«20»
La brisa suave le movía un poco los cabellos, sentía frío y no podía evitarlo.
Por fin entró a la escuela y se dedicó a sacar los libros correspondientes a la materia que le tocaba de su casillero.
Pronto sintió unos brazos que lo rodeaban por detrás.
— Hola, bebé —saludó Brian, el contrario sonrió.
— Hola, Bri.
— Llegaste más temprano —observó Brian.
— Sí, es que... bueno... no importa —sonrió Roger.
— Hey, ¿pasó algo?
— No, Brimi, lo que pasa es que mi papá volvió ayer, así que... preferí salir antes.
— Ya veo... —suspiró el mayor—. Cualquier problema... me avisas, por favor...
— Sipi —respondió Roger sonriendo por la preocupación de Brian.
Se dirigieron de la mano hacia el salón, en el último tiempo, de cuatro meses, Roger se había dado cuenta a lo referido por Brian aquella tarde.
No todos ven bien nuestra relación.
Aquello era evidente, muchos los miraban extraños o asqueados, otros sin embargo, parecían alegrarse por ellos o simplemente ser indiferentes.
Roger estaba feliz, y se prometió que nada o nadie arruinaría aquello que tanto le había costado conseguir, simplemente decidió ignorar cualquier acto o palabra desagradable.
Entraron al salón y se sentaron en los asientos cerca de John y Freddie, como acostumbraban a hacer.
— Hola, queridos —saludó Freddie.
— ¡Holi! —saludó Roger alegre.
Brian sonrió enternecido y al igual que John, saludó.
— ¿Les gustaría ir al cine? —propuso Freddie.
— ¡Sí! ¡Me encantaría! —exclamó Roger a modo de respuesta—. Brimi vamos, lo pasaremos bien.
— Claro, bonito —sonrió Brian abrazándolo por los hombros.
— ¿Qué película veremos? —preguntó John.
— Podemos verlo allí —Freddie se encogió de hombros—. ¿Después de clases?
— ¡Sí!
(...)
A la salida de clases se juntaron en la puerta y se dispusieron a irse al cine, pero Freddie y John se excusaron diciendo que tenían que terminar un trabajo y recién se habían acordado.
— ¿Entonces no iremos al cine? —preguntó Roger desilusionado.
— Vayan ustedes —dijo Freddie sonriendo pícaramente según lo acordado con John.
— Pero no será lo mismo —Roger hizo un puchero.
— Estarás con Brian, no te quejes y has lo que te digo —dijo el persa—. ¡Adiós cielos!
Luego se fue con John, quien casi no tuvo la oportunidad de despedirse.
— Bueno, ¿vamos?
Roger sonrió.
— Vamos.
Brian tomó la mano del rubio y entrelazó sus dedos, como acostumbraba a hacer.
Luego se dirigieron en autobús al cine.
Roger lucía una jardinera de mezclilla celeste por encima de una sudadera roja, sin contar que llevaba sus zapatillas favoritas: unas rosadas con brillos.
Brian adoraba como se veía, a su parecer, estaba adorable, aunque ya lo fuese.
— Lindas zapatillas —observó con una sonrisa.
— Gracias —le sonrió de vuelta Roger—. Me las regaló Clare.
— Son casi tan lindas como tú —dijo el rizado para luego abrazarlo fuertemente.
Roger rió un poco sonrojado y correspondió al abrazo felizmente, como siempre cuando estaba con Brian.
En el cine, se colocaron en la fila para comprar las entradas, siempre con las manos entrelazadas, conversando y a veces dándose uno que otro beso.
La gente los miraba extraño a veces, solo unas adolescentes y una niña les sonrieron con ternura, pero la primera reacción poco les importó a la pareja.
Eran felices con el otro y eso bastaba.
Finalmente llegó su turno.
— Bueno, Roggie ¿qué quieres ver? —preguntó
Brian.
— ¡Dora la exploradora!
Tanto la cajera como Brian lo miraron algo extraño.
— No... ¿No preferirías ver otra cosa...?¿Algo más romántico tal vez? —propuso Brian.
— Nop, quiero ver Dora —repitió Roger—. Llevo esperando seis meses su estreno ¡Incluso hay teorías que dicen que Botas tendrá botas nuevas!
Brian rió un poco enternecido, la cajera seguía perpleja.
— ¿Tiene Down o algo así? —le susurró a Brian, quien la miró enojado.
— Primero que nada, no, no tiene nada así —dijo—. Y segundo, no considero adecuado menospreciar a esas personas y mucho menos a quienes siquiera conoces.
La chica rodó los ojos, negó con la cabeza y masculló algo que Brian no logró entender para luego proseguir a hacer los trámites necesarios.
Roger estaba muy emocionado y caminaba con las entradas en mano, Brian sonrió y le dijo que lo esperara ya que iría a comprar palomitas.
Roger se sentó en un banco cercano a esperar al de rizos mientras movía los pies leyendo una y otra vez las entradas muy emocionado por entrar.
Brian seguía en la fila cuando sintió que lo abrazaban por detrás y miró a ver quién era teniendo cierta sospecha, al notar que estas eran incorrectas arrugó el entrecejo notoriamente molesto.
— ¿Qué quieres, Amanda? —preguntó.
— Quería saber cómo estabas —respondió está soltándolo y mirándolo con fingida inocencia.
— Estoy bien, feliz con Roger, mi novio —dijo recalcando la palabra "novio".
— Qué bien por ustedes —sonrió falsamente—. Yo estoy de maravilla, vine con Bradley, mi novio nuevo.
