02 | Taehyung.



Una vez más, Jagger Vaghani se encuentra robándome el corazón mientras está en pleno juicio.

La manera en la que se expresa, el control que tiene de su voz, las miradas suaves que les dedica a las personas del jurado y los gestos duros e incriminatorios que le dedica a su oponente... Este hombre es todo a lo que yo aspiro.

Su cliente de hoy es una mujer que fue víctima de violación. Aunque me cuesta creer que los dictámenes por este tipo de delitos siguen existiendo —en lugar de enviar directo a la cárcel al cabrón que se atreva a cometer una atrocidad así—, me agrada poder apreciar a mi abogado favorito en acción. Su lenguaje corporal lo delata; él no va a parar hasta conseguir la condena máxima para ese hijo de puta.

Estoy tan ensimismado en la tensa situación que se desarrolla dentro de la sala del tribunal que no percibo la vibración del teléfono de Evan hasta que él toma el aparato del interior de su chaqueta para verificar el mensaje recibido. La siguiente acción del hombre que se encuentra sentado a mi lado es apretar un poco mi rodilla para que le preste atención.

—Hay un nuevo caso —dice en voz baja—, ¿vienes o te quedas?

En otras circunstancias, me hubiese quedado para seguir admirando a mi grandísimo Jagger. Pero ahora estoy muerto de hambre, así que le indico con una seña que lo acompañaré.

Procurando ser silenciosos y rápidos al mismo tiempo, Evan y yo nos ponemos de pie para abandonar la corte.

—Gracias por acompañarme, de nuevo —le espeto una vez que nos encontramos de camino a su vehículo—. No todos los policías saben lo que ocurre luego de que arrestan a los criminales.

—Es interesante —contesta—. Además, me gusta ver cómo se te cae la baba por ese tipo.

Ruedo los ojos con gracia.

—Jagger Vaghani es el dueño de mi melón.

— ¡Taehyung! —Evan exclama y trata de sonar asqueado, pero no se priva de reír. Yo tampoco puedo contener las carcajadas—. ¡Por favor, qué asco!, ¡él debe tener unos cincuenta años! 

Adoro que Evan sea el único que me llame por mi nombre de nacimiento. Eso deja en claro que de verdad logro irritarlo de vez en cuando.

—Sabes que me atraen los mayores. Quizás alguno me deje un par de millones —me encojo de hombros—, ¿quién sabe? Debo pensar a largo plazo.

—Tu padre te mataría si te escuchase hablar de esta manera —sacude la cabeza en una negativa, mientras pone en marcha la camioneta negra.

—Pero mi padre no está aquí y sé que tú no vas a acusarme —miro a mi compañero con fingida ternura y él, en respuesta, me muestra el dedo medio.

No hay mucha charla en el trayecto que recorremos hasta la escena del crimen, debido a que se encuentra a pocas calles de nuestra ubicación actual. Para cuando me doy cuenta, las luces azules y rojas propias del cuerpo policial presente en la zona aparecen en mi campo de visión.

Una vez que llegamos, Evan y yo nos bajamos para buscar al resto de su equipo.

—Perdón por llegar tarde —el muchacho le espeta al resto de sus colegas—. ¿Qué tenemos?

Skylie, luego de que se da un momento para saludarme rápidamente, se encarga de relatarle a Evan la poca información recompilada sobre la víctima.

Mis ojos inspeccionan el cadáver masculino que yace entre el césped crecido del terreno abandonado, y mi ceño se frunce en una negativa al visualizar el balazo limpio y conciso que tiene entre las cejas. La única conclusión que saco es que, quien lo mató, no tenía intenciones de torturarlo, pero tampoco de perdonarle la vida. Estaba seguro de lo que debía hacer.

En mitad de mi análisis, me percato de que una figura un poco más alta que la mía se sitúa a mi lado.

—Pensé que ibas a estar en la corte presenciando juicios —mi padre me dice, aunque no suena a un reproche; más bien, parece curioso por el hecho de verme aquí.

—Sí, ahí estaba —le contesto—, pero pensé que ya era suficiente por hoy, llevaba cinco horas metido ahí dentro. Tengo que estudiar.

Me da una palmada en la espalda y luego se aclara la garganta para captar la atención del grupo que dirige.

Escucho a mi padre pedirle a su unidad lo que usualmente pide cada vez que les dan un caso para trabajar: una línea de tiempo, testigos y las cámaras de la zona, con el fin de dar con algún sospechoso o con el mismo asesino. Luego de dictar las órdenes, papá dice que espera a todo su equipo de regreso en el distrito para poner manos a la obra.

—Hey, Tate —Crawford comienza a caminar a mi lado, mientras estamos regresando a los vehículos—. ¿Tienes alguna idea de quién será el nuevo compañero?

—Lo único que sé es que es coreano —Blake se une a la conversación.

Los miro a ambos antes de fruncir el ceño confusamente.

— ¿De qué están hablando? —Pregunto de regreso, tratando de captar el rumbo de la conversación.

