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• Martes 2 de Abril 2019.

Ubicación: Hospital Angeles, Culiacán Rosales, Sinaloa, México.



Alessandra POV:


1:45 PM



Mi vista se encontraba centrada en las enfermeras que hacían lo posible por ayudar al hombre, recibir su caso había causado un gran impacto en nuestra área, pues nunca había llegado un paciente en este estado.

- Anaya. - miré a mi lado, Leonardo llegaba a mi lado.

- No llegara a la noche. - suspire, el me miro.

- ¿Diagnostico?. - cuestiono, deje la carpeta que tenía en mis manos sobre las suyas, el de inmediato comenzo a leer.

- Coma mixedematoso*. - observe como leía atento el reporte. - Al ingresar a emergencias se plantearon dos diagnósticos, el primero fue accidente cerebro vascular isquémico, después agregaron disfunción del nodo sinusal secundario a un síndrome coronario agudo. - el me miró desorientado. - Lo sé, una estupidez, lo mandaron a cardiología y neurología, ahí adicionaron atropina a la terapéutica antes de investigar otras causas de la alteración de la conciencia.

- Firmaron su sentencia. - yo asentí. - ¿Cómo lo han tratado?. - Leonardo ingreso a la habitación así que lo seguí.

- Lo iniciaron con reposición hídrica con cristaloides a ochenta centímetros cúbicos por kilogramo, Omeprazol a cuarenta miligramos endovenoso, acompañado de Atorvastatina cuarenta miligramos y Atropina de cero punto cinco miligramos igual por endovenosa condicional. - noté como se acerco a checar los signos vitales del hombre. - Con el paso de las horas presento hipotensión, deterioro del estado neurológico y empeoramiento de la dificultad respiratoria, fue ahí cuando colocaron un tubo endotraqueal para brindar soporte con ventilación mecánica invasiva con estrategia protectora pulmonar.

- ¿Entonces ya venía con soporte ventilatorio invasivo cuando lo canalizaron para acá?. - asentí, Leonardo suspiró, se vía bastante molesto. - Tenemos que hablar seriamente con Montes acerca de las evaluaciones en emergencias, no podemos poner en duda la reputación del hospital simplemente por personas inexpertas o que quieren experimentar. ¿Cómo están las hormonas tiroideas?.

- TSH a veintiséis coma dos y la T4 libre menor a cero coma treinta, confirmando el diagnostico, ordene que se agregue cien miligramos de Hidrocortisona endovenoso cada ocho horas y Levotiroxina de trescientas unidades por sonda nasogástrica, pero es inútil, las enfermeras me informaron que no esta respondiendo adecuadamente al soporte hemodinámico y ventilatorio.

- Le quedan horas. - mi amigo finalizo. - Lo mejor será que avisemos a sus familiares la situación, para que puedan despedirse tranquilos y comiencen con los tramites pertinentes, yo me encargo de ello, Maximiliano te estaba buscando, esta en el área de descanso.

- Te debo una. - mi amigo rio. - ¿Comemos juntos?. - solo asintió.

No espere respuesta y salí de la habitación, me encamine hacía el área que me había indicado Leo se encontraba Max, antes de entrar a la sala escuche un par de gritos, con prisa abrí la puerta encontrándome con una escena bastante peculiar.

Maximiliano se encontraba sentado en uno de los sillones con Alondra sobre su espalda, mi amigo estiraba la mano de forma en que la niña no podía alcanzar lo que parecía un chocolate.

- ¡Por favor déjame el chocolate!. - gritó ella mientras se estiraba sobre la cabeza del castaño. - ¡Te prometo pedirle a mi tita Renata que te haga el postre ese de limón que te gusta!.

- ¡Que no puedes!. - exclamo Max. - ¡Si te dejo ingerir esto antes de la hora de la comida tu mamá me va a matar!. - me apuré a ingresar, cerré la puerta tras de mi logrando que ambos me miraran.

