«4»
— ¿Qué es que me guste? —preguntó Roger.
— Ay cielo... —sonrió Freddie— que te guste significa que sientes mariposas cuando lo ves, te pones rojo, te tiemblan las piernas, sientes como tu corazón salta...
— Eso me pasa —dijo Roger—. Pensé que tenía que ir al médico porque iba a tener un infarto...
— Oh, Roggie... ¡Estás tan grande! —exclamó Freddie.
— ¡Ya te gusta alguien incluso! —comentó John.
— Pero de seguro no quiere nada conmigo más que ser amigos —suspiró Roger con un pequeño suspiro.
— Quizás no, querido ¿quién sabe? —trató de tranquilizarlo Freddie—. La mente ajena es algo totalmente desconocido para cualquiera, aunque lo queramos, jamás podremos saber lo que piensa el otro, lo que siente, lo que quiere.
— Es cierto —siguió John—. Cada persona piensa y siente distinto, lo que para uno pueda significar una cosa, para otro significará otra. No hay un patrón dado para las personas.
— Supongo... —dijo Roger— ¿Me acompañan a buscar a Corbatita a mi casillero?
— Claro, querido, vamos.
Caminaron hasta allá, donde vieron al de rizos cerca, exactamente en la puerta, hablando con una chica.
Roger no evitó sentir cierto malestar, el cual posteriormente sería explicado por Freddie como...
Celos.
En fin, una vez que los vio, el de rizos se les acercó junto con la chica.
— ¡H-Hola! —saludó Roger sonriendo de forma amplia y nerviosa.
— Hola, chicos —sonrió Brian—. Ella es mi prima, Melanie.
— Hola —saludó ella.
— ¡Soy Roger! Un gusto —le estrechó la mano sonriente.
— John Ri-
— ¿Cómo estas? —preguntó Roger esforzándose por mostrar amabilidad y agradarle a la chica para poder así impresionar a Brian.
— Bien, ¿qué hay de ti? —respondió esta.
— ¡Excelente!
— Bueno, yo no me he presentado, queridos —dijo el persa— Freddie Mercury.
La chica desvió ligeramente la mirada a su primo, quien miró hacia otro lado completamente avergonzado queriendo ser tragado por la tierra.
— He oído mucho sobre ti... —fue interrumpida por un codazo del mayor—... sobre los tres —se corrigió.
— ¿De verdad? —preguntó Roger con un brillo en sus azules ojos.
— Así es —sonrió la chica.
— ¿Como qué edad tienes? —preguntó John.
— Quince —respondió Melanie— Brian es el anciano.
— Ja ja, eres graciosísima —dijo el mencionado con ironía.
— Estudio por acá cerca —siguió contando.
— Oh, ya veo —respondió John.
Siguieron conversando hasta un rato más, luego volvieron a clases y Melanie se fue, pero al llegar a su casa, Brian siguió hablando con ella a través de la videollamada.
— ¡Hey no me dijiste que Freddie era tan simpático! —comentó la chica, Brian se sonrojó.
— No solo eso —sonrió.
— Uh... —dijo la chica con cierta armonía para molestarlo, Brian rodó los ojos y la hizo callar— tus otros dos amigos son muy simpáticos también.
— Sí, son geniales —volvió a sonreír el de rizos de forma bastante alegre.
— Y... sobre tu amigo Roger... ¿Puedo hacerte una pregunta?
— Claro.
— ¿No tiene novia?
Esta vez fue Brian quien se burló.
— ¡Hey! No te rías, idiota —bufó la chica—. Es una pregunta normal. Común y corriente.
— Bueno, no tiene novia —dijo Brian—. Pero dudo que esté buscando pareja, no tiene edad mental suficiente...
— ¿Por?
— Es algo infantil, pero se le quiere —sonrió Brian esto último—. En fin, si quieres puedo ayudarte...
— Por favor, seria muy agradable de tu parte —dijo Melanie.
Brian rió.
— Está bien, te ayudaré con Roger. Además, incluso creo que le gustas.
(...)
— ¿Qué debo hacer para gustarle? —se preguntaba una y otra vez Roger estando sentado en su habitación mientras movía los brazos de Corbatita, su pingüino de peluche, quien además era su favorito.
Obviamente no hubo una respuesta.
Roger dejó el peluche a su lado en la cama y miró a un punto fijo.
