Posesivo

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Todas las personas llegarán a un punto de sus vidas donde quien menos esperaban se irá.
Pero esa persona dejará una marca tan grande que, a pesar de las distancias, sentirá que sigue ahí.

-D. R.

I. Otomano:¿Porqué?.

Preguntó al italiano, quien sólo lo miró sin poder responder.

Estaban solos en aquella sala, en aquella construcción, lo estarían todo el día. Tenían suerte de estarlo, así nadie los escucharía discutir.

R. De Italia:Otomano, yo no-

I. Otomano:¿Porqué?. - volvió a repetir su pregunta, callando al otro - ¿Porqué lo hiciste?.. ¿Porqué.. ¡Porqué permitiste que esto pasara!?.

El líder del Reino de Italia acababa de cambiar de bando.

Italia los había traicionando.

En plena guerra, uno de los suyos se va.

Y entre todos, el que se veía más afectado era el turco.

Italia y él ya tenían una relación estable gracias a los comercios que han hecho con los años. Eran amigos.

Pero ahora, su amigo se cambia al bando enemigo. Simplemente no lo podía tolerar.

I. Otomano:Pudiste haber hecho algo al respecto.

R. De Italia:Si, yo-

Fue interrumpido otra vez.

I. Otomano:O ¿Acaso tú también estuviste de acuerdo?.

R. De Italia:...

I. Otomano:Es eso. ¿Verdad?.

El europeo no respondió.

I. Otomano:Lo sabía.

Apretó los puños. Estaba muy molesto, pero a la vez quería llorar por la tristeza y la decepción.

I. Otomano:Tenemos la probabilidad de perder esta guerra. Por eso decides irte. ¿No es así?.

R. De Italia:Otomano-

Molesto, el otro lo calló.

I. Otomano:Creí que éramos amigos.

R. De Italia:Y lo somos.

I. Otomano:¡Los amigos no se hieren de esta manera!.

R. De Italia:¡Pero no tuve opción!.

Comenzó a exclamar también.

R. De Italia:¡¿Crees que me darían muchas oportunidades para decidir?! ¡Por supuesto que no!.

I. Otomano:¡¿Por lo menos intentaste?!

R. De Italia:¡Por supuesto que lo hice!.

I. Otomano:Honestamente no lo parece.

Ver cómo sus ojos se cristalizaban levemente sorprendió al italiano.

I. Otomano:Ya no sé si puedo confiar completamente en ti.

Y bajando la miraba al suelo, calló.

El silencio reinó entre ambos por un buen rato. Se podía ver cómo los ojos del otomano se cristalizaban más a cada segundo. Italia sólo podía ver a su amigo. Era muy clara su molestia y tristeza.

Pero no podía hacer nada. El destino de su pueblo se encuentra en las manos de su líder, no de él.

En cualquier bando en el que estuviera, habría consecuencias. Y estaba mirando una de ellas justo ahora:

Estaba haciendo a Imperio Otomano llorar.

Estaba haciendo a su amigo llorar.

Estaba haciendo... A aquel que ama llorar.

No quería verlo llorar. Le dolía.

Lástima que no podía modificar las decisiones ya tomadas.

Pero... Al menos podría hacer algo ahora. ¿No?.

Lentamente se fue acercando al sofá, el cual estaba detrás del euroasiático. Imperio Otomano creyó que se iba a ir e iba a dejarlo solo, no sabía bien porque aún no levantaba la cabeza.

No se esperó que el italiano se sentara en el sofá detrás de él, lo jalara del brazo y lo sentara sobre él, a horcajadas de sus piernas.

Lo acercó a su cuerpo y lo abrazó con fuerza. Imperio Otomano se rindió, y lo abrazó de vuelta, escondiendo su rostro en el cuello del de bandera tricolor.

R. De Italia:Lo siento tanto. - susurró en el oído del de fez - pero. Sabes que en estas situaciones no tenemos mucho voto de voz.

