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• Jueves 28 de Enero 2016
Ubicación: Sala pediátrica, Hospital Angeles, Culiacán, Sinaloa, México.
Alessandra POV:
9:30 AM
Talle mi sien con cautela, después del desmayo sufrí en días pasados este no dejaba de presentarse en mi vida cotidiana, aun no había tenido tiempo de checar los resultados de los análisis que Leonardo me había mandado a hacer, pero es que tenía tantos asuntos por resolver que el tiempo no me era suficiente.
Ahora me encontraba en la esquina de la habitación supervisando el desayuno de Alondra, después de un par de días con nutrición parenteral* y dieta blanda* el doctor que trataba a la pequeña había indicado el suministro de alimentos solidos, con el fin de lograr que su sistema digestivo lograra acostumbrarse de nuevo a una alimentación normal de apoco, Sofía era la encargada de administrarle medicinas y alimento a la niña, aun así cada día me daba el tiempo de venir a supervisar su mejora por muy pequeña que fuera.
Los ojos avellana de la niña se encontraron con los míos al instante extendió sus brazos hacia mi, logrando que una sonrisa se extendiera entre mis labios, me acerque con prisa a la cama con el fin de que no se inquietara, me senté a su costado y comencé a acariciar su cabeza con cautela de no lastimar la herida de su operación.
- ¿Pá?. - cuestiono de repente, Sofía y yo nos miramos sorprendidas, si bien el doctor nos había aclarado que las terapias que recibía de apoco tendría un plazo determinado para saber si sus sentidos lograrían funcionar de nuevo o mostrar mejoría, no pensamos que tan pronto rindieran frutos tan pronto.
- ¿Quieres ver a papá?. - mi amiga pregunto, la niña se limito a sentir para después mirarme, suspiré con pesar.
- El vendrá pronto corazón, te lo prometo. - tome su pequeña mano y deje un beso sobre esta, sintiendo un sabor agridulce en mi boca después de mencionar tales palabras, pues no sabía si esa era una promesa que se cumpliría pronto.
4:25 PM
Deje las carpetas sobre mi escritorio, tenía que revisar los casos que me llevaría al departamento para trabajar mientras cuidaba a Alfredo, este ultimo ya mostraba mejoría pero aun queríamos que reposara unos días mas para asegurarnos que no tendría ninguna secuela después de tal golpiza, Serafín había regresado junto con mi hermana hacia la Sierra desde el día en que se reencontraron, habían estado en contacto conmigo para estar pendientes del estado de Alfredo.
Una vez que tenía las carpetas necesarias las tome y las lleve hacía mi bolso para introducirlas en este, colgué el mismo de mi hombro, cuando estaba dispuesta a salir la puerta de mi oficina se vio abierta de forma abrupta dejando ver a Max, quién me observo por unos segundos antes de hablar.
- Te ves de la mierda. - hablo.
- Gracias por tus palabras tan motivadoras. - le mostré mi dedo medio, logrando que el riera.
- Lo siento, pero las cosas como son. - se acercó a mi y nos abrazamos por unos minutos, al separarnos volvió a tomar la palabra. - ¿Te vas?. - solo asentí. - Entonces te acompaño al estacionamiento, deje unas cosas en mi coche que necesito.
Solo asentí y comenzamos nuestro camino, en nuestro andar aprovechamos para ponernos de acuerdo sobre la próxima conferencia acerca de nuestras investigaciones, debía ser sincera, no había avanzado nada en estos últimos días, sabía que tenía que ponerme al corriente pero tenía tantas cosas en la cabeza que no podía concentrarme en mejorar mi trabajo.
Cuando salimos de nuestra conversación y regrese a la realidad, nos encontrábamos en el estacionamiento subterráneo del hospital, cayendo en cuenta que había cometido un error.
- Lo siento Max, mi auto esta en el estacionamiento exterior, debo regresar. - estaba dispuesta a irme pero el tomo mi brazo.
