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• Lunes 6 de Abril de 2015.
Ubicación: Culiacán, Sinaloa, México.
9:00 AM
Alessandra POV:
Mi día no podía comenzar peor, mi bendita alarma no había cumplido su función provocando que despertara tarde y saliera atrasada hacia la universidad, para mi buena suerte, el trafico no estaba tan pesado y no demore mas de treinta minutos en llegar.
Aparque mi camioneta en el estacionamiento de la universidad, procedí a quitarme el cinturón de seguridad, tomé mi bolso del asiento de copiloto con prisa y abrí la puerta para salir del vehículo, una vez fuera de este asegure la camioneta y comencé mi camino hacia el edificio de la facultad de medicina.
Cuando ingrese al lugar, choque con un par de alumnos que iban igual de apurados que yo, comencé a mirar a todos lados tratando de encontrar a Mariel, a quién divise minutos después cerca de la sala audiovisual, fui directo hacia ella notando que a su lado de encontraba Maximiliano.
- ¡Que milagro que nos vemos!. - exclamo Max, yo rodé los ojos.
- Tonto, pareciera que no te basta el verme todos los días en el hospital. - los tres reímos y salude a cada uno con un beso en la mejilla. - ¿Cómo les fue en la prueba de fisiología?. - cuestione a ambos.
- No me puedo quejar, contesté todo al cien por ciento, solo espero que las respuestas sean correctas. - intervino Max por lo que Mar resoplo.
- Todos aquí sabemos que eres un cerebrito Maximiliano. - palmeo su hombro. - En lo que a mi respecta, creo que pasaré y eso es lo que importa. - la mire. - ¿A ti cuando te toca hacerla?.
- Me toca dentro de. - mire la hora en mi móvil. - Cinco minutos, debo llegar a mi aula, los veo en un rato. - me despedí y comencé a correr al salón.
- ¡Mucha suerte Doctora Chapatin!. - escuché que grito Max causando la risa de mis amigos y la mía.
Subí las escaleras y me dirigí directamente a él aula que me asignaron, para mi fortuna, esta sería mi última prueba antes de dedicarme por completo al internado, tenía que aprobarla a toda costa, entre al salón y tome asiento en la segunda banca de la última fila, tras de mi ingreso el profesor que se encargo de cerrar la puerta.
- Tomen todos su asiento, no hagamos esto difícil, ya están muy grandes como para repetirles las instrucciones de los exámenes, no me queda mas que desearles suerte. - todos asentimos.
Saque una pluma de mi pequeño bolso que utilizaba como estuche, deje todo lo demás bajo mi banca, puse en blanco mi mente, respiré e intente tranquilizarme, a pesar de los años que llevaba estudiando las pruebas seguían poniéndome nerviosa, el profesor dejó la hoja sobre mi pupitre y al instante comencé a leer las preguntas, esperando que las horas de estudio fueran suficientes para aprobar.
12:30 PM
Suspiré, miré con detenimiento el examen releyendo todas mis respuesta, no había mas, tome las cosas que había necesitado y las guarde en mi bolso, lo colgué en mi hombro al momento que me levantaba de mi asiento, tome la hoja y fui directo a dejarla sobre el escritorio de el catedrático, este ultimo me comento que lo resultados estarían listos el viernes, agradecía la información y sin mas salí del salón, mientras me dirigía hacia la salida tomo mi celular para llamar a mi amiga, se escucharon tras tono y finalmente respondió.
- ¿Terminaste ya la prueba?. - pregunto.
- Claro tonta, de no ser así no te estaría marcando. - reí.
- Lo siento. - ella también carcajeo. - ¿A donde te diriges ahora?.
- A casa, afortunadamente hoy no tengo internado y puedo descansar. - mencione mientras salía del edificio rumbo a mi camioneta.
- Max y yo estamos igual, venimos a Forúm a matar el rato, ¿Te unes?. - escuche de fondo la voz de mi amigo.
- Claro, llegó ahí en cinco. - sin esperar respuesta colgué.
Tome las llaves de la camioneta para quitar los seguros, subí a esta y lance mi bolso en el asiento del copiloto, la encendí y comencé a dirigirme al mall, había algo de tráfico por lo que tarde aproximadamente media hora en llegar, logre acceder al estacionamiento y con suerte encontré un lugar rápido, tome de mi bolso mi cartera y me baje no sin olvidar asegurar la camioneta.
