8-Copa Poe

Las preparaciones estaban listas, me había tirado ayudando a Enid y Miércoles en terminar la canoa con la que iba a participar. Enid se aseguraba de que todo estuviera terminado, no quería fallos. Después de haberla ganado el año pasado, ahora deseaba volver a repetir el premio.

—¡Tn, asegúrate de que no hay ningún agujero!—ordenó ella.

Las últimas preparaciones fueron muy minuciosas. Miércoles estaba confiada y tenía ciertos planes para poder derrotar a Bianca. Estaba segura de que algo tramaba para ganar. 

—Sea lo que  sea, vamos a ganar—dije apretando el puño.

—¡Ese es el espíritu!—gritó ella abrazándome con fuerza y besándome.

—Por favor, mantened vuestro contacto físico lejos de mí—dijo Miércoles antes de irse a la habitación.

—¿Tienes algo en mente?—pregunté a Enid—¿algo para ganar?.

—Puede que tenga algo—me guiñó un ojo antes de besarme.

Llegó el día de la carrera, el recorrido sería el mismo que el año pasado. Según Enid, había elegido la misma temática que el año pasado porque nos daba suerte. Yo al verme enfundado en un traje negro Enid me miró y sonrió.

—Estoy horrible—dije mirándome.

—No, estás muy guapo.

Miércoles en está ocasión se había pintado los bigotes. 

—Estás muy guapa—dije levantando el dedo de aprobación.

—¡Eh, que tú novia soy yo!—infló los mofletes.

—Tú también estás muy guapa—dije mordiendo su oreja—luego me gustaría que te lo dejases puesto—susurré algo rojo.

—De acuerdo.

Ambos nos reímos un poco.

—Si ya habéis terminado de provocarme arcadas, es hora de moverse.

Nos montamos encima de las canoas mientras daban la típica charla. Cuando dieron el pistolezato de salida, empezamos a remar sin parar. El equipo estaba formado por Yoko, Enid, Miércoles y yo.

Las otras barcas iban casi a la misma altura a ambos lados de la nuestra. Miraba la de Bianca que de vez en cuando se giraba a vernos. 

De pronto, la nuestra se detuvo.

—Hemos pillado algas—dijo Yoko mirando el agua—no dejaban avanzar.

—Cuanto más nos movamos, más nos enredamos—dijo Miércoles.

—Tengo una idea—dije— me quite la parte superior y transformé mi mano en una gran garra. Usando mis zarpas las quite de un zarpazo. Luego me subí de nuevo con su ayuda y emprendimos de nuevo la marcha. Una de las barcas ya se había hundido por culpa de Bianca y sus tretas. La nuestra aún partía con desventaja. Otras dos se peleaban entre sí con hachas y otros objetos afilados que cortaban mucho.

Llegamos a tierra y parte de otros equipos habían sido noqueados en el suelo, o mejor dicho, sus participantes. Pero sus barcas estaban ya rotas. Cuando Enid y Miércoles fueron a por la bandera, Bianca estaba regresando con su equipo.

—Hasta luego—dijo con una sonrisa.

Ambas regresaron al cabo de poco. Todo lo que habíamos planeado ya no servía pues la situación era muy distinta. Pero no quedaba otra. Remamos sin parar y pronto nos encontramos con una zona cubierta de algas que se evitaba poder continuar. Nuestra oponente sonreía feliz mientras nos guiñaba el ojo.

—¡Tn!—gritó Enid.

—Voy.

Quité las algas y pronto sentí un amarre firme. Una de las amigas de Bianca me agarraba y me impedía moverme. Miércoles tiraba de mí.

—¡Seguid sin mí!—dije transformando en oso la mitad superior de mi cuerpo.

Me las quité de encima y se alejaron ya que habían ganado tiempo. Enid maldecía a Bianca. Viendo la distancia que quedaba, tome la canoa con mis garras levantándola un poco del agua.

—¡Agarraos fuerte, os lanzaré como una piedra!—rugí.

—¡Adelante!—me dijo Miércoles, pude notar emoción en su voz.

La lance con fuerza y la barca rebotó unas cuantas veces adelantando a la barca de Bianca y llegando hasta el muelle. Miércoles de un salto ágil llegó a tocar madera mientras Yoko y Enid caían al agua. Luego corrió hasta la meta ante la cara de asombro de todos. Al cruzarla, nuestro equipo fue declarado ganador.

