XIX Soy el jefe
----- Sabado 7 de Mayo. Subterráneo nazi 9:27 PM -----
William Wolf escuchaba la radio. Esperando la llegada de Dedrik y Amira.
Agitaba un vaso con hielos mientras bebía de una botella cara de licor. Estaba serio y su semblante reflejaba una cólera inexplicable.
—¡Perra! —Bebió todo el contenido del vaso y prosiguió a darle un gran trago a la botella.
En ese instante escucho como el elevador comenzaba a hacer ruido. En su habitación que tenía para él, miro que venía llegando justo las dos personas que esperaba. Noto como es que estos dos estaban en su ambiente, ya un poco pasados de licor. Saliendo del elevador su hermano ya estaba queriendo tener una noche de pasión con su nuevo juguete.
Reed sale de la habitación molesto. Abre la puerta de una patada y se acerca con pasos firmes a ambos, que al parecer, no le prestaban ni la más mínima atención.
Dedrik comenzaba apretar con fuerza, cual animal salvaje los pechos de Amira y esta le respondía con gemidos.
Reed interrumpiendo su momento apasionado los separa cual animales en celo, y a puño cerrado golpea a Blackwood tumbándola al piso con extrema violencia.
El menor de los Wolf al ver esto, brama de coraje y se le deja ir a su hermano.
— ¿QUE TE PASA? ¡NO LE PONGAS UN DEDO ENCIMA A...
Cansado de esta situación de estos dos, William del mismo modo golpea a su hermano en el rostro para reventarle la botella en la cabeza y hacerle una herida que comienza a sangrar.
Dedrik con estos fuertes golpes disminuye su nivel de embriaguez, se muestra más molesto que hace unos segundos atrás. Toca su cabeza, siente tibio de lado de su mejilla. Al ver sus dedos nota sangre que emana de su cuero cabelludo.
—MALDITO... ¡ESTAS MUERTO!
Se levanta Dedrik a embestir a su hermano. Reed con una manopla lo recibe con un golpe en la mandíbula regresándolo al piso.
—Son un par de ¡IDIOTAS!— Se abalanza sobre su hermano y comienza golpearle el rostro.
—¡DÉJALO REED! — Se levanta Amira a pedir que deje de darle tantos golpes a Dedrik.—¡ LO PUEDES MATAR!
William, haciendo caso omiso, continua golpeando a su hermano hasta que escucha como es que le cuesta trabajo respirar. Se detiene y ve que se asfixia con su propia sangre que está corriendo por su garganta.
— ¡LEVÁNTATE!— Ordena a Dedrik, que, al instante, a pesar del dolor se reincorpora cogiendo su nariz para evitar el sangrado. — Síganme...
William camina aun molesto y ambos le siguen en silencio. Una vez pasan a la oficina y lugar de descanso de Reed, cierra la puerta azotándola con fuerza.
Sin decir nada observa a esos dos y comienza a rodearlos cual fiera acecha a su presa.
—¿Qué hicimos mal? — Habla Dedrik fastidiado del silencio y de ser mandado por su hermano. — Seguimos tu puto plan a la perfección...
—Callate Dedrik...
—Pero...— Blackwood ni siquiera se atrevió a hablar más. Al ver la mirada asesina, penetrante de Reed, sus pupilas dilatadas sobre ella, y el ver como por sus puños y su frente resaltaban las venas, sabía que William Wolf, su superior , estaba furioso y controlaba sus impulsos de quererlos matar.
—Arruinaron...mi maldita misión que me tomo años...¡AÑOS!— Arrojó unos papeles que tenía sobre una mesa haciendo una rabieta.—¿En qué momento les ordene que este idiota fuera a Joliett?...¡EXPLÍCAME AMIRA!
—En ningún momento William...— Se tragó su orgullo y respondió lo que su mayor quería escuchar.
—¡Bien! Al parecer si entiendes el idioma que te hablo... ¡PERRA!— Saco de sus cajones una nueva botella y se sirvió en un vaso bebiendo su contenido como desenfrenado.—Entonces ....¿Por qué?
—Por qué...