I. Otomano:Ya lo sé. - susurró de vuelta - es solo que. No quiero creer que te vas. No quiero creer que nos vas a dejar.

Se aferró a su ropa con las uñas, el italiano comenzó a acariciar su espalda.

I. Otomano:No quiero creer que me vas a dejar.

Hicieron una pausa, donde se mantuvieron abrazados. El italiano debía admitir que esa última frase lo había sorprendido un poco. ¿"Me vas a dejar"?. Acaso...

Separó a Imperio Otomano de su cuerpo lo suficiente como para verse a la cara. Sus ojos aún estaban levemente llorosos. Se miraron fijamente. El turco quitó sus manos del cuerpo contrario para acunar su rostro con ellas.

Y para sorpresa de Italia, lo besó.

Sentir sus labios contra los propios fue muy repentino y sorprendente. Pero nunca lo separó. En lugar de eso, correspondió casi al instante.

Pasaron unos segundos, y rompieron el beso. Se miraron a los ojos, ambos tenían un leve sonrojo.

Pero no pasado ni un minuto, se volvieron besar.

Un tierno y dulce beso, que poco a poco se convirtió en un beso desesperado.

El otomano mordió levemente el labio inferior del italiano, preguntando por permiso, el cual le fue concedido cuando Italia abrió la boca y dejó que introdujera su lengua, creando un beso más profundo.

El beso se rompió cuando los pulmones de ambos comenzaron a necesitar oxígeno. Se miraron a los ojos.

R. De Italia:No creí que tú-

I. Otomano:Podría decir lo mismo de ti.

Unas pequeñas sonrisas aparecieron en sus rostros.

I. Otomano:Bueno. - su sonrisa se borró - creo que pudimos saberlo antes de.. Ya sabes.. Que te vayas.

R. De Italia:Si.

Hicieron una pausa, ambos miraron a otros lados.

R. De Italia:Pero.. Aún así.

El turco lo miró. La mirada del italiano era profunda.

R. De Italia:Quiero que algo quede claro a partir de ahora.

Imperio Otomano levantó una ceja, sin entender a qué se refería.

Italia recostó su cabeza en el pecho del contrario, quien aún no sabía qué quería hacer.

No fue hasta que sintió un repentino beso en su cuello que creyó haber entendido, dando un ligero brinco.

I. Otomano:¿Italia?.

Intentó separarse y levantaste, pero Italia lo sostuvo de la cintura con fuerza -la suficiente para no lastimarlo- y evitó sus intenciones.

Sintió que comenzó a lamer su cuello.

I. Otomano:O-oye.

El euroasiático comenzó a ponerse algo nervioso, aún intentando levantarse, pero Italia no lo dejaba. Puede que sea unos cuantos centímetros más alto que el italiano, pero la fuerza física no era completamente lo suyo.

Eso era un provecho que el reino tricolor usaba para continuar su trabajo en el cuello del de piel rojiza, besándolo, mordiéndolo suavemente, pasando su lengua por él, creando escalofríos en el turco mientras que éste intentaba retener aquellos sonidos que querían salir de sus labios. Por suerte lo estaba logrando.

O al menos lo estaba logrando, hasta que pudo sentir cómo mordía y succionaba una zona específica, comenzando a hacer un chupón.

I. Otomano:Ngh.

Cubrió su boca con una de sus manos para hacerse callar. Por suerte para él, el italiano dejó su cuello unos segundos después, apreciando la marca que acababa de dejar. Al día siguiente sería mucho más notoria.

Imperio Otomano se cubrió la zona del chupón. Iba a hablar, pero Italia lo hizo primero.

R. De Italia:No importa la distancia o lo que suceda a partir de este día.

Acerco sus rostros, logrando sentir el aliento del otro.

R. De Italia:Eres mío. Y esta marca hará que todos lo sepan.

El otomano lo miró a los ojos. Nunca había pensado que Italia pudiera ser tan posesivo. Eso era completamente nuevo.

