8 [Pt. 1]

 Sábado 18 de Julio de 2015.

Ubicación: Culiacán, Sinaloa, México.


9:15 PM


• Ovidio POV:


Salí del cuarto cerrando la puerta tras de mi, mi nena ya tenía sueño y como soy una chingoneria de padre pos' se durmió en corto. A la Vanessa se le ocurrió dejarme a la plebe por unos días y como era la luz de mis ojos pos' no me pude negar.

Baje las escaleras de la hacienda con dirección a la cocina, no podía dejar de pensar en el desmadre que había hecho mi carnal en la tarde, se estaba metiendo en un lío gordo por andar de enamorado, pero que podría recriminar yo, si también estaba hasta las trancas de mi chula, sonreí al pensar en ella, la cabrona era más rejega que una mula pero poco a poco se iba abriendo más a mi.

Fui al refrigerador para tomar una cerveza, la destape y comencé a tomar su contenido, era justo lo que necesitaba pa' refrescarme, el calor de la sierra estaba demasiado cabron estos últimos días, iba a darle otro trago pero mi celular timbró, revisé la pantalla y al ver el nombre contesté sin chistar.

- Mi Leo, ¿Cómo está usted?. - me sorprendió que me llamara, cuando le había pedido que trabajara pa'mi al principio no estaba convencido, pero cuando le dije que era pa' cuidar a "la niña Ale" y su familia, acepto sin chistar.

- Don Ovidio buena noche, yo estoy bien, disculpe la hora pero creo que es importante lo que le tengo que decir. - sonaba preocupado. 

- Dígame mi Leo, ¿Qué pasó?. ¿Mi chula está bien?.

- Es precisamente lo que le tengo que contar, las cosas en la casa se pusieron rete' fuertes.

- Pos' dígame soy todo oídos. - tome un sorbo de mi cerveza.

Y así el comenzó su relato.




11:10 PM




Había perdido la cuenta de cuántas cervezas llevaba, gracias a Dios y mi padre que tenía buen aguante pal' alcohol que por eso aún no se me había subido la peda, sentía como el enojo se estaba conteniendo en mi, trataba de concentrarme en otra cosa pero no hacia más que apretar la barra de mármol bajo mis manos pa' no hacer una pendejada antes de tiempo, en el momento que escuché como la puerta de la entrada se cerraba salí disparado hacia el recibidor, Iván y Carolina estaban dejando maletas en la sala, ella al verme me sonrió.

- Ovidio, ¿Como est...- ignore su saludo y pase por su lado directo hacia Archivaldo.

- Eres un cabrón. - solté antes de tomarlo del cuello de su camisa y dejar un puñetazo en su cara, causando que la sangre brotara de su labio que al parecer ya tenía inflamado.

- ¿Qué chingados te pasa?. - el trato de zafarse de mi agarre.

- ¿Cómo chingados se te ocurre pegarle a Alessandra?. - le dije y estampé su espalda en la pared. - ¡Contéstame pendejo!. Yo sabia que eras un pocos huevos pero no pensaba que tanto como pa' pegarle a una mujer.

- ¡Ovidio déjalo!. - sentí las manos de Ana Carolina en mis brazos.

- ¡Ábrete a la chingada Carolina y deja que este me conteste! - comencé a apretar el cuello de mi hermano. - Te sentiste muy vergas devolviéndole el golpe, pero solo te viste como todo un maricon.

- Suéltame. - protestó Iván con un hilo de voz.

- No mijo, ¿Creíste que esto no iba a tener repercusiones y te ibas a librar?. Te equivocaste pendejo. - lo acerque a mi y le di un golpe detrás de la nuca con mi codo, logrando que cayera inconsciente a mis pies.

- ¿Qué hiciste?. - gritó Carolina horrorizada mientras se arrodillaba a su lado.

- Nada que no se le pase en unos minutos, horas, o días que se yo. - me aleje.

- ¿Qué está pasando aquí Ovidio?. - la voz de mi apa' retumbó en la estancia.

- Que te expliqué tu nuera. - estaba decidido a retirarme de ahí pero la voz de mi pa' persistió.

- Te estoy preguntando a ti, así que contésteme mijo. - suspiré.

- Ivan fue a hacer su desmadre a la casa de sus suegros, porque al parecer no le bastó todo lo que hizo en la explanada. - lo mire.

- ¿Eso es cierto Caro?.  - mi padre posó sus ojos en su nuera.

- Si señor Joaquín. - ella se encontraba con la cabeza del' puñetas de mi hermano sobre sus piernas.

- No conforme con eso, se atrevió a pegarle en la cara a la Alessandra. - tome asiento en uno de los sillones y rasque mi barbilla nervioso.