- ¿Qué esta pasando?. - ambos se quedaron estáticos en su lugar.

- Nada mami, el tío Max y yo estamos jugando, ¿Verdad?. - mi amigo solo rodó los ojos.

- Así es. - se puso de pie. - Por cierto te traje un chocolate. - con prisa dejo la barra en mi mano.

- ¡No eso era mío!. - chilló Alondra, al instante Max se escondió tras de mí, a pesar de su edad a veces seguí comportándose como un niño.

- Tranquilos los dos. - me aleje de mi amigo y camine hacía mi hija. - Alo, ¿Qué hemos dicho acerca de los dulces entre comidas?. - ella me miró.

- Que solo puede ser uno al día. - ella respondió resignada.

- Así es, y si no mal recuerdo en tu lonchera llevabas las gomitas que me pediste ayer por la noche para la escuela. - ella asintió.

- Ya lo se, pero el tío Max me mostro ese chocolate y me lo antojo, por favor dame un poco, ¿Puedes?. - me miró con suplica, brindándome la misma mirada que su padre cuando trataba de conseguir algo frente a mi, logrando que una sonrisa se esbozara en mi labios.

- Hagamos algo. - tome asiento junto a ella. - Iremos a comer con el tío Leo y con el tío Max, si te comes todo lo que te pida, te daré chocolate al final, ¿De acuerdo?. - ella sintió y aplaudió emocionada para terminar sacándole la lengua a mi amigo en burla.

- Te estaré vigilando. - soltó el señalando a la pequeña quién estaba dispuesta a responderle pero me adelante.

- Leonardo menciono que me estabas buscando, ¿Paso algo?. - el negó.

- Solo quería entregarte a tu retoño, Mayel la dejo aquí hace un rato, me pidió que la llevará contigo pues saldría a encargarse de lo que te había comentado antes. - yo asentí recordando nuestra conversación del día anterior. - También me dijo que regresara por ella a las cinco para llevarla a su clase de ballet. - al instante la niña salto emocionada.

- ¿Hoy es miércoles cierto?. - nos pregunto a lo que mi amigo y yo solo asentimos. - ¡Por fin es el día!. - grito con emoción.

- ¿El día de que Alo?. - cuestione extrañada, ella se calmo y pude notar como se incomodo antes de responderme.

-El día de mi clase mami, sabes que solo voy tres veces a la semana, y me emociona asistir. - me brindo una sonrisa, solo asentí.

- Bueno yo escuche que iríamos a comer, y muero de hambre, así que andando saltamontes. - Alondra al instante se acerco a Max tomando su mano, el mayor se acero a la puerta y la abrió para ambos salir camino al comedor.

Me impresionaba la habilidad de ambos para pelearse y reconciliarse en menos de diez minutos, pero acá entre nos desde que Alondra había ingresado en nuestras vidas Maximiliano había creado un vinculo especial con ella.

Salí tras de ellos alcanzándolos cerca de la recepción, en el camino nos encontramos con Leonardo y así logramos llegar a el área del comedor del hospital para pasar un momento agradable juntos.











・・・









• Miércoles 3 de Abril 2019

Ubicación: Departamento Alessandra, Condominio Laurel, Culiacán, Sinaloa, México.





7:15 AM



Cerré la puerta del departamento tras de mi, al ingresar al lugar noté como Karla se encontraba en la cocina preparando el desayuno, esta el percatarse de mi presencia me mostro una sonrisa.

- Buenos días señorita Alessandra. - yo imité su gesto. - ¿Qué tal estuvo su guardia?.

- Buenos días Karla, afortunadamente las cosas estuvieron tranquilas, nada grave. ¿Cómo va todo por aquí?. - me adentre a la cocina con la intención de prepararme un café, pero la morena se adelanto y me brindo una taza que ya contenía el mismo.

- Todo bien. - siguió con su tarea en la estufa. - La niña Alondra ya esta terminando de arreglarse en su cuarto, y el niño Emiliano aun sigue dormido. - yo asentí.

