Morir Y Soñar
Se dice que algunos sueños son el futuro de las personas, recreado por la mente.
Pero que la sensación es tan irreal, que es difícil saberlo.
—D. R.
Tosió.
Ante eso, cubrió su boca con una de sus manos. Al quitarla, sangre manchó la blanca tela de su guante. Suspiró un poco, y bajó su brazo hasta ponerlo en el suelo.
Todo estaba vacío a su alrededor. Estaba solo en aquel gran salón. Podía escuchar gritos de personas fuera del lugar, el único sonido que llegaba a sus oídos.
Su hijo lo logró.
Puso a su gente en su contra.
Y eso. Realmente lo alegraba.
Eso significaría que su imperio comenzaba a caer. Por lo mismo, aquella gente dejará el poder.
Ese era su mayor deseo. Y se estaba haciendo realidad.
Pero. También significaría su muerte.
Escuchó pasos, su atención fue atraída de inmediato, mirando a la puerta del salón, la cual fue abierta, revelando a su hijo. Su mirada era tan seria, que parecía que quería penetrarlo con ella.
URSS:Papa.
...
Sostenía firmemente aquel bolígrafo entre sus dedos. En la mesa frente a él estaba aquella hoja de papel que acordaba el alto al fuego en aquel combate. El armisticio que finalizaría aquella guerra.
Levantó la mirada para ver a las tres personas frente a él. Los tres lo miraban seriamente, esperando que firmara aquel documento.
Había perdido.
Él, y sus compañeros. Sus amigos.
Sus imperios estaban tan afectados que podían llegar a caer. Y la caída de sus imperios podría conllevar con sus muertes.
Pero no tenían otra opción.
USA:¿Qué estás esperando?. Firma.
Ambos se miraron fijamente cuando aquel país habló. Pero no le quedaba de otra.
Cerró los ojos momentáneamente, suspiró. Y finalmente firmó.
El armisticio fue sellado.
Se levantó de la silla, dejando el bolígrafo en el escritorio.
I. Alemán:Entonces. Todo terminó.
El otro imperio presente asintió.
I. Británico:Me temo que así es.
El alemán bajó la mirada a la madera del mueble en medio de todos.
I. Británico:Pero.
El imperio tricolor lo miró otra vez.
I. Británico:Esto no significa completamente que todo se vaya abajo.
Dijo en un intento de calmar o destensar la situación. Imperio Alemán sonrió suavemente por aquella intención totalmente fallida.
I. Alemán:Acabo de firmar mi propia muerte. Mi pueblo ya está muy hundido. No tengo salvación. Aunque.
Hizo una pausa y miró a la cerrada puerta del salón, los otros tres miraron también, pero solo vieron la madera.
I. Alemán:Tendré la opción de despedirme. ¿Verdad?.
Los volvió a mirar, ésta vez al estadounidense, mismo que creyó haber comprendido lo que decía. Asintió.
I. Alemán:Gracias.
Regresó su mirada a la puerta. Se alejó del escritorio, caminó a ella, y la abrió, saliendo de la sala.
A un lado de la entrada había una persona apoyada en la pared. Al escuchar cómo abrían la puerta se separó de la superficie y quedó frente a frente con el imperio que acababa de salir. Se miraron fijamente.
I. Alemán:Vater.
...
Miraba atentamente sus brazos. Había tantas grietas en ellos. Eran muy dolorosas, ardían, se sentían como si lo quemaran desde adentro, extendiéndose por sus venas.
Pero no podía detener aquel dolor.
Era su consecuencia por haber perdido la guerra.
Los ganadores poco a poco comenzaban a adueñarse de las que muy pronto dejarán de ser sus tierras. Sentía cómo poco a poco éstas eran separadas. Sentía cómo poco a poco su imperio se caía a pedazos.
Sentía cómo moría.
Estaba tan débil. Apenas podía moverse sin que todo su cuerpo doliera.
