La felicidad muchas veces no viene como uno lo espera, otras veces tarda, pero siempre termina llegando.

Aprendí eso aunque me costó. Me costó bastante, aunque lo logré.

Por ello, quiero agradecer a cada uno de los lectores de esta historia, sin importar si votaron y comentaron o no. Con su simple leída me hacen sentir apreciada y querida.

También quiero agradecer a mis padres, siempre apoyándome y fomentándome que escriba, con cosas simples como decirme que no pueden cortarme las alas, o diciendo que tenía un talento para ello, aunque yo no estoy tan segura de esto último. Y no solo con ello, si no que apoyándome por cada cosa que me sucede, y dándome la confianza suficiente para hablar con ellos.

Sin embargo, desde que tengo memoria me han ayudado en todo esto, y siempre se los agradeceré.

También quiero agradecer a mis abuelos, que sirvieron de inspiración para la pareja de ancianos que hablaron con Roger, fuertes en todo momento, que incluso perdieron una hija y siguen luchando.

Quiero agradecer a mi buena amiga Vale_imaginary1 que me apoya cuando me dan las crisis existenciales, y que lee todas mis porquerías (porque la obligo), sin dejar de lado a mis amigos Matteo (es italiano, siempre anda diciéndolo jsjs) y Diego, que siguen comparándome con Hermione Granger y consolándome si me fue mal en una prueba.

Agradezco a mi tía Luisa que siempre ha sido un excelente ejemplo de fortaleza, sabia como ella sola (no dejando de lado a mis abuelos), y cuyos tallarines con salsa jamás olvidaré.

A mi perrito Luke que partió mientras escribía esta historia. Te extraño mucho, mi perrito.

Y bueno, nuevamente a ustedes, porque ayudaron a esta historia crecer. Realmente los amo.

- Em.