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Jueves 3 de Octubre 2015.

Ubicación: Hospital Angeles, Culiacán, Sinaloa, México.


12:00 PM



Alessandra POV:


El día de hoy me había tocado rotar a consulta externa, no había tenido tantos pacientes, pero varios de los casos tuve que mandarlos a especialidad debido a su gravedad, me encontraba leyendo un libro sobre los principios de la medicina interna, no podía descuidar mi proyecto, así aprovechaba mis ratos libres leía material y hacía mis anotaciones, me decidí por resumir un párrafo cuando un toque en la puerta me interrumpió.

- Adelante - mencione mientras guardaba las hojas donde anotaba y dejaba el libro en un cajón del escritorio.

- Doctora Anaya, ya esta aquí la paciente de las doce. - menciono la enfermera que gestionaba la consultas.

- Hazla pasar Rebe - le brinde una sonrisa y ella asintió.

Mi móvil llamo mi atención, lo mire percatándome que tenía varios mensajes de Leonardo en WhatsApp, ayer habíamos platicado un rato por la noche sobre cómo nos había ido estos días, en uno de sus mensajes me comentó que algún día le gustaría conocer Culiacán, el tema fue fluyendo y lo último que le respondí fue que tantas ocupaciones no le iban a dar tiempo de viajar pronto, y hasta ahora me había respondido.

"¿Tu como lo sabes?.
Un día de estos no te sorprenda que misteriosamente aparezca por tus tierras. 😂
Por cierto buenos días, en realidad tardes, espero tu día vaya de maravilla."

Sonreí al leer lo ultimo, ya tendría tiempo de responderle más tarde.

- Pase - levante la vista cuando escuche la voz de Rebe - Le dejó a la paciente doctora, viene con pruebas de laboratorio para revisión.

- Muchas gracias - tome el sobre que me tendió la enfermera, sin más ella salió y cerró la puerta.

- Por favor tome asiento - podía notar su mirada fija en mi, recorrió la silla y se sentó con cautela, la tensión se sentía en el lugar.

- ¿Cuál es el fin de su consulta? - pregunté.

- ¿Cómo estás? - respondió.

- Por favor dígame el fin de su consulta - la mire.

- ¿Me vas a ignorar todo el tiempo?.

- No la estoy ignorando señorita, simplemente quiero tratar su situación, hay muchos pacientes esperándome tras esa puerta - le sonreí.

- Pues que esperen, vine a visitarte y hablar contigo.

- Lo siento mucho, pero este lugar es para consultas, no para visitas personales, así que por favor retírese.

- Igual de infantil que siempre - le iba a responder pero llamaron a la puerta.

- Pase - respondí, no podía dejar de mirarla, su rostro tenía algo diferente, rodé los ojos al ver quien entraba - Tenias que traer a tu perrito faldero - los mire fijamente.

- A mi también me alegra verla cuñada.

- No se como entraste - lo señale. - Y de verdad no me importa, díganme que quieren antes de que le marque a la marina para que se lleven a este - Archivaldo me miro asombrado.

- Es de huevos la plebe - le dijo a mi hermana.

- Estamos aquí por que queremos que nos des una interpretación de los análisis - señaló el sobre que tenía en mis manos.

Con pesadez lo abrí, saqué las hojas y comencé a mirar, venían los valores básicos.

- Por lo que veo sus niveles de plaquetas están bien, el perfil renal tiene valores decentes, los lípidos de su sangre son buenos, aunque tú tienes altos los triglicéridos - señale a Iván y pase a la siguiente hoja - Al parecer ninguno tuvo hepatitis, los dos están libres de clamidia, sus grupos sanguíneos son compatibles y no tienen ninguna alteración cromosómica evidente - doble las hojas, las deje de nuevo en su sobre y se los entregue.

- ¿Eso es todo? - cuestionó Ana Carolina.

- ¿Qué querías? - la mire.

- Ay' está amor, bien sanos, ya sólo nos falta hacernos el de salud mental y vámonos pal' altar - soltó el hombre.

- A ti no creo que te convenga hacerte eso, te cancelarían la boda, porque es notable que estás muy mal de la cabeza - le dije a Iván y reí.

- Muy graciosita - se defendió.

- Ya tienen su interpretación, ahora váyanse.

- También te trajimos esto - saco de su bolso otro sobre, lo tome y despegue la solapa para abrirlo.

Era la invitación para su boda, a lo que pude ver sería este sábado diez de octubre, la dirección no la reconocía, pero comenzaría a las seis de la tarde, note como dentro del mismo venían cuatro pases.

- No sabes que alegría me daría que mis padres y tú me acompañaran - menciono sonriendo.

- Oh claro, mis padres estarán encantados de ir a tu enlace matrimonial con el hombre por el cual los cambiaste, no dudes que estarán en primera fila - después de mis palabras la sonrisa se borró de su rostro.

