˚ ༘✶ ⋆。˚056.

˚ ⁀➷

Boro se había vuelto completamente inestable ante la pérdida de su núcleo, por lo que estaba atacando todo a su alrededor. Aprovechando aquello, hemos decidido que lo mejor era retirarnos para resguardar fuerzas e intentar encontrar una manera de liberar al séptimo Hokage.

—¿Deberíamos de abrirlo a la fuerza? —preguntó Boruto.

—¡Por supuesto que no! —exclamó Sarada—. Podríamos dañarlo.

—¿Entonces cómo lo liberamos?

—Extiende la mano derecha, Boruto —le dijo Kawaki—. Nosotros podemos crear un portal espacio – temporal con el Karma, así que es posible que saquemos al séptimo de esta cosa.

—En ese caso... —mencioné, pero Kawaki me miró con tal seriedad que me hizo callarme.

—Sin duda alguna tú podrías hacerlo sola, pero viendo que has utilizado mucho tu poder y que no sabemos cuándo podrías descontrolarte... Es mejor no arriesgarnos.

—Déjalo en nuestras manos —dijo Boruto mientras me dedicaba una cálida sonrisa—. Traeremos a mi padre de regreso.

Simplemente asentí. Entonces, comencé a ver como Boruto y Kawaki hacían uso de su Karma para crear un portal que afortunadamente logró sacar al Hokage de aquella vasija donde se encontraba atrapado. Los cinco nos hemos puesto feliz de que funcionara, sin embargo, esa felicidad no duró demasiado debido a que Boro irrumpió en el lugar golpeándonos fuertemente para alejarnos del séptimo.

—¡SARADA! —exclamé fuertemente mientras me levantaba y veía como Boro la estaba por aplastar, pero antes de que eso sucediera Boruto se lanzó a ayudarla—. ¡Boruto! ¡Aléjate de allí!

Mi advertencia había tardado demasiado debido a que Boruto fue cruelmente golpeado por Boro, y el ver como este no se detenía comencé a sentirme cada vez más angustiada. Podía deshacerme de Boro con el poder de los Otsutsuki que corría por mi sangre, pero tenía miedo de que al utilizarlo me volviera descontrolar y terminara dañando o incluso matando a mis amigos.

«¿Qué debería de hacer?». Esa era la pregunta que recorría por mi cabeza y que no me dejaba actuar. Había venido a este lugar segura de mí misma al recordar las palabras de mi padre, pero ahora mismo estaba olvidando aquello, y solo podía pensar en el daño que podría hacerles a mis amigos si llegara a descontrolarme.

¿Qué debería hacer? ¿Continuar o detenerme?

—Es un desperdicio de poder... —susurraron.

Estaba tan sumergida en mis pensamientos que no me percaté de que Boruto había cambiado. Su aspecto e incluso su chakra me hicieron comprender que en él había algo o más bien «alguien», y ese alguien era la persona que me atemorizaba por completo.

Mi cuerpo se paralizó por completo cuando Momoshiki, quien estaba poseyendo el cuerpo de Boruto, se acercó a mí y tocó con fuerza mi hombro.

—¿Por qué... tú...? —pregunté mientras lo observaba fijamente—. ¿Por qué estás aquí?

—¿Esa es la forma en que le das la bienvenida a tu padre? —dijo Momoshiki, a través del cuerpo de Boruto—. Tus modales se han ido perdiendo, Tsukiko. Bueno, era de esperarse si te relacionas con estas especies inferiores.

Momoshiki presionó con fuerza mi hombro, ocasionando que me quejara y sintiera un poco de agotamiento.

—¿Qué está haciendo? —pregunté mientras sentía mi cuerpo debilitarse—. ¿Qué me has hecho?

—No te preocupes. No te he hecho nada malo —dijo Momoshiki mientras apartaba su mano de mí—. Solo tomé prestado un poco de tu chakra. De esa forma podré moverme mejor.

