11

-creí que ya no lo vería después de lo que le hice hace semanas- se sentó en una silla que estaba en la cocina junto a la mesa del comedor

-ya no soy un niño, no puedo comportarme como tal- la miró -y no había venido porque estuvimos algo ocupados con una situación-

-otra cosa que admirar y entiendo- rió -solo por curiosidad ¿Su familia no le dice nada por salir a estas horas?-

-no, a esta hora cada quien hace lo que quiere- sonrió

-entiendo- sonrió

Siguieron charlando tranquilamente, luego pasaron al sofá, en el camino Winda se quitó su chaqueta mostrando un gran escote que dejaba apreciar su espalda desnuda.

Leonardo no pudo evitar verla, era hermosa, parecía una muñeca, una alta y muy tonificada.

-¿No te duelen los pies con esos zapatos?- dijo para desviar la mirada de su cuerpo

-no, ya estoy acostumbrada- rió, se sentó y cruzó levemente sus piernas

-ninguna de las chicas podría igualarte en eso-

-tendré que hacer una competencia de tacones altos- rió -creo que soy menor que todas ellas-

-si, la mayor de ustedes es Maggie, incluso es mayor que nosotros- sonrió

-no parece tan mayor, luce como alguien que está cruzando los 30-

-eso es verdad, Erika no ha cambiado, está igual a como la conocimos-

-nadie podría creer que tiene dos hijos, yo no conozco a la novia de su hermano de naranja-

-su nombre es Dakota, ella nació en Alaska, pero se crió aquí en Nueva York, es una buena mujer-

-Alaska, que exótico- rió

-si, creo que les gustan internacionales, Erika es mitad china y mitad guatemalteca así que, ella es la más exótica- rió

-veo que todos consiguieron a mujeres decentes, pero ¿Por qué usted no?-

-bueno, Raph y Erika se lanzaron juntos, con Donnie, Maggie fue igual y con Mikey, él salvó a Dakota una vez y ella lo buscó hasta encontrarlo- la miró -yo no corrí con la misma suerte-

-así que ustedes son tímidos con las mujeres- rió -hay que ir tras ustedes-

-es una buena forma de decirlo- rió

-entonces, espero que no le moleste-

-¿Qué cosa?- dijo confundido

Winda se sentó en sus piernas, rodeó su cuello con sus brazos y se lanzó a besarlo, se había quedado enganchada a él desde la última vez.

-Win- cada palabra que salía de su boca era cortada por ella y sus labios

-me gusta ese apodo...- sus besos se volvían cada vez más profundos

-yo... No creo que esto esté bien...- dijo al separarse

-haga silencio y por un momento déjese llevar...- volvió a besarlo -no pienso cobrarle...-

Leonardo puso ambas manos en la cintura de Winda, no quería dejarse llevar, sin embargo un pensamiento se formó rápidamente.

"Tus hermanos se dejaron llevar y ahora son muy felices"

-solo por esta vez...- la atrajo para besarla lentamente

Ella estaba contenta, logró convencerlo de hacerla suya, su corazón latía demasiado rápido, él era todo lo que quería ahora, su cuerpo se lo había estado pidiendo desde que lo besó por primera vez.

Se levantó dejándolo confundido, extendió su mano y él la tomó, se levantó también y ella deshizo el enganche de su arnés, él dejó sus katanas a un lado.

Con diversión y coquetería se acercó a sus pantalones, le quitó el cinturón y comenzó a bajarlos, luego lo sentó de nuevo.

Leo tragó saliva, estaba nervioso, era algo muy distinto a todo lo que conocía, ya sabía sobre el tema, pero nunca creyó llegar a experimentarlo en carne propia.

-justo como lo imaginé- rió -es casi como el de un humano, pero hay una gran~ diferencia-

Él la vio tomar su miembro con una de sus manos, delicadamente, Winda comenzó a deslizar su mano de arriba a abajo.

-no tiene porqué contenerse...- sonrió y se arrodilló entre sus piernas -y mucho menos ahora...-

Leo no pudo evitar soltar un gemido un tanto alto al sentir la lengua de Winda deslizarse por su miembro.

-nunca había visto uno tan grande~...- siguió con lo que hacía -creo que puedo intentar...-

Comenzó a meterlo dentro de su boca lentamente, succionando de vez en cuando, soltó una leve risa al verlo apretar el sofá, ella siguió dándole placer por un buen rato.

Cuando sintió el líquido preseminal se levantó y lo miró, él tenía la mirada un poco perdida, se le notaba agitado, tomó la mano del mutante y lo llevó a la cocina.

Leonardo la tomó por la cintura y la sentó en la mesa, era justo lo que ella quería, él puso ambas manos en sus muslos, eran suaves y firmes, subió lentamente su vestido hasta ver en donde iniciaba su pantaleta.

