«6»
— ¿¡Qué!? —exclamó Roger.
— Como escuchaste, las competencias se suspenden hasta dentro de dos semanas más —respondió el chico.
— Pero... ¿por qué? —preguntó Freddie.
— Bueno, hubo un problema entre los profesores, así que prefirieron resolverlo y aplazarlo —respondió el encargado que era de un curso más arriba que ellos—. Pero no se preocupen, las competencias se realizarán de todos modos, solo que en más tiempo que lo que planeamos.
Roger asintió.
— Qué estúpido —bufó Freddie.
— Yo quería que fueran... —se lamentó John.
— Entonces queda un mes y no dos semanas —dijo Roger haciendo un puchero.
— Justamente... —dijo Freddie—. Y querido, ¿cómo vas con Bri?
— Supongo que bien —sonrió el rubio—. La pasamos genial.
— Eso es buena señal, solo no esperes que todo sea tan apresurado —dijo John—. Todo a su tiempo, hay que ser paciente.
Roger asintió.
Iba a comentar algo más, pero notó que el rizado se acercaba y comenzó a hablar de la caricatura El Increíble Mundo de Gumball.
— ¡Y entonces Nicole usó su vista satánica y todos le hicieron caso limpiando la casa! —exclamó.
— Qué —preguntó John confundido puesto que de un momento a otro había dicho eso.
— Hola —saludó el de rizos acercándose—. ¿De qué hablaban?
— Gumball —respondió Roger rápidamente.
Brian sonrió.
— Mi primo pequeño lo veía —dijo—. Oigan, escuché algo de las competencias... ¿es verdad que las aplazaron?
— Así es, querido, las suspendieron hasta dentro de dos semanas más —respondió Freddie a lo que Brian no evitó sonrojarse de forma leve por el apodo.
— Yo estaba súper emocionado... —se lamentó Roger.
— Sí... yo también —añadió John.
— Iba a sacar muchas fotos para poder mostrárselas a Clare cuando... bueno, se entiende —susurró lo último mirando hacia abajo.
— Ay querido... no te sientas mal —lo consoló Freddie.
"¿Qué demonios sucedió con Clare?" Se preguntaba Brian una y otra vez en su mente sin atreverse a preguntar.
Estaba seguro que algo había sucedido, pero ¿qué era?
¿Había muerto? ¿Desaparecido?
— Todo estará bien —siguió a su vez John.
— Espero... —musitó Roger—. B-Bueno, ya terminaron las clases ¿tienen algo que hacer?
Los tres restantes negaron, así que el rubio propuso que fueran a alguna parte.
Aceptaron gustosos y se dirigieron al parque mientras charlaban.
— Dios... estoy muerto de hambre y calor —se quejó el persa— John, ¿Me acompañas a comprar unos helados?
— Claro —sonrió John y se levantó junto al azabache dirigiéndose al puesto de helados que estaba a unos cuantos metros más allá.
Lo suficientemente lejos para que Roger y Brian quedaran "solos".
Aunque claro, eso era parte del plan del persa y del castaño, plan que tenían con el fin de ayudar a su amigo.
— Y... ¿cómo has estado? —preguntó el de rizos.
— Bien —sonrió Roger—. ¿Qué hay de ti? ¿Melanie?
— Bien también —respondió el rizado también esbozando una sonrisa que hizo sonrojar al rubio de forma notoria, aunque no para el rizado—. Así que has estado hablando con Mel.
— Sip —contestó Roger—. Es muy agradable.
— Sí —sonrió Brian.
Entre hablando de familiares y anécdotas, sin siguiera darse cuenta que Freddie y John no volvían, llegaron al tema que producía una enorme intriga en la mente de Brian.
Aquel tema que deseaba con ansias develar.
— Sí, con Clare normalmente hacíamos eso a menudo —rió el chico con nostalgia para añadir en un tono bajo—. Era genial pasar tiempo con ella...
— ¿Qué le sucedió? —preguntó el de rizos con cierto temor de incomodar a Roger.
— Bueno... siempre fue muy enfermiza... —respondió el rubio—. Al principio mis padres dijeron que no me preocupara, que estaría bien.
— Entiendo... —dijo Brian, Roger siguió contando.
— Pero... un día cuando íbamos a ir a la escuela no despertaba... mis papás se asustaron muchísimo... mi mamá lloraba a mares... creo que pensaron que estaba muerta...