- ¿Te dieron algún problema anoche?. - cuestione mientras salía de ahí y rodeaba la barra desayunadora, mis hijos no eran malcriados, podría presumir que eran educados y bien portados, pero cuando querían algo eran igual de necios que su padre, del que habían heredado el carácter explosivo.

- No del todo. - noté como se debatía en contarme. - Emiliano solo pidió su mamila y al instante se durmió, pero Alondra llego después de su clase llorando a mares y haciéndole berrinche a Mayel. - la mire sorprendida. - Cuando trate de hablar con ella me ignoró y se encerró en su habitación, a la hora de la cena fui por ella pero estaba completamente dormida. - al instante mi mente comenzó a trabajar.

Alondra nunca había tenido ese tipo de comportamiento, menos hacia Mayel, quien aparte de ser su padrino era una de las únicas personas con las que mi hija se sentía segura y en confianza fuera de nuestra familia, pero no era normal, pues ya tenia un par de semanas con esas actitudes, tendría que hablar con el mayor para saber que causó tal comportamiento.

Estaba por responderle a Karla pero la puerta de la entrada se vio abierta, al ver al responsable una sonrisa se esbozó en mis labios, cuando sus ojos se encontraron con los míos me vi correspondida, el hombre ingreso al departamento y cerro la puerta tras de el, dejo las maletas a un lado, se acerco hacia donde yo estaba con prisa para fundirnos en un abrazo, al separarnos dejo un beso sobre mi frente.

- ¿Cómo se encuentra la mujer mas preciosa del mundo?. - me cuestiono.

- Bien, no me avisaste que llegabas hoy, ¿Tu que tal?. ¿Cómo te fue en la reunión con la asamblea?. - el me miro serio.

- Estas hablando con el candidato oficial a la presidencia de la republica por el Partido Trabajador Institucional. - soltó con orgullo mientras tomaba mi mano.

Me acerque a él y deje un beso sobre su mejilla, desde hace medio año que el PTI* lo busco para sumarlo a sus filas sabía que ganar la candidatura de su partido era algo muy importante para Fernando, pues abandonar su cargo como secretario de seguridad solo para pelear por representar a su partido y así tratar de mejorar la situación de país no es una decisión que el lograra tomar de forma fácil.

- Estoy muy contenta por ti Fer. - me brindo una sonrisa. - Sin duda te lo mereces, has demostrado ser el indicado para ello.

- Gracias preciosa. - dejo un beso sobre mi mano. - La firma para presentarme como candidato será este viernes y el domingo arrancaremos con la campaña. - yo asentí. - Se que es muy pronto pero quisiera que me acompañaras en este camino.

- Sin duda voy a estar a tu lado apoyándote, tal vez no físicamente por mis ocupaciones en el hospital, pero mi corazón siempre estará contigo. - el me miró fijamente.

- A eso me refiero - suspiro antes de continuar. - Se que no soy nadie para pedirte esto pero, me gustaría que consideraras el pedir alguna especie de permiso para que me acompañes a recorrer el país durante la campaña. - me moví incomoda en mi asiento.

- No creo que sea prudente el que...- me interrumpió.

- Tal vez pido mucho, pero debes tomar en cuenta que de ganar, al ser mi esposa tendrás que involucrarte en el SIF*. - con cautela aparte mi mano de la suya.

- Fernando si eso sucede aun no estaremos casados, sería mas conveniente que de formar tu gabinete alguien mas encabece ese puesto. - el ojiazul se debatía entre hablar o no pero termino cediendo.

- Por ello, considero prudente que adelantemos la fecha de la boda. - mis ojos se abrieron por la sorpresa. - Se que estamos comenzando a organizar para Noviembre pero no nos vendría mal casarnos en Mayo, podría ser beneficioso para ambas partes, así me puedes acompañar, e incluso los niños pueden ir con nosotros en la campaña. - sus ultimas palabras me hicieron caer en cuenta de sus planes.