El reino volvió a unir sus labios mientras que por su mente pasaba lo de hace unos momentos atrás. Debía admitir que le gustó hacer aquello. Y además aquel ligero sonido que el imperio soltó.

Necesitaba decirlo.

Él quería más.

I. Otomano:¡¡Mmm!!.

Soltó en medio del beso, abriendo sus ojos al máximo, al sentir las manos del europeo posarse en sus glúteos y apretar fuertemente, levantándolo unos milímetros.

Rompió el beso y lo miró directamente a los ojos, casi en shock. El sonrojo era tan grande en su rostro que era capaz de distinguirse de su color de piel.

El reino le sonrió ligeramente apenado.

R. De Italia:Lo siento, tenía que hacerlo.

I. Otomano:¿Acaso me viste la cara de pasivo como para hacer eso con toda libertad del mundo?.

R. De Italia:No, pero eso no significa que no pudiera hacerlo. No todos los pasivos tienen el aspecto de serlo.

I. Otomano:¿Eso qué-mg

Ahogó un sonido al cerrar los labios y apretar los dientes fuertemente, casi lanzando la cabeza al hombro del de piel tricolor. Abrió sus ojos en completo shock.

Italia había movido su pelvis hasta hacerla tocar con sus glúteos -lo cual no fue difícil por la posición en la que estaban-.

Pudo sentir una erección.

¡Ay! Le dio tanta vergüenza sentir eso.

R. De Italia:¿Avergonzado?.

El euroasiático le maldijo en su idioma por lo bajo, Italia rió de forma inaudible.

R. De Italia:¿Entonces?.

I. Otomano:Calla-¡te!.

Dio un respingo al sentir otra vez la pelvis del europeo chocar contra él.

Una sensación extraña le vino en esa segunda vez.

I. Otomano:De-deja de hacer eso.

R. De Italia:¿Porqué?.

I. Otomano:Porque.. Y-yo.

Italia moldeó una leve sonrisa aún cuando el otro no lo viera. Estaba haciendo que Imperio Otomano tomara una actitud sumisa poco a poco. Eso le gustaba.

Asi que, sin hacerle caso a sus pedidos, golpeó su pelvis contra sus glúteos otra vez, con un poco más de fuerza.

Y ahí fue cuando lo escuchó.

I. Otomano:Ah~.

Un gemido.

El primer gemido.

El primero, porque no se quedaría así.

Con una de sus manos levantó la cabeza del otomano de su hombro, y atrapó sus labios en un beso. Tardó un poco en ser correspondido, pero lo fue.

Soltó su cintura, y con ambas manos comenzó a quitar la parte superior de su uniforme. Al hacerlo, tiró la prenda por ahí, y sus labios pasaron de su boca a su cuerpo, donde al igual que el cuello, empezó a dejar mordidas y chupones para -según él- marcar lo que le pertenece. El euroasiático no podía hacer más que suspirar.

Su cuerpo se sentía extraño. Pero esa sensación se sentía bien.

Quería seguir sintiéndolo.

Se abrazó al cuerpo del italiano, y lo dejó seguir en lo suyo. Este abrazó la cintura del otomano con uno de sus brazos y lo apegó lo más posible a su propio cuerpo.

Italia acercó su mano libre a la boca del turco, quien solamente veía sus movimientos. ¿Quería que hiciera algo? No comprendía.

El europeo dejó el cuerpo del euroasiático en paz por un momento, y lo miró a los ojos. Ambos jadeaban por la excitación que poco a poco los comenzaba a llenar.

Pasó su dedo índice por los labios de Imperio Otomano.

R. De Italia:Lámelos - susurró.

Sonrió para sus adentros al ver que el turco acataba su pedido sin rechistar.

Pasó su lengua por tres de sus dedos, para finalmente introducirlos en su boca. Se veían a los ojos durante ello.