Ella deshizo el nudo que mantenía su vestido en su lugar, las cintas que antes estaban en su cuello, ahora estaban sobre su pecho, lentamente bajó su vestido hasta dejar al descubierto sus senos.

Leo la recostó en la mesa, no tuvo que quitar nada, estaba vacía, con delicadeza tomó uno de sus senos en una de sus manos, lo masajeó suavemente mientras se acercó a besar el cuello de la chica.

Winda abrió sus piernas dándole así más espacio para poder acomodarse, podía sentir su miembro erecto, se estaba excitando de tan solo pensar en él, en como la tocaba, tan delicado, no era brusco ni desesperado, no era como los otros.

A pesar de nunca haber estado con una mujer antes, sabía dónde tocarla, ella tomó su cabeza entre sus manos, quería verlo a los ojos, saber que era lo que pensaba, si pensaba en ella.

Leonardo acarició una de sus mejillas y puso su otra mano sobre una de las de Winda.

-¿Estás segura de que quieres esto?... ¿Conmigo?-

-he esperado esto desde la última vez...- acarició sus mejillas -usted me ha robado el sueño últimamente...-

-espero no decepcionarte...- la besó dulcemente

-no lo ha hecho desde que lo conocí...- se sentó y comenzó a quitarse su pantaleta

Él rió bajo, ella era encantadora, divertida y sin quererlo se había enganchado a ella.

Winda sonrió y se quitó el vestido dejándolo en el suelo, besó su mejilla.

-será mejor deshacernos de todo esto- rió y señaló las vendas que el usaba, con cuidado retiró cada una -mucho mejor-

-gracias- sonrió

-para ser alguien recto y el líder del equipo, tiene buenos tatuajes- pasó sus dedos por cada uno -me gustan-

-Raph tiene muy buen pulso-

-si- lo miró a los ojos -ahora... Sigamos en lo que estábamos~...-

Lo jaló de los hombros para besarlo, él rodeó su cintura, su piel era tersa, ella le sonrió.

-he estado con muchos hombres... Pero... Ninguno tan grande- rió levemente

-no haré nada que no quieras...-

Winda le dió un pequeño beso, lo guío con delicadeza, Leo lentamente fue deslizando su miembro en la vagina de Winda, era totalmente extraño, estaba un poco apretada, mojada y caliente, sintió un enorme placer.

Ella le clavó las uñas en los hombros al sentirlo dentro suyo, le dolió un poco, debido a lo que le hicieron cuando era niña, soltó un leve gemido al verlo entrar completamente en ella.

-se... Siente bien...-

Leo comenzó a moverse lento, iba a dejar que se acostumbrara a él, Winda lo abrazó por el cuello y aumento ese sonido que para el mayor de los ninjas, era música.

Se dejó guiar un poco por su instinto y aceleró sus embestidas, tuvo que apoyarse en la mesa haciéndola crujir levemente, apoyó su cabeza en el cuello de la chica, los suspiros y gemidos de ambos resonaban brevemente.

Winda rodeó su cadera con sus piernas para pegarlo más a ella, él iba a lograr algo que los demás no, iba a darle un orgasmo, lo sentía muy cerca, gimió su nombre con fuerza cuando lo tuvo, al poco tiempo sintió como un líquido viscoso la llenaba.

-maldición...-

-l-lamento... Si te hice daño...- estaba algo agitado

-para nada...- sonrió y lo besó -eso estuvo muy bien... Pero-

-¿Qué sucede?...-

-ahora quiero más~- le guiñó un ojo

Él rió levemente y sin salir de ella la llevó al sofá, ahí la hizo suya de nuevo, dejándola contra el sofá y él sobre ella.

Winda no quiso dejarlo en paz y lo guío hasta su habitación en donde ella sonrió coquetamente, se colocó sobre sus cuatro extremidades en la cama y movió sus caderas de lado a lado para tentarlo.

Leonardo no pudo resistirse y la tomó en esa posición, así siguieron por unas cuantas horas hasta saciar su deseo.

-hoy batió un récord- rió recostada en su pecho

-si te soy sincero, no creí llegar tan lejos- sonrió y la acercó más a él

Ella se levantó para verlo, cubierta ligeramente por una de las sábanas de su cama, le devolvió la sonrisa y le dió un pequeño beso.

-debe saber que yo no me engancho con quién lo hago-

-lo sé, entiendo que tu trabajo no te permite esas libertades-

-gracias- acarició su mejilla -usted es muy amable-

Leonardo se sentó para verla mejor, él tomó una de sus manos y puso su otra mano en una de las mejillas de la morena.

-tal vez...- miró sus ojos azules -podríamos ver a dónde nos lleva esto-

-haré lo que tú desees- sonrió -solo espero que ninguno de los dos se lleve una decepción-

-entonces, es buen momento para comenzar a tutearlo- rió y lo atrajo para besarlo

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