- No cuestiones, solo sígueme. - me sentía tan cansada que no estaba dispuesta replicar.
Avanzamos un par de coches y el se detuvo en una camioneta negra que nunca había visto, de un momento a otro abrieron la puerta y me percate que era Mayel quien bajaba de esta, mi corazón comenzo a acelerarse.
- Será mejor que se vayan ya. - mi amigo hablo, el moreno asintió y al instante abrió la puerta trasera, sin cuestionar me acerque pero antes de eso me vi interceptada por mi amigo, quién me envolvió entre sus brazos. - Sabes que te quiero demasiado, y que siempre estoy para apoyarte, ¿Vale?. - sonreí levemente a sus palabras, solo asentí, el dejo un beso sobre mi frente para después apoyarnos.
Sin mas me introduje en la camioneta, Mayel cerro la puerta tras de mi, ambos hombres intercambiaron un par de palabras, después el moreno ingreso al asiento del piloto y encendió la camioneta para comenzar nuestro andar, una vez que salimos del hospital y entramos a carretera tome valor para hablar.
- ¿Iremos a ver a Ovidio?. - Mayel me dio una mirada rápida por el retrovisor y solo asintió.
Una sonrisa se presento en mi rostro y como toda una colegiala las mariposas comenzaron a revolotear en mi estomago, sabia que el camino sería largo, así que lo aprovecharía para descansar, con la calma de que al despertar por fin vería otra vez al amor de mi vida y podría expresarle cuanto lo había extrañado.
• Viernes 29 de Enero 2016
Ubicación: Rancho Ovidio Guzmán, La Tuna, Badiraguato, Sinaloa, México.
3:15 AM
Por fin habíamos llegado a nuestro destino, Mayel aparco dentro de una de las propiedades que reconocía era el rancho de Ovidio, solicito que esperara en la camioneta mientras el avisaba de nuestra presencia, pacientemente comencé a jugar con el anillo en mi dedo anular, miré mi mano izquierda y sonreí inconscientemente, comenzando a pensar cuando sería prudente hablar con mis padres sobre esto y así iniciar con los preparativos de la boda, aunque para ser sincera Ovidio y yo nunca habíamos acordado una fecha exacta, por lo que me puse como nota mental hablar con el de eso después de ponernos al día, por qué sin duda uno de los días más felices de mi vida sería el que podamos unirnos como marido y mujer para pasar el resto de nuestras vidas juntos.
Salí de mis pensamientos cuando la puerta a mi lado se abrió Mayel apareció frente a mi, me ayudo a bajar con cautela, salí del vehículo y este cerro la puerta tras de mi, me cedió el paso y así emprendimos el camino hacia la propiedad, llegamos a la puerta de entrada y uno de los hombres que cuidaban la abrió.
- Patrona adelántese a la sala, ahora la acompaño. - me resulto extraña la forma en que me llamo, pero solo asentí ante las palabras del moreno y comencé mi camino, cuando llegue al área indicada me sorprendió encontrar a Emma quien tenía entre sus brazos a una mujer de la cual su rostro me resultaba bastante familiar, ahí mismo se encontraban Alfredo, Ana Carolina y Serafín.
- Buenas noches mija. - la mujer se acerco a mi en cuanto me observo, con cautela enredo sus brazos sobre mi envolviéndome en un abrazo, por cortesía le correspondí, sobo mi espalda por unos minutos, sobre su hombro observé a los presentes extrañada.
- Ella es Doña Griselda, la mamá de Ovidio. - después de las palabras de Alfredo entendí un par de cosas.
- Es un gusto conocerla señora. - al separarnos le brinde una sonrisa tratando de que se tranquilizara, tomo mis mejillas con sus manos, noté como sus ojos se encontraban hinchados, estos se cristalizaron.