- Discúlpame pero Alondra y Emiliano no se van a involucrar en esto, no vamos a jugar a la familia feliz solo por que tu popularidad suba. - alce la voz molesta y el el me miro decepcionado.

- ¿Enserio me estas diciendo eso?. - me respondió de la misma forma y al instante se puso de pie. - Yo no sería capaz de utilizarlos así Alessandra, simplemente me gustaría tener su apoyo a mi lado, y si te pido lo de la boda es por que estoy consciente que de ganar al tener todo listo un mes antes de la toma de protesta me sería demasiado difícil cumplir con mis responsabilidades en esto. - una parte de mí lo entendía y comenzaba a sentirme culpable. - Sabes que lo que mas deseo es hacerte mi esposa y no me importa si es solo con la presencia de nuestros padres y una simple comida con nuestras familias, solo quiero recorrer este camino de tu mano.

En mi interior comenzaba un debate, por una parte sabía que era algo importante para el, debía ser consiente que Fernando había estado conmigo en momentos difíciles e importantes y siempre ponía por delante a mi y a los niños, no habría algo de malo con que la boda se adelantara, total terminaría pasando, pero por otro lado sentía que me estaría adelantando mucho a procesos de los que estaba convencida no me sentía lista.

Estaba por responderle pero Alondra apareció en el lugar, venía ya lista con el uniforme escolar y la mochila en la mano, la cal lanzo sobre uno de los sillones de la sala, corrió hacía mi para posicionarse a mi lado y mirarme.

- ¿Por que pelean?. - cuestiono sin pena, algo que me causo gracia pero decidí solo mostrarle una sonrisa.

- No estamos peleando princesa, solo hablábamos. - respondió Fernando. - ¿No habrá saludo para papi?.

- Tu no eres mi papá. - ambos nos miramos, las palabras de la niña nos tomaron por total sorpresa.

Alondra veía a Fernando como una figura paterna, y si, ella desde hace tiempo lo llamaba papá, y debía aceptar que ambos tenían una relación excelente pero al parecer ya no sería así.

- Alo, no fue una forma correcta de dirigirte a Fer, por favor discúlpate con el. - ella me miró.

- No lo haré mami, el no es mi papá y ya no quiero llamarlo así. - sentía la mirada de Fernando sobre nosotras.

- Bueno no importa si no quieres hacerlo, solo sabes que yo siempre estaré aquí para ti, ¿Bien?. - la niña no respondió a las palabras del mayor, solo lo ignoró.

- Mami es hora de que me vaya a la escuela, ¿Puedes llamar a el nino Mayel?. - iba a responder pero Fernando se adelanto.

- Princesa hemos hablado muchas veces de esto, el no es tu padrino, es un trabajador mas de la casa, debes aprender a diferenciar eso.

- Mi nino Mayel si es parte de mi familia, no como tu, que solo quieres separarnos. - las palabras de mi hija me tomaron por sorpresa.

- No entiendo tu actitud muñequita pero no es correcta, así que o aprendes a diferenciar tu nivel, o me veré en la penosa necesidad de despedirlo. - finalizo el rubio, decidí intervenir.

- Discúlpame, pero no eres quién para despedir a mi personal. - recalque las ultimas palabras. - Sabes que Mayel es de mi total confianza y siempre se quedará con nosotros, me sorprende que a pesar del tiempo eso no lo puedas comprender. - me puse de pie y tome la mano de mi hija encaminándonos por su mochila.

Ambas salimos del departamento con dirección al estacionamiento subterráneo, al entrar al elevador del edificio Alondra comenzó a cantar una de sus canciones infantiles favoritas, con cautela sobe mis sienes, todo este ajetreo tan temprano no indicaba nada bueno, solo esperaba que el día no empeorara.