Pasado un minuto, Italia quitó sus dedos de su boca, lo que lo hizo soltar un leve jadeo.

R. De Italia:Ahora. - susurró excitado - sólo relájate.

I. Otomano:¿Por-

Calló y arqueó la espalda al sentir su mano colarse en su pantalón y hacerse paso a su entrada, introduciendo uno de sus dedos en aquel lugar. Hizo una mueca, sintiendo incomodidad.

I. Otomano:Ga-garip hissettiriyor susurró.

R. De Italia:Tranquilo. - susurró, dándole un beso en los labios - ya pasará.

El otomano no dijo nada, teniendo espasmos al sentir cómo aquel dedo se movía dentro de él, soltando jadeos y leves gemidos.

A Italia le daba algo de gracia. Si se ponía así con un dedo, ya quería verlo en unos cuantos minutos.

Mientras estimulaba aquella zona, regresó a su labor de marcar su cuerpo. Tenía que admitir que se sentía algo posesivo. Pero honestamente, no le importaba mucho.

Imperio Otomano sentía lo mismo que él. Lo amaba de la misma forma que él.

No iba a permitir que algo o alguien se lo arrebatara. Una guerra no le impediría eso.

Por ello...

I. Otomano:Ah~

Le demostraría que le pertenece.

Se lo demostraría a todos.

Imperio Otomano temblaba del placer.

Podía sentir cómo era penetrado por Italia, quien soltaba jadeos con cada embestida que hacía.

Sus manos lo sostenían firmemente de los glúteos, levantándolo unos cuantos centímetros para después dejarlo caer mientras que el otro se abrazaba a su cuello y enterraba sus uñas en su espalda.

Sus embestidas no eran rápidas, pero tampoco lentas. No eran certeras, pero tampoco inexpertas. No eran largas, pero tampoco eran cortas. Era un punto que el turco no sabía cómo describir. Pero le encantaba.

Nunca se había imaginado en esa posición de la relación. Pero siendo sincero, no se arrepentía. Se sentía increíble, mucho mejor que siendo la otra parte del acto.

El italiano cambió posiciones. Sin salir del otomano, lo recostó en el sofá, se puso sobre él y continuó con sus embestidas. El imperio se aferró a su cuerpo rodeándolo con las piernas y brazos, gimiendo, jadeando, suspirando y temblando de placer y excitación. Ambos escondían sus rostros en el cuello del contrario.

Puede que el acto carnal que estaban realizando haya sido muy... Rápido, si tomaban en cuenta que no tenían ni 12 horas de haberse contado sus sentimientos.

Pero... ¿Qué tal si ese es el último día en el cual estarían juntos?. Puede que se vean, pero a la distancia y en el campo de batalla, donde sus tropas estarían luchando contra el otro.

¿Qué tal si uno de ellos muere?.

Eso sería horrible. No tendrían la oportunidad de volver a estar juntos.

Asi que. Aprovecharían para estar juntos lo más que puedan. Aún si ese momento es el último.

Llegaron juntos al orgasmo, con jadeos por parte del italiano y leves gemidos por parte del otomano. Al recuperarse de aquel clímax, se miraron a la cara.

Imperio Otomano puso una de sus manos en el rostro del reino tricolor, quien gustó aquella tierna caricia.

I. Otomano:Seni seviyorum.

Susurró. Italia le sonrió suavemente al escucharlo.

R. De Italia:Ti amo anch'io.

El turco sonrió suavemente también, y unieron sus labios en un beso.

Puede que ese día sea el último juntos.

Tan solo esperaban que eso no sea verdad.




Este capítulo sería como una versión un poco más seria e íntima de "traición".

Asi que si saltaste hasta aquí, no te preocupes, no te perdiste de mucho.

Pero si lo leíste completo, me gustaría preguntar ¿Qué tal te pareció?.

¡Necesito opiniones al respecto! >.</

Pero bueno

Gracias por continuar leyendo este libro.

_Dany_

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