En el momento que iba entrando recibí un mensaje de mi amiga que me notificaba se encontraban en el área de comida, me dirigí al lugar, estando ahí los ubique gracias a que Max me hizo señales en el aire, me acerque a la mesa que tenían y tome asiento al lado de Mar.
- ¿Cómo te fue en la prueba Anaya?. - cuestiono Max mientras comía patatas.
- Bien, me sentí segura con las respuestas y solo espero que me vaya bien. - ellos asintieron.
- Max y yo nos pusimos al día. - asentí para que continuara. - Me platicó sobre su encuentro con un matón en el hospital. ¿Por qué no dejaste que avisara a la policía?. - rodé los ojos, tratando de restarle importancia.
- Max pensaba que estaba tratando con cualquier persona, si lo hubiera dejado hacer eso te aseguro que ninguno de los dos estaría aquí. - hable con seriedad.
- Te tomas las cosas con mucha ligereza Ale, te apuesto que la policía hubiera hecho bien su trabajo. - reí.
- Amigo la policía está de lado de ellos, no te habrías ganado mucho con llamarlos, mejor cambiemos de tema, la intención es relajarnos. - así fue como comenzamos a hablar de cualquier tontería que se nos ocurría.
Luego de que ellos terminaron de comer sus snacks fuimos a visitar un par de tiendas, analice un par de prendas que al final decidí por comprarme como unos jeans, unas cuantas playeras y una que otra blusa, seguíamos recorriendo el lugar tranquilamente hasta que Mar nos tomo del brazo y nos obligo a entrar a una tienda.
- ¿Qué diablos te pasa Mariel?. Si querías entrar aquí podrías pedirlo con amabilidad. - alego Max.
- Por primera vez en la vida, estoy completamente de acuerdo con el. - comenté mientras sobaba mi brazo.
- Cállense y escuchen, desde hace unas cuentas tiendas me percaté que alguien nos está siguiendo. - pude notar que en su mirada había pánico.
- Estás loca mujer, deja la paranoia y continuemos en lo nuestro. - Max iba a comenzar a caminar, pero mi amiga lo detuvo de su oreja. - ¿Qué diablos?.
- Préstenme atención, saldremos de la tienda y mirarán disimuladamente hacia su derecha, el tipo de gorra con playera polo verde es el que nos sigue. - los tres asentimos.
Salimos cautelosamente, mire hacia la dirección que me indicio mi amiga y mire a la persona que describió terminando por reconocerlo, tuve que intervenir.
- Será mejor que nos vayamos, cada quien se tendrá que ir por un lugar diferente y si llega a pasar algo le marcan a cualquiera, ¿Entendido?. - nos dimos un abrazo leve.
- Muy bien. - Max asintió. - Cuídense, me avisan cuando lleguen a sus casas.- comenzó a su camino en dirección contraria.
- Nos vemos Mar, ve con cuidado. - me despedí de ella, al instante comencé a caminar hacia el estacionamiento donde se encontraba mi camioneta.
Llegue a esta y abrí la cajuela para subir las bolsas de mis compras, la cerré y me adentré al asiento del conductor, finalmente encendí la camioneta para emprender rumbo a mi casa, desde que salí del lugar, logre percatarme de que alguien me seguí, decidí calmarme, si me alteraba no lograría nada.
Al llegar a casa y mire el retrovisor, tendría que hacer algo, aprete el botón que abría el portón de la entrada y accedí, como siempre Don Leo me ayudo a bajar amablemente y le agradecí, el mayor estaba por decirme algo pero le pedí que me esperara, tomé rumbo hacia la puerta por donde entraban los trabajadores de servicio y salí, esta me llevo hasta la cuadra que daba a un costado de la vivienda.
Fui hacia la esquina y me asome, pude divisar que el tipo de verde se estacionó en la acera de enfrente dos casas antes que la de mis padres, camine hacia él aprovechando que estaba de espaldas, al estar a una distancia prudente tras de él decidí tocar su hombro, el hombre se giró al instante, mirándome sorprendió y apenado.
- ¿Me puedes explicar qué diablos haces siguiéndome?. - me cruce de brazos al obtener su atención, su rostro se tornó en una cara de pánico al recibir mi pregunta, su boca se abrió y cerro varias veces, al parecer no sabía que decirme. - ¿Me vas a contestar o no?. - lo mire fijamente.
