02
Empiezo a caminar hacia el frente con suma concentración, incluso mi propio lobo se controla en todo momento para que todo salga perfecto. Intento regular mi respiración para que ni el mas mínimo movimiento me haga perder mi postura. A veces pienso que estas clases son mucho más pesadas que el entrenamiento que me da mi tía y eso que ella me hizo cargar piedras. En una ocasión me hizo levantarme a las cuatro de la mañana y nadar en el lago, aunque de eso se arrepintió, un alfa nos estaba vigilando y casi me ataca; pero con ayuda de Jungkook pude salir ileso de ese lugar, no puedo decir lo mismo de aquel alfa.
—La espalda un poco más recta su majestad.
—De acuerdo.
—Su barbilla más elevada, muestre su rostro con gran orgullo —canturrea el instructor—. Empiece a caminar como si todo esto fuera suyo.
—Todo esto es mío —me quejo sin dejar de caminar.
—Oh, cierto, disculpe mi insolencia su majestad. —Hace una reverencia —. Me refería que se sintiera dueño del mundo.
Elevo un poco más mi barbilla mientras hago que mis hombros vayan un poco más hacia atras, siento como los libros sobre mi cabeza se tambalean un poco, pero trato de mantener el equilibrio. Bien, concéntrate, no pierdas tu centro, camina con elegancia. No debo romper mi excelente postura, debo parecer incluso algo soberbio. Como aquellos omegas de los otros reinos, los cuales me caen mal; sin embargo, este no es momento para decir las mil razones por las que debería patearlos.
—Es una postura terrible.
La voz de mi madre me hace tambalear logrando que tire los libros. Intento no soltar una maldición y me giro a verla. Mi instructor le hace una reverencia y mi madre hace una señal con la mano para que este salga, eso quiere decir que no esta del todo feliz, usualmente pide a las personas que se retiren de forma amable, ahora ni hablo. Una vez solos, me mira con algo de molestia mientras se cruza de brazos. Aquí viene el regaño, ya no me sorprende.
—En mis tiempos te ponían una copa llena de vino para comprobar tu equilibrio.
—¿Ya existían copas en ese tiempo? Eso no lo sabía —también me cruzó de brazos.
—No quieras hacerte el gracioso conmigo, niño. —Camina unos pasos—. Estás en serios problemas, me enteré que te estás paseando por el pueblo sin un guardia real. —Suelta un suspiro—. Yoongi, sabes perfectamente lo que está pasando en estos momentos, no puedes ir a la ligera por ahí, necesitas que alguien te proteja.
—Pero voy con Jungkook. —Bajo la mirada—. Sabes que él no permitiría que nada me pase.
Sus tacones resuenan por la habitación hasta que se detienen frente a mi. Sus brazos me rodean y yo suelto un pequeño suspiro, al final no es un regaño, y de alguna forma este gesto de cariño era lo que necesitaba, inclino mi cabeza hasta que escondo mi rostro en su cuello. El aroma a lavanda de mi madre hace que me abrace más a ella para obtener un poco más de esa deleitante esencia. Los aromas de ella y de mi padre siempre serán los mejores del mundo. Jamás podría cansarme de ellos, me hacen sentir seguros y en casa. Como si fuera un cachorro aún, restriego un poco mi rostro sobre su cuello haciendo que ella ría un poco, pero posteriormente suelta un suspiro.
—Cariño, estoy consiente de que Jungkook daría su vida para que tú estuvieras bien, pero la situación en estos momentos no es la mejor. —Acaricia mi cabello—. Los otros reinos están hablando de una guerra contra nosotros y al parecer no están dispuestos a firmar los tratados. Además, ¿qué sucedería si algunos caballeros de otros reinos los encuentran solos? Jungkook no podría con tantos, me volvería loca si les pasa algo. Necesitas ir con más guardias, así no serás un blanco fácil.
—¿Crees que quieran venir por mí?
—Harán cualquier cosa para provocar a tu padre o a mí. —Me obliga a mirarla—. Sé que te encanta salir del castillo y caminar por los mercados, pero debes tener cuidado mientras intentamos que esos reinos quieran firmar los tratados.
—¿Por qué no quieren firmar los tratados los otros reinos? —Frunzo el ceño—. ¿A caso el nuestro esta proponiendo algo malo?
—No, no, cariño. —Niega con la cabeza —. Solo se trata de tradiciones tontas.