—Yo sé por qué...— Interrumpió William sirviéndose más alcohol y bebiendo aún más. — Porque la doctora ramera aquí presente...no podía esperar, para restregarle en la cara la, puta victoria a la maldita ¡GITANA!...— Arrojo el vaso estrellándolo contra la pared y este paso al lado de Blackwood haciendo que diera un ligero brinco del susto.
—Reed...eso no es..
—Eso es justamente lo que paso; Por andar de... ¡PUTA! Te vas a provocar a la mujer que le tiene toda la confianza a Hoffman...le tocas los ovarios y pasas bailando, cual ramera diciendo que este bastardo sabe usar la polla... ¿Para qué? ¿Qué ganas con eso?
—Relájate...— Habla Dedrik emblanqueciendo los ojos. — No es el fin del mundo...esa mujer no hace la diferencia en esta guerra.
— ¿Eres idiota?¡PAYASO! — Se acerca a tomarlo del mentón para darle una advertencia.— ¡Pudimos matar a Hoffman! ¡Pudiste pretender que eras Jack Carter, mínimo ¡Dos putas horas más! Traérmelo y despellejar vivo a ese anciano traidor...
—Eso no es problema Reed. — Amira hablo y recibió una vez más la mirada asesina de William quien comenzaba a perder la paciencia. — Lo vamos a matar
—Si...Dedrik pudo matarlo por nosotros fácilmente...— Le levanto el dedo índice teniéndolo a centímetros de ella. — Pero no...más bien vas y lo exhibes como si fuera un trofeo...orgulloso de que la maldita mestiza este...
— Hecha mierda...¡No va a ser funcional en ese estado!
— ¿Y por qué no esperaron mínimo un día más? para poder matar a Hoffman—Le lanzo una nueva cachetada a Amira y a Dedrik le ardía la sangre que su hermano golpeas a su mujer. Reed noto esa acción de rabia y lo encaro. —¿Te emputa?
—No la toques...
William decide darle un sermón a Dedrik por separado. Igual pretendía controlar al rebaño para que ninguno se revelase contra el.
—¡Salte! Amira
Sin poner resistencia ni protestar. Amira se acerca a la puerta y sale del lugar yéndose a su habitación. Reed guarda silencio unos minutos y espera hasta que escucha la otra puerta cerrarse sabiendo que tendrán privacidad.
—Hermano... yo...
—¡No! No soy tu hermano Dedrik, Soy tu capitán teniente...y me has desobedecido; Comprometiste toda la maldita misión...ahora que Hoffman te mandara a buscar...
—No hablare si me atrapan... me torturan y lo sabes...
—Eso me tiene sin cuidado...sé que darías tu puta vida por el silencio, aunque te rompan cada puto hueso de tu cuerpo.
—Sabes dónde está mi lealtad...
—¡Arregla el mierdero que hiciste Dedrik! Si vuelves a pasar por alto mis órdenes por complacer a tu zorra...te voy a arrancar el maldito trozo de carne como disciplina; Si solo sabes pensar con la maldita polla y cada que te calientes no vas a pensar...tu castigo será muy feo... ¿Entiendes?
—Si...
—¡Si ¿Qué?!
—Si... ¡Capitán teniente!
—Lárgate... ve a arreglar tu asquerosa nariz, estás haciendo un mierdero en mi lugar de trabajo...— Dedrik estaba por irse y William le termina dando una última orden. — Cuidado con ese cabrón de James Campbell...quiero que también lo mates.
— Si, William.
Pasan los minutos y Reed observa en silencio como su hermano arregla todo el cochinero que ha causado. Pasan las horas y lo ve ponerse el saco para salir. Al escuchar el elevador trabajar Reed sale de su oficina. Y se encamina al cuarto donde esta la doctora.
— ¡Abre la puta puerta Amira!— Ordena con autoridad.
Ella abre la puerta dejándole pasar y Reed nota como su mejilla está completamente roja.
Hay un silencio envolvente entre ambos y Reed es quien toma la palabra primero.
— Me desobedeciste...
—Sabes que soy más valiosa....he contribuido a ayudar a los nazis por años...no puedes volver a pegarme así...merezco tu reconocimiento.
