1-Jerichó

Aquel día la directora Phillips nos reunió en el patio y nos dijo que podríamos ir a Jerichó a pasar el día ya que todavía estaban terminando los preparativos de las clases. Iba a estar repleto de sorpresas y querían que todo estuviera a punto. Enid y Ajax sonreían mucho, además de darse algún beso que otro mientras su compañera, Miércoles, tenía la misma seriedad de un muerto.

—Y recordad no meteros en líos—esbozó una sonrisa mientras miraba a todos.

Fuimos todos en autobús, me tocó sentarme al lado de Miércoles. No era muy habladora, miraba por la ventana en silencio.

—Oye—comencé para entablar una conversación—me dijeron que salvaste la academia. Eso es toda una hazaña.

—Estuve a punto de morir pero logré sobrevivir—dijo.

—Tuvo que ser duro enfrentarse a ese Joseph

—Sí, pero conseguí atravesar su negro corazón y matarlo para siempre—parecía disfrutar de contar como mató al hombre.

Escuchamos muchas risas, pero sobretodo, se escuchaba la de Enid que estaba junto a Ajax, no paraban de sacarse fotos y mirar algo en el teléfono.

—Estás mirando mucho a Enid—comentó mi compañera de asiento.

—¿Qué?, ¿yo?

—Sí, aún no entiendo esa atracción física que tenéis las personas

—Apenas la conozco. Un momento, ¿nunca te has enamorado?—ella desvió su mirada.

—La última vez...resultó ser un asesino, un Hyde...

—Vaya...lo siento—recordé la historia del Hyde y los asesinatos—tuvo que ser duro.

—Fue un placer—dijo mirándome—una amarga tortura.

Sentí algo de lastima por ella.

—Seguro que encuentras a alguien—dije sonriente—alguien a quien torturar lentamente cada día.

—Me gusta la idea—dijo mirándome—torturar cada día.

Ambos sonreímos.

Al voltear, me pareció que Enid volteó rápido, como si nos hubiera estado observando.

Durante el camino pude entablar algo de amistad con Miércoles, algo imposible el curso pasado según mis compañeros. Ella quería visitar una tienda de antigüedades donde había toda clase de herramientas de hace muchos años y de las cuales, la joven tenía interés.

—Te acompaño, no conozco el pueblo y así veo cosas raras—dije sonriente.

—Espero que tengan una máquina de decapitación que merezca la pena

—Hombre...tanto como eso...

Enid apareció con Ajax.

—¿A dónde vais chicos?—preguntó sonriente.

—A la tienda de antigüedades, ¿y vosotros?—miré a ambos.

—Vamos a una cita—respondió Ajax.

—Sí, tomaremos café y bueno...—ella sonreía como una niña.

—Tan colorido y vomitivo como siempre—la frase de Miércoles casi me hace reír.

—En fin, pasadlo bien en la tienda, nosotros nos vamos ya—Enid se despidió de nosotros.

Emprendimos la marcha, yo seguía a la chica pues no conocía el camino.

—¿Sabes?, me caes bien, fría...directa...sin rodeos

—Normalmente ante semejantes virtudes la gente suele alejarse de mí, no me importa, pero es raro ver que tú eres distinto.

Ella fue señalando las diferentes tiendas y así yo podía ubicarme la próxima vez. El aspecto de la tienda era oscuro e invitaba a la gente a largarse. Entramos y nos recibió una señora con una sonrisa.

—¿Desean algo?—preguntó.

—Necesito ver armas y objetos de hace años, sobretodo...máquinas de tortura—respondió Miércoles en su tono habitual.

—¡Oh, ayer nos llegó una de hace siglos!—aquella fue la vez que me pareció ver a Miércoles muy feliz.

Se trataba de un ataúd con pinchos, tenía un aspecto viejo pero aún servía. Tuve un pequeño escalofrío al imaginar una persona allí metida. Miércoles tocó los pinchos e inspeccionó el resto del aparato con interés.

—Serviría para torturar a mi hermano—dijo tranquila.

La dueña me miró y yo encogí de hombros.

La mujer nos estuvo enseñando otras más modernas pero no eran del agrado de Miércoles. Ella compró unos instrumentos de tortura antiguos y nos marchamos.

