«13»
Brian estaba terminando un informe en su computadora que pertenecía a la materia de historia.
Debía entregarlo en una semana más, pero le gustaba hacer las cosas con anticipación.
Se entretenía hablando acerca de los egipcios, cuando sonó su celular.
Era John.
— ¿Hola? —habló al contestar.
— Brian, necesito que vengas rápido —le dijo con tono de preocupación.
— Claro, ¿dónde estás? ¿Sucedió algo? —preguntó.
— A Roger y a su mamá los chocó un camión —dijo asustado—. Ven al hospital, ahora.
Brian quedó paralizado.
— ¿Brian? ¡Brian te estoy hablando! —escuchó al castaño—. Anda al hospital.
Acto seguido, le cortó.
El de rizos tomó una chaqueta y salió rápidamente de su casa en dirección al hospital. Tomó un taxi y llegó, literalmente le lanzó el dinero al taxista, probablemente más de lo que correspondía pagar.
Luego salió y corrió a urgencias, puesto que John le había mandado un mensaje diciéndole que estaban allí.
Abrió la puerta y vio como a Roger lo atendía una doctora, el chico tenía un corte en la frente y algunos moretones, pero además de eso, se veía bien.
O no tanto, puesto que se encontraba llorando.
— Tranquilo, Roger —lo intentaba calmar la doctora—. Tu madre está en buenas manos.
Roger había asentido y con su brazo desnudo se había secado las lágrimas.
Brian fue rápidamente a donde se encontraba y sin importarle nada lo abrazó fuertemente.
Roger se sorprendió y se sonrojó, mas correspondió al abrazo.
— Pensé que te iba a perder —musitó el de rizos.
Roger sonrió un poco entre los brazos del chico.
Pero luego recordó los sentimientos de Brian y su sonrisa se borró.
— ¿Qué sucedió? ¿Estás bien —le preguntó separándose del abrazo y colocando sus manos en los hombros de Roger.
— Yo sí, mi mamá... p-puso la bolsa antichoque para mí, y... —respondió el rubio y sus ojos empezaron a cristalizarse.
— Va a estar bien, Rog —le dijo Brian—. Tranquilo...
Roger asintió.
— Tuviste mucha suerte —dijo la doctora que seguía allí parada para luego dirigirse a Brian—. Si la señora Taylor no hubiese puesto la bolsa, tu novio quizás no estaría aquí, estaría en la UCI.
— N-No es mi novio... —musitó Roger mirando al suelo y bastante sonrojado.
— No... —dijo Brian.
— Oh, lo siento, es que... no importa —dijo la doctora—. En fin, deberías descansar un poco, usted señor, puede esperar en la sala de espera, creo que los amigos de Roger están allí.
— Q-Quiero quedarme con Brian —musitó Roger, la doctora miró al de rizos, quien asintió.
— Yo me quedaré con él —dijo.
La mujer, seguramente árabe, asintió.
—Volveré en un rato a ver cómo sigues —le dijo—. Cualquier cosa, me avisas.
Roger asintió y le agradeció, la doctora dejó la pequeña sala.
— ¿Estás mareado o algo? —le preguntó Brian, Roger negó.
El de rizos se sentó en una silla que había y miró al rubio.
— Rog... creo que deberíamos hablar... —le dijo.
— ¿Sobre tú y Freddie? —preguntó Roger con algo de desilusión en sus palabras.
— Sobre tú y yo —le dijo a lo que Roger lo miró con los ojos muy abiertos—. Yo... no quise lastimarte... Perdón...
Roger suspiró quitando las últimas gotas de ilusión de su ser.
— No importa, Bri...
— Yo... de verdad —siguió—. Te quiero mucho y te hice sufrir... eso no se hace...
— No estás obligado a amarme, Bri.
— No, pero pude decirlo de otra manera... y lo del beso...
— Olvídalo... —le sonrió Roger con las mejillas rosadas, estando por llorar—. Volvamos a ser amigos... como antes.
— No quiero hacerte más daño...
— En estos momentos me hará más daño saber que te perdí totalmente —le sonrió de forma triste.
Brian asintió.
— Está bien, Rog.
Lo volvió a abrazar y Roger correspondió. Brian sintió como en su hombro caían algunas lágrimas correspondientes al rubio.
Y perduraron así.
(...)
— Parientes de Winifred Taylor —dijo un médico, Roger levantó la mano.
— Soy su hijo... —dijo.
El doctor se acercó a donde Roger y sus amigos estaban.
— ¿C-Cómo está? —tartamudeó.
— No sé como, pero está bien —respondió el hombre—. Solo tiene unas fracturas y una pequeña contusión, deberá estar un par de días aquí y podrá volver a casa.
Roger suspiró de alivio.
— Gracias a Dios... —suspiró, Brian lo abrazó por los hombros—. ¿Puedo ir a verla?
— Claro, yo lo llevo.
Roger y el doctor desaparecieron tras los pasillos del hospital
— ¿Hablaste con Roggie? —preguntó Freddie. Brian asintió— ¿Y? ¿Qué pasó?
— Él me pidió que siguiéramos siendo amigos —respov
— Es valiente —admitió—. Yo no podría.
— ¿Por sufrimiento? —preguntó Brian.
— Por orgullo —respondió el persa .
— Yo tampoco —comentó John—. Pero porque sufriría.
— Por favor, querido,nadie sería capaz de rechazarte —soltó Freddie, Brian lo miró algo sorprendido, recordando las palabras del azabache cuando él mismo se había declarado.
— Muchas personas —respondió el castaño—. Pero gracias, Fred.
— De nada, cariño.
Mientras tanto, Roger llegaba a la sala donde se encontraba su madre, siendo guiado por el médico.
Al entrar la vio con unos yesos en un brazo y en una pierna.
— Hola, mami.. —saludó, la mujer sonrió.
— Hola, mi niño.
— ¿Cómo te sientes? —le preguntó.
— Bastante bien, a decir verdad —respondió—. Solo un poco adolorida, pero ya me recuperaré.
Roger asintió.
— Gracias por haber cambiado la bolsa de lugar... —dijo el chico.
— Cuando naciste y el doctor me dijo si quería verte y te tomé en mis brazos por primera vez, juré que iba a protegerte siempre, pasase lo que pasase —respondió la mujer—. Eras tan pequeño en ese entonces... ¡Y ahora mírate! Ya eres todo un adolescente.
Roger sonrió.
— Gracias, mami... por todo.
— No tienes que agradecérmelo —le sonrió ella devuelta.
Se quedaron un rato hablando de cualquier cosa hasta que la mujer le preguntó si había hablado con Brian. Roger respondió que sí, y naturalmente su madre preguntó en qué habían terminado las cosas.
— Bueno... quedamos como amigos —respondió Roger—. No puedo obligarlo a que me ame, pero no quiero perderlo por esto...
Winifred sonrió.
— Estoy orgullosa de ti, Roggie —le dijo—. No todos son capaces de tomar esa decisión.
— Dicen que si amas algo debes dejarlo ir... —musitó el rubio mirando por la ventana—. Aunque jamás creí que costara tanto...
.—*_.*
Queda poco, solo eso diré.
- Em
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top