—Sigues siendo una judía...y aun así te cruces como maldita loca enferma toda la estación de policías y te explotes matando a todos en ese maldito lugar...No te hace una de nosotros...¡El hecho de que te de ciertas libertades no te convierte en mi amiga!
—Entonces ¿Qué soy para ti?— Se cruzó de brazos molesta.
—Siempre has sido mi esclava...Después fuiste la idiota que me abría las piernas sin necesidad de gastar dinero en putas...Así que creo, que, sabemos que eres peor que eso.
— ¡Soy la prometida de tu hermano! ¡Grábate eso en la cabeza!— Espetó encarando a Reed. — Yo creo que estas celoso, con Dedrik alrededor ya no tendrás nada de mi a cambio...solo trabajo científico... ¡Lo nuestro! lo que fuera que teníamos intimo, se acabó...y creo que te jode.
— ¡¿Me jode?!— Una carcajada envolvente se escuchó en la habitación y Blackwood se estremeció al escuchar a Reed de ese modo tan cínico. —¿Me crees un mocoso de dieciocho? Crees que voy a rogarte por sexo...que me voy a poner celoso o que me enamore perdidamente de ti... ¿Es eso lo que piensas?
—Eso mismo pienso
—Yo puedo tener a la mujer que quiera Amira... ¡No te confundas! si follamos por años, fue por que eras la idiota más fácil de empotrar, no me cuestas ni salidas, ni regalos, mucho menos dinero...Así que no te sientas especial...Y si quiero te tomo y te hago mía.
— Menos mal nuestra parte del trato ya la cumplí...ahora cumple la tuya.
—No Amira...este error tuyo no tiene perdón... Sigues en las mismas condiciones que antes.
— ¡Ahora soy mujer de tu hermano! El sexo entre nosotros...
— ¡Sigue en pie!
—Pensé que podías conseguir cualquier mujer... ¡Demuéstramelo!
— Los esclavos no necesitan recibir explicaciones...
—Dedrik me ha advertido que exige exclusividad...— Hablo molesta. — ¡Si se entera! Te mata...
— ¿A mí? ¡¿Acaso soy yo su pareja?!... Verdad que no.—Chasqueo los dedos.— Te va a matar a ti, a mí no me da problema eso...Ya tengo todo lo que necesito de ti.
—Pero...
—Más vale que seas cautelosa y no se entere...me daría pena ver cómo te destroza a golpes...o te exhibe ante todos como una puta.
Reed se puso de pie asegurando la puerta y comenzó a deshacer el nudo de su corbata...
— ¿Los preservativos?
— No habrá
Reed de forma brusca tomo a Amira de las caderas y levanto su falda, posicionándola en cuatro. Mientras el comenzaba a frotar su entrepierna con la judía.
— ¡No puedes hacerme esto! Había un acuerdo
—Descuida...cien por ciento efectivos de que no habrá embarazos...idiota.
William era un cabrón, hecho y derecho; Amira lo sabía, pero no conocía a que grado, debido a que nunca le había desobedecido. Amira escucho como este hombre se quitaba el cinturón y dejaba expuesto su miembro, pues ya sentía el roce de el con su intimidad.
—Ese no es el correcto. — Blackwood da una advertencia y comienza a sentir un dolor horrible en sus sentaderas. — ¿Pero qué mierda? ¡REED! ¿Qué MIERD...
—Tranquila...Si no cooperas...Te voy a desgarrar.
—¡Reed! Duele... Ni siquiera me has estimulado...
—¡Ese no es mi problema! — Fastidiado de sus caprichos le pasa la mano por la boca y comienza a embestirla más fuerte y salvaje. — ¡Paz y tranquilidad! de no tenerte que escuchar.
Blackwood sentía como si estuviese sufriendo desgarres debido a que su cuerpo no estaba ni preparada para una relación íntima de ese tipo. Sin mencionar que Reed estaba siendo más agresivo de lo habitual.
William comenzó a gruñir cual animal desesperado y sentía que su nivel de excitación podía aumentar. Descubrió la boca de Amira y la tomo con violencia de los pechos apretándolos y estrujándolos con fuerza. Al escuchar los gemidos de dolor de la judía su ritmo se vio acelerado y sus estocadas más brutales que hace unos segundos.