Intentó caminar, pero en cuanto dio dos pasos cayó al suelo. Sólo pudo sentarse con dificultad.
—:Baba.
Escuchar aquel suave murmullo lo hizo levantar la mirada. Sus ojos se toparon con los de su hija casi de inmediato.
I. Otomano:Turquía.
La joven turca se acercó rápidamente a su padre y lo ayudó a sentarse correctamente. El otomano soltó quejidos adoloridos durante esas acciones.
Turquía sólo lo pudo mirarlo. No tenía palabras para decir, nada salía de sus labios. Su padre estaba muriendo frente a ella, y él lo sabía.
I. Otomano:Hey.
Intentando ignorar el dolor, levantó su brazo y acarició la mejilla de la joven, secando las lagrimillas que habían salido sin permiso.
I. Otomano:Porfavor no llores.
Turquía:Lo lamento. — se disculpó — no puedo evitarlo. Literalmente estás muriendo, y no puedo hacer nada.
I. Otomano:Lo sé. Pero.
Puso ambas manos en el rostro de su hija.
I. Otomano:Que ésto no te detenga para seguir adelante. Conviértete en una gran nación, tal y como siempre soñé.
La pequeña turca sólo escuchaba.
I. Otomano:Tienes mucho por delante, Turquía. Bueno y malo. No permitas que los baches te hagan caer.
Él no tardó en comenzar a llorar también. Ahora fue la menor quien limpió las lágrimas del rostro de su padre.
I. Otomano:Prométeme que nada de ésto hará que te quedes atrás, y que continuarás con tu vida, aún cuando yo no esté ahí.
Hicieron silencio. Turquía tenía un gran nudo en su garganta que le dificultaba hablar o balbucear. Tan sólo pudo abrazar a su padre, y sentir cómo correspondía débilmente el pequeño acto.
Necesitaba decir algo. Debía decir algo. Por lo que, con molestias en su garganta a causa del nudo, finalmente logró hablar.
Turquía:Lo prometo.
El imperio sonrió débilmente al escucharla susurrar aquello. Le susurró devuelta.
I. Otomano:Gracias.
Y poco a poco pudo sentir cómo el dolor se iba. Sus párpados se hacían más pesados. Se hacía más difícil respirar. Sus fuerzas eran menos.
Sus ojos se cerraron. Sus brazos soltaron el cuerpo de su hija. Y su peso sobre ella se hizo más. Turquía solo volvió a llorar, mucho más fuerte que hace unos momentos, y abrazó el ahora inerte cuerpo entre sus brazos.
Su padre se había ido.
...
Bruscamente se limpió las lágrimas de los ojos, pero en cuanto las limpió aparecieron más. Su hermano, al verlo, tomó su mano en un intento de tranquilizarlo.
Frente a ambos, estaba el cuerpo de su padre sobre aquella cama.
Grietas atravesaban todo su rostro y cuerpo. Sangre ya seca salía de su boca, escurriendo entre sus labios. Sus ojos, visibles por no ser escondidos por sus típicos parches, cerrados y sin la capacidad de volver a abrirse una vez más.
Frente a ambos estaba el cuerpo inerte de su padre, el momento que nunca querían que llegara, pero que en cualquier momento sabían que llegaría.
Imperio Austrohúngaro había muerto.
La guerra. Las crisis. Los movimientos de independencia. Todo terminó por afectar a su padre de forma irremediable. Y lo estaban presenciando justo frente a sus ojos.
Los jóvenes Austria y Hungría tan sólo podían observarlo. Era lo único que podían hacer ahora, antes de que comenzaran su labor como naciones a partir de ese momento. Antes de firmar la caída del imperio ante los ganadores de la guerra.
Detrás de ambos jóvenes, estaban los tres aliados principales de la Triple Entente. Observaban atentamente los movimientos de ambos menores de edad. Les dolía el saber que habían perdido a su padre de una forma dolorosa, pero nunca tuvieron otra opción.