- Mi niño tenía tanta razón al decirme que eres mas chula que las estrellas. - dejo unas leves caricias sobre mis mejillas. - Déjenme a solas con ella. - pidió.
- No creo que sea prudente. - respondió Serafín.
- Muchachos. - trató de persuadirlo.
- No nos iremos Doña Gris, nos necesita a todos aquí. - cerró la conversación Alfredo.
Salí con cautela del agarre de la mujer.
- No entiendo que está pasando. - pause y mire a todos lados. - Mayel me trajo aquí para ver a Ovidio, ¿Pueden decirme donde esta?. - ninguno de los presentes omitió palabra alguna.
La señora Griselda tomó mi mano y me llevo hacia el sofá donde anteriormente se encontraba, tomamos asiento juntas.
- Ovidio estará pronto con nosotros pero antes debemos decirte algo. - note como su voz se entrecortó.
Ana Carolina se puso de pie y se dirigió a tomar asiento a mi lado, me abrazo por los hombros, sus actitudes comenzaban a preocuparme.
- El día de ayer algunos de nuestro hombres encontraron. - Alfredo se detuvo. - No puedo carnal. - Serafín lo miro y suspiro para después tomar la palabra.
- Como decía el Alfredo, ayer algunos de nuestro muchachos en un rondín encontraron una lona, cerca de los pastizales de uno de los ranchos de mi padrino Joaquín. - mi mirada se encontró con la de el. - Como cada qué pasa eso tuvieron que revisar, desgraciadamente era un cuerpo.
Un extraño vacío comenzaba a producirse dentro de mi pecho, pero aún así asentí.
- Ustedes saben que yo respeto mucho su negocio, pero no creo que sea prudente que yo sepa estos detalles. - me puse de pie. - Si me permiten subiré a la habitación de mi novio quien supongo ahí se encuentra.
Estaba por caminar pero Serafin se puso de pie y con velocidad me tapo el paso mientras continuaba hablando.
- Los muchachos nos dieron el pitazo, yo llegue al lugar con prisa, el rostro del difunto estaba irreconocible,entre otras partes del cuerpo que por respeto a usted no voy a mencionar, aunque no tuve que meterle mucho coco, por qué reconocí la vestimenta al instante.
- Serafín por favor detente. - le pedí.
- Aunque usted no crea nosotros también tenemos que acudir con los peritos cuando cosas así suceden. - Alfredo se posicionó al lado de su "carnal", lo mire, por su rostro las lágrimas comenzaban a descender. - El Será movió nuestros contactos y después de unas horas confirmábamos lo que era obvio, nos chingaron al ratón.- Alfredo exploto en lágrimas, a mis espaldas el llanto de la mujer mayor se dejó escuchar.
Sentí como unas manos tomaron mis hombros.
- Eso no es cierto. - mi cerebro comenzaba a reaccionar, pude sentir como mi piel se erizó.
- Tranquilízate y escucha. - la voz entrecortada de la madre de Ovidio hizo eco en mis oídos de forma lejana.
- No es que, yo voy a ir a ver a Ovidio el está arriba esperándome, si. - esquive a Serafín pero este me tomó de la cintura.
- Mija que más me gustaría que esto fuera mentira pero necesito que me escuche. - el tomó mis mejillas.
- Deja de mentirme. - tome sus muñecas con fuerza y lo aleje de mi, note como todos los presentes me miraban entre lágrimas. - No se cual es este plan, pero no me causa nada de gracia. - comencé a retroceder. - ¡Maldita sea Ovidio sal de donde estés!. - grite mientras sentía como mis ojos comenzaban a picar gracias a las lágrimas que trataba de detener.
- No quiero hacérselo más difícil, pero no me deja otra opción. - Alfredo le entendió a Serafín una carpeta, que no tardó en dejar en mis manos.
Con prisa la tome y la abrí, era un acta de defunción a nombre de Ovidio Guzmán López.