La mujer tenía lagrimas que le hacían contraer los músculos y apretar el miembro de Reed hasta elevarlo al placer más intenso aun.
— ¡VAMOS AMIRA! —La tomo del cuello y la forzó a hacer contacto visual con ella.— ¿Eres mi qué?...¡DILO!
— Soy tu p- puta.— Sintiéndose humillada intentaba apartar la mirada de el, pero Reed no se lo permitiría.
—No te escucho...¡Zorra!— Reed la tomo del mentón mientras gruñía y escupió en el rostro de Amira.—Repítelo más fuerte...
— ¡¡Soy tu puta!!
Terminando de decir esto Reed llego a su climax y finalizo corriéndose dentro de ella consumando su deseo. Mientras Amira sentía como al fin había acabado. Aunque sentía dolor no podía evitar sentir cierta excitación aun al ser dominada por Reed.
«¡Tengo que terminar con esto...no voy a ser la puta de Reed toda la vida!»
— En treinta minutos vas a mi habitación...no me siento saciado aun...— De la manera más cínica, se guardó el miembro dentro del pantalón y miro a la judía adolorida. — Y limpia este desastre...el lugar apesta a que alguien te follo...Dedrik se enterara si lo dejas así.
Ella intentaba coger sus cosas para acomodar y ve como Reed se ríe satisfecho.
—¿Qué te causa gracia?
—Que justo le dijiste a la mestiza que era una zorra arrastrada...por meterse con Dedrik.
—Lo es...
—Sabes que no...muy en el fondo sabes que no...Jack Carter ya ni siquiera te consideraba para vaciar las pelotas...te enterró enserio.
—No le quita lo zorra...maldita mestiza.
—Las mujeres celosas son peligrosas. — Espetó. — Aunque ella estuviese en tu misma situación... se nota que no es una ramera como tu...Mínimo me hubiera pateado las bolas...
—Tu fuerza es bastante para cualquiera.
—En el fondo te gusta, te emperra que esa mujer tenga dignidad para negarse a una polla...no como tu, de pensar en ellas de seguro te chorreas, maldita enferma...adicta al sexo.
—Entonces haznos el favor de ir a follártela...Si no se deja, mátala y descubres si te gusta cogerte a un cadáver.
—No voy a hacer apuestas contigo de ese tipo.— Regalo una sonrisa ladina.—Solo quieres quitarla de en medio...sigues pensando que es una amenaza.
—Pues pudieras hacerme ese favor de...
—No...yo no tengo la necesidad de hacerte favores...ni sacarte de el mierdero en el que te metiste. — La miro una última vez. — Tienes prohibido someterla a un tratamiento como el de Dedrik.
—¿Por qué la defiendes tanto? ¿Te causa algún tipo de deseos?
—Eso a ti no te debe de importar...Ya le quitaste de la manera más cobarde a su prometido...porque por méritos propios...esa mujer te gana en todo.
—Es una mestiza.
—Qué pena entonces...Sabes que mis presentimientos no fallan...y algo me dice que esa mestiza...te va a volver a quitar a Dedrik...
Salió tranquilo a seguir trabajando y esperando que con ese escarmiento aprendieran la lección de que sus órdenes jamás podían ser rotas. Si el permitía algún desajuste...los demás verían que es blando, sin respeto y miedo. Reed estaría jodido.
William da unos cuantos rondines asegurándose de que la gente que trabaja para él y sus prisioneros estén en el redil. Esos ojos que no se le escapan nada analiza el movimiento, las acciones, incluso la forma de respirar de todos y cada una de las personas que están en ese subterráneo.
Se paró frente al corral donde tenían aproximadamente veinte personas en condiciones poco aptas para estar. Los analizaba a todos hasta que sus ojos se posaron en quien sería su víctima ese día.
—Soy yo...oh, noto el ambiente extraño... ¿Qué dicen?— William sabia como meterse en la mente de las personas...Sabia donde dar para hacerlos hablar. Una vez más se agacho en la persona que él estaba seguro tenía algo entre manos. — ¡Hallo! (¡Hola!)
—H-hallo (H-hola).
Reed con el dedo índice la hace la seña de que se acerque a él. Intenta mostrarse amistoso dándole una sonrisa.
