14. Venganza


—¿Hola? —No reconozco el número de la persona que llama, pero aun así, después de la cuarta timbrada... finalmente contesto: "No digas mi nombre, por favor Arath", es Jane... y está ¿llorando?— Oh, claro... está bien. —digo después de escucharla por un minuto.

—¿Quién te llamó amor? —Pregunta Vincent y sus palabras me causan incomodidad.

Han pasado semanas desde la fiesta en su casa, y a pesar de que me he alejado de él e incluso le he pedido que dejemos de salir —debido a que siempre está ocupado, o metido de lleno en sus entrenamientos e incluso suspendió las tutorías—, él prefiere actuar como si nada hubiera pasado.

No le he contado a nadie lo que vi en aquella fiesta. Ni siquiera se lo reclamé directamente. Creo que al principio esperaba que me lo confesara —tonto— pero después, simplemente dejé que las cosas siguieran como siempre y le resté importancia a su engaño. Yo lo sé, y es suficiente para mí, así que preferí enfocarme en cosas más importantes, como pasar mi tiempo libre con Alexander.

Y todo hasta el momento está marchado muy bien.

—Un amigo. —Miento— tengo que irme —me despido de todos.

Jane estaba muy alterada cuando llamó. Ella me pidió que nos viéramos en privado y que no le mencionara a nadie que era quien me había llamado. En cuanto lo hizo, lo primero en lo que pensé fue que quizá está atravesando un mal momento y necesitaba de un amigo y ese amigo, era yo. Pero entonces, dijo que tenía que hablarme de algo muy importante y que era referente a Alexander. Entonces, una fuerte sensación de angustia se instaló en la boca de mi estómago.

—¿Quieres que te acompañe? —me pregunta Tayler, pero niego con la cabeza y le sonrío.

Vincent no dice nada, está revisando su celular y riendo como un idiota, de seguro hablando con Derek que hoy no vino a la escuela.

—No es necesario mi Sol... —le respondo a Tayler— ¿pero puedes llevarte mi auto? —le pido, entregándole las llaves— Creo q no lo necesitaré... caminaré un rato. —le doy un beso en la frente y salgo de la cafetería.

Mientras camino hacia la salida, no puedo evitar pensar en lo raro que resulta que Jane me llamara. Hoy tampoco vino a la escuela, ha estado faltando demasiado a clases, pero pienso que eso es debido a un virus que anda rondando, porque varios compañeros se han enfermado, incluso Alexander es uno de ellos. No asistió a la escuela una semana, y aunque el resfriado solo le duro tres días, los siguientes, los pasó con su padre que está de visita en la ciudad, bueno estuvo, porque esta mañana volvió a viajar.

Mi madre y yo pudimos conocerlo el fin de semana. El señor Miller es un hombre alto de cabello oscuro muy recortado con algunas franjas plateadas en las sienes, es realmente un hombre imponente que da mucho miedo cuando lo ves por primera vez, pero cuando lo conoces y va entrando en confianza, es realmente una persona amable.

Fui a ver como seguía Alexander, el día viernes, al salir de la escuela, y quien me abrió la puerta de la casa fue su padre. Luego de todo un interrogatorio y ya entrada la noche, insistió en llevarme a mi propia casa. Desde la puerta, mi madre, le agradeció sacudiendo la mano mientras hablaba por el celular y cuando Alexander y él se marcharon, mi madre preguntó quién era y al explicarle, insistió en que los invitara —a ambos— a comer al día siguiente.

No pensé que el Señor Miller aceptara la invitación, pero aún así, llamé a Alexander y se lo pregunté y a través de la línea pude escuchar a su padre decir que sí.

Al día siguiente cuando llegaron, mi madre abrió la puerta y de pie frente al hombre, abrazó muy efusivamente a Alexander y le dio un beso cariñoso en la frente —como suele hacer siempre que lo ve—, haciéndolo sonrojar hermosamente. Y cuando el señor Miller le tendió la mano para saludarla, ella tiró del hombre para darle un abrazo también.

