

Sandra: ¿No quieres que te lleve?

Dante: Claro, gracias.

El hombre de su vida se había subido al coche y Sandra estaba muy feliz, así que esta lo lleva rumbo a su nuevo hogar. Mientras ella estaba conduciendo, platicaron un tiempo...

Dante: Está muy bella esta ciudad.

Sandra: Lo sé, a mí también me gusta.

Dante: Aunque siendo sincero, se siente algo extraño cuando estás en el extranjero...

Sandra: Lo sé, yo también lo experimenté cuando estuve en México.

Dante: A ver si tú me enseñas de este lugar...

Sandra: Yo con gusto sería tu guía.

Dante: Muy bien...

Sandra: Eres muy guapo.

Dante: Jeje gracias, y tú muy linda. ¿Tienes pareja?

Sandra: ¿Yo? No, no tengo pareja, aunque me encantaría tener una. ¿Y tú?

Dante: Tampoco.

Eventualmente, Sandra Scott había llegado al edificio donde su amado, o a quien amaba, se residencio, por lo que este hombre se baja del coche y pretende meterse, no sin antes despedirse de ella.

Dante: Bueno, fue un placer estar contigo. Eres muy agradable.

Sandra: De nada, guapo.

Dante: Bye.

Dante se había metido en su departamento, mientras que Sandra se dispuso a irse al suyo. Siendo así, ella condujo hacia el departamento estando pensando en aquel hombre y su belleza. Para cuando llegó, eran las 6:21 de la noche y se bajó del coche para después entrar a su departamento.

Estando en su departamento, Sandra Scott se dispuso, como de costumbre, a hacer comida y esta vez ya no se sentía tan cansada. Pasaron unas horas y ella termina de hacer su platillo: Una tortilla española. Terminado el platillo, ella se sienta a comer tranquilamente mientras revisaba su teléfono, en donde ella tenía una cuenta para rolear y allí se puso a platicarles sobre su enamoramiento de Dante.

Hasta aquí el capítulo. Adeus.

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