- Bueno cuñada, si sus jefes no pueden ir por lo menos uste' acompáñenos.

- Ni loca me pararía en ese evento, ¿Para que termine como su famosa fiesta de compromiso?. No gracias.

- Ale - mi hermana tomó mi mano sobre el escritorio - Yo se que debes estar muy molesta conmigo porque me fui sin darles explicaciones, pero por favor no me abandones en este momento tan importante para mi.

Suspiré, mi cerebro me demandaba a gritos que declinara su invitación, pero mi amor de hermana me decía que asistiera acompañarla, y no la dejara sola, también había otro eco dentro de mi cabeza que me decía que al asistir tendría una oportunidad de verlo otra vez.

- Mira no te aseguro mi asistencia, aparte no se si me toque guardia ese día, confórmate con saber que lo pensare - ella asintió - Por lo pronto llévate estos - le di tres pases y solo me quede con el mío por si cambiaba de opinión - Mis padres no irán y al parecer se te fue uno de más.

- Quédatelos, trata de convencerlos - me tendió de nuevo los tres.

- Entonces solo dame otros dos - la mire.

- Déjese los tres cuñada, así lleva a sus jefes y a su nueva conquista - mire extrañada como Ana Carolina le daba un codazo a Iván después de lo que había dicho - Mejor me voy saliendo yo, cuídese cuñada - Iván se puso de pie y salió del consultorio.

- A lo que el se refiere es que te los quedes por si quieres llevar algún acompañante - bufé y los tome a regañadientes.

- Si eso es todo, también te puedes retirar.

- Espero cambies de opinión, por favor asiste, tómalo como mi regalo de bodas - me brindo un guiño y rodeo el escritorio para abrazarme - Te quiero hermana.

Al separarse de mi simplemente tomó su bolso del escritorio y salió de ahí, dejándome en un debate interno sobre lo que debía hacer.




8:30 PM 



Una vez que salí del hospital y llegue a casa me sorprendió ver mucho movimiento en esta, ingrese al comedor dándome cuenta que mis padres estaban cenando en compañía del doctor Montes y su esposa Mónica.

- Mi amor no te esperábamos temprano, pensé que tú guardia terminaría hasta mañana - exclamó mi papá desde su sitio - Lina arréglale un lugar a la niña - le pidió a la mujer que nos ayudaba.

- No te molestes Lina, ya comí algo saliendo del hospital Papá - me acerqué a él y deje un beso en su mejilla, repetí la acción con mi madre y por último me acerqué a la otra pareja.

- Buenas noches doctor Montes - estreche su mano.

- Nunca dejarás las formalidades Anaya - ambos reímos.

- Hola Moni - bese la mejilla de su esposa.

- ¿Cómo es eso de que no nos acompañaras a cenar querida? - me miro.

- Como le dije a mi papá cene algo antes de salir del hospital, y la verdad estoy muy cansada, espero no lo tomen a mal.

- Claro que no Alessandra, ve a descansar porque mañana nos espera un gran día - mire a Alberto interrogante, el al ver mi expresión se rio y posó su vista en mi padre - Tu hija nunca dejara de ser distraída - los cuatro en la mesa rieron.

- Perdón Alberto, las rotaciones han estado muy pesadas y...- el me interrumpió.

- No te preocupes, mañana es la inauguración de los dos nuevos edificios del hospital, no me puedes fallar - me di una bofetada mental cuando termino de hablar.

- Cierto, mañana estaré puntual como me lo pediste el día de la junta - sonreí.

- Eso espero, porque te necesito para la presentación de las nuevas especialidades y el personal que atenderá estas, me limite a asentir.

- Ella estará ahí sin contratiempos Alberto, de eso nos encargamos nosotros - menciono mi madre.

- Si me permiten subirte a mi habitación a descansar, pasen una agradable velada y disfruten de su cena, permiso.

Los presentes asintieron, me retiré antes de que se les ocurriera obligarme a quedarme, subí las escaleras y sin demora llegue a mi cuarto, lancé mi maletín hacia mi cama, de este se salieron un par de cosas.

Entre directo al baño, me despoje de mi ropa y fui directo a tomar una ducha, esto era lo único que me relajaba después de un día tan ajetreado, después de asear por completo mi cuerpo, cerré las llaves para luego envolverme en una toalla.

Me coloque frente al lavabo y cepille mis dientes, al terminar deje todo limpio para salir de regreso a mi habitación, tome un cambio de interiores de uno de los cajones de mi tocador, después fui a mi closet, tome un short junto con una camisa holgada para utilizarlos como pijama, para finalizar, coloqué crema en el cuerpo y cepille mi cabello, tome asiento en mi cama para acomodar las cosas que habían salido del maletín, una de ellas era la invitación a la boda de Carolina y Archivaldo.