En ese momento, me sentí impotente y llena de ira. Ver a Momoshiki utilizando a Boruto y ahora tomando mi chakra me enfurecía más allá de lo que podía expresar. Sin embargo, sabía que actuar impulsivamente solo empeoraría las cosas.

—¿Qué planeas hacerle a Boruto? —pregunté con voz firme, tratando de mantener la calma a pesar de la situación.

—Creo haberte enseñado la forma en la que un Otsutsuki puede regresar —dijo Momoshiki mientras observaba la mano que poseía el Karma de Boruto—. Parece ser que has olvidado muchas cosas, Tsukiko.

—No... —dije con voz temblorosa—. No puedes hacerle eso a Boruto.

—No te preocupes. A dónde vaya este chico, tú también irás.

Me quedé en silencio sin saber qué decir. Momoshiki sonrió de manera siniestra antes de alejarse de mí y acercarse a Boro, donde de un solo movimiento lo hizo desaparecer de nuestra vista. El cuerpo de Boruto comenzó a caer, por lo que Mitsuki lo atrajo hacia él con sus brazos para que no se dañara. Entonces, cuando me acerqué, he podido notar que su chakra volvía a la normalidad y que no había rastro alguno de Momoshiki.

El ambiente entre nosotros se había vuelto tenso mientras nos mirábamos unos a otros, procesando lo que acababa de suceder. Boruto yacía inconsciente en los brazos de Mitsuki, mientras que el resto de nosotros estábamos exhaustos y confundidos por el repentino cambio del Uzumaki.

—¿Qué demonios acabamos de presenciar? —preguntó Kawaki, rompiendo el silencio tenso que nos envolvía.

—Tsukiko. Tú estabas junto a Boruto cuando cambió —dijo Sarada, con la mirada fija en mí—. ¿Qué sucedió allí?

Me quedé en silencio, incapaz de encontrar las palabras adecuadas para explicar lo que estaba sucediendo. Sabía que no podía ocultarles la verdad, pero tampoco revelar todo lo que sabía sobre el oscuro destino que parecía acechar a Boruto.

—No lo sé —mentí, sintiendo un gran peso sobre mis hombros—. Boruto solo actuó extrañamente.

Sarada frunció el ceño, y se acercó a mí con seriedad.

—Tsukiko, no nos estás diciendo la verdad —dijo Sarada—. Algo está pasando con Boruto, y necesitamos saberlo para poder ayudarlo.

Respiré profundamente, sintiendo una gran inquietud. Sabía que no debía ocultarles la verdad, pero tampoco podía revelarles lo que sabía sobre lo que sucedería con Boruto.

—Lo siento, Sarada —dije, observándola fijamente—. Yo no sé nada.

Sarada frunció aún más el ceño, evidentemente frustrada por mi respuesta.

—Tsukiko, no hagas que desconfiemos de ti.

—Sarada, no entiendo lo que está pasando, pero si Tsukiko dice que no sabe nada es porque no sabe nada —interrumpió Boruto, quien había recuperado la conciencia—. No la hagas sentirse incómoda.

El tono calmado de Boruto ayudó a aligerar un poco el ambiente, pero, aun así, podía sentir la mirada inquisitiva de Sarada clavada en mí. Me sentía culpable por estar ocultando la verdad, pero no podía revelar lo que sabía sobre la conexión de Boruto y Momoshiki.

—Deberíamos de regresar a la aldea —sugirió Mitsuki, mirando preocupado a Boruto que aún estaba un poco aturdido por lo sucedido.

—Sí, tienes razón —asintió Sarada al momento en que se acercaba al séptimo—. Hay que llevar al séptimo al hospital.

Con cuidado, nos pusimos de pie y nos preparamos para regresar a la aldea. Kawaki y Boruto crearon un portal con la ayuda de sus Karmas, por lo que lo atravesamos y nos volvimos a encontrar con el Señor Shikamaru, quien no tardó en llevarnos al hospital. Al llegar al hospital, el equipo médico rápidamente se hizo cargo del séptimo Hokage, llevándolo a una sala privada para evaluar su estado. Mientras tanto, Sarada, Mitsuki, Kawaki, Boruto y yo nos hemos ido a distintas salas para curar nuestras heridas.