Cuando el elevador llego a nuestro destino las puertas se abrieron, salimos de la caja y mire a los lados, Mayel se encontraba en el cajón asignado esperando bajo la camioneta, Alondra salió de mi agarre y corrió hacía el.

Seguí a mi hija con tranquilidad, en el camino noté como el mayor se agacho a susurrarle unas palabras a la niña quién solo asintió, llegue con ellos y ambos me miraron.

- Buenos días patrona. - le brinde una sonrisa mientras el abría la puerta de la camioneta.

- Buenos días Mayel. - el asintió, me agache a la altura de Alondra. - Karla me dio una queja sobre tu comportamiento de ayer. - la menor me miró desentendida. - No finjas inocencia por que te conozco. - ella rio traviesa. - Lo atribuiré a que estabas cansada del día largo que tuviste y lo dejaré pasar pero que no se vuelva a repetir.

- Te lo prometo mami. - alzo su manita en señal de promesa. - ¿El nino Mayel me puede llevar con mi abuelita Griselda al salir del colegio?. - yo asentí y ella saltó emocionada a darme un abrazo. - Te amo mami. - correspondí su acto.

- Y yo a ti mi amor. - me aleje de ella y le di la bendición para después dejar un beso en su mejilla. - Ahora entra a la camioneta que tengo que hablar de algo con Mayel.

Alondra obedeció y al instante subió, una vez sobre el asiento Mayel le coloco el cinturón de seguridad y al estar lista cerro la puerta, el hombre abrió la puerta del copiloto y tomo una carpeta del asiento, se giró para dejarla sobre mis manos.

- Aquí esta lo que me pidió ayer patrona. - con prisa lo abrí y observe que se encontraban los estados de cuenta de los negocios de Ovidio de los últimos meses. 

Me pesaba manejar esto, pero tenía que estar pendiente mínimo de las finanzas, al final de cuentas lo que estaba en juego era el patrimonio que Ovidio le había dejado a sus hijos, para ser sincera ese dinero no se había tocado para nada, todo lo que los niños necesitaban salía por completo de mis cuentas, lo resultante de los negocios iba directo a las cuentas que estaban a nombre de Alondra y Emiliano, donde solo se agrandaba el capital para cualquier cosa que ellos necesitarán si yo llegaba a faltar.

- Lo revisaré y te los regreso a mas tardar el Viernes. - el solo asintió. - Mayel, ¿Has notado algún cambio en el comportamiento de Alondra o ha tenido algún problema en el colegio?. - el me miró.

- ¿Por que me lo pregunta?. - cuestiono con curiosidad.

- No es un secreto que últimamente su actitud ha cambiado, por lo menos cuando está en casa, no sale de los berrinches y ahora ya paso a tener mal comportamiento con Fernando cuando antes no teníamos queja alguna de ella. - el asintió.

- Si no es indiscreción, ¿Qué pasó con el güerito?.

- Sabes que ella ya lo veía como una figura paterna y hoy que regresó Alondra simplemente le dijo que el no era su padre y ya no quería llamarlo así. - note como una sonrisa traviesa escapó de sus labios.

No era un secreto que para Mayel y Ana Carolina, Fernando no era santo de su devoción, en cuanto se enteraron de lo nuestro ambos prefirieron no opinar pero desde el primer momento me dejaron claro que no lo aceptaban, y era algo que me sorprendía por parte de mi hermana pues anteriormente se llevaban espectacular, pero ella insistía en que de un tiempo para acá el no le daba buena espina.

- Pues no he notado nada raro con la plebita, pero puedo hoy tratar de hablar con su profesora para saber si hay algo que la esté molestando. - yo asentí.

- Te lo encargo y de ser así pídele a la profesora que se comunique conmigo a la brevedad. - el asintió. - Por favor a la salida de clases lleva a Alondra con la su abuela Griselda, dile que en cuanto termine de hacer el súper voy con ella para llevarle a Emiliano. - el mayor asintió ante mis palabras.

- ¿Algo más que necesite?. - yo negué. - Entonces nos vamos que ya es hora.