«Los abrazos de mi madre, son los más cálidos y reconfortantes del mundo.»

Mi madre es demasiado espontánea. Tiene ese tipo de personalidad que, aunque es un poco intensa, al final resulta agradable e imposible de ignorar, incluso por el señor Miller... Es que realmente mi mamá es la mejor, por eso, incluso para sus pacientes es difícil no encariñarse con ella.

Siempre está alegre.

Después del rico almuerzo y del postre —una torta de chocolate exquisita preparada por mi madre— incluso pude ver al Señor Miller sonreír y a Alexander se le cayó la quijada. "Creo que es la primera vez que lo veo sonreír", dijo mi amigo y los ojos se le llenaron de lágrimas mientras lo veía disfrutando del chocolate en su boca.

Pasamos una tarde agradable y al final —si no hubiera sido porque mi madre salió al hospital por una emergencia— creo que habría sido mucho, mucho mejor...

El ambiente se sentía muy bien y creo que podría llegar a acostumbrarme a tardes como esa.

Sí, definitivamente sí podría hacerlo.

» Mis agradables pensamientos, se ven interrumpidos cuando me doy cuenta de que he atravesado el parque, donde supuestamente me vería con Jane, y he llegado a una especie de fábrica abandonada. Nunca he estado en este lugar, a pesar de que queda muy cerca de la escuela.

Doy la vuelta y tomo el camino de regreso al parque, pero siento que alguien me sigue.

Mis pasos se vuelven más apresurados y me giro una vez más para ver a mi alrededor, pero no veo a nadie.

Sigo caminando y estoy a punto de sacar el celular de mi bolsillo para llamar al número del cual me llamó mi amiga, cuando siento que alguien me jala fuertemente del brazo, haciendo que caiga de espaldas al suelo.

Después de un rato, dos palabras son las únicas reproduciéndose en mi cabeza...

Alexander... y

¡Venganza!

Mi padre se ha ido nuevamente y me vuelve a dejar solo, esta vez dijo que sería por un mes, y creo que estaré muy ansioso esperando que los días pasen rápido... y es que, por primera vez en mucho, mucho tiempo, he podido sentir que las cosas con él, pueden ser distintas.

Esta mañana antes de marcharse, me dijo que estaba orgulloso de mi y que se alegraba de que tuviera un amigo como Arath. Prometió que a su regreso invitaría a comer, o quizá a un fin de semana completo en el campo, a Arath y a su madre.

Y eso es genial, me hace tan feliz saberlo que no veo la hora de poder contárselo a Ari... Y a todo esto, dijo que vendría después de la escuela y ya se ha tardado.

Cojo el celular de la mesita de noche y como si lo hubiera invocado la pantalla se ilumina mostrándome su nombre.

—Hola Ari —contesto de inmediato.

—L-Lex... —su voz es temblorosa— ¿Estás ocupado?

—Dios no... Ari, ¿estás bien? —Él hace un sonido de queja.

—No... no lo estoy —me preocupa esa respuesta y rápidamente mi corazón se agita.

—¿Dónde estás? ¿Qué te sucede?

—Estoy cerca de la escuela por la parte de atrás, pasando el parque. ¿Puedes-

—Voy para allá —Digo, sin dejar que termine de hablar, y de inmediato salgo de la casa.

Tomo el primer taxi que pasa y en menos de lo que imagino ya veo a Ari sentado en la vereda.

Él está herido.

Me bajo rápidamente del taxi y le pido al taxista, esperar un momento, en cuanto llego corriendo junto a Ari y me agacho para levantarlo, él se desploma en mis brazos. El conductor del taxi baja para ayudarme y entre los dos lo colocamos en la parte trasera del vehículo y nos dirigimos al hospital donde trabaja la señora Lawan.

Estoy aterrado mientras abrazo su cuerpo golpeado. Arath no reacciona y no puedo evitar pensar lo peor, porque su cabeza no deja de sangrar.

¿Quién le hizo esto?

¿Por qué?

Tengo mucho miedo...

𝕰𝖛𝖎𝖎 𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

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