—¡Lo hemos conseguido!—me volví de nuevo humano y nadé poco a poco hasta la orilla.

Enid, Yoko y Miércoles ya estaban esperando a recibir la copa. Bianca fue quien me ayudó a salir del agua y me felicitó ante mi asombro.

—Nada mal—dijo—pensaba que esta vez ganaría.

—Ha sido duro, espero más el próximo año.

Al acercarme hasta la meta, Enid me abrazó y recibimos la copa. Estaba agotado y me sentía algo mareado, además de frío ya que estaba sin camiseta. Enseguida recibí una toalla para secarme y fui a cambiarme.

Esa tarde, lo celebramos por todo lo alto con la copa en la mesa. Estábamos muy felices de ver que habíamos ganado. Pero para mí, el mayor premio era ver a Enid sonreír como nunca y hacerse muchas fotos.

—Gracias por ayudarme—me dio un abrazo y un beso muy fuerte en la mejilla.

—Todo lo que sea por mi chica—dije rojo al ser besado con tanta gente.

Miércoles estuvo un rato antes de irse a escribir, pero al menos participó en las fotos que nos hicimos todo el grupo juntos.

Regresamos ya algo tarde a nuestro dormitorio y vimos que nuestra compañera no se encontraba allí presente. Decía que iba a pasar la noche fuera así que nos tumbamos cada uno en su cama. Había sido un día muy agotador pero por fin podíamos dormir.

—Tn—me llamó mientras me estiraba en la cama.

Al acomodarme, mis ojos se abrieron de par en par. Enid llevaba puesto el traje negro y la pintura en la cara que había usado durante la copa. Yo trague saliva mientras la contemplaba con una sonrisa. Se acercó a mí lentamente, moviendo sus caderas y se colocó encima mía.

—He pensado en darte un buen premio por ayudarme—dijo en un tono suave que me erizó toda la piel en el buen sentido.

—Ha sido un placer—contesté rojo, no pensaba que se iba a acordar.

—Ven aquí—llevó las manos a sus caderas y las fue bajando poco a poco mientras sostenía aquella mirada en mí—no seas tímido, reclama tu premio.

Ahí fue donde me deje llevar. De las noches más románticas y maravillosas que recuerdo con ella a mi lado.

Pasaron los días y todo marchaba bien hasta que Enid comentó que era el fin de semana donde nuestros padres vendrían de visita. Cuando llegó el momento, bajamos al patio y allí estaban todos presentes. Yo enseguida abrace a mis padres y estaban felices por mis notas. Enid estaba con los suyos y me guiñaba el ojo.

Al cabo de un rato, ella se aproximó con su familia y los saludé.

—Mamá, papá, él es tn—dijo ella super feliz.

—Hola—saludé algo tímido.

—¿Qué clase de marginados son ustedes?—preguntaron con una sonrisa.

—Somos capaces de transformarnos en osos—respondió mi madre.

—Oh—dijo la madre de Enid.

Se saludaron unos a otros y conocí a la manada de sus hermanos. Enseguida me lleve muy bien con ellos. Enid y yo estábamos ajenos a la conversación de nuestros padres cuando nos hicieron llamara para hablar con ellos.

—Hemos acordado algo—dijo mi madre.

—¿Qué?—pregunté.

—Sí, tanto tus padres como nosotros compartimos territorios cercanos y hemos pensado en aprovechar vuestra relación para...que seáis marido y mujer—dijo ella.

Enid abrió la boca pero fue cortada.

—Nada de peros, hemos arreglado esto por vuestra felicidad.

Intentamos quejarnos pero ellos se negaron a escucharnos y Enid salió corriendo a nuestro dormitorio. Entré después de ella.

—Enid...—susurré.

—Tn, yo te quiero mucho...pero esto de casarnos tan pronto...

—No, lo haremos a nuestro ritmo—la tomé de la barbilla—todo irá bien, ¿si?.

Ella asintió y me abrazó. Tocaba enfrentarnos a nuestros padres para que vieran que nosotros seríamos quienes controlamos nuestra relación, no ellos.

Continuará...

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