—¿De qué hablas?
Ella rompe nuestro abrazo. Toma mi mano y me hace caminar hasta el pequeño sofá que hay en toda la enorme estancia. El hermoso rostro de mi madre tiene una mueca de preocupación, ella siempre ha sido una persona que en cualquier circunstancias se muestra positiva; sin embargo, ahora las cosas no parecen así. Creo que todo esta tan mal que ni ella puede ver una luz de esperanza y eso hace que me preocupe.
—En los tratados muchas veces se pide que haya algo que demuestre que ninguno de los dos reinos lo romperá, eso es un matrimonio entre los hijos de ambos reyes.
—Deben estar bromeando, ¿no? —digo furioso y al no obtener una respuesta exploto—. ¿Matrimonios forzados? ¡Esto es indignante!
—Lo sé, tu padre también lo sabe, tranquilo. —Pone una mano en mi hombro para tranquilizarme—. Sabes que en nuestro reino, desde que obtuvo el poder tu tatarabuelo, esas tradiciones absurdas no se volvieron a usar. Él creía que sus hijos debían casarse con quien más amaran. —Acaricia mi rostro—. Nosotros pensamos lo mismo, por eso no nos importa si los demás están en nuestra contra, jamás daríamos tu felicidad por una maldita firma.
—Son los mejores padres. —Suspiro —. Lamento que tenga problemas por mi culpa.
—No cariño, no es tu culpa. Esto está pasando porque esas personas no les importa la felicidad de los demás.
Sé lo que trata de decir, pero estoy seguro que quizás si yo hubiera sido un alfa no tendría que preocuparse por tener que dar a su único hijo omega en matrimonio. Si tan solo no fuera un omega las cosas no serian así, los demás reinos aceptarían firmar los tratados y nos tomarían en serio. Estoy seguro de que muchos piensan que es una estupidez que un omega vaya a tomar el puesto como futuro rey. Debo demostrarle a esa gente que se equivocan, mis padres no están criando a un niño bonito para lucirlo en una de tantas fiestas; ellos están formando a un líder.
—¿Cuál es el reino que está más decidido en la guerra?
—Kyrios —dice con la mandíbula tensa—, creeme que si por mí fuera ya estuviera incendiando su castillo.
—¿Podemos hacerlo? —pregunto emocionado.
—Aunque quisiéramos, no se puede —se lamenta—. Según tu padre todo debe hacerse con diplomacia y cosas así.
—Demonios.
Ambos hacemos un puchero después de soltar un suspiro, pero nuestro rostro cambia cuando vemos que la puerta es abierta de golpe y es cerrada de la misma manera. Mi padre entra con aire autoritario, su postura se muestra orgullosa como el alfa digno que es. Muchos piensan que mi padre es un hombre bastante intimidante, pero la mayoría de las personas en el reino saben que tiene un dulce corazón. No hay alfa más amable y caritativo que él, estoy seguro de eso.
—Hae Rim —dice serio.
—A mi me hablas con cariño, alfa idiota. —Se levanta mi madre y suelta un pequeño gruñido—. Que mi vestido no me impedirá romperte las costillas por este comportamiento.
Mi padre abre demasiado los ojos, aclara un poco su garganta antes de acercarse a mi madre y dejar un pequeño beso en su mejilla. El aroma de ambos se mezcla de tal forma que llega a ser bastante bueno y reconfortante para mi pequeño corazón. Posteriormente se acerca a mi y acaricia mi mejilla con mucha ternura. En sus ojos esta esa chispa de cariño que siempre me muestra cada vez que nuestros ojos conectan.
—Querida —empieza hablar—, me alegra encontrarte.
—Así me gusta. —Mi madre me mira—. De esta forma te debe tratar tu futura pareja, sino lo hace tendrás que utilizar la fuerza bruta. No permitas que te hablen de otra manera.
—Entendido.
—Amor, no le des esos consejos a Yoongi. —Suspira—. Ya es difícil intentar controlar su vocabulario como para que ahora también ver su forma de tratar a su futura pareja.
Mi madre suelta un bufido antes de hacer que me levante. Me posiciona frente de ella mientras sus manos descansan en mis hombros, ella da dos pasos hacía la izquierda para que pueda verse mejor; hay mucha diferenciade altura, aunquesi logro cubrirla. Aunque me gusta cuando hace eso, porque es una forma de defender sus ideales y al mismo tiempo a mí. A mamá nadie le podrá decir como criarme y eso incluye a mi padre.