—Bist du hungrig?(Tienes hambre?)
El hombre y William al instante escucharon las tripas del sujeto rugir delatándolo por completo.
—Ich bin in guter Stimmung ... Ich entschuldige mich für das Gebrüll vor einer Weile ... Ich möchte nicht, dass Ihre tage hier ... unangenehm sind.
Reed abrió el corral y ayudo al hombre a pararse sacándolo de entre todos.
—Ich will nicht sterben... S...sir. (No quiero morir...s...señor)
Reed le puso el dedo índice en la boca silenciando al tartamudo y nervioso hombre.
—Nadie está hablando de morir...Descuida. — Le dio unas palmaditas en la mejilla y al hacer contacto con su piel salían gotas de sudor. El hombre estaba muy nervioso. — Tranquilo...mi refugiado amigo...Tradúceles a los americanos lo que les he dicho hace unos segundos atrás.
— E-el capitán Reed ha dicho que...Esta de buen humor...nos pide disculpas por los gritos de hace rato...No quiere que sus días aquí sean...incómodos.
— ¡Eso judío!— Aplaudió elogiando al hombre. —Ahora que todos nos entendemos...necesitamos comunicarnos para que esta "relación de ustedes y yo funcione"
William agarro al judío de los hombros y los apretó con fuerzas como si fuera un masaje para deshacer los evidentes nudos que tenía.
—Si cooperan todos, conmigo... Les daré sus porciones de comida generosas por el simple hecho de que me demuestran lealtad.
Este capitán tenía la certeza que dejar unos minutos divagando al judío sin cadenas ni nada, no representaría una amenaza para el. Estaba tan aterrorizado que no se movería de su lugar. Se acercó a una pared enorme donde tenía bastantes materiales y utensilios interesantes.
—Tú eres mi favorita. — Eligió una de sus armas favoritas y se quitó el saco. Esos finos tirantes los termino deslizando hacia abajo y quedaron colgando. Se quitó la corbata. Y comenzó a silbar dando un aura muy tétrica en ese subterráneo.
A estas alturas, su gente ya sabía que tendrían entretenimiento y comenzaron a dejar de hacer sus actividades y a reunirse para estar de mirones.
Justo a tiempo venia llegando Dedrik quien al ver que había un prisionero fuera se alarmo.
— ¡Tranquilo hermanito!— William hablo antes de que Dedrik pudiera hacer algo.
— ¿Qué está pasando?— Arqueo las cejas viendo el rostro de satisfacción de los demás nazis.
— A decir verdad que bueno que llegas... ¡Quédate!—Ordeno firme a su hermano. — Quítate el saco y dobla tus mangas.
Dedrik aún tenía las heridas frescas de la golpiza que le dio su hermano y capitán hace unas horas. Sin poner resistencia obedeció y se quedó al lado observando.
William se acercó al judío y le mostró el serrucho de mano poniéndolo aún más nervioso.
—S...s...se-señor.
—Quien diría Dedrik...De tantos que tengo para escoger... Elegí al tartamudo.
William comenzó a poner a trabajar su mente y decidió darle un poco de espectáculo a su gente.
—Reglas del juego... Sencillo. — Se apartó del hombre y fue a abrir las puertas del elevador. — Cuéntame hasta cinco sin ta...ta...tartamudear. — Le apunto con el dedo índice a la puerta—Y la libertad es tuya.
Dedrik arquea la ceja y ve que su hermano no miente. Sin embargo se mantiene en silencio ya que no ha concluido.
—Tengo el poder de dejarte ir y te doy mi palabra de que nadie te matara. Saldrás de este purgatorio y podrás ir a decirles a los asquerosos americanos donde estamos... ¡Puedes salvar a tus camaradas y evitar un caos muy grande!— Se alejó del judío y le hizo la seña de que podía comenzar.
El hombre comenzó a mover de forma exagerada su boca al parecer quería articular bien para su reto.
— ¡Uno!
— ¡Muy bien! Te quedan c...cuatro.
— ¡Dos!— El hombre transpirando sentía que podía lograrlo.— ¡Tres!
—Estas a dos de irte el t...tres es el más difícil. — Hablo William jugando con el serrucho pasándola de una mano a otra.