— ¿Cómo?, ¿no sabes? —El detective rubio me observa extrañado antes de proseguir—: Tu padre reclutó a alguien para que se sume a la unidad y, al parecer, el tipo ya aceptó.

—No tenía idea —murmuro y me encojo de hombros en un gesto despreocupado—. Mi viejo no suele compartir sus decisiones en la mesa.

—Quizás no te lo dijo para que no idealices un plan de seducción —Blake bromea, y no me demoro en darle un golpecito con el dorso de mi mano en su musculoso brazo.

—Escuché al sargento cuando hablaba con alguien el otro día —Crawford continúa; darme cuenta de que ambos están realmente interesados en descifrar la identidad del futuro compañero me causa mucha gracia—. Él dijo algo sobre un tal... ¿Kyu?, ¿Mi Kyu? En fin, lo felicitaba por haberlo atrapado.

Mis pasos se detienen por sí solos al mismo instante en que las palabras abandonan la boca del detective y tengo que poner todo de mí para no enseñar una expresión horrorizada. Sin embargo, no puedo disimular el asombro que me producen las novedades.

— ¿Min Kyung fue detenido? —Hablo despacio, controlando mi sorpresa con cuidado.

—Creo que ese es el nombre de que dijo —me replica, pensativo—. ¿Quién es?

— ¿Quién es? —Repito con gracia y una pizca de indignación—. ¡Es simplemente el narcotraficante más rico y buscado de toda Asia! No puedo creer que lo arrestaron, es una locura.

Crawford encoge sus hombros al tiempo que abre la puerta de su camioneta.

—No debe ser tan bueno si lo atraparon.

—Admiro tu lógica, Vallon —la burla tiñe el tono de Blake, mientras niega con la cabeza en una negativa divertida—, definitivamente deberías escribir un libro sobre ello. Es tu especialidad.

—Hablaré con mi padre y les traeré información fresca —les comunico a ambos—. A cambio, pido lo de siempre.

—Manzanas verdes —espetan los dos al unísono y no puedo evitar carcajear.

Una vez que ingreso al coche para regresar al distrito, la música que la radio emite invade todo el espacio a un volumen mínimo y Evan enciende el motor.

Me permito mirar por un instante al oficial de policía que me acompaña y durante un segundo, muchas palabras se arremolinan en la punta de mi lengua, porque me encuentro dudoso en si debo preguntarle respecto al nuevo compañero que el equipo tendrá.

Sin embargo, las ganas de externar en voz alta las preguntas que tengo ahora mismo en mi cabeza mueren en un abrir y cerrar de ojos.

Mi intuición dice que Evan está informado, lo sabe todo; porque mi padre le ha contado.

Y eso, aunque odio sentirlo y mucho más aceptarlo, me enoja un poco.

Siento que las pestañas se me van a quemar si sigo leyendo, pero no puedo detenerme. Estoy completamente absorto en los capítulos del libro que me veo obligado a estudiar para los futuros exámenes.

El sorbo de café caliente que tomo es bien recibido por mi cuerpo cansado y parece tener un efecto energizante en mí, así que me doy unos segundos para disfrutar de dicha sensación agradable. No puedo dormir, a pesar de que me he levantado temprano hoy. Tengo que estudiar más.

Son las once de la noche cuando escucho el sonido que un manojo de llaves efectúa en la entrada principal antes de que la puerta se abra. Unos instantes después, papá aparece en mi campo de visión.

—Hey —saludo, pasándome una mano por mi cabello azul.

—Hola, campeón —dice, quitándose la bufanda negra y dejando las llaves sobre la mesa—. ¿Y tu madre?

—Se fue a dormir, estaba muy cansada —contesto—. ¿Atraparon al asesino?

Asiente con la cabeza, para luego tomar asiento en una de las sillas de la mesa del comedor en la que me encuentro.

—Su esposa había descubierto que él le era infiel y no pudo soportarlo —explica, y una risa amarga se le escapa—. A veces me pregunto qué es lo que pasa por las cabezas de los seres humanos cuando tiran a la mierda toda su vida por una estupidez.

—El sentido común no es nada común.

Papá sonríe con desgano.

—Voltaire dijo eso.

—Así es —asiento, y cierro el libro que tengo frente a mí—. ¿Quieres que te prepare algo para cenar?

—Evan nos invitó a mí y a Anna unos tacos. No son mis favoritos, pero el lugar es nuevo en la ciudad —se encoge de hombros, restándole importancia.

—Ya veo —contesto con neutralidad; no sueno molesto, pero tampoco indiferente.

Papá me mira una última vez, como si absorbiera mis facciones con el fin de descifrar mi estado del ánimo y finalmente se inclina un poco hacia la mesa.

— ¿Hay algo sobre lo que quieras hablar, Tate?

Mis labios se entreabren para replicar, pero las palabras mueren en la punta de mi lengua cuando el familiar sonido de un mensaje entrante lo invade todo. Sin desbloquear la pantalla de mi móvil, leo el mensaje de Kane.

«Estoy en el bar, ¿aparecerás? »

Dejo a un lado el aparato y vuelvo a centrar la vista en mi padre.