Solo asentí y me aleje del vehículo, Mayel subió a este y con prisa arranco para poder llevar a Alondra hacia su escuela, con prisa me dirigí al elevador, tenía que desayunar u probablemente Emiliano ya habría despertado.

Después de unos minutos me encontraba de nuevo en el departamento, Karla me aviso que el desayuno estaba servido y se retiraría al área de lavado y simplemente asentí, recordándole que hoy solo debía estar aquí medio día.

Fui directo al cuarto de mi hijo, al entrar a este me encontré con que Fernando lo tenía sobre el cambiador, al parecer estaba terminando de cambiar su pañal, no puede evitar sonreír.

- Y terminamos campeón. - terminaba de acomodar el pequeño pijama sobre el pañal. - Ya estás limpio y listo para desayunar. - mi niño al instante le tendió los brazos, el mayor en automático lo cargo.

Al girarse nos encontramos frente a frente, Emiliano hizo el ademan de irse conmigo y Fernando sin chistar lo dejo sobre mis brazos, los tres salimos de regreso al comedor, en este Karla había dejado el desayuno, deje a Emi sobre su periquera y tome asiento al lado de el, Fernando tomo asiento frente a mi. 

Ambos comenzamos a ingerir nuestros alimentos, por pausas iba dejando alimentando a Emiliano con la papilla de manzana que Karen había preparado para el, aunque siendo sincera creo que la mayoría termino sobre su silla o el piso, por lo que tendría que darle leche mas tarde, mientras comía sentía la mirada de Fernando sobre mi, lo que comenzaba a estresarme. 

- ¿Qué pasa?. - cuestione sin mirarlo mientras seguía alimentando a mi hijo. 

- Quiero disculparme por el atrevimiento que tuve hace rato, no debí tratar de tomar decisiones sobre tu personal. - sus palabras me tomaron por sorpresa, mi vista se centro en el, pude notar como se mostraba arrepentido. 

- La relación que tiene Mayel conmigo o con Alondra es algo que ya hemos conversado muchas veces. - tome un  trago de mi café bajo su atenta mirada. - El ha estado a mi servicio desde hace mucho tiempo y no se va ir solo por que tu crees que no es de nuestro nivel. - imite unas comillas con mis dedos ante mi ultima palabras. 

- Lo se, es solo que me resulta algo difícil entender por que son tan cercanos. - comento con inseguridad, yo bufé.

- Por Dios Fernando, es como si yo me pusiera a cuestionarte el por que eres tan cercano con el jefe de gobierno de la Ciudad de México. - el agacho su rostro apenado. - Como te lo dije tiene trabajando para mi mucho tiempo, es de mi plena confianza y solo por tus inseguridades no lo voy a despedir, hace un estupendo trabajo cuidando tanto a los niños como a mi, algo por lo que deberías de estar agradecido. - asintió sin mas. 

- Tienes razón, me comprometo a ya no hacer ningún comentario al respecto y respetar su relación. - asentí. - Y sobre Alondra, no entiendo porque su cambio de actitud pero si ella ya no se siente cómoda con el llamarme papá lo comprendo.

- Si te soy sincera yo tampoco entiendo su comportamiento. - Fernando tomo mi mano sobre la mesa. 

- Puede ser algún problema en la escuela, sabemos que los niños pueden llegar a ser muy duros con los compañeros que por alguna razón u otra no tienen con ellos a sus padres. - lo que me dijo Fernando tenía algo de sentido. - Preciosa. - pauso y me miró fijamente. - ¿No has pensado en buscar a sus padres y preguntar las razones del por que la abandonaron?. - comencé a ponerme nerviosa.