— ¿L-Lo estaba? —tartamudeó Brian.
— Gracias a Dios, no —respondió Roger a lo que Brian suspiró de alivio—. Solo... no estamos seguros el porqué, al menos yo, pero... quedó en coma...
Los azulados ojos de Roger comenzaban a cristalizarse, Brian lo abrazó para consolarlo mientras las mejillas del rubio se volvían de un carmín intenso.
— Eso fue... hace unos cuatro años atrás... —siguió contando—. Ella... sigue en coma... está viva, pero... al mismo tiempo no... —Roger de restregó los ojos—. Tiene la edad que tenía yo cuando todo ocurrió... aun así... no entiendo cómo... tenía ocho años...
— Quizás... fue... —Brian dejó la frase inconclusa al no saber qué diantres agregar.
— Los médicos dijeron que tenía algo en el cerebro... pero... busqué en internet... solo se produce después de cierta edad... bajo ciertas condiciones...
Sin percatarse, Brian le acariciaba el cabello mientras lo mantenía acurrucado en su pecho, Roger se sentía en las nubes.
— Simplemente le dio un ataque... un día estaba... y al otro estaba intubada —soltó el rubio de manera triste—. Mis papás quedaron destrozados... lloraban siempre por ella... quise seguir siendo el niño que los alegraba... no quise cambiar, no quise siquiera... madurar... mis papás merecían tener a su hija... y-yo merecía tener a mi hermana...
Brian cada vez lo abrazaba más fuerte. Roger se atrevió a corresponderle al abrazo también.
— P-Poco antes de... de todo... ella me había dado su peluche favorito... era un pingüino que se llamaba Corbatita —sonrió nostálgico mientras sus dos cielos comenzaban a llover—. Lo... lo llevo conmigo siempre... me hace sentir que estoy con ella... que está aquí... que todo es como cuando ella estaba y nosotros jugábamos, nuestros padres no peleaban siempre, mi papá no me...
Como no seguía hablando, Brian preguntó:
— ¿No te hace o dice qué cosa?
— Como... cuando ella estaba y... mi papá no... no me golpeaba... —musitó.
— Oh, Rog... —el rizado no lo soltaba por un segundo—. Lo siento mucho... intentaré ayudarte...
— ¡N-No! —exclamó Roger exaltado para luego añadir en un tono más calmado—. Lo... lo siento... no tienes que preocuparte... no quiero que nos separen y mi mami sufra más... ha sufrido demasiado...
— Y tú también...
— Es más difícil perder un hijo a perder a un hermano —respondió Roger—. Además... ella no está muerta... aún... solo... está en coma...
— Rog... ¿cómo has podido sobrellevar esto? —preguntó el de orbes de un tono hazel.
— No sé... comencé a ser sonámbulo poco después que todo ocurriera... comencé a tener sueños raros... o simplemente no dormía... —respondió el rubio—. Terminé durmiendo con Corbatita siempre... siento que con él Clare me protege desde donde sea que esté.
Brian sentía la garganta hecha un nudo ciego a punto de estallar, pero no podía permitirse llorar.
— Hace dos días... llegó una carta del hospital —contó—. No le había dicho esto a nadie, pero...
— Puedes contarme lo que sea, Roggie —dijo Brian haciendo maravillas con el corazón de Roger gracias al apodo.
— La carta decía que... si Clare no despertaba hasta el próximo año... deberían desconectarla —miró al suelo, el cual era empapado por gruesas gotas de lluvia proveniente de sus dos cielos—. Mis papás piensan que yo no sé, porque en ese momento me encontraba dibujando, bajé a buscar algo para comer y escuché a mi mami hablando con un doctor o... ¿un secretario? Dios, no tengo idea, pero hablaba con alguien... del hospital. Bri... no quiero que eso pase...
— Tranquilo... no pasará... lo prometo... —intentó calmarlo.
— N-No puedes prometer eso —sollozó Roger.
— Quizás no, pero puedo prometerte estar contigo en todo momento para ayudarte —dijo el de frondosa melena—. Yo te quiero mucho... no puedo dejar que sufras solo.
Roger estaba tan sonrojado que pensó que iba a desmayarse, pero se controló.
— G-Gracias, Bri...
— No hay de qué.
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