- Yo, discúlpeme, usted sabe, es que pues, son cosas del trabajo. - rasco su nuca nervioso.
- Te mando él, ¿Verdad?. - lo mire con seriedad.
- Si señorita. - rodé los ojos. - Pero no se enoje es por su protección y para su seguri.- lo interrumpí.
- Mayel no necesito protección ni seguridad de nada. - solté con molestia. - Yo no me encuentro metida en cosas malas y mi conciencia está muy tranquila, te pido por favor que le digas a su patrón que...- el sonido de su radio nos interrumpió.
- "¿Que Mayelito?. ¿Cómo van las cosas por haya?. ¿Cómo está mi chula?. ¿Ya hiciste mi encargo?." - al instante reconocí su voz.
Sin pena tomo el radio del cinturón de Mayel, lo mire por todos lados, pero termine contestando como dios me dio a entender.
- Lo único que ha hecho Mayel todo el día es seguirme como una sombra, así que te pido de la manera más atenta le digas que se retire porque no necesito a alguien vigilándome las veinticuatro horas del día. - solté el botón esperando a que me contestara, pero Mayel me arrebató el radio.
- Señorita por favor no me meta en problemas el patrón no anda en sus mejores días y...- el radio lo volvió a interrumpir.
- "Ay mi chula pero que bonita voz tiene usted, ya extrañaba oírla. Discúlpeme que la contradiga pero Mayel no se va a retirar en ningún momento, así que considérelo su guardaespaldas personal." - su respuesta termino de colmar mi paciencia.
- Eres un cabrón Ovidio. ¿Qué acaso no escuchaste lo que te dije?. - solté el botón de nuevo, pensé que tardaría en contestarme pero respondió a los segundos.
- "Claro que lo escuche mi reina, pero el que usted me haya mandado por un tubo, no quiere decir que voy a dejar de cuidarla, mejor acostúmbrese porque verá a Mayelito todos los días desde hoy, hasta que me muera o alguien me mate." - su comentario no me causo nada de gracia.
- No planeas desistir nunca, ¿Verdad?. - rasqué mi frente con frustración.
- "Con su seguridad jamás, y con conquistarla mucho menos." - sonreí inconscientemente al escucharlo, pero me puse seria al sentir la mira de Mayel sobre mi.
- Deja eso de lado Ovidio, ya hablamos de eso. - insistí.
- "Usted habló reina, yo no, acuérdese que yo soy más terco que una mula y no acepto un no por respuesta, espero que le guste el encargo que le mande." - así sin más corto, le pase el aparato a Mayel.
- No te voy a convencer de irte, ¿Cierto?. - el negó.
- Prefiero que usted se enoje conmigo, a que el patrón me de una chinga. - reí.
- Esta bien, si llegas a necesitar agua, comida, descansar o lo que sea, solo toca la puerta, dejaré la orden de que te dejen pasar. - el sonreí.
- Gracias señorita, lo haré solo cuando sea necesario. - asentí y me retire hacia el portón de mi casa.
Tuve que tocar de nuevo avisando que era yo, a los minutos me dieron acceso y me introduje cerrando la puerta tras de mi, estaba por llegar a la entrada de la casa pero Don Leo me detuvo.
- Salió algo apurada señorita. ¿Está todo bien?. - cuestiono con preocupación.
- Si, nada de que preocuparse, solo arregle un asunto. - me acerqué a la puerta de entrada. - ¿Qué era lo que me iba a comentar?.
- Yo solo quería.- abrí la puerta con la intención de escucharlo pero todo a mi alrededor se detuvo al centrar mi vista en el recibidor y la sala
Mi vista se centró en el recibidor y la sala, no podía creerlo, esto no podría ser posible, la imagen que se presentaba ante mi me hizo sonreír inconscientemente, causando que se removiera algo en mi interior, varios arreglos de rosas rojas y blancas se encontraban decorando la estancia principal, me acerqué para verlos mejor, percatándome que en uno de estos se mostraba mi inicial.
- De esto era de lo que le quería hablar señorita. - la voz de Don Leo me saco de mis pensamientos.
- ¿Sabes quien lo trajo?. - pregunte con emoción.
- Fueron los de la florería, solo me dieron instrucciones de que era para usted y le dejaron esto. - me extendió un sobre.
- Muchas gracias Don Leo. - lo tome sintiendo como mis manos temblaban.