Luego comenzó a buscar en internet qué podía hacer.
— Pero no quiero cambiar para gustarle... —masculló—. Ni mucho menos ir a comprar ropa.
No estaba seguro de lo que debía hacer, así que simplemente comenzó a vagar por Instagram.
— ¿¡Cómo que van a cancelar El Increíble mundo de Gumball?! —exclamó tras ver la noticia—. ¡No! ¡No pueden hacer eso!
Estuvo bastante rato allí, a veces comenzaba a pensar nuevamente en qué hacer mientras sostenía al peluche en sus manos, otras veces se recostaba en su cama mirando al techo y abrazándolo.
— Ojalá Clare pudiera jugar conmigo... —musitó—. No parecería un raro haciéndolo como dijo mi papi...
Prendió el televisor y comenzó a ver caricaturas. Estaba bastante aburrido y no tenía exámenes o tareas pendientes, sin contar que Freddie había ido al cine con John y Brian había quedado de ir a comer con su prima.
Le había mandado algún que otro mensaje a sus otros compañeros, pero nadie respondía. Simplemente lo dejaban en visto o en entregado.
— De seguro están ocupados... —se decía.
Seguía viendo caricaturas, en el momento que pasaron comerciales bajó a la primera planta con el fin de sacar galletas y papas fritas para comer. Luego volvió a subir y siguió viendo.
— ¿De verdad soy raro? —se preguntó a sí mismo mientras miraba al pingüino de peluche—. Quizás no soy raro y soy único como dijo mi mami, o quizás soy irritante como ojo mi papi... supongo que eso depende de lo que piense el resto de mí... al menos mis compañeros me quieren, de seguro lo que sucedió en el comedor el otro día fue un accidente... para... para que Bri me defendiera —se sonrojó—. Sí, eso fue, un accidente. Me llevo bien con todos ¿no? No debería estar preocupado...
Suspiró, comió un poco.
¿Mencioné con anterioridad su sumo aburrimiento?
Se recostó en la cama nuevamente mirando al techo.
— Dios Bri... ¿Soy raro?
(...)
— ¿Te gustó la película? —preguntó Freddie.
— ¡Sí! Estuvo genial —respondió John—. Me gustó mucho la parte en la que salió el otro tiburón.
— A mi también, me tomó por sorpresa —dijo el persa— John, querido... ¿tú qué crees que pase entre Brian y Roggie?
— Honestamente creo que quizás Rog tenga una oportunidad —respondió John—. Brian es muy buen amigo con él, aunque no quiero ilusionarlo.
— Yo tampoco —suspiró Freddie—. Pero tampoco quiero hacerlo sentirse mal, ya sabes, es primera vez que alguien le gusta.
— ¿No le gustaba...?
— No, cielo, recuerda que se dio cuenta que nada que ver —recalcó Freddie—. Ay quiero ayudarlo... si Brian lo lastima lo dejaré estéril.
John rió un poco por el comentario dado por el persa.
— ¿Qué? —preguntó Freddie—. Roger aún es muy inocente... no se da cuenta de muchas cosas, como lo que sucede en el curso, lo que sucedió con Hilary en el paseo del año pasado... de muchas cosas.
— ¿Te refieres a cuando lo empujó al pozo ese con lodo? —preguntó John.
— Justamente —respondió el azabache—. Roggie pensó que fue un accidente y que él se cayó solo... a veces no sé si es demasiado inocente o demasiado estúpido.
— Hey, no seas tan cruel con él, Fred —intervino John—. Rog ha pasado por varias cosas difíciles, quizás por eso es así...
— Oh... cierto... ¿recuerdas cuando recién empezó a ser sonámbulo? Fue por lo de Clare... —suspiró Freddie—. Como uno o dos meses después, quizás menos.
— Por lo mismo, es su manera de afrontar las cosas, quizás debamos dejarlo y ayudarlo a salir adelante —propuso John—. No podemos cambiarlo, es nuestro amigo y debemos quererlo así, queramos o no. Además, es necesario ayudarlo y no juzgarlo, es lo que menos necesita ahora.
— Es cierto... la vida de Roggie no es tan fácil —comentó el persa—. Tienes razón, Johnny...
— Gracias —sonrió el contrario—. ¿Quieres ir al McDonald?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top