— ¡Cua...tro!
William se fue acercando a él tranquilo, mientras el hombre se ponía nervioso.
—Una más...anda...
El judío tomo aire e intento relajarse lo más que podía. La cercanía de William lo ponía nervioso y se las estaba jugando, pues desconocía si cumpliría con su palabra.
— ¡C...c...c!— Amargamente comenzó a llorar y se tiro al piso arrodillándose ante William buscando algo de piedad.
—¡Tranquilo! Mi asqueroso judío...no es tu culpa nacer con un habla tan repugnante. — Lo tomo de las mejillas con sus manos y veía sus pupilas dilatadas del miedo y el pánico que sentía. — Si me dices quien de todos ellos está organizando el plan de escape y ¿Como? No te dejare ir...pero tendrás abundante comida y te haré mi esclavo...como la judía que se pasea libre por aquí...Ya no serás mi experimento.
El susurro de William fue tan bajo que solo estos dos podían escuchar la propuesta. El judío lo miro asombrado y entendió que no estaba mintiendo. Tenía la certeza de que cumpliría...prueba de ello era que Amira se paseaba por el lugar como si nada.
—S...señor, n...no quiero ser una rata.
—Esto es el inicio de una guerra...Aquí cada quien cuida sus propios intereses ¿No?
El hambre, la desesperación y el instinto de supervivencia lo impulsaron a hablar y revelarle a William quien era quien estaba alborotando a los demás.
—¡Buen esclavo! — Reed se acercó a sus hombres y a su hermano para dictar sentencia. — Si uno de estos sale del corral apunten a las piernas...Los quiero vivos.
Este tirano capitán abrió el corralón donde tenía a todos dejando la puerta completamente abierta. Se acercó a un policía que tenía pocos días con ellos.
—Caballero... entrégueme el arma que nos robó y dejare pasar este incidente.
—No sé de qué habla...
—Ponte de pie...mierda estadounidense.
— ¡Oblígueme! — Escupió en los zapatos de Reed. — Porquería nazi.
Dedrik se acercó a la puerta del corralón con una mano sobre su arma. Tenía un presentimiento que sabía que no era bueno.
Reed sin tener más remedio le quita el seguro a su arma y dispara a una prisionera que estaba al lado de él atravesando su tobillo. La mujer grita y un gran chorro de sangre comienza a emanar de su tobillo.
— ¿Necesito repetir las cosas?
El prisionero que parecía ser el líder de ese pequeño grupo se levanta y le entrega el arma.
—Acompáñame afuera...rebelde.
Reed se dio media vuelta y este hombre aprovecho para abalanzarse sobre de el en un intento desesperado por salir de ese lugar. El elevador seguía abierto así que tenían su pase libre más cerca.
— ¡AHORA! — Una vez terminada de dar la orden toda salieron corriendo del corralón con la esperanza de hacer un motín y poder asegurar la salida de todos ellos. Si no era así, mínimo de uno que lograra guiar a las autoridades.
Reed comenzó a forcejear con el sujeto mientras Dedrik se acercaba a la mujer que le había perforado el tobillo su hermano.
En cuanto los prisioneros pusieron un pie fuera los nazis comenzaron a dispararles en los pies, rodillas tobillos y piernas para derribarlos.
El menor de los Wolf observo como su hermano y capitán estaba teniendo dificultades para controlar al líder de los rebeldes y decide intervenir.
Corre con fuerzas para embestirlo y separarlo de su hermano cayendo ambos con fuerza al suelo.
—No quiero pelear contigo ¡Agente Carter!— Advierte el hombre levantando sus manos pero con su cuerpo aun en posición defensiva. — Estas confundido y te hicieron algo...pero esto no es la verdad.
—Regresa al corralón y quizás...solo quizás te muestren misericordia.
—¿Misericordia? ¡Esperar aquí! A que nos maten, o morir de hambre...
Un confundido Dedrik guardo silencio y dejo de dialogar pasando a los golpes.
El hombre viendo que no había recuerdos en Carter decide irse a lo más sencillo que sería hacer sangrar al ex agente de la nariz para dejarlo abatido en el piso. Con fuerzas comenzaron los dos a intercambiar golpes.
