9-Felicidad
Aquella noche tras estar e intentar discutir con nuestros padres lo de casarnos tan pronto, dijeron que se lo pensarían. Pero no los veía muy convencidos de ello. Enid me abrazaba, era cierto que en alguna ocasión me había dicho de formar una familia, pero todavía era muy pronto aunque según la madre de ella, en lo que respectaba a la manada, ese tema era poco relevante.
—Enid, ¿cómo estás?—le pregunté mientras ella estaba tumbada mirando el teléfono.
—Estoy cansada, cansada de que mi madre quiera controlar todo
—Te entiendo...mis padres igual.
Le acaricie la espalda y ella me miró en unos instantes. Le dí un pequeño beso en la frente para intentar reconfortarla. Se levantó y me abrazó un poco.
—Todo irá bien—susurre a su oído—los convenceremos.
—Eso espero.
Llegó el último día de estar con ellos, necesitaba hacerles cambiar de parecer.
—Hijo, comprendemos que puede ser pronto, pero es lo mejor para todos—dijo mi padre.
—No, es lo mejor para vosotros y la manada. Yo quiero a Enid, pero llevamos muy poco tiempo. Iremos paso a paso, ya llegará el momento de casarse y formar una familia. De lo contrario...abandonaré a nuestra gente—mi madre abrió los ojos.
—No puedes hablar en serio—dijo sorprendida.
—Hablo completamente en serio—rodeé a mi chica con el brazo—amo a esta mujer y deseo hacerla feliz, pero este no es el camino.
Ella estaba algo roja por la palabra amo, pero me daba igual.
—Hijo...
—Lo siento, pero si es así, dejo al grupo.
—Lo mismo digo—añadió Enid—no quiero que nadie controle mi vida.
Ambos grupos de padres se miraron y nos pidieron un tiempo para hablar a solas. Nosotros les dejamos y acompañamos a Miércoles con los suyos. Jugamos con Pugsley y ella a juegos de cartas junto a sus padres quienes se unieron ya que les gustaba el juego del uno.
—Parece que vuelvo a ganar—dijo Miércoles esbozando una sonrisa.
Ya había ganado cinco seguidas, era demasiado buena.
Nuestros padres nos llamaron y acudimos a ver que decisión habían tomado. Tras debatirlo largo y tendido, decidieron que aceptaban, pero solamente por el momento ya que al ser tan jóvenes pensaban que igual duraba poco nuestro amor.
—Gracias—dije a los cuatro—de verdad, gracias por entender.
—Pero Enid, todavía no le has marcado
—Ah...bueno...
—¿Qué es eso?—ella dijo que lo explicaría luego.
Al final pudimos tener una comida tranquila, aunque no estaba muy convencido de que fueran a cambiar de parecer tan rápido. Mis padres me pidieron perdón y me desearon mucha suerte con ella, pero que no volviera a decir que dejaría a los nuestros por un amor que igual duraba poco.
Nos despedimos más tarde, cuando tenían que regresar a casa.
Tomando a Enid de la mano, volvimos al dormitorio donde no estaba Miércoles que iba a hacer unos recados a Jerichó y pasar la noche allí, seguramente algo tramaba pero preferíamos no meternos en sus planes a menos que ella lo pidiera.
—Lo de marcar es...—le daba tanto corte que me lo dijo al oído.
—Ah, entiendo, je.je.
Nos quedamos en silencio durante unos pocos segundos. Ella me miraba y sonreía.
—Enid—la besé y poco a poco fui bajando a su cuello.
—¿De verdad?, ¿ahora?—preguntó ella riendo un poco.
Nos tumbamos y ella se puso encima mío. Tras unos pocos segundos, se quitó la parte superior del uniforme, cubriendo sus pechos y me dijo que no mirase tan descaradamente. Estiré la mano y apague la luz y nos besamos, yendo poco a poco al principio y aumentando con el paso de los minutos. Pronto estaba ya casi desnudo mientras ella me arañaba suavemente la espalda.
—¿Me vas a marcar?—pregunte recobrando el aliento.
—Lo deseo, pero es un paso importante, ¿serás solamente mío?—yo asentí.
—Solamente para ti—la bese en el cuello haciendo que soltase un gemido. Y fue entonces cuando sentía que sus garras arañaban mi espalda, provocando un pequeño dolor mientras yo trataba de aguantarlo.
—Ahora tendrás un poco de sangre, pero es una especie de ritual y—la besé con fuerza mientras mis manos se desenvolvían por todo su cuerpo sin cesar, recorriendo cada rincón y ella jadeando mientras notaba su saliva en mi cuello.
Al final ella me marcó y yo solamente era suyo. A partir de ahora, todo el mundo sabría que era de Enid pues lo que liberaba mis pequeñas heridas en la espalda era una especie de olor que impregnan la raza de Enid para que el resto de razas puedan olerlo.
—¿Te duele mucho?—preguntó tapada con la sábana y preocupada.
—Un poco—Enid miró las heridas y las curó un poco por encima.
—Pronto se pasará el dolor, pero el olor estará ahí—me abrazó por la espalda y me besó en el cuello mientras su mano iba bajando por mi pecho.
—Enid...¿aún sigues...?
—Un poquito—replicó juguetona.
La felicidad irradiaba toda mi vida. Estaba muy a gusto en Nevermore y sentía que todo iba de maravilla gracias al amor que me daba Enid.
Tenía razón en lo del olor ya que algunos excluidos me dijeron lo de bien hecho y cosas así cuando pasaban por mi lado. Enid junto a Yoko daban saltos de alegría y cuando me miraba, me guiñaba el ojo. Miércoles también me felicitó y me dijo que si necesitaba algo para hacer feliz a Enid que se lo preguntase pero que no le dijera nada a ella.
La tranquilidad en Nevermore nunca fue tan grande y pronto se iba a celebrar un baile que este año se había retrasado. Yo tenía muchas ganas aunque le confesé a Enid que no sabía bailar y ella me contestó que me iba a enseñar.
—Seguro que puedes hacerlo mejor—me dijo mientras practicaba con ella.
Yo para eso era muy tímido, pero el estar con ella hacia que fuera menos vergonzoso. Se le daba muy bien el baile.
—Estoy cansado—dije sentándome en la cama.
—¿Qué hacemos esta tarde?, no hay clases.
Yo me tumbe sobre mi cama y pensé en hacer un plan diferente. Allí tampoco se podía hacer gran cosa así que acordamos ver una película en el portátil de ella.
—Enid
—¿Si?
—Te quiero. Gracias por traer luz a mi vida.
Ella se me quedo viendo.
—Uy, eso es que algo quieres—esbozó una sonrisa.
—No, de verdad, gracias—me sentía un poco cursi, pero era la felicidad que tenía en ese momento.
—Ay—me dio un fuerte abrazo que por poco me parte en dos.
—Enid, Enid...la fuerza...ay...
Me soltó para luego darme un beso.
—Anda, deja de ser tan cursi un rato y veamos la película.
Pero a los cinco minutos estaba ella sobre mí comiéndome a besos y sonriendo como idiotas.
Eso era lo que se llamaba felicidad.
Continuará...
El próximo capítulo será el último :)
De momento quiero hacer historias cortas. Aunque tengo planeado un nuevo fanfic de Miércoles x lector masculino/ Tn
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top