USA:Niños.
Austria y Hungría giraron la cabeza para verlo. Al americano le dolió un poco ver las lágrimas en sus ojos.
USA:Debemos irnos.
Ambos hermanos se miraron. Austria apretó la mano de Hungría entre la propia, y no les quedó de otra que asentir hacia los adultos.
Con eso, Imperio Británico se acercó a la cama donde el imperio fallecido estaba, y tomó la manta que cubría la mitad de su cuerpo.
Antes de cubrirlo por completo, el pequeño húngaro no lo soportó más, y soltó a su hermano para así lanzarse sobre el cuerpo de su padre y aferrarse a él. Comenzó a llorar en su pecho.
Francia:Hungría.
Iba a reprochar, pero no pudo continuar hablando cuando el austríaco corrió también hacía el austrohúngaro y se abalanzó sobre él, abrazando su inerte cuerpo con fuerzas, empezando a llorar también.
La francesa iba a acercarse para quitarlos de ahí, pero el británico la detuvo haciéndole señas de quedarse donde estaba. Ella no pudo negarse, y se mantuvo en su lugar.
Dejaron a los niños llorar sobre el cuerpo de su papá. Los dejaron desahogarse y calmar aquel dolor que tenían de haber perdido a la única persona con la cual fueron tan cercanos. Los dejaron despedirse una última vez.
Cuando pasó una cantidad decente de tiempo, Imperio Británico colocó sus manos en los hombros de cada joven para llamar su atención. Austria y Hungría lo miraron, y entendieron la mirada que les dio.
No tuvieron de otra que finalmente separarse del cuerpo de su padre, bajarse de la cama y pararse en el mismo sitio del principio.
Y mientras observaban cómo el británico cubría a su padre con aquella manta, murmuraron al mismo tiempo.
—:Auf Wiedersehen, Vater/Viszlát, apa.
...
URSS tenía la mirada fija sobre Imperio Ruso. Seria, pero a la vez llena de miedo y preocupación.
Su pueblo quería la muerte de su padre. Por ello estaba ahí, justo frente a él, con un arma en su mano.
Pero él no quería hacerlo.
I. Ruso:Sabes lo que tienes que hacer, hijo.
Habló en voz baja, audible para el otro.
URSS:Lo sé. — murmuró, apretando el arma en su mano — pero. No quiero hacerlo.
No quería perder a su padre. Él no es como todos piensan. Él es inocente.
I. Ruso:Debes hacerlo.
URSS:Pero no puedo.
I. Ruso:Hijo-
URSS:No quiero perderte.
Unas pequeñas lágrimas se acumularon en sus ojos.
URSS:Papá. Porfavor. Eres lo único que me queda. Sé que nunca causaste el sufrimiento del pueblo. Tú sufriste junto con él, incluso más.
I. Ruso:Lo sé. — bajó la mirada al suelo — pero yo ya no puedo continuar.
URSS:¡Si puedes!.
Una leve desesperación apareció en él.
URSS:Po-podrías sobrevivir, podríamos demostrar tu inocencia, podrías realmente vivir una vida sin tener que ocultar la verdad.
I. Ruso:URSS.
El mencionado calló al escuchar a su papá. El zarista volvió a levantar la vista hasta toparse con los ojos llorosos de su hijo.
I. Ruso:Soy un imperio que acaba de caer. En cualquier momento moriré, y tendrás que continuar solo. No quiero que sufras por ello. Eres el siguiente eslabón en esta familia, y puedes ser mejor que yo y lograr lo que yo nunca pude. Porfavor.
Unas cuantas lágrimas corrieron por sus mejillas.
I. Ruso:Necesitas continuar. Tienes un pueblo que guiar. A partir de este momento, la responsabilidad cae sobre ti. Debes ser fuerte y demostrarle a todos que tienes la capacidad para superar cualquier reto que te aparezca enfrente. Y aunque desearía poder ver eso... Yo ya no puedo estar ahí.