—Solo estoy preocupada por el bienestar de mi hijo.
—Hay actos más diplomáticos para...
—Sí, sí, sí, después me aburres con eso, dime ¿para qué me buscabas? Estaba en una conversación con mi pequeño.
—Planeabamos un atentado contra el reino de Kyrios. —Asiento con la cabeza—. Mamá quiere incendiar el lugar... ¡Ah!
Siento como mi madre pellizca con fuerza mi brazo con fuerza y yo me retuerzo en mi lugar. Sé que si intento apartarla será peor, así que solo suelto quejidos de dolor. Papá nos mira algo nerviosos, pero no hace nada por querer salvarme. Si lo intenta le tocara algo mucho peor. Ya sucedió una vez, así que no ha vuelto a hacerlo, por mi bien y el suyo.
—¡Mamá! ¡Para! ¡Lo suplico!
—Deja de decir estas cosas frente a tu padre, mocoso insolente —sisea antes de soltarme—. Pensará que hablas en serio.
Mi padre se le queda viendo fijamente antes de elevar una ceja. Bueno, ¿qué puedo decir? Mamá ya hizo fama de ser alguien muy violenta. Tanto mi padre como yo sabemos que ella habla en serio con eso de incendiar aquel reino. Ni el mejor ejército detendría a esa mujer si se propone algo.
—No hablaremos de eso. Te estaba buscando porque tengo una reunión mañana en Diktyon. —Suspira—. Quería llevarte a ti.
—¿Por qué ya no me dejas ir? —Pregunto consternado—. Antes iba contigo, así aprendía más sobre los otros reinos.
Siempre era yo quien iba a su lado cuando se trataba de los convenios. Mamá fue en varias ocasiones con nosotros, solo para enseñarme algunas cosas con respecto a lo que había escrito en los papeles que firmaban. Aprendí muchas cosas de mamá, aun cuando parece que la reina no hace nada la realidad es que ella es la mano derecha de papá.
—Hay muchas cosas que te ponen en peligro ahora —dice serio—. Necesito que te quedes dentro del castillo, Jungkook estará todo el tiempo contigo. Hae Rim vamos.
El tono que utilizó mi padre hizo que hasta mi propia madre lo obedeciera sin rechistar. Ella deja una caricia en mi cabello antes de ir tras mi padre. Me quedo parado escuchando el eco que dejaron los zapatos de mi madre antes de irse. Por la puerta veo asomarse los grandes ojos de Jungkook quien no tarda nada en entrar y sentarse en el sofá. Toma mi mano y hace que me siente a su lado. Seguramente en otros reinos esto sería un símbolo de insolencia, pues aunque sea mi primo, él no debe tocarme; agradezco que mis padres no piensen de esa forma.
—Tu padre me dijo que quizás estarías molesto ahora que se van.
—No estoy molesto. —Arrugó la nariz—. Solo estoy confundido. No esperaba que ellos actuarán de esta manera.
—¿Quieres ir al pueblo? —Me sonríe—. Eso siempre te anima.
—Creo que no podremos ir en un muy largo tiempo. —Juego con nuestras manos—. Papá dice que es peligroso.
—Pero todo el pueblo te ama, estoy seguro harían lo que sea para mantenerte a salvo.
—Lo sé, pero será mejor obedecer. Ya no quiero causar más problemas.
Me pregunto, ¿si hubiera sido alfa o beta esto sería distinto? Quizás mis padres no tendrían que preocuparse de que algún alfa quiera atacarme o dejar una marca en mí.
—Oye, ¿crees que esto sería diferente si yo fuera alfa?
—Ambos sabemos que sí —murmura—, pero eso no significa que no estarías en peligro. Al contrario, todo el mundo ir detrás de ti para asesinarte. Una vez que derrocan a la cabecilla es más fácil obtener el puesto de rey, ¿lo olvidaste?
—Eso quiere decir qur es más seguro ser un panadero —hago un puchero.
—Dejarías a un reino sin un excelente sucesor a rey.
Sonrío un poco al escucharlo, no creo que vaya a ser el mejor líder, pero haré mi mejor esfuerzo. Solo debo entrenar más, tal vez de esa forma nadie me vea como un blanco fácil.
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