Me quede mirándola unos minutos, debía hablar con mis padres sobre esto, trataría de convencerlos para que la acompañaran pero no estaba segura de que aceptarían, por mi parte durante todo el día lo estuve meditando y a pesar de la respuesta que ellos me dieran yo asistiría.

Mi idea principal era estar presente en un día importante para Ana Carolina, aunque no me molestaría si llegaba a toparme a cierta persona en algún momento, sabía que yo le había pedido a Ovidio que se alejara de mi pero tenia una extraña necesidad de verlo, suspiré y metí todo de nuevo a su lugar, deje el maletín en el pequeño escritorio que tenía, durante unos momentos me perdí observando el ventanal de mi terraza.

Este se encontraba cerrado, luego de meditarlo me acerqué, terminé abriéndolo por completo sintiendo como el aire comenzaba a fluir dentro de la habitación, sin más regrese a la cama, refugiándome bajo las sabanas, llegue a sentir un poco de escalofríos sabía que no era buena idea abrir el ventanal debido a la brisa de la noche.

Trataba de engañar a mi mente con la idea de que tenía demasiada pereza como para levantarme a cerrarla, pero la realidad era otra y sabía que lo único que deseaba es que el apareciera en la terraza.





 Viernes 4 de Octubre 2015.

Ubicación: Hospital Angeles, Culiacán, Sinaloa, México.




12:25 PM



Mire mi reloj frustrada, lo único que necesitaba es que todo esto terminara para así salir corriendo hacia el área de descanso del hospital y tomar una pastilla que controlara el dolor de cabeza que me aquejaba producto de la discusión que tuve con mis padres esta mañana antes de venir al evento en el hospital.

Trate de convencerlos de que asistieran a la boda de su primogénita pero lo único que obtuve fue un rotundo no, ellos no estaban en contra de que yo asistiera, tampoco a favor, pero no querían que dejara a mi hermana sola, eso si, ellos no planeaban pararse por ahí en ningún momento.

En otros temas la inauguración de los nuevos edificios del hospital se había atrasado unas horas, gracias a algunas emergencias en urgencias, estaba dispuesta a escabullirme pero Maximiliano me detuvo.

- Esto es una injusticia, mira que tenernos de pie como estupidos, no está chido - reí.

- Gajes del oficio. ¿De casualidad no tienes algo en tu bata que... - nuestra conversación se vio interrumpida por los aplausos de los presentes indicando que el Doctor Montes acaba de llegar, se se posó frente al micrófono que estaba en el pequeña tarima y comenzó a hablar.

- Muy buenas tardes a todos los presentes - sonrío - Primero que nada quiero disculparme por hacerlos esperar, se presentaron un par de situaciones en el hospital y ustedes saben que nuestro deber es primero - todos volvimos a aplaudir - Ahora quiero agradecerle a todas las personas que hicieron esto posible, al patronato, a los doctores que trabajan aquí y obviamente a los pacientes que siempre optan por nuestros servicios y nos proyectan a ser mejores profesionistas cada día el pequeño tumulto de pacientes que habían sido invitados aplaudieron levemente.

- Como todos lo saben estas dos nuevas torres serán de especialidades - continuo Alberto - Esto nos permitirá tratar de forma más autónoma cada uno de los padecimientos a los que nos podamos enfrentar, es por eso que tuvimos que prepararnos con el personal más capacitado para esta nueva etapa, déjenme presentarles a los nuevos médicos que se integrarán a nuestra plantilla.

El Doctor Montes pausó por un momento y acomodó las hojas que tenía sobre el estrado.

- Por el lado de la especialidad de Geriatría nos acompañará la Doctora Mariana Castro Valadez siendo ella la jefa de este departamento, démosle la bienvenida - una chica subió al estrado.

Sería una larga lista de nombres, Max y yo nos pusimos a hablar de cosas triviales, de vez en cuando se nos escapaban las risas, logrando que mis padres que se encontraban cerca de nosotros nos reprendieran con la mirada, pero era imposible no reírnos, entre las tonterías de mi amigo, los memes y videos graciosos que encontrábamos en Facebook no lográbamos guardar compostura, fue hasta que la Doctora Vega se acercó a nosotros y nos pidió compostura que pusimos atención.

- El jefe de este departamento es una de las personas más capacitadas que podrán conocer - desvíe mi atención nuevamente al sentir como mi móvil vibraba, mire la pantalla y me sorprendí al leer el mensaje.

"Te sienta bien el celeste. 😉"

No entendía a qué se refería, ni como sabía que yo portaba un vestido celeste, pero decidí ignorarlo y regresar mi vista al frente.

- Es un honor que haya aceptado unirse a nuestro grupo - sonrío orgulloso Alberto - Recibamos con un aplauso al Doctor Leonardo De la Madrid Rodríguez - mi rostro detono sorpresa al instante que escuché su nombre.