El menor soltó suspiros entrecortados por el llanto que quería ganar en su interior.
I. Ruso:Necesitas hacerlo ahora. Por eso estas aquí. ¿No?.
URSS asintió. Ambos sabían que lo siguiente sería inevitable. Imperio Ruso debía morir. Ninguno tenía otra opción.
Así que como último contacto, el menor de ambos avanzó, se agachó frente el ruso mayor y lo abrazó con todas sus fuerzas, siendo correspondido por su padre. Sollozó en su hombro antes de susurrar.
URSS:Ya tebya lyublyu.
El imperio no pudo evitar derramar más lágrimas y responder.
I. Ruso:Ya tozhe tebya lyublyu.
Duraron así unos cuantos segundos, y finalmente se separaron. URSS se levantó y se alejó unos cuantos pasos, para así afirmar el agarre del arma que tenía en manos y apuntar a Imperio Ruso.
Las facciones del ruso mayor se mantuvieron tranquilas a pesar de estar siendo apuntado con lo que sería su causa de muerte. Nunca tuvo miedo. Sabía que su hijo hacía lo correcto.
Además.. Podría ver a Irina otra vez.
Teniendo todo eso en cuenta, lo dejó continuar.
URSS:Do svidaniya, papa. Espero que podamos vernos otra vez.
Zarist asintió muy suavemente, y cerró sus ojos.
Lo siguiente fue escuchar el sonido del arma siendo accionada.
Y ya no supo nada más.
...
Imperio Alemán terminó frente a frente con su padre.
La mirada de Prusia era de mucha preocupación y miedo, su lenguaje corporal demostraba lo mismo. Sabía que su hijo podría morir, y el imperio lo sabía.
No quería ver a su padre de esa forma. Si moría, no quería que esas expresiones fueran parte de las últimas cosas que vería.
I. Alemán:Vater.
Acunó el rostro del de mayor edad entre sus grandes manos, dando suaves caricias con los pulgares.
Prusia:No es justo.
Murmuró, colocando sus manos en las muñecas de su hijo.
Prusia:Te irás antes que yo. Se supone que el más viejo es quien se va primero. No el más joven.
El alemán menor rió levemente.
I. Alemán:Third Reich es la más joven, no yo. Ella es quien se irá después de nosotros, padre. Por mientras.
Tragó un poco de saliva que no le permitía hablar claramente. Decir todo eso también le dolía. No quería dejar a su papá y a su hija.
I. Alemán:Me gustaría que cuides de ella. Necesita a alguien a su lado cuando yo no esté y.. ¿Qué mejor que su abuelo para ello?.
Las lágrimas comenzaron a aparecer en sus ojos.
A Prusia le dolía y le desesperaba no ser capaz de hacer algo para salvar a su hijo. Lo estaba dejando morir, y no podía hacer nada para evitarlo.
A Second Reich le dolía y le entristecía saber que dejaría a su padre y abandonaría a su hija en cualquier momento. No podría verla crecer. Ya no.
No tenían muchas palabras para decir, así que se guardaron las pocas que les quedaran, y el menor atrajo a su padre en un abrazo. Prusia escondió su rostro en el pecho de su hijo, y Second escondió su rostro en el hueco del hombro y cuello del antiguo reino.
Se mantuvieron así, sin importarles que los tres aliados que aún estaban dentro de la sala salieran y los miraran en aquella faceta tan vulnerable.
El alemán más joven entre ambos cerró sus ojos momentáneamente. Y al abrirlos, su vista se nubló.
Su cuerpo comenzó a sentirse extraño. Se comenzó a sentir.. Débil.
Un suspiro tembloroso escapó de sus labios. El prusiano lo pudo escuchar.
Prusia:¿Second?.
No tuvo respuesta con palabras. En lugar de ello, pudo sentir cómo las piernas de su hijo se doblaban y caía bruscamente al suelo.
Prusia:¡Second!.
