One Shot: Percabeth
Primera cita
Reviso por séptima vez la cronología del día, todo tenía que salir perfecto, no quería dar una mala primera impresión.
Ya era la segunda semana en la que estábamos saliendo, tenía que hacer algo que demuestre que valía la pena estar de novia con un sesos de algas como yo.
Miro mi reloj, cuatro menos cinco. En cinco minutos tocaría Annabeth la puerta de mi cabaña, y después de ello, todo estaba en mis manos.
Demasiada presión para un semidiós que acabó de participar en una guerra.
Voy al baño para lavarme los dientes una última vez, y me arreglo el pelo por la doceaba, todavía no a gusto con la forma que tomaba. Quizás si usaba el peine-
Toc toc toc
Una manada de elefantes decide largarse en mi estómago.
¿Por que Hades estaba nervioso? ¡Era Annabeth por todos los dioses! Me vio babear mientras dormía, ¿no podía quedar peor que eso, no?
Mejor no lo deseo.
Me arreglo la camisa celeste una vez más y corro hacia la puerta.
Al abrirla paro en seco al verla.
Su pelo generalmente atado estaba suelto, cayendo en ondas sobre su espalda y hombros, los diferentes tonos de rubio más distintivos bajo el sol.
Era extraño verla sin su remera anaranjada, pero era aún más peculiar verla en vestido. No que yo sepa sobre los distintos aspectos de la moda, pero no hacía falta decir que lo que tenía puesto la hacía lucir hermosa.
Trato decirlo con mis cuerdas vocales, pero a reemplazo me sale algo como —uhhhhh—
Annie se ríe, y se adelanta para acomodarme el cuello de la camisa, que por alguna razón se desacomodo en los últimos tres segundos.
Cómo es eso posible, no lo sé.
— no sabía que tenías camisas — nota, levantando una ceja
— no sabía que tenías vestidos — contraataco sonriendo. No le iba a decir que mi mamá me la había mandado en el correo apenas se enteró de que estaba saliendo con ella.
Hablando de vergonzoso.
Larga una ligera risa, mirándome detalladamente la cara.
¿Tenía algo en los dientes?
Cómo respuesta a mi pregunta, se pone en puntas de pies, rodea mi cuello con sus manos y me besa.
Yyyy volvieron los elefantes.
— ¿Me vas a mostrar lo que hiciste o nos vamos a quedar el resto de la tarde acá? — me pregunta sacando la cara por un segundo
— No que me moleste — opino, pero de todos modos me desprendo, y le ofrezco mi brazo. Ella lo toma con una mirada divertida.
La encamino a la orilla de la laguna, donde una canasta de hojas verdes estaba situada a nuestro lado.
— ¿un picnic? — pregunta, sus ojos brillando con anticipación.
Sin darle una respuesta, me agacho y le doy la canasta, y con un movimiento veloz, silbo lo más fuerte que puedo.
De lo lejos, una aleta dorsal se acercaba con rapidez.
"Príncipe! Escuché tu llamado y vine! Lo hice bien? Su novia está sorprendida?" Pregunta el animal
— ¡Trajiste un delfín! — exclama, abrazando mi brazo más fuerte, sonrío con dulzura, más tierna no podía ser.
La orca hace una pirueta en el aire, revelando su verdadera identidad.
Bajo mi mano para cerrar la boca abierta de Annabeth.
Se acerca lo más que puede, manteniéndose quieto para que podamos alcanzarlo.
Annie comienza a irse hacia el, la emoción borrando todo sentido común de su mente.
— ¿Annabeth? — la llamo, se da vuelta radiante — Ah no ser que quieras mojar ese vestido, te recomiendo darme la mano — ella se mira un segundo lo que tenía puesto, y luego al animal. Se sonroja levemente y se acerca a mi, entrelazando nuestros dedos — Eres tierna cuando te sonrojas — apunto. Recibo un buen golpe en el brazo — Lo que uno recibe tratando de ser romántico — digo entre carcajadas.
Entramos al agua, nuestras pieles secas como si no hubiera contacto, nos subimos al lomo de la orca, y una vez acomodados, con Annabeth agarrándome por detrás, le indico a la ballena que continúe.
Cuando se sumerge, la chica me abraza aún más fuerte, sorprendida por el repentino movimiento.
Debajo, todo era más lindo. Pequeños peces nadaban en sincronía por nuestros costados. Algunos dando sus cordiales saludos para luego seguir con su camino. Yo me encargaba de traducirle a Annabeth todo lo que decían. Menos el de un calamar irrespetuoso, que comentó lo bien que la pasaría Annabeth con él.
Desapareció después de que una fuerte "desconocida" corriente de agua lo arrastra hasta Alaska.
No tardamos mucho tiempo hasta llegar a la roca que había elegido. Grisácea y lisa, rayos de sol iluminando su superficie. La orca nos deposita allí con cuidado, deseándome suerte y que lo llamemos cualquier cosa.
Con un saludo de gratitud de mi parte, el animal desaparece.
Después de hacer una burbuja de aire, me siento en la piedra con las piernas cruzadas, esperando a que Annabeth haga lo mismo.
Ella se acerca y se sienta a mi lado, por primera vez prestándole atención a la canasta que tenía ahora sobre su regazo.
— Una orca Percy — dice con asombro, mientras buscaba la comida —Contrataste una orca para que sea nuestro taxi —
— Mejor que una limusina — le digo guiñándole un ojo — y definitivamente más barato —
Esto le saca una risa, y me pasa un sándwich.
El resto de la tarde la pasamos ahí, hablando. No sabemos cuánto exactamente, pero el tiempo parecía congelado cuando estaba con ella. Nada sucedía a mi alrededor, solo nosotros y nuestras palabras.
— ¿Animal favorito? — me pregunta. Le acaricio el pelo mientras pienso. Estaba acostada sobre mi pecho mientras veíamos el atardecer enjabonar nuestro alrededor en anaranjados.
— Probablemente Pegaso — digo, pensando en BlackJack, ella asiente como si ya lo supiera. Con delicadeza la retiro de su posición, logrando que se despegue completamente de mi.
— ¿Cuanto puedes aguantar sin respirar abajo del agua? — me toca a mí, la veo fruncir el ceño
— dos minutos como mucho, por que pregun-— dejo que la burbuja de aire colapse. Y los litros de agua caen sobre Annabeth como un enorme balde de agua.
La veo con los cachetes inflados, mirándome con puro odio desde donde flotaba.
Con una carcajada, la agarro de la cintura, permitiéndole respirar, pero no secándola.
— Perseus Jackson juro que voy a asesinarte-— la interrumpo otra vez impulsandome a mi y a ella como dos petardos hacia la superficie, saliendo al aire libre con un chorro de agua en nuestros pies, llevándonos 10 metros hacia arriba.
Annabeth grita.
En medio grito, la agarro de los costados de la cara, y la entierro en un beso profundo, callandola por completo, y al mismo tiempo, secándola con mi tacto, logrando que su pelo caiga como una cortina sedosa sobre mi dedos. Después de un momento, me separo, sin dejar de sostener su rostro.
— Listilla, ¿serías mi novia? — le pregunto.
— Como decir que no, Sesos de Algas — me responde, besándome de nuevo.
Dentro de mi cabeza mi consciencia daba un baile de felicidad.
Misión cumplida.
Yyyy? Que les pareció?
No es una ternurita?
Les pareció una buena primera cita para Percabeth?
Que parte fue su favorita?
Les gustaría que siga haciendo estas cosas? Diganlo en los comentarios!
Besos!
Domi1806
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