- No agradezca, yo me retiro, con su permiso. - sin mas desapareció hacia la cocina.
Seguí admirando las flores y me puse de rodillas frente a ellas, debía admitir que eran preciosas, para ser sincera nunca había tenido un detalle de este tipo y me sentía bastante emocionada, pero dentro de mi seguía la incertidumbre de saber quien las trajo, aunque ya me lo imaginaba, recordé el sobre que estaba en mis manos y lo abrí, encontrándome con una tarjeta, que comencé a leer.
"Si usted está leyendo esto, es porque el cabrón de Mayel si cumplió con su trabajo.
Me hubiera encantado ver su carita al recibir este detalle, de seguro se le iluminaron esos ojos chulos que tiene y esbozó esa sonrisa tan linda que se carga.
Ya se que va a estar de terca con que no quiere nada conmigo y mucho menos saber de mi, pero se topó con un hombre obstinado que cuando quiere algo lo consigue y más si se trata de una reina tan chula como usted.
No se como ni porque, pero desde el día en que la conocí, no he podido dejar de pensarle, la neta si me trae bien apendejado, y una cosa si le digo, que cuando menos lo espere vamos a estar usted y yo juntos pa' toda la vida.
Si en algún momento necesita algo vaya con Mayelito y pídale lo que quiera, él esta pa' servirle, igual si tiene algo que decirme, solo dígale que quiere hablar conmigo él sabrá que hacer.
Le mando un beso mi chula, cuídese, con cariño, su ratón."
Sonreí al terminar de leerla, definitivamente si era un hombre obstinado, pero no podían ser así de fáciles las cosas, suspire y saque mi móvil para tomar una foto de las flores, eran demasiado lindas como para que pasaran desapercibidas, al terminar revise la foto en mi celular sin percatarme que alguien más había llegado a la casa.
- ¿Nos puedes explicar que es esto?. - me gire y los mire.
- Flores, ¿Acaso no las conoces?. - ella rodó sus ojos. - Y hola mamá, yo estoy muy bien gracias por preguntar. - fingí una sonrisa.
- Princesa disculpa a tú madre, el negocio la tiene algo estresada. - se acercó a mi y me abrazo.
- No te preocupes Pa, ya estoy acostumbrada. - lo abrace con fuerza. - Te extrañe mucho.
- Y yo a ti mi niña. - me sonrió y se acercó a mi oído susurrando. - Después me contarás quien está tratando de robarte de mi lado con esas flores. - reí y el me brindó un guiño.
- ¿Ahora piensas responder a mi pregunta?. - mi madre se acercó a nosotros.
- Ya te lo dije son flores, alguien me las obsequio, punto final. - la miré, no estaba dispuesta a decir mas.
- Me sorprende, no eres tan dada a tener "admiradores". - miró la escena con desden.
- Pues las cosas han cambiado, tal vez si estuvieras más en casa te darías cuenta. - alce los hombros desinteresada.
- No estoy para tus dramas. - rodo los ojos. - ¿Dónde esta tu hermana?.
- No sabes tu que eres nuestra madre, menos yo. - su mirada se tornó molesta. - ¿Me doy un baño y vamos a comer fuera Pa?. - mire a mi padre.
- Claro que si mi princesa, aprovecho para hacer lo mismo y nos vamos. - estaba por dirigirme a la parte de arriba, pero una voz me detuvo.
- ¡Mi niña!. - la expresión de mi madre hizo que mirara hacia la entrada, mi hermana se encontraba cerrando la puerta.
- Hola ma. - ellas dos se fundieron en un abrazo. - No me imaginé que ya habían llegado, ¿Cómo les fue?. - ellas se separaron.
- Muy bien Caro, gracias por preguntar. - al decir esto mi madre me lanzó una mirada que me hizo reír.
Mi hermana se dirigió a abrazar a mi padre, se saludaron afectuosamente y se separaron, Carolina estaba por acercarse a mi pero me alejé.
- Los dejo que se pongan al día en lo que me arreglo para salir con papá. - fui directo hacía las escaleras.
- ¿Saldrán?. - comentó Carolina.
- Si, tu hermana y yo iremos a comer. - mi padre me alcanzo para terminar deteniendo mi andar y abrazarme por los hombros.
- Yo venía a invitar a comer a mi hermana al saber que estaba sola, pero ahora que están aquí podemos ir a comer todos juntos, ¿Qué dicen?. - estaba dispuesta a negarme por completo pero mi madre intercedió.