Como pudo, sostuvo al imperio para que no golpeara el piso en seco, y lo mantuvo entre sus brazos. La mirada de Imperio Alemán estaba perdida en un punto no fijo. El mayor entre ambos intentaba hacer que lo mirara, pero su hijo no respondía. Eso lo asustaba.
Prusia:¡Second! ¡Oye responde! ¡Hijo!.
Aun con sus exclamaciones, nadie dentro de la sala en donde el armisticio se había firmado salió. Era tan obvio que lo querían muerto. Eso les dolió un poco a ambos alemanes, pero no podían culparlos.
Prusia sólo se encargó de mantener a su hijo consciente, pero poco a poco esa pequeña labor comenzaba a ser más difícil. Podía notar cómo la respiración del menor se hacía más pesada y más lenta. Sus párpados comenzaban a cerrarse lentamente, y seguía sin mirarlo a la cara.
En pocos momentos, supo que estaba ocurriendo lo que sabían que ocurriría en cualquier momento.
Imperio Alemán estaba muriendo.
Estaba muriendo justo frente a sus ojos y entre sus brazos.
Era lo peor que pudo ocurrirle en toda su vida, y no podía evitar llorar por eso.
Prusia:Hijo. Porfavor no.
Con una de sus manos acunó una de las mejillas de su hijo, quien finalmente pudo hacer contacto visual con su papá. Colocó una de sus manos sobre la del mayor. Y mientras sentía que sus fuerzas se hacían pocas con cada segundo, solamente susurró.
I. Alemán:Cuida de Third Reich por mi.
El prusiano sólo pudo asentir en respuesta. Eso hizo sonreír al imperio, quien ya no pudo mantener sus ojos abiertos.
Y en menos de un minuto todo fue oscuridad.
...
Con un respingo, abrió sus ojos y se sentó de golpe.
Miró alrededor. Era una habitación. Su habitación. Bajo él, estaba el colchón de su cama.
Había estado soñando. Pero se sentía tan real.
En la cama de a lado, su hermano y compañero de cuarto también despertó, teniendo la misma reacción que él.
Cuando se tranquilizó, se miraron a la cara. Fue como si hubieran visto y pensado lo mismo, eso fue lo que vieron en los ojos del otro.
Y haciendo mucha más énfasis en ello, se levantaron casi en saltos de las camas y salieron de la habitación para dirigirse a otra habitación en especial.
Corrieron por el pasillo hasta llegar a una puerta, la cual abrieron rápidamente para ver el interior.
Su padre se encontraba ahí, durmiendo plácidamente arropado entre las sabanas, sin darse cuenta de las lágrimas que comenzaron a llenar los ojos de sus hijos.
El par de niños se tomaron de las manos, cerraron la puerta, se acercaron a la cama para subirse en ella y abrazar al imperio, quien terminó despertando por el peso extra en el colchón.
A. Hungría:¿Austria?. — habló adormilado — ¿Hungría?.
Ningún niño respondió. En lugar de eso, al escuchar a su padre hablar, comenzaron a derramar lágrimas que humedecían la pijama del austrohúngaro, abrazándolo con más fuerza.
Al sentir aquello, el mayor les devolvió el abrazo con la misma fuerza y los acurrucó en su pecho.
No sabía porqué lloraban. Pero estaría ahí para ellos hasta que estén bien.
...
Abrió sus ojos con sus latidos al 100 por hora, también respiraba agitadamente.
Sintiendo como si su corazón estuviera tan cerca de escaparse de su pecho, miró alrededor. Estaba en su habitación en aquella casa que compartía con varias personas más.
"Todo fue un sueño" se dijo a sí mismo.
Aun así, se levantó de la cama y salió de la habitación hacia la habitación de su hija.
No tardó más que unos segundos para estar frente a la puerta y abrirla rápidamente.