—Los muchachos dijeron que reclutaste a alguien nuevo —comienzo a decir—. ¿El que atrapó a Min Kyung?

—Eso es cierto —asiente.

El silencio que le sigue a su respuesta me resulta incómodo y no encuentro palabras para responder rápidamente. La ligereza con la que nos desenvolvíamos hace unos instantes ha desaparecido por completo y ahora me siento un poco indignado.

—No me dijiste —mis palabras suenan a reproche, por más de que esa no es mi intención.

—No lo hice.

— ¿Por qué? —Espero de inmediato, pero me apresuro a continuar antes de que él diga algo—. Pensé que te gustaba hablar conmigo sobre esos temas, especialmente si están relacionados con Corea.

—Me gusta, Tae —afirma con determinación—. Solamente no quería invadir tu espacio. Sé que te estás esforzando mucho para los próximos exámenes y no pretendía distraerte... Vamos, tú te distraes muy fácilmente —intenta sonar gracioso, pero yo no estoy de ánimo para reír.

—Apuesto que a Evan sí le dijiste —otra vez, el reproche en mi voz es tanto que no podría ocultarlo aun cuando quisiera hacerlo.

Los labios de mi padre se convierten en una línea tensa, pero no dice nada. Solamente se limita a mirarme, y puedo detectar cierto punto de frustración en sus ojos oscuros.

— ¿Qué te pasa, Tae?

Dentro de mí habita un monstruo orgulloso que usualmente está escondido o dormido... Pero Tae-shim acaba de picarlo con una aguja.

—Nada —le contesto con desinterés.

Un suspiro aparentemente fastidiado brota de sus labios y, por mi parte, trato de concentrarme en el libro que tengo delante de mí.

—Sí, Min Kyung fue atrapado hace una semana —papá comienza a decir, y percibo cierta culpabilidad en sus expresiones faciales—, perdóname por no haberte dicho. Creí, de todas formas, que te enterarías por Internet o algo así. Sí, hablé por teléfono con el comandante del distrito de Seúl y le pregunté acerca del muchacho que lo arrestó. Me interesó todo lo que me dijo. Además, sabes que Skylie está pensando mucho en el FBI, así que quiero adelantarme, porque no quiero que nada perjudique a la unidad.

—Skylie no se irá con el FBI mañana mismo —le recuerdo—. Me dijo que debe hacer pruebas primero y tener aprobación de los superiores.

— ¿Y acaso crees que le irá mal en esas pruebas? —Me mira con una ceja enarcada y un gesto ciertamente pícaro—. Por supuesto que aprobará todo, el cerebro de esa mujer es una joya.

— ¿Y qué te hace pensar que el nuevo está a la altura de ella, en caso de que sea su reemplazo?

Puta madre. Soy tan pesimista.

—Park me dijo cosas buenas sobre él —espeta, mientras que sus hombros se curvan hacia atrás en una postura relajada—. Por atrapar a Min, lo ascendieron a detective. Además, me comentó que el muchacho no dudó ni un segundo en aceptar mi propuesta... Como si fuera poco, toda su familia ha estado en la fuerza: abuelo, padre, y hermano.

—Eso es aburrido.

—Hey, no digas eso —me reprime con una mueca afable—. Tú no serás policía en el futuro, pero vas a ocuparte de que los criminales se queden en donde pertenecen, ¿verdad?, ¿no te parece que está relacionado, de alguna manera?

Esbozo una sonrisa finalmente, mientras que asiento con la cabeza.

—De acuerdo, tienes razón... —hago una pausa—, ¿qué más sabes sobre el detective novato?

—Esta mañana hablé con él. Se oye listo y algo rudo, estoy seguro de que él y Crawford serán grandes amigos —asegura, con un matiz burlón—. Creo que lo pondré de compañero con Evan, no lo sé.

El sarcasmo y las repentinas ganas de exasperar a mi papá me invaden.

— ¿Tienes alguna fotografía de él? ¿Es lindo?

Papá rueda los ojos en un gesto que pretende que luzca molesto, pero en realidad, hay un destello de gracia en su mirada. Como acto seguido, se pone de pie.

—Sabes que no permito relaciones en mi unidad —espeta lo obvio y me apunta con su dedo acusador—, y eso va para ti también, aunque no seas policía.

Presiono mis labios.

«Oh, padre, si tan solo supieras sobre Skylie y Crawford... »

—Iré a descansar —me comunica, mientras se acerca a mí para darme un corto beso en la cabeza—. No estudies hasta que te duela la cabeza y duerme bien.

—Está bien, jefe.

—Y, Tae...

Levanto la cabeza en su dirección y, de repente, siento la mano de mi padre apretar con suavidad mi hombro; el asombro me invade, pues dicho accionar desprende protección y dulzura en partes iguales.

Estoy a punto de preguntarle si se siente bien cuando, por fin, habla.

—Eres mi mayor orgullo y lo mejor que me ha pasado. Nunca dudes de eso. 



prometo prometo prometo que en el próximo capítulo los novios ya se van a conocer , sigan leyendo!!!

gracias por el apoyo a esta nueva historia, son lo mejor ♥

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top