— ¿Y si tienes novio para qué demonios me abrazas por la espalda? Ni siquiera somos amigos —repuso Brian.
— Solo quise ser amistosa, qué amargado —dijo.
Brian tenía cierta cautela con Amanda Kane considerando tanto lo ocurrido en el Kiss Stand como otras veces que había provocado discusiones ente Roger y él esparciendo falsos rumores de que Brian tenía algún amorío o que los sentimientos que tenía hacia el rubio eran falsos.
Katherine, quien había distanciado de Amanda, le había comentado a Brian que la que había iniciado los rumores había sido la chica.
Sin embargo, aquello no evitó que Roger sufriera pensando que era cierto, que derramara lágrimas empapando su almohada y que discutiera con Brian pensando que todo era verdad.
Finalmente se resolvía todo, Roger llevaba un tiempo ya sin creerle a Amanda, a fin de cuentas ya comenzó a acostumbrarse de que lo que la chica decía normalmente era mentira, además Katherine y Jeremy, quien era el "tuvieja666" del WhatsApp del equipo de Star Wars siempre corroboraban la historia de Brian, desmintiendo así la de Amanda.
No, Brian era incapaz de engañar a "su angelito".
— Me importa un rábano lo que hayas querido ser —respondió Brian seco—. Me has provocado más problemas con Roger de los que me hubiese gustado tener, así que te recomiendo que te vayas con Brad o como sea que se llame tú supuesto novio.
— Bradley —corrigió la pelirroja—. Y de todas formas, no entiendo por qué tanto alboroto, solo fue un abrazo.
— No sé qué intención habrás tenido con él —repuso Brian—. Si me disculpas, es mi turno, así que adiós.
La chica bufó y se fue, Brian pidió las palomitas con unas sodas y se acercó a Roger.
— Hola, bebé —saludó sonriéndole con la bandeja en mano.
Roger sonrió y se colocó el cabello tras una oreja emocionado.
— ¡Sí...! ¡Dora! —exclamó feliz y abrazó como pudo al rizado, quien sonrió.
— Hey, Roggie —dijo Brian cuando ya caminaban por el pasillo hacia la sala.
— ¿Qué sucede?
— Amanda... anda molestándome otra vez —confesó, Roger dio un suspiro—. Me la encontré en la fila de las palomitas y... me abrazó por la espalda.
Roger estaba callado.
— La alejé... perdón por no haberme dado cuenta antes...
— Bri... no estoy molesto —dijo Roger tomando su mano disponible y entrelazando sus dedos, Brian solo miraba los orbes azules del rubio—. Sé que Amanda es complicada...
Brian lo abrazó por los hombros y besó su cabeza instintivamente.
— Gracias, bonito —le dijo.
Entraron a ver la película, Brian se aburrió en numerosas partes, y en las que no lo hizo fue o porque se estaba besando con Roger o se había quedado dormido, a lo que él menor le daba un pequeño golpe en el brazo con el fin que despertara.
— Vamos, Brimi, despierta —le susurraba cada vez que esto ocurría.
— Para que veas cuánto me encantas —le dijo Brian abrazándolo durante la película destinada a infantes. Por suerte, Brian había elegido los casi vacíos asientos de atrás—. Esto es una especie de prueba de amor.
Roger rió un poco.
— La próxima vez veremos la que tú quieras —le sonrió.
— ¡Veremos Men in Black! —exclamó Brian contento, algunos en el cine lo hicieron callar y Roger rió por lo bajo abrazándolo.
— Callado, Brimi, que si no nos acatarán del cine —susurró, Brian sonrió y lo abrazó devuelta.
— Me mantendré callado, entonces, cariño.
Al terminar la película, Roger la comentaba sumamente emocionado y contento.
No, en ningún momento se tocaron las manos por accidente sacando palomitas como muestran en las películas, tampoco en ningún momento Roger se asustó y buscó refugio en Brian, simplemente vieron la película juntos, abrazados y besándose.
Lo cual para ellos estaba perfecto.
Roger era un niño en una dulcería tras salir del cine, caminaba alegremente tomado de la mano de Brian sin soltarlo por un solo segundo.
En un momento el mayor decidió girarlo y hacer una especie de vuelta con sus manos aún entrelazadas, Roger sonrió.
Volvieron a besarse.
Amor joven, amor nuevo quizás, amor verdadero. Lo que sentían era todo aquello.
Quizás amor eterno.
Al salir del cine se volvieron a dirigirse en bus a casa de Roger, Brian lo dejó unas pocas casas antes para despedirse de él adecuadamente, puesto que su padre se encontraba en casa, sin embargo, quedaba poco para que volviera a otro de sus numerosos viajes de trabajo.
— Adiós, bebé, te veré mañana en la escuela —le sonrió y lo besó dulcemente los labios inclinando la cabeza.
Roger correspondió sin soltar sus manos entrelazadas con las de Brian, feliz por el beso y triste por tener que irse de su lado.
— Quizás mañana... mañana puedas acompañarme a ir a Clare... —propuso tímidamente—. También iré hoy, pero creo que tenías que hacer... ¿No?
— Me encantaría —respondió Brian—. Y sí, tengo que enseñarle física a Melanie en una hora más.
— En ese caso, buena suerte —volvió a besarlo y luego salió corriendo en dirección a su casa—. ¡Adios, Brimi!
— Adiós bebé... —suspiró Brian viéndolo partir.
Un suspiro de amor, de tristeza por no poder seguir viéndolo, de tranquilidad al ver al rubio por fin contento y de felicidad por estar con él.
Quizás sobretodo por la primera y por la última de las razones anteriormente dadas.
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