Cuando Fernando ingreso a mi vida tuve que contarle una historia fabricada sobre Alondra, el solo sabía que la niña había llegado al hospital un día gracias a un grave accidente de carretera, estuvo en tratamiento y recuperación, pero en todo ese tiempo ninguno de sus familiares o tutor se presento para hacerse responsable de ella, así que entre Leonardo, Maximiliano y yo nos encargamos de su mejora, encariñándonos con ella, principalmente yo, gracias a esto tome la decisión de presentarme ante el SIF* y postularme para su adopción, tramité que no fue difícil gracias a que contaba con la solvencia económica y los recursos para brindarle una buena educación y vida a Alondra. 

- No tendría caso hacerlo. - rasque mi barbilla nerviosa. - Si ellos decidieron expulsar a la niña de su vida no veo por que yo tendría que traerlos a la de ella.  - el asintió. 

- Eres una excelente mamá, ¿Lo sabías?. - sonreí por inercia. - A pesar de la situación con Alondra fue difícil y de que el imbécil del padre de Emiliano fue un cobarde que no quiso dar la cara supiste salir adelante con ellos. - estaba segura de que si Ovidio estuviera aun con nosotros el se desviviría por Emiliano.

- No podía tirarme a llorar por mis desgracias cuando ellos dependían mi. - dije estas palabras sintiéndolas muy personales.

- A pesar de que ese hombre sea un estúpido, le agradezco el hacerse a un lado, gracias a eso ahora estamos aquí, juntos, y si algún día se atreve a regresar que sepa que no están solos. - llevo una de sus manos hasta mi mejilla. - Me tienen a mi que los cuidare y protegeré de todo y todos, y cuando estés lista para señalar a ese patán yo estaré aquí para escucharte. - me removí incomoda sobre mi asiento, comenzaba a profundizar en el tema como cada que podía, no sabía con que fin pero tenía que distraerlo.

- Fernando, después de lo que conversamos hace rato, he estado pensando y creo que es momento. - el me miro sorprendido. 

- Mi amor si te sientes presionada no necesitas decirme nada. - posiciono su silla junto a la mía con el fin de aumentar nuestra cercanía, mordí mi mejilla por dentro, sabía que después de decir esto no habría vuelta atrás, a pesar de que no estaba lista necesitaba dejarlo tranquilo. 

- Como te dije ya lo pensé, y estoy segura. - pause y respire para calmarme. - Acepto. - el me miró confundido. 

- ¿Aceptas?. - cuestiono a lo que yo asentí. 

- Hay que adelantar la boda. - el abrió la boca asombrado. 

- ¿Me lo estas diciendo enserio?. - se puso de pie emocionado y yo lo imité. 

- Claro que si. - reí. - No sabemos que pueda pasar en un futuro con tu candidatura y para que esperar. - el me abrazo y me levanto del suelo girándome por unos momentos en el aire.

- Eres lo mejor que me pudo pasar. - soltó una vez que me coloco en el piso. - Te prometo todo saldrá bien y de acuerdo a como tu lo quieras, solo dime la fecha que prefieras.

- Podemos hablar de la fecha en un rato por ahora solo disfrutemos el momento, ¿Te parece?. - el asintió. 

- Te amo Alessandra. - menciono antes de abrazarme de nuevo. 

- Y yo a ti. - rodé con uno de mis brazos su cuello. 

Con mi mano libre tome el anillo que colgaba de la cadena en mi cuello, sabía que aun no estaba lista y no podía evitar el sentir que lo traicionaba, pero al mismo tiempo estaba consiente que darle el si a lo que pedía Fernando lograría distraerlo de sus indagaciones, al sentirme segura el dejaría atras todo el tema del padre de Emiliano o los padres de Alondra, logrando que todo nuestro pasado quedara enterrado, o al menos eso creía, solo esperaba no estar equivocada. 









° Coma mixedematoso: Constituye la máxima expresión del hipotiroidismo no tratado y resulta de una depleción grave y prolongada de hormonas tiroideas. 

°PTI: Partido Trabajador Institucional (Por motivos de escritura remplaza al PRI).

° SIF: Sistema Integral de las Familias (Por motivos de escritura remplaza al DIF).

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