Mal Día
Espero que les guste~
Dale se siente cansado y agotado, arrastrando sus pies contra el suelo mientras se acerca a su auto. Su día no ha sido nada bueno, se había levantado tarde y se había golpeado, su taza favorita se le cayo y se rompió, no tenía nada para desayunar, una de las llantas de su auto se pincho y el arreglo tardo tanto que llego tarde a una audición, recibiendo un sermón que no necesitaba de parte de otros actores que allí había, por no mencionar que su teléfono de repente se apago en medio de una transmisión porque se olvido de cargarlo antes de dormir. No tenía muchas ganas de seguir haciendo nada, temeroso de que las cosas le volvieran a salir mal, así que decide tomarse el resto del día.
No quiere volver a su enorme casa vacía y solo estar rodeado de su inmensa colección, así que decide irse a otro lado, un lugar donde sabe que será recibido y podrá robar todo el cariño que necesita en esos momentos. Se estaciona y salta para salir de su auto, tocando la puerta de la pequeña casa una vez que logró pasar por el portón, apenas recordando la contraseña. Espera, su cola moviendo su cola con impaciencia, escuchando pasos y una voz familiar que se está acercando. La puerta se abre y Dale no puede evitar mostrar una pequeña sonrisa.
-¿Dale?- ahí esta Chip, mirándolo con curiosidad y confusión, ligeramente preocupado al ver a su amigo ahí de repente.
-Hola Chipy...- saluda, cansado y poco entusiasta.
-Hey...- se hace a un lado, haciendo un gesto, el menor entrando sin decir nada más y esperando a que el mayor cerrará la puerta, abrazándolo apenas se voltea a verlo. Se aferra, apretando la remera ajena y hundiendo su rostro en en su hombro, sintiéndose consolado ante la presencia de Chip. El de nariz negra tararea, confuso, pero no duda en devolver el gesto, acariciando suavemente la nuca ajena. -¿Un mal día?- preguntó en un susurro, sin querer molestarlo, sintiendo como asiente contra su hombro. -¿Quieres hacer un nido y mirar películas tontas?- ofreció, recordando que solían hacer eso mucho cuando el menor tenía ese tipo de días.
-...por favor...- se quedan así durante unos segundos antes de decidir separarse, Dale armando el nido a su gusto y con Chip preparando un chocolate caliente. No tardan mucho en acomodarse, con una película cualquiera reproduciéndose en la tele y cada quien con una taza entre sus manos, el menor ligeramente acurrucado contra el costado del mayor, quien lo deja y se apoya en él toque.
En algún momento las tazas vacías son dejadas sobre una pequeña mesa cercana, con Dale recostándose para estar más cómodo y arrastrando a Chip para que se acostara contra su pecho, el mayor simplemente dejándose abrazar, esperando que el de nariz roja encontrará algún tipo de consuelo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top