—Voy a ir a la cafetería, ¿tú vas a venir?—preguntó ella.

—Sí, pero primero quiero ir a esa tienda de juguetes—contesté.

—De acuerdo, te espero allí.

La tienda no era demasiado grande, pero si que tenía una variedad de juguetes y una sección estaba hecho a mano, como hace tanto tiempo. Me quedé alucinado con los diseños, eran bonitos y muy diversos. Compré un coche pequeño y negro.

Al salir, escuché unas voces de risas. Conocía esa clase de risas, alguien estaba en apuros. Era Enid quien estaba siendo molestada por unos tipos. Ella iba manchada de azul, le habían tirado algo de pintura y ahora le arrojaban unos tomates.

—¡Fuera lobo!—gritó uno repetidas veces.

—No queremos que dejes el pueblo lleno de pelos

—¿Por qué no eres un buen cachorro y das la pata?—el tono me hizo enojar y miré a todos lados.

No quería hacerlo, lo odiaba, pero ella estaba siendo acosada. Me fui al callejón próximo, deje la bolsa y dentro parte de mi uniforme antes de transformarme en un gran oso negro.

Al salir y acercarme a ellos, estos abrieron los ojos asustados. Solté un gran rugido que les hizo helar la sangre y salir corriendo mientras gritaban. Ya algo más calmado, miré a Enid.

—¿Eres tú tn?—yo asentí antes de volver al callejón para vestirme.

Ya no recordaba la última vez que la había utilizado. Me vestí y me dispuse a salir para ir a la cafetería cuando me tope con Enid. Estaba llorando y manchada.

—Enid—al verla así lo único que pude hacer fue a abrazarla—ya está, calma.

Ella se separó al cabo de poco y se disculpó por mancharme.

—Tranquila, ahora vamos a limpiarte—antes de nada, le escribí a Miércoles para decirle lo sucedido.

La dependienta de la tienda de juguetes me dio unos trapos y algo limpio para ella, simplemente tendría que devolvérselo cuando pudiera.

—Gracias—dijo Enid agradeciendo a la mujer.

Caminamos hacia la cafetería que no quedaba demasiado lejos.

—¿Y Ajax?

—Pues...le llamaron sus amigos y bueno...se fue

—Pero...teníais una cita—dije extrañado.

—Siempre tenemos citas, supongo que está vez ha decidido ir con ellos.

Al ver sus ojos pude ver la tristeza.

—Ahora tendrás a Miércoles delante, la mujer más alegre del mundo—esto le hizo soltar una pequeña carcajada.

—Si te escucha te matará—ambos nos reímos.

Llegamos juntos y nos metimos dentro. Ella estaba sola, tomando un café mientras observaba por la ventana. Al vernos llegar preguntó que había ocurrido, Enid se lo contó triste.

—¿Quieres que los maté y los entierre en el jardín?—preguntó muy seriamente.

—¡No!—dijo—no hace falta tanto.

—Ya veo, si cambias de idea avísame.

Invité a Enid a un café y un poco de bollería de colores que le encantaba. Al traerlo, Miércoles miró durante unos segundos la comida colorida.

—Enid, ¿tenías que pedir comida con tanto color?, es vomitivo y repulsivo—comentó.

—A mí me gusta—dio un bocado a su donut.

Pasamos el rato allí disfrutando del café, de la bollería y la compañía. Miércoles nos contaba cosas que hacia de niña, aunque algunas eran de las que cerraba el estómago. 

Regresamos a la academia y cuando estábamos ya por las escaleras los tres, la directora nos paró, aunque solamente era para hablar conmigo.

—Me ha llegado a mis oídos que usted ha montado un buen escándalo—dijo—usar su transformación de oso para asustar a los normies...no creo que haya sido buena idea.

—¡Él solamente me defendió!—exclamó Enid.

—Señorita Sinclair, por favor baje su tono

—Pero

—Enid, deja que yo hable.

Le conté toda la situación a la directora y se enojó el comportamiento de dichas personas, que hablaría con sus padres, el alcalde y el sheriff para solucionar el problema. 

