Chico Mochi
Park Jimin, un dulce chico de diecisiete años con un particular cabello rosado, y personalidad de un pequeño de no más de cinco años, berrinchudo, ingenuo...
—¡Hey ¡¿a quién le dices berrinchudo e ingenuo?!, ni si quiera sabes narrar bien y....!
Quien decide fugarse de sus hyungs para buscar algunos postres, aun cuando se supone que Hoseok y Taehyung están a su cuidado.
—¡Jimin! ¿quién es este señor?
—No sé, se metió a la casa... ¡ y me dijo berrinchudo e ingenuo !
—¿Qué?
.......Mejor pasemos a la trama...
Ciertamente hace un poco de frío y sé que está oscureciendo, pero sin dudas necesito comer algo de verdad, azucarado de preferencia. Delicioso, esponjoso y dulce, no lo que sea que prepara Namjoon, no he recibido en absoluto una sola migaja de azúcar desde que me enfermé del estómago hace unas semanas.
—¡Jimin!, ¡Jimin, no en la alfombra!
—¡Noooo!
Tal vez si me pasé un poco con las tartas de Jin-hyung pero es que son tan buenas, cremosas por dentro y suavecitas, ah, y con bonitos detalles rosáceos. De igual forma están exagerando lo sucedido, ni siquiera me puse tan mal, solo un fue un ligero malestar y un breve dolor de cabeza, nada que implique importancia...
—¡Taehyung, ve por el alcohol, se desmayó!
...De cualquier manera es tan injusto, yo no le dije nada a Jin cuando Namjoon se intoxicó por tomar alcohol.
Me he adentrado a mi tienda preferida de postres. El solo llegar a pisar la entrada es disponerse a admirar con fervor un enorme universo de lindos y coloridos bocadillos de todos aspectos y sabores, todo ello organizado de forma minuciosa y bastante linda. Ajhuma prepara algunos postres especiales para mí siempre y cuando ayude aseando una que otra mesa, fácil. Ella sabe cuánto amo los mochis.
—¿Qué va a pedir?
Me encuentro en el local, tan solo algo no parecer ser como de costumbre, algo figura ser extraño y hasta desconocido, es solo que no logro identificar el qué, simplemente algo se siente fuera de lo usual.
—Hey niño
Definitivamente algo está raro.
—¡Niño despierta! — chasquearon un par de dedos delante del chico que parecía bizco o tonto mirando todo y nada a la vez en el local.
—¿Eh? — el chico con el broche de caramelo en el cabello contempló desorientado al hombre de cabellera casi blanquecina frente a él.
— Llevas parado ahí casi cinco minutos mirando los postres, ¿vas a pedir algo o solo viniste a ver? —era ridículamente más alto que el extraño chico pelirosa, así mismo poseía un aura varonil que contrastaba bastante con la del pequeño frente a él.
—¿Euhna ajhuma? —Jimin se hallaba atónito y algo sorprendido con la presencia del mayor, ¿dónde se hallaba euhna ajuma?
—Primer día trabajando aquí y me sucede esto... ¿es enserio? —pensó el chico pálido — Si un tanto extraño —
El chico del mostrador Indignado desliza un mechón de cabellos claros hacia atrás—No juegues conmigo niño, soy Min Yoongi, su sobrino— observó con resaltante interés y destellantes ojos avellana al chico frente a él —¿acaso tengo cara de señora?
—Pues...—Jimin miró con detenimiento a Yoongi— bonito delantal, rosa pastel con términos de ricos postres y deslumbrantes moños blancos que le dan un toque magnífico y aún más, cerca de los muffins — Rayos, quiero un mandil igual —meditó el pequeño
—Un poco—soltó pensativo
—Suspiró exhausto—¡¡ese niño se atrevió a llamarlo anciana!!—solo desea finalizar el jodido turno y largarse a casa, el colmo fue que un niño de aspecto adorable lo haya llamado anciana —¿ya se me notan mucho las arrugas? —pensó mirando al extravagante niño señalar la vitrina—Claro que no, estaba en sus veinticinco. —como sea, ¿Qué es lo que quieres?
—Deme cinco mochis, dos de esos y tres de aquellos—el pequeño señaló con entusiasmo las golosinas—¿debería decirle que no se debe tocar la vitrina por que deja plasmados sus dedos?, claro que no, era muy adorable como para decirlo. Ah, ni que fuera el mejor trabajador del lugar. Yoongi terminó de empacar los mochis en una linda bolsa con el logo de la tienda— vaya que Jimin cenaría bien esa noche
—son trescientos won
—¿Qué? —tal y como sospechó, esa señora le quería cobrar los mochis
—Que son trescientos won—No me digas que este chico no tiene dinero, ahora si sería el colmo, y eso que no le dije nada por llamarme anciana. Veamos cómo se las arregla —Yoongi reprimió una sonrisa
—No me los dará gratis? —surgió de apoco el temor, no podía perder aquellos mochis, ya estaban en sus manos, tan cerca...
— ¿Y por qué debería hacerlo? —Yoongi ladeó su cabeza placentero con la situación y cruzó sus brazos por encima de su pecho, incluso se podría decir que reprimió una sonrisa de diversión, vaya primer día.
—¿Porque soy lindo? —esto se está poniendo complicado y no debo tardarme demasiado, Jin se dará cuenta que no estoy...—
Ese chico en verdad que era único y fascinante, quiero decir, ¿Quién en sus cinco sentidos se tiñe el pelo de rosa pastel—siendo hombre— y sale a la calle en piyama de perro?, de cualquier manera, no puedo negar que luce encantador—Una cosa no tiene que ver con la otra niño
¡Chispas!, no tenía nada de dinero, solo una pelusa y un pedazo de servilleta con una pluma de corazones—no te alteres jiminie, como cuando Namjoon se intoxicó, piensa en un plan, solo que este tiene que ser perfecto, absolutamente infalible, todo debe estar calculado y previsto, las posibilidades son infinitas y no puedes fallar bajo ninguna circunstancia, piensa, piensa...—¡Mire eso! — Jimin señaló una de las esquinas del local con desespero.
Yoongi trató de hacerse el tonto y seguirle el juego a ese crédulo niño, era endemoniadamente adorable, y ¿Qué más da y se lleva uno que otro mochi?, jamás vio algo como ese pequeño y no siempre se tiene la oportunidad de apreciar algo semejante.
Y en cuanto Min dejó de mirar en dirección a Jimin, este último corrió a todo pulmón del establecimiento, pero no antes sin dejar una pequeña nota. Yoongi rio por lo bajo una vez se dio la vuelta, pues divisó una servilleta en el mostrador con un peculiar mensaje en ella.
Que Dios se lo pague, señora Yoongi
Yoongi se carcajeó hasta el punto en donde sus ojos desaparecieron y en un instante que giró para ver detrás del cristal de la tienda, se encontró con una cabellera rosada entre los arbustos—tenía que ser una broma—
—¡Hey, vuelve, chico mochi!
Y así es como Jimin escapó al percatarse que fue descubierto por la señora Yoongi
—¡No me llamé así!
Y si, así fue el primer día de trabajo del ganador Min Yoongi...
Le robaron.
FIN
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