- Pero por supuesto que si, nos hace falta un momento en familia. - yo reí.
- Vayan ustedes, yo me quedo aquí. - di media vuelta y ahora si comencé a subir los escalones.
- Alessandra no comiences con tus berrinches, iremos todos juntos y punto. - me reprendió mi madre.
- Claro, como no soy yo la que hizo los planes no pones objeción, conmigo no cuenten. - solté al estar arriba.
Pero como siempre mi padre tu ve que interceder, subió las escaleras con prisa y tomo mi mano para detenerme.
- Princesa, ven con nosotros y te prometo que después pasaremos tiempo a solas tu y yo, ¿Te parece?. - a el no le podía decir que no, simplemente asentí.
- Entonces vámonos. - mi hermana sonrió triunfante.
Salimos de la casa y esperamos un poco en lo que Don Leo preparaba la camioneta familiar, aproveche ese momento de distracción para asomarme por el portón que se encontraba abierto y buscar a Mayel con la mirada, su camioneta seguía donde mismo, él se encontraba recargado en un árbol junto a esta, me asegure de que nadie me viera y salí corriendo hacia el.
- ¡Mayel!. - lo llame.
- ¿Qué pasa señorita?. ¿Necesita algo?. - me miró con preocupación.
- Si, saldré con mi hermana y mis padres a comer, lo más seguro es que llevemos alguna escolta de Ivan, y no quiero ponerte en riesgo a ti. ¿Te parece si descansas un rato?. - propuse.
- Pero si hago eso el Señor Ovidio me va a castrar. - reí ante su comentario.
- No se dará cuenta, te lo prometo, el me dijo que si quería algo solo te lo pidiera y lo que quiero es que tomes un descanso. - el rio.
- Igual de terca que el patrón, pero esta bueno, descansaré un rato, pero en corto me regreso para acá. - asentí. - ¿Algo más que necesite?.
- Si, yo, bueno. - suspiré. - Quiero hablar con Ovidio. - mire mis manos nerviosa.
- Justo lo que esperaba. - sonrió y se dirigió a su camioneta, abrió la puerta y al parecer tomó algo de la guantera. - Tome. - me extendió la caja de un teléfono móvil, lo abrí y este estaba completamente nuevo.
- ¿Qué se supone que haga con esto?. - lo mire intrigada.
- Este teléfono lo usará exclusivamente para comunicarse con el patrón cuando así lo quiera, el número de él ya está registrado y es el único que puede tener ahí, mientras no lo use téngalo apagado. - asentí.
- Gracias Mayel, ahora a descansar, nos vemos luego. - el asintió y yo me dirigí de nuevo a casa metiendo el aparato dentro de mi bolso de mano.
Afortunadamente nadie se percató de mi ausencia, con todo el pesar del mundo tuve que subir a la camioneta, Ana Carolina insistió en conducir diciéndonos que nos llevaría a un lugar sorpresa, ya me imaginaba de que se trataba.
Salimos de la casa y ella se adentro a la libre, gracias a la hora la carretera se encontraba levemente despejada, duro aproximadamente treinta minutos conduciendo hasta que se paró frente a una residencia bastante lujosa.
- ¿Aquí es donde vamos a comer?. - pregunto mi madre sin entender.
- Así es, ya tengo la comida preparada para ustedes. - mi hermana sonrió orgullosa y yo comenzaba a imaginarme lo que pasaría.
El portón de la residencia se abrió, ella introdujo la camioneta dejándola estacionada en la cochera, si por fuera la casa era lujosa, por dentro aun mas, abrí la puerta y baje de la camioneta sin esperar a nadie, pero mi instinto me obligo a detenerme al ver al hombre parado en la puerta de la entrada entrada.
Nuestras miradas se encontraron, el al instante me brindo una sonrisa pero yo aún seguía guardando coraje y resentimiento hacia él, por dentro sabía que la tarde de hoy iba a ser interesante y que debía esperarme demasiadas repercusiones gracias esta alocada idea que tuvo mi hermana de presentar a Iván frente a nuestros padres.
Mire a mis padres notando como su expresión denotaba una gran sorpresa, y como no, mi hermana los tomo de las manos y mientras parloteaba los guía hacía el interior de la casa.
- Cuñada, que gusto verla de nuevo. - Iván me mostro una sonrisa.