—Entiendo que sea complicado, pero por favor, sea más cauteloso—pidió ella mirándome.

—Sí, lo seré.

Ella se despidió de nosotros y volvimos a nuestros dormitorios. 

Ajax regresó al cabo de un rato, había tomado un poco de alcohol y dando un par de tumbos hasta tumbarse en su cama.

—Menuda tarde—dijo feliz—hace mucho que no lo pasaba tan bien.

—Ya veo, oye Ajax

—Dime, ¿qué sucede?

—Hoy han increpado a Enid, unos normies le han tirado algo de pintura y unos tomates—expliqué—los asusté con mi transformación de oso. Pero igual esta algo triste.

Él se preocupó y me miró.

—Vaya...te lo agradezco—sonrió—si me topo con ellos les daré una buena.

Al rato, llamaron a la puerta y Ajax abrió.

—¡Hola!—dijo este.

—Apestas a alcohol—se quejó la voz femenina—bebes demasiado.

—Solamente han sido unas copas, ¿qué te trae por mi cuarto?, ¿quieres pasar aquí un rato?

—No, vengo a ver a Tn—respondió pasando por su lado.

Yo me había quitado los cascos la saludé.

—Te he traído esto—me entregó unos guantes negros y calientes—aún queda un poco para que llegue el frío pero quería que tuvieras algo para que no se te helasen las manos.

—¡Gracias!—me los ajuste y me quedaban bien—¿dónde los has comprado?, por la forma de estar cosidos, deben valer dinero—apreciaba cada detalle.

—Los he hecho yo

—¿En serio?, pues están muy logrados, podrías vender algunos—propuse—seguro que la gente los compraría.

La joven esbozó una amplía sonrisa.

—De momento los guardaré hasta que llegue el frío.

Enid me dio un fuerte abrazo.

Luego, Ajax la tomó de la mano para ir un rato a sentarse en la cama.

—Os dejo a solas—salí del cuarto para no molestarlos.

Decidí ir a visitar a Miércoles. Abrió la puerta y estaba tan seria como esperaba.

—Hola—saludé.

—Estoy escribiendo

—¿Puedo quedarme un rato?

—¿Por qué?

—Enid y Ajax...ejem...están ''ocupados''

—Entra

—Muchas gracias

—Solamente te pido que no molestes.

Me puso con cosa a jugar al uno, era muy bueno y se le daba bien. Miércoles escribía concentrada en su novela. Admiraba que fuera capaz de escribir un libro.

Gané unas cuantas partidas y Miércoles dejó de escribir a la hora exacta. Después, se puso a leer un libro que se había comprado.

La puerta de la habitación sonó fuertemente, Enid entraba llorando y dando voces de que Ajax era un completo idiota.

—Enid baja el volumen, ya es tarde—Miércoles no estaba para que la molestasen.

—¿Puedes creer que dice que nuestras citas son aburridas?, me ha dicho que está cansado de ir siempre a tomar algo, a dar un paseo o quedar con otros amigos, que quiere algo más—eso último lo dijo avergonzada.

—El amor es rutina Enid

—No ayudas Miércoles—le dije tratando de que fuera más amable.

—¡Tn!—dio un salto sorprendida—¿qué haces aquí?.

—Pasar el rato mientras...—no fui capaz de terminar la frase.

Hubo un momento de silencio.

—Será mejor que me vaya ya, es tarde—antes de salir por la puerta, me tomó del brazo.

—Gracias por salvarme está mañana—me dio un beso en la mejilla y cerró la puerta mientras los dos nos dedicamos una sonrisa.

Volví a mi dormitorio y Ajax dormía profundamente. Yo bostece y me fui a dormir, pronto iban a empezar las clases y necesitaba estar concentrado. Aunque esa noche en mi mente se dibujaba la cara sonriente de Enid y su beso en la mejilla.

A la mañana siguiente, recibí la visita de Enid, Ajax se había ido y yo todavía quería dormir un poco más pero la rubia insistió en ir a tomar algo con Miércoles antes de dar un paseo.

—Voy—me cambié y salí.

—¿Listo?

—Listo.

Miércoles esperaba pegada en la pared. Y así inició mi nueva etapa escolar.

Continuará.





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