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Pov. Winda

Desperté.

Abrí los ojos de golpe y me senté, quedé totalmente sorprendida al reconocer la textura de la manta peludita que está sobre mi cama.

-tal vez... Todo fue un sueño...- puse mis manos sobre mi cabeza, me sentía cansada y mareada

El sonido de mi estufa me hizo salir lentamente de mi habitación, caminé con cuidado y ahí había alguien.

-¿Shane?...- dije al ver al pelirrojo sin camisa y sin zapatos, él estaba hirviendo agua

-despertaste- me sonrió levemente luego de mirarme -¿Te sientes bien?-

-un poco mareada... ¿Qué sucedió?... ¿Qué haces aquí?- lo miré confundida

-yo te saqué del agua, llegué justo después de que caíste, estabas inconsciente y tuve que darte RCP, lamento eso- se sonrojó levemente, él siempre ha sido muy tímido y gentil conmigo

-descuida, debo agradecerte y decirte que eres el chico más joven que me ha tocado y besado- reí con calma, su rostro enrojeció hasta casi quedar del mismo color que su cabello -¿Qué preparaste?...-

-bueno, estaba por hacerte un poco de té- la olla silbó, indicando que el agua estaba lista

-yo no tengo nada para hacer té- sonreí y me acerqué a su lado, ví muchas cosas que no eran mías sobre la encimera

-lo sé, tuve que ir a casa y tomar algunas cosas, al tío Leo no le importara que tomé sus cosas, menos si se trata de ti- sonrió y comenzó a servirme el té en una taza

-¿Dónde está él?...-

-fue a terminar con lo del tráfico de mujeres, sé que le hubiese encantado estar aquí cuando despertaras, pero siendo el líder, tiene más responsabilidades, por eso me quedé a cuidarte-

-gracias...- olí ligeramente la taza desde lejos -¿De qué es?...-

-té de gengibre con miel, bueno para los mareos, náuseas y vértigos- me entregó la taza con cuidado -también tiene manzanilla, buena para los nervios-

Él me extendió una silla y esperó a que me acercara para acomodarla detrás de mi, es joven pero, es todo un caballero.

-lamento estar así de mal vestido, pero mi traje aún no se seca del todo, al menos los pantalones estuvieron listos antes de que despertaras- se rascó la nuca y rió levemente

Nunca había notado el increíble parecido de Shane con Raphael, la forma en que sonríe y observa, incluso la forma de caminar, sin embargo, sus facciones son iguales a las de Erika, su nariz pequeña, sus ojos rasgados y los tres lunares que ella tiene en el rostro, es una mezcla bien hecha.

-¿Qué es eso?- dije con una leve sonrisa mientras señalaba su hombro izquierdo

-oh... Bueno- comenzó a ponerse nervioso

-¿Tú mamá lo sabe?- reí al ver como asentía lentamente -¿Quién te lo hizo?-

-mi padre...- dijo para luego mostrarme el tatuaje en blanco y negro

-tus padres- sonreí al ver un par de lirios y las armas de Raphael

-¿Es muy obvio?- rió y miró hacia la ventana

-siempre he pensado en que eres un chico muy sensible-

-tienes razón, desde pequeño he sido así, en el preescolar me molestaban por llorar mucho... En la primaria también, incluso en la secundaria...- soltó una pequeña risa -aún me molestan, pero ya no es por llorar-

-Leonardo me dijo que estabas en tu último año de preparatoria, ni siquiera tienes dieciocho años y ya vas a ir a la universidad- bebí un poco de té

-no sé si sea buena idea que vaya...-

-¿No quieres ir a la universidad?- parpadeé varias veces por la sorpresa

-no es eso, pero estaría lejos de mi familia, de mis hermanas, Mik aún es muy pequeña para que me vaya, soy parte del equipo y me sentiría culpable si yo llevo una vida normal... Mientras... Mi familia arriesga la vida cada vez que salen...-

-¿Qué dicen tus padres?- dejé la taza en la mesa y lo miré sentarse a mi lado, él también traía una taza

-mi madre quiere que vaya a la universidad, dice que quiere que tenga un buen futuro- bebió un poco -mi padre también quiere que vaya... Dice que le encantaría darme algo que él no pudo tener...-

Miré sus ojos, de un color verde brillante, que se hizo más brillante cuando comenzó a retener unas cuantas lágrimas, es solo un chico, uno muy bueno, tiene un lindo corazón, tal vez... Mi hijo pudo ser así...

-no sé que es lo que quiero en este momento...-

-yo tampoco sabía que quería en mi momento- sonreí levemente -aunque no lo creas me gradué de la preparatoria y obtuve varios cursos en cosmetología y estética-

Él me miró, sus ojos aún eran brillantes y me transmitieron su inseguridad.

-no sabía que era lo que quería, me gradué de la preparatoria y no tenía idea de que quería hacer, no quería ir a la universidad, eso era seguro, pero luego descubrí la cosmetología y me enamoré de ella- suspiré recordando aquel día -hice varios cursos, pero cuando decidí ir a la universidad, quedé embarazada-

-¿Tienes un hijo?- me miró sorprendido, incluso sus lágrimas desaparecieron

-no pudo nacer...-

-lo siento...- bajó la cabeza, lo noté arrepentido, sí que es alguien muy expresivo, es tierno en él

-descuida... Supongo que tuvo que irse para no tener una vida tan dura como la que su padre le daría...- sentí mi corazón doler

-mamá dice que... A veces... Dios elige llevarse a las personas para que no sufran ni se pierdan por el mal camino y que los lleva con él para cuidarlos y protegerlos-

-creí que porque tu madre era china, tenía otras creencias- miré su taza casi vacía, supongo que Leo lo hizo adepto al té

-mamá es cristiana, al igual que mi abuela y aunque parezca extraño, mi padre también- sonrió levemente

-¿Tú también?-

-si, no soy religioso ni nada de eso, yo pienso que Dios es una relación entre él y yo, nada más, tampoco te condenaré por lo que hiciste, no soy nadie para juzgarte ya que yo también he cometido errores-

-errar es humano- sonreí -me agradan las personas como tú, personas que no te juzgan y que a pesar de todo están a tu lado apoyándote-

-eres familia ahora, no puedo dejarte de lado y ahora Kiri tampoco lo hará-

Lo ví levantarse y ví la parte superior de su traje en mi tendedero, es tranquilo pero se toma sus libertades, eso lo hace un chico un poco ingenuo, eso es algo que le falta a este mundo tan horrible, alguien con apariencia ruda, pero que sea dulce y comprensivo.

Se vistió rápidamente y se colocó sus zapatos, revisó algo en su brazalete y volvió a verme.

-¿Qué haces?- sonreí al verlo actuar en silencio, en carácter es igual a Leonardo

-le abro a las visitas- rió y abrió la ventana

Sonreí al ver a mi tortuga favorita entrar por la ventana y sonreí aún más al ver a Kiri entrar también.

Mi corazón salto de alegría al verla sonreir hacia mí, ya no me odiaba, es más, incluso puedo llegar a decir que ahora me apreciaba.

-¿Qué tal un abrazo?- dijo ella extendiendo sus brazos hacia mí

Reí con alegría y no dudé ni un segundo en levantarme y correr a abrazarla, no pude evitar derramar unas cuantas lágrimas al verla sana y salva.

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