- No estaría tan feliz si fuera tu. - comente con seriedad, sabía lo que se les venía encima pero al parecer ellos no estaban consientes.
Me adentre a la casa sin siquiera observarla, no me interesaba en lo mas mínimo, al entrar note que mis padres estaban sentados en el comedor que daba al jardín, Ana Carolina parloteaba tratando de hacerles conversación pero mi madre y mi padre solo se limitaban a mirarse entre ellos respondiéndole con monosílabos sin entender que hacíamos aquí.
Tome asiento en la silla libe al lado de mi papá, el al instante tomo mi mano, por primera vez en la vida pude notar que el tenía miedo, y no podía culparlo, yo me sentía igual, no era normal que uno de los hijos del criminal más buscado del mundo compartiera comedor con nosotros.
Iván tomo asiento al lado de mi hermana, comenzó a dar instrucciones para que nos sirvieran los alimentos, una vez que el termino, mi padre rompió el silencio.
- ¿Cuál es el motivo por el que nos trajiste aquí Ana Carolina?. - el miro fijamente a mi hermana.
- Yo...- detuvo su habla y suspiró. - Ustedes son mis padres, debo ser honesta y no ocultarles nada, es por eso que quiero presentarles a...- su prometido la interrumpió.
- Iván Archivaldo Guzmán Salazar, para servirles. - estiró su mano hacia mi padre pero él lo ignoró.
- ¿De verdad crees que no lo ubicamos y no sabemos quién es?. - mi madre que hasta ahora había permanecido callada por fin habló. - Si planeas que tu padre haga tratos con ellos en las empresas estas muy equivocada.
- Yo entiendo que ustedes lo ubican y lo conocen muy bien. - exclamo Carolina. - Pero no estamos aquí para que hablen de negocios con, emotivo por el cual los invite a venir aquí es porque quiero que sepan que...- ella pasó saliva nerviosa. - Iván es mi prometido y pronto nos vamos a casar.
Abrí la boca con sorpresa, no esperaba que fuera tan directa, mire la cara de mis padres, el rostro de mi madre denotaba sorpresa, y mi papá no tenía expresión alguna.
- ¿Esto es una jodida broma?. Espero que sea así Ana Carolina porque...- Iván interrumpió a mi papá.
- Señor, yo se que le causa demasiada sorpresa esto, pero creo que a su edad ya sabe que en el corazón no se manda. - mi papá enfureció.
- Tal vez para ti estoy muy viejo, pero a pesar de mi edad, estoy consciente de que a mi hija no le conviene un tipo como tú. - ambos mantuvieron sus miradas fijas.
Yo no sabia a donde mirar, el lugar se estaba llenando demasiado de tensión, solo esperaba que Archivaldo y mi papá no terminaran en los golpes, en un momento mis ojos se posaron en el rostro de mamá, ella seguía sin reaccionar y su tez cada vez estaba más pálida, me acerqué a su lado.
- Mamá, ¿Te encuentras bien?. - no me respondió, pero noté como comenzó a hiperventilar. - Mamá, por favor reacciona. - tome su rostro y lo apreté levemente causando que despertara de su trance.
- Esto no está sucediendo. - me miro y tomo mi mano fuertemente.
- Tranquila Ma, ven conmigo. - ella se levantó causando que todos nos prestaran atención.
- ¿Mami estás bien?. - Carolina se acercó al instante apurada pero mi papá le prohibió que se acercara más a ella.
- ¿Cómo quieres que tú madre esté bien después de enterarse de esta estupidez?. - su tono era duro.
- Yo simplemente no quiero ocultarles las cosas y quiero que estén conmigo en uno de los momentos más importantes de mi vida. - mi hermana comenzaba a darme lastima.
- Debes de pensar muy bien las cosas Ana Carolina, porque con este muchacho en tu vida. - mi padre señaló a Iván. - No te espera ningún buen futuro.
Pude notar que los ojos de Carolina se rozaron, ella sorteó a mi papá y se acercó a tomar las manos de mi madre.
- Mami por favor dime que tú me apoyas. - los ojos de ambas se encontraron, pero mi madre quitó bruscamente sus manos.
- Mientras sigas con esta locura y no recapacites, no quiero verte. - mama se aferró a mi brazo, y con su mano libre tomó la de mi padre. - Vámonos, no tenemos nada que hacer aquí.
Así sin más los tres salimos de esa casa, sin siquiera mirar atrás.
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