- Eso no te daba motivos para atacarlo como un animal Ovidio. - respondió Carolina. - Aparte mi hermana lo agredió primero, ella se lo busco.

- No mames Ana Carolina, este pendejo le dio un putazo a tu hermana en la cara y aun así lo justificas. - reí. - No pos' si estuvo bueno el té de calzón.

- El Ovidio tiene razón mija, a las mujeres no se les toca ni con el pétalo de una rosa, ni por más fuerte que sea la provocación. - soltó mi apa'. - Ya verá tu hermano cuando despierte cómo le va a ir, ahorita le hablo a algunos muchachos pa' que lo levanten y lo suban a su habitación.

- Apa, le encargo a la Alondrita, esta dormida en mi cuarto, solo échele un ojo, tengo algo que hacer. - el solo asintió y sin más salí de la casa.

Subí a una de las camionetas y les indiqué a mis muchachos hacia donde me llevaran, no podía dejar las cosas así.



2:45 AM 



Suspiré aliviado al estar completamente arriba, por poco y me daba un fregadazo cuando el pie se me atoró en el barandal pero no pasó a mayores, abrí la puerta de la terraza pa' ingresar a la habitación, por un momento pensé que estaría cerrada pero afortunadamente no fue así.

Me dirigí a encender la pequeña lámpara que estaba en el mueble a lado de la cama, tome siento a su lado y comencé a sonreír como pendejo, puta madre no se que me había hecho esta morra pero si me tenia bien atarantado, gracias a la luz de la lámpara pude ver como su mejilla tenía un color entre morado y rojizo.

Definitivamente me faltaba partirle su madre al Iván, acaricié levemente el moretón, me levante después de dejar un beso en su frente, mañana regresaría a hablar con ella, cuando me puse de pie dispuesto a pelarme pero su voz a mis espaldas hizo que retrocediera.

- Ovidio. - la mire, sus ojos estaban hinchados, había llorado.

- Mi chula. - con prisa me acerque a su lado y tome asiento junto a ella. - ¿Cómo se siente?. ¿Le duele mucho?. - acaricie de nuevo el lugar del golpe, recibiendo una mueca de su parte.

- Estoy bien, nada que una pastilla no pueda solucionar.

Por unos segundos ambos nos miramos a los ojos, pude notar como sus ojos se cristalizaban, de nuevo quería llorar, estaba por hablar pero ella se lanzó a mi y envolviéndome en un abrazo comenzó sollozar en mi cuello.

- Quédate aquí, por favor no me dejes. - su voz me llego hasta el corazón.

- Aquí estoy mi reina, usted tranquila que no me iré. - en esa posición me quede, acariciando su cabello mientras ella se desahogaba, que creo era lo que necesitaba.



5:20 AM 



Antes de levantarme de la cama la mire, estaba que me llevaba la chingada, pero debía entenderlo.

- ¿Está segura que eso es lo mejor?. - se que ella notó las súplicas en mi mirada.

- Si, ya fue demasiado. - se acercó levemente a mi y dejó un beso sobre mis labios.

Aproveche y tome con cautela sus mejillas pa' profundizar el acto, gracias a la falta de aire tuvimos que separarnos, estaba dispuesto a besarla de nuevo pero sus manos empujaron mis hombros.

- Solo vete. - me limite a asentir y me puse de pie, antes de abrir la puerta de la terraza me giré pa' mirarla.

- La quiero un chingo mi chula. - no espere respuesta de su parte y salí hecho la mocha.

En menos de cinco minutos ya estaba en la banqueta de la calle, esperé a que pasara un auto y me cruce al frente con Mayel.

- ¿Listo patrón?. - me cuestionó sonriente.

- Si Mayelito. - respondí de una forma que borró su sonrisa.

El solo asintió y llamó por el radio al Zalate pa'que regresara por mi junto con el convoy que me cuidaba, en cuanto las camionetas estaban frente a mi me dirigí hacia ellas, Mayel fue tras de mi y me abrió la puerta pa'que subiera.

- Gracias Mayelito. - el asintió.

- Patrón, ¿Seguro que está todo bien?. - lo mire.

- Solo cuídala cabrón. - palmé su hombro y le ordene que cerrara la puerta.

En cuanto la camioneta comenzó a avanzar pase mis manos por mi rostro exasperado, cuando menos lo pensé unas cuantas lagrimas se me habían escapado pero pa' pronto las limpié, ya estaba todo dicho, y no había vuelta atrás, no sabía que pasaría de ahora en adelante, pero si de algo estaba seguro es que Iván me las iba a pagar.


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