《19》
— ¿Qué sucede, Roggie?
— Nada, solo estoy feliz —sonrió abrazándolo y acurrucándose en el pecho del mayor.
Luego de que Roger hubiese aceptado, el mayor lo llenó de besos, abrazos y caricias, y siquiera salían todavía de la rueda de la fortuna.
Roger había aceptado y correspondido estas acciones muy feliz.
Luego de que la atracción terminara, Brian le propuso acompañarlo a su casa y el rubio aceptó.
Nuevamente caminaban con las manos entrelazadas, solo que ahora en dirección a la casa de Roger.
— No tienes idea de lo feliz que estoy de que por fin aceptaras... —comentó Brian besando la mano del rubio.
— Yo de que sucediera —respondió Roger sonrojado—. Ya me había mentalizado con que te gustaba Freddie.
— ¿Sabes? Creo que incluso nunca me gustó, al menos no de verdad —dijo el de rizos.
— ¿No?
— Creo que en verdad solo me atraía...
— ¿Y entonces por qué jodiste tanto con que te gustaba? —rió Roger fingiendo indignación.
— No sé, Roggie... era un idiota, ¿Me perdonas?
— Nop.
— Vamos, bebé... por favor —pidió Brian tomándolo por la cintura y acercándolo a él.
— No quiero —dijo Roger divertido mientras abrazaba al de rizos por el cuello.
— ¿Y qué tengo que hacer para que me perdones? —preguntó.
— No lo sé, tú dime.
— Vamos, Roger —rió Brian.
— Creo que sabes más o menos a lo que voy, ¿no?
— Hm... tal vez...
— ¿Entonces?
— Bueno, eso tiene una solución muy simple —dijo Brian—. Porque yo quiero que me perdones y tú quieres algo para convencerte, pero cabe destacar que no estamos cien porciento seg-
— Solo bésame —interrumpió Roger y Brian obedeció juntando sus labios.
— Me fascina mi novio —comentó Brian—. Y me fascina besarme con él.
Roger miró al suelo sonriendo.
— A mí también.
— Eres hermoso, Roggie —soltó el mayor.
Y allí estaban de nuevo esas mariposas en su estómago.
(...)
— Bueno, bebé, ya llegamos —anunció Brian una vez que estaban fuera de la casa del rubio.
— Deberías pasar un rato —propuso Roger que seguía sin soltarle la mano.
— No sé, Rog... es algo tarde...
— Oh... por favor —pidió el rubio haciendo un leve puchero y abrazándolo.
Brian sonrió y le dio un beso en la cabeza.
— Está bien —accedió—. Pero solo un rato, ¿sí?
— ¡Sí! —exclamó Roger con alegría alargando la vocal y dando pequeños brincos para luego ponerse de puntillas, darle un beso en la mejilla e ingresar a la vivienda con el de rizos tras él, quien se enterneció de las acciones de su novio.
— Bienvenido a mi casa —sonrió.
Brian ya había estado un par de veces allí, cuando aún solamente eran amigos, pero ahora se sentía como si estuviera entrando por primera vez allí nuevamente, por el simple hecho que ya no entraba como "el amigo de Roger", si no que "como el novio de Roger".
— Qué lindo suena decir que eres mi novio —comentó abrazándolo desde atrás por la cintura y apoyando su mentón en el hombro del rubio.
Roger sonrió.
— Suena genial —dijo—. Novio. No...vio, novio, no-vi-o.
Brian rió y besó su mejilla.
— Me encantas —le dijo.
— Y tú a mí.
Brian lo soltó para sentarse en el sillón junto a Roger, quien lo abrazó y colocó la cabeza en su pecho.
Brian comenzó a acariciarle el suave y rubio cabello mientras lo miraba con amor. Roger sonreía con los ojos cerrados y se acurrucó un poco más.
Luego se quedó dormido, Brian permaneció allí mismo, solo sacó su celular para ver sus redes sociales.
Roger despertó cuando sintió las llaves en la puerta principal y el sonido de está abriéndose.