Dedrik cubría su rostro sabiendo que intentaría golpearle la cara. Y soltaba fuertes y firmes golpes a la altura del hígado del hombre.
Reed se levanta observando cómo es que su hermano se hace cargo del líder y decide dejarle la batalla a él mientras los demás nazis comienzan a regresar a la mayoría de los prisioneros al corral con las piernas destrozadas.
Uno de los nazis intenta apuntarle al policía que peleaba con Carter. William da la orden que se detengan.
—¡Quiero ver!— Da pasos lentos hasta quedar a escasos centímetros de su hermano y sigue siendo un espectador. Está poniendo a prueba la violencia de Dedrik Wolf.
—Dedrik... Este sujeto es un payaso charlatán... es uno de los que te embosco por órdenes de Hoffman... Es tan cobarde que te mete basura a la cabeza, porque sabe que lo vas a despedazar.
William penetraba poco a poco la mente de su hermano, ese odio con que lo estaban sembrando comenzaba a expandirse, como cuando un cáncer comienza a invadir los órganos hasta consumir a la persona. El menor de los Wolf tenía ataques de episodios en los que recordaba como sentía el dolor del látigo en su espalda y su inquietud se notaba.
—¡NO LO ESCUCHES! ¡TE HAN COMIDO EL CEREBRO!— Pedía el oficial mientras Dedrik comenzaba a sentirse inquieto.
—Dedrik...si este hombre hubiera hecho un motín...Tu prometida terminaría violada...he visto como la observa desde el corral.—Espetó dejando al descubierto los deseos de este policía.— Creo que busca matarte para cogerse a tu prometida...Está viendo cosas que no debe.
Wolf furioso por todo lo que le escucha decir golpea con fuerzas al hombre, tomándolo del mentón le revienta la nariz con su frente. Sin estar satisfecho continúa golpeando al hombre, quien ya ha dejado de dar golpes por el aturdimiento que tiene.
Dedrik golpea con fuerzas repetidas veces. Logra ver como el hombre cede ante el dolor que siente.
Los nudillos del menor de los Wolf están manchados de sangre y gotean en el piso. El hombre sigue con vida. Su respiración es agitada y escupe chorros de sangre por la boca y la nariz.
Reed se acerca y saca de su bolsillo una pequeña navaja de afeitar entregándosela a Dedrik. El mira a su hermano dándole a entender que los golpes son más que suficientes.
—¿Lo vas a dejar sin un castigo? Sabiendo que se quiere follar a tu prometida...si lo descuidas...en tu cara la va a....
Dedrik dejándose llevar por la rabia, comenzó a amputar parte de su oreja derecha penetrando con la afilada navaja. Haciendo que hubiera gritos desesperados que le pedían clemencia a este confundido y contaminado hombre haciendo caso omiso.
—¡CÁLLATE!— Ordeno Dedrik tomando al hombre de el mentón con una mano.— Si no te callas... te rebano la otra oreja...y la necesitas para escuchar...
—¡Carter!...¡REACCIONA!— Pedía comenzando a ahogarse en su propia sangre debido a que su garganta estaba bastante llena de este líquido carmesí.
Reed se acercó a detener el brazo de este hombre que intentaba de forma desesperada coger un clavo para encajárselo a Dedrik...No le quedaba de otra más que defenderse. William coloco su rodilla en el brazo del hombre y con su serrucho comenzó a encajarle los afilados dientes.
El primer corte salpico a Dedrik en el rostro quien comenzaba a salir de ese estado de rabia y veía que su hermano estaba amputando el brazo del policía.
—Esto es por ladrón...robando armas que no te pertenecen— Una vez llego al hueso William empleo más fuerza y se podía escuchar como el serrucho de mano rebanaba lentamente el hueso del hombre. Seguido de los gritos tan espantosos que desprendía.
Dedrik se retiró del hombre viendo a su hermano como tomaba y ordenaba el coas en minutos. Sentía aun adrenalina correr por su cuerpo y se sentía desesperado.
Próximo capitulo titulado "53°11′24″N 13°10′08″E 53.189875, 13.168809" ¿Ideas?
https://youtu.be/03ptlQgzwzs
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