Lo seguí con mi vista mientras el caminaba hacia Alberto, portaba un pantalón de vestir marino, camisa de un ligero azul lavanda, mocasines en una especie de color caoba y sus típicos anillos, fue hasta ese momento que capté el contenido de su mensaje.




1:30 PM 



Después de cortar los listones y dar un vistazo a las nuevas instalaciones, tuve que acudir a la entrada del edifico uno donde se servirían unos pequeños aperitivos y un par de bebidas para que no pasara el evento inadvertido.

Maximiliano se despidió una vez que llegamos a esta, ya que tenía un compromiso con sus padres, al quedarme sola no hice más que tomar una de las copas de champán y la bebí de poco, tenía la esperanza de que esta me quitara el terrible dolor de cabeza pero no surgía ningún efecto, mis padres se encontraban platicando con un par de parejas, ellos al sentir mi mirada se despidieron y se acercaron hacia donde yo estaba.

- ¿Cómo la estás pasando princesa? - cuestionó mi papá.

- Preferiría estar en la guardia, ya te imaginarás - sobe levemente mi cien mientras ellos reían.

- Es una vez al año hija, un par de minutos mas y podrás regresar a tus labores - planeaba responder el comentario de mi madre pero una voz se unió a nuestra conversación.

- Buenas tardes - al instante mire al responsable, no sé qué hacía este hombre para tener tanta presencia en su persona.

- Papá, mamá, el es Leonardo de la Madrid, será el encargado del departamento de endocrinología - les sonreí.

- Mucho gusto Andrés Ochoa Rivera - ambos hombres estrecharon sus manos.

- Es un gusto conocer a uno de los empresarios más prestigiados y rectos de nuestro país - soltó Leonardo, mi papá sonrió ante su cumplido.

- Lo mismo puedo decir joven, si usted está aquí es porque su trabajo es excelente - mi padre tomo la mano de mi madre - Ella es mi esposa, Renata Anaya Toriz - Leonardo se acercó y saludó a mi madre con un beso en la mejilla.

- Un gusto señora Renata, con todo respeto es usted muy bella, ahora entiendo el porqué su hija es tan preciosa - al instante que mencionó eso mis mejillas comenzaron a calentarse.

- Que cosas dices Leonardo, aunque sin duda alguna mi hija es una de las mujeres mas preciosas del mundo - sonreí ante las palabras de mi madre - Nosotros iremos a saludar a unas cuantas amistades.

- Pero si ya saludamos a todos - mi madre miró a mi padre con mala cara ante su comentario - Ahora los vemos jóvenes.

Ambos se alejaron, pude notar cómo mi madre reprendía a mi padre a la distancia, causando mi risa y la de mi acompañante.

- Ahora que estoy más cerca lo repito, te sienta bien el celeste - reí y me acerqué a darle un abrazo, el me lo correspondió, nos separamos y comenzamos a caminar mientras nos poníamos al día.

- Debo aceptar que me siento ofendida por no haberme enterado antes de que vendrías a trabajar para acá - lo mire.

- Eso era algo confirmado desde hace unos meses bella durmiente - rodé los ojos ante el apodo tan convencional que el seguía sin olvidar - Me sorprendió que para estas alturas no te hubieras enterado ya.

- No estoy dentro del patronato, ni en la dirección, sería imposible que lo supiera.

- A pesar de eso me quede con la idea de qué tal vez Alberto te lo comunicaría, ya que eres la residente estrella - golpe levemente su hombro al escucharlo.

- No soy residente estrella, y el no tendría porque informarme, oficialmente eres muy mal amigo, no te lo perdonare tan fácil - ambos reímos, de un momento a otro el se detuvo y se posicionó frente a mi.

- Permíteme compensarte invitándote una buena cena después del buen tour que me darás por tu bella ciudad - solté una carcajada.

- ¿Enserio quieres un tour por aquí? - lo mire.

- Claro, me muero de ganas por conocer la ciudad que vio nacer una de las mujeres más interesantes que he conocido en mi vida - me fue imposible no sonreír ante sus palabras, fue ahí donde una idea algo retorcida se plantó en mi cabeza.

- No se diga más, el tour comienza este fin de semana.

- ¿A si? - cuestiono con emoción.

- Claro - mire fijamente sus ojos, comenzaban a parecerme extrañamente hipnotizantes.

- ¿Y se puede saber cual será nuestra primera actividad? - se acerco mas hacía mi.

- La primera actividad será acompañarme a la boda de mi hermana - dije para después sonreír. 


No sabía si sería una buena idea llevarlo como mi acompañante, pero tampoco quería ir sola, era mejor tomar el riesgo, esperando que las cosas fluyeras de forma normal, sin ningún contratiempo. 

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