Dentro del cuarto, estaba su hija también despierta. Turquía tenía lágrimas corriendo por su pequeño rostro, sentada en su cama. Había estado mirando a la nada hasta que el otomano entró, ahí fue cuando sus ojos se cruzaron.
Sin palabras, el imperio sólo se acercó a la niña y se aferró a ella en un abrazo. La pequeña turca lloró entre sus brazos.
Turquía:No te vayas, papá. Porfavor no te vayas.
I. Otomano:No lo haré hija. Tranquila. Aquí estoy.
Y ya no dijeron nada más.
Nunca dejaría a su hija sola. Estaría ahí junto a ella hasta que la verdadera muerte se lo impida.
...
Abrió los ojos, y lo primero que vio fue el techo. Se quedó observándolo como si fuera lo más especial del mundo, aunque no tardó en sentarse lentamente.
Estaba en su habitación. ¿Eso significaba que todo fue un sueño?. Se sintió tan real como para que no fuera cierto.
Sintió un toque en su brazo, lo que lo hizo mirar rápidamente. Su hijo estaba a su lado, con su mano en su brazo, mirándolo fijamente.
Si. Todo fue un sueño.
Ayudó a su hijo a subirse a la cama y lo abrazó fuertemente. URSS lo abrazó con la misma intensidad, respirando de forma algo agitada.
I. Ruso:Tranquilo. — le susurró al oído — aquí estoy. Aquí estoy.
El pequeño sólo se escondió en el pecho de su padre antes de susurrar devuelta.
URSS:Ya tebya lyublyu, papa.
I. Ruso:Ya tozhe tebya lyublyu, syn. Ya tozhe tebya lyublyu.
Y sin más para decir, callaron en un silencio tranquilizador.
...
Pudo sentir cómo dio un brinco en la cama al despertar. Su corazón latía muy rápido, tan rápido que dolía. Tomó varias bocanadas de aire para intentar calmarse, y cuando pudo aquello, se sentó en el colchón.
Se agarró la cabeza con ambas manos, le dolía un poco. Su mente estaba llena de muchos pensamientos junto a los recuerdos del reciente sueño que acababa de tener. Eso también le hizo recordar una cosa más.
Rápidamente se levantó de la cama y salió de la habitación. El cuando tuvo los pies fuera, sus ojos hicieron contacto con otro par de ojos.
Prusia también había salido de su habitación, de pie en el marco de la puerta. Fue como si hubiera salido al mismo tiempo que su hijo, logrando que las miradas de ambos chocaran.
Aunque no les interesaron esos datos y rápidamente se acercaron al otro, terminado unidos en un abrazó. Imperio Alemán apegó la cabeza de su padre a su pecho, y el prusiano se aferró al pijama de su hijo con las uñas.
Prusia:Porfavor.
Comenzó a susurrar, un sollozo escapó antes de poder continuar hablando.
Prusia:No te atrevas a irte antes que yo. Porfavor. No lo hagas.
I. Alemán:Lo intentaré. Pero no puedo prometer nada.
Prusia:Tan sólo inténtalo. Eso me basta.
Y ya no dijeron nada más.
Que curiosos son los sueños, ¿No?.
El capítulo más largo de este libro.
Tómenlo como una especie de regalo de despedida, porque éste es el capítulo final.
Asi es, el libro termina aquí.
Me hubiera gustado mucho llegar más lejos, como aquellos libros de momentos que llegan hasta las 50 o 100 partes
Pero siento que no tengo la capacidad para lograr llegar a esa cantidad de capítulos, por eso decidí llegar a los 30 para finalizar.
Y bueno.
A las pocas personas que hayan llegado hasta aquí quiero agradecerles de todo corazón el continuar leyendo este libro.
La verdad no sé ni cómo es que llegaron hasta aquí, porque siento que soy una basura en la comedia.
Pero bueno.
Como dije, gracias por leer hasta el final, y espero que podamos leernos una vez más algún día.
Que tengan un buen día/tarde/noche.
Bye ;)
_Dany_
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