- Estás cosas se pueden falsificar, no me quieran ver la cara de estupida. - un nudo comenzaba a hacerse presente en mi garganta, escuche varios suspiros.
- Ahi se encuentran las fotos de peritaje. - con prisa retire el papel y comencé a observar cada fotografía, en la primera se mostraba un torso en el que destacaba una camisa blanca con pequeños cuadros negros ensangrentada a la par de unos escapularios que mi cabeza conocía, pero no me dejaría engañar.
La segunda fotografía dejaba ver unos pies que tuvieron el descaro de desollar*, una de las piernas lucia completamente destrozada, mientras más avanzaba en las fotos mis lágrimas se hacían mas presentes, estaba por llegar a la última cuando me arrebataron la carpeta.
- Ana Carolina dámela.
- No puedo permitir que te sigas torturando así. - a estas alturas ella también lloraba, su palabra no me importó, me acerque y le arrebate la carpeta, abriéndola justo en la última imagen que me hizo aterrizar en la realidad.
Se mostraba el abdomen, que estaba abierto de par en par, con los órganos expuestos, pero la única parte intacta era el costado derecho de la cadera, donde se encontraba esa pequeña constelación de lunares que tantas veces había acariciado con mis manos mientras nos recostábamos juntos o hacíamos el amor, lance los papeles con furia al suelo.
- ¡¿Como pueden hacerme esto?!. ¡¿Como son capaces de planear semejante estupidez?!. - me acerque a Serafín y golpe su pecho con furia mientras sentía las lágrimas rodar por mis mejillas y mi pecho partirse en dos. - ¡Ovidio por favor ya sal!. - grite con pánico mientras Serafín me rodeaba con su brazos.
- Le prometo que vamos a encontrar a los pendejos que le hicieron esto, no hoy a descansar hasta tenerlos hechos mierda frente a mi. - ninguna de sus palabras fue suficiente, me decidí por salir de su agarre.
- El esta arriba, yo lo sé. - me giré hacia mi hermana. - Por favor dile que ya baje. - comencé a sollozar con más fuerza.
- Ale, por favor tienes que ser fuerte, a el no le gustaría verte así, el se fue, pero siempre va a estar pendiente de ti en donde sea que este. - en ese momento mis rodillas flaquearon, caí al piso mientras cubría mi cara, los sollozos cada vez eran más fuertes y no podía controlar mi llanto.
- ¡No!. - lance el grito más desgarrador que mi pecho me permitió, tratando de desahogar mi dolor, pero no fue suficiente, mi hermana se colocó a mi lado y me rodeó entre sus brazos, protegiéndome como la niña indefensa que me sentía. - ¡Mi amor por favor no, no me dejes sola, no me dejes así!. - pude sentir todas las miradas sobre mi.
- Nos tienes a todos nosotros. - Emma llegó a nuestro lado y tomó mi mano. - Estaremos contigo día y noche si es necesario, pero no te dejaremos sola.
Al instante una de nuestras últimas conversaciones vino a mi mente.
"- Prométeme que no te volverás a desaparecer así, que no me vas a dejar sola de nuevo. - suplique.
- Le juro por Dios que nunca mas me iré, no la voy a volver a dejar sola, voy a ser su sombra día y noche así sea necesario, todo por que nunca más alguien me la vuelva a lastimar."
Algo que el no cumpliría, por qué me dejó sola y con una herida en el corazón tan grande que sabía nunca iba a lograr sanar.
° Nutrición parenteral: Nutrición intravenosa administrada a través de un catéter ubicado en una vena, se utiliza cuando un paciente no puede obtener todos los nutrientes necesarios por boca.
° Dieta blanda: Plan de alimentación de mayor o menor duración que los médicos prescriben ante diferentes enfermedades del aparato digestivo o la recuperación de una intervención quirúrgica.
° Desollar: Arrancar la piel del cuerpo como un método de tortura o ejecución.
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