— ¡Oh no, me quedé dormido! —exclamó sentándose y restregándose un ojo—. Perdón, Brimi...
— No te preocupes, Roggie —le sonrió—. Me encantó estar así contigo.
Roger sonrió y le dio un suave beso en los labios, al separarse su madre estaba entrando a la habitación y les sonrió.
— Hola, niños —saludó—. Solo ignórenme, quería ir a la cocina.
— Hola mami —Roger se levantó y le dio un beso en la mejilla para luego abrazarla—. ¿Cómo te fue?
— Bien —respondió—. ¿Y a ustedes?
— ¡Genial! —respondió Roger—. Te presento a mi novio.
— ¡Mi niño! ¡Estoy muy feliz por ti! —sonrió la mujer.
— Hola, señora Taylor... —saludó Brian algo tímido.
— Cuídalo, Bri —le dijo.
— Eso le prometí que haría —respondió Brian.
Winifred sonrió.
— Bueno, Brian ¿te quedas a cenar?
— De hecho...
— Vamos, yo hablo con tu madre —insistió la mujer—. Nos vendría bien algo de compañía, ¿no es así, Roggie?
Roger asintió alegre y volvió a sentarse junto a Brian.
— Está bien —accedió Brian—. Solo... no... no le diga...
— No te preocupes, cariño —le dijo Winifred comprensiva—. Tú habla con ella cuando puedas acerca de ello.
Roger pareció no entender, pero no hizo comentario alguno.
¿Era porque él era su novio?
¿Acaso aquello tenía algo de malo?
¿Tenía algo de malo que se gustaran no siendo él una chica?
Porque él no le veía nada malo, no le veía nada malo a amar.
Solo era amor, y para Roger el amor no era algo malo, el amor era simplemente lo más hermoso que podía suceder.
Porque eso sentía al estar con Brian.
— Gracias, señora Taylor —agradeció Brian sacando a Roger de sus pensamientos.
— Oh, Bri, llámame Winifred —le sonrió cálidamente—. Estaré en la cocina, la cena estará en media hora.
Acto seguido se retiró dejando a los dos chicos solos.
— ¿Bri?
— ¿Qué sucede, bonito?
Roger sonrió por el apodo y luego continuó hablando.
— ¿A qué te referías con no decirle a tu mamá?
Brian guardó silencio unos segundos.
— Bueno, eh... Rog... —comenzó a hablar—. Lo qué pasa es que... no sé cómo verá mi mamá nuestra relación...
— De seguro estará feliz por ti, mi mami dice que ella será feliz mientras yo lo sea, y yo soy feliz contigo —dijo Roger.
— Claro que sí, Roggie, pero... esa es tu mamá —dijo Brian haciendo énfasis en la palabra "tú"—. No sé cómo pueda reaccionar la mía...
— Hm... de seguro estará contenta —respondió Roger y volvió a abrazarlo y a acurrucarse en su pecho—. Porque yo estoy contento.
— Y yo también lo estoy, Roggie —le dijo Brian mientras acariciaba su espalda y luego le daba un beso en la cabeza—. Solo... no todos ven lo nuestro como algo bueno, ¿me entiendes?
Roger negó sin separarse de Brian, quien había cambiado las caricias hacia el cabello rubio del contrario.
— A no todos les gusta que ambos seamos chicos y seamos novios, ¿entiendes ahora?
— ¿Y por qué no?
— No sé, Roggie... solo... no lo ven normal, supongo.
— ¿Y qué es lo normal entonces?
— A veces eso depende...
Roger ya no siguió hablando del tema y se dedicó a cerrar los ojos nuevamente y abrazarlo con más fuerza.
Brian suspiró y lo abrazó devuelta cerrando él también los ojos.
Perduraron así, y cuando Winifred fue a avisarles que la cena estaba lista los encontró a ambos durmiendo, acurrucados y abrazados mientras dos sonrisas iluminaban sus rostros.
La mujer, enternecida, sonrió y les sacó una foto feliz por su hijo.
Luego sintiendo pena por lo que haría, despertó a Roger, quien despertó a Brian, y los tres fueron a cenar.
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