Una vez en la sala de curación, me senté en la cama, dejando que la gravedad de la situación se hundiera lentamente en mi mente. Mis amigos estaban heridos, Boruto había sido poseído por Momoshiki, y ahora el séptimo Hokage estaba en peligro. Sentí un nudo en mi garganta mientras luchaba con mis propias emociones y la culpa por no haberme percatado antes del peligro que nos rodeaba.

Mientras debatía con mi mente, Boruto entró en la habitación, trayendo consigo un ambiente cálido y alegre. Se sentó a mi lado, su expresión tranquila y cariñosa de siempre.

—¿Qué está mal, Tsukiko? —preguntó Boruto, mirándome con preocupación en sus ojos azules.

—No hay nada mal, Boruto —respondí, forzando una sonrisa—. No te preocupes. Solo estoy un poco agotada.

Él asintió, pero pude notar la duda en su mirada. Boruto se había vuelto más perceptivo desde que comencé a convivir con él, por lo que sabía que no podría engañarlo por mucho tiempo.

—Sé que hay algo que te preocupa —dijo él, poniendo una mano sobre la mía—. Puedes confiar en mí, sabes que siempre estaré aquí para ti.

La calidez de Boruto me conmovió, y me di cuenta de que no podía seguir ocultándole la verdad.

—Boruto, hay algo que necesito decirte —comencé, desviando la mirada por un momento antes de encontrar el coraje para continuar—. Se trata de tu Karma. Sé exactamente la razón por la cual tienes ese sello.

—¿Lo sabes? —preguntó él, mirándome directamente a los ojos—. ¿Qué significa esto? ¿Podrías decírmelo?

Tragué saliva, preparándome para revelarle la verdad que estaba planeando ocultarle.

—El «Karma», como lo han llamado, es un sello que realizan los Otsutsuki como un método de seguridad —dije, sintiendo cómo mis palabras resonaban en la habitación—. Cuando la vida de un Otsutsuki está por terminar, implantan un Karma en la persona que se convertirá su vasija y así asegurar su renacimiento en este mundo.

Boruto escuchaba atentamente cada palabra que salía de mi boca, su rostro reflejaba sorpresa y preocupación. Sabía que lo que le estaba revelando era impactante, pero era necesario que entendiera la gravedad de la situación a la cual estaba atado.

—Entonces... ¿quieres decir que Momoshiki...? —preguntó Boruto con voz temblorosa.

Asentí con tristeza, sintiendo el peso de mis palabras. Era difícil ver cómo Boruto procesaba la información, pero sabía que era importante que lo supiera.

—Sí. Momoshiki implantó ese Karma en ti para volver a renacer —respondí con sinceridad.

Boruto parecía abrumado por la revelación. Sus manos temblaban ligeramente mientras intentaba asimilar lo que acababa de escuchar.

—Entonces, ¿eso significa que moriré? —preguntó con voz entrecortada.

Me dolió ver cómo Boruto luchaba con esa idea, por lo que no tardé en abrazarlo y entregarle todo mi cariño. Nadie merecía cargar con un destino tan oscuro, mucho menos alguien tan joven y valiente como él.

—Boruto, encontraremos una forma de evitar ese destino —dije con firmeza, abrazándolo fuertemente—. Te prometo que encontraré la forma de salvarte. Momoshiki no se saldrá con la suya.

Boruto se aferró a mí con fuerza, sintiendo la carga de su destino sobre sus hombros. Su valentía brillaba en sus ojos a pesar del miedo que lo consumía.

—Tsukiko, no dejaré que él me gane —dijo Boruto, apartándose un poco de mí—. Juntos venceremos a Momoshiki.

Nos quedamos abrazados por un momento, encontrando consuelo y fortaleza en la presencia del otro. Aunque el camino por delante sea difícil y lleno de peligros, mientras estuviéramos juntos podríamos enfrentarlo.

∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙∙

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top