CAPITULO 10

CHERRY

Previo a consecutivas respiraciones y los nervios que no se me pasaban, mi mano corajuda empujó la puerta de entrada de la cafetería para ingresar y creo con tanta fuerza, que una vez dentro muchos ojos focalizaron en mí por parte de la clientela como Raquel y Cesar, provocando que por un momento y sobre mi lugar, calme la inquietud que me regía como y por primera vez en profundidad con alegría, mirar toda esta cafetería que sigo sosteniendo y ahora, más.

Tiene algo especial.

Tanto.

Que retomando mis pasos, su ambiente me hace sonreír mientras camino a la barra de pedidos, viendo sobre las sonrisas.

Guau.

De Raquel al verme y hasta parece, el mismo Cesar viendo que se suma su amigo, sentándose en unas de las banquetas vacía del otro lado.

Hoy no lleva ninguna bandera sobre sus hombros, pero sí, una camiseta de algún equipo de fútbol.

No logro escuchar lo que se dicen por el bullicio interno de la cafetería con los clientes y la suave música que ambienta el lugar.

Pero lo que sea, hace fruncir el seño a Cesar y reír a su amigo.

CESAR

- ¡Viniste! - Raquel rodeando la barra, recibe a Cherry extendiendo lo brazos, la recibe feliz y Pastor se señala.

- Yo también lo hice recién, Raquel. - Abre los suyos y hasta girando de su banqueta para su turno de abrazo con su amor imposible.

Raquel lo ignora mirándolo muy feo, pero su sonrisa vuelve al tener en sus brazos a Cherry, seguido de mirarlo con una ceja elevada a mi amigo.

- Abraza a la tostadora, necesita cariño. - Le dice y Pastor mira detrás de la barra a la máquina encendida.

La señala.

- Eso, está encendido. - Le indica y Raquel lo mira con suficiencia.

- Exacto. -  Lo aclara, haciendo que ría Pastor.

Relajado apoya su espalda en la barra y se mira las uñas como si la un millón y media vez de rechazo de Raquel no le afectara.

Y créanme, que no.

- Me quieres...

- No. - Raquel, no duda.

- Me amas. - Pastor insiste, elevando su índice. - Si me amas, dame una señal.

- No.Te.Amo. - Silabea sin dudar.

- Otra. - Insiste y se me escapa una risa.

En realidad a todos.

CHERRY

Debo reconocer que todo es agradable.

Sí y hasta el mismo Cesar por más comienzo extraño y muy mal educado.

Resultó que Pastor y como lo sospechaba, son grandes amigos con él y aunque no lo parezca, también de Raquel.

No sé en que punto de sus vidas y tiempo lo son, pero por lo que aparenta data de hace mucho, como y pese a que hay bromas por el humor entre ellos, que Pastor está enamorado de Raquel.

Como si fuera de casi toda una vida y llevando solo horas, me llevo de maravilla con las máquinas y la atención al público, gracias a las precisas explicaciones de Raquel y su cordialidad para enseñarme sobre pequeñas acotaciones de Cesar en el camino.

Pastor ayudó un par de veces, tiene la familiaridad de ser buen mesero, supongo por tanto tiempo acompañarlos y amistad, pero luego y con unas disculpas, se marchó.

Era su día de descanso en el trabajo, pero anunció con mucha emoción que seguían esas eliminatorias de fútbol de países y no se las podía perder como fan que es, cual y tras saludarnos como era de esperar a Raquel le lanzó un cariñoso y demostrativo beso por el aire directo a ella mientras limpiaba una mesa al despedir a una pareja que ya se marchaba, que diestramente frenó la llegada del beso, interponiendo la bandeja a modo escudo haciendo que ría, pero Pastor solo negó divertido mientras se iba.

- Hacen linda pareja... - Murmuro bajito intentando abrir un paquete listo para ser usado, aún sonriendo y sin poder evitar el aroma de los granos colombianos molidos perfectamente en molido fino.

- Lo son... - Sin saber que Cesar estaba a poca distancia y me escuchó, me responde. 

Está agachado y acomodando unas cajas pequeñas bajo el mostrador.

- Pero Raquel no es mujer de un solo amor. - Me dice incorporándose y ayudarme a poner el café por el tamaño mediano de la bolsa.

- ¿Le gusta estar con muchos novios? - Mis palabras hacen que sus labios dibujen una sonrisa por más que no me mira ante la concentración del café llenando el frasco.

Niega.

- No ese tipo de amor. - Me explica guardando la bolsa por mí, una vez lleno. - Pero tiene varios amores. - Pese a estar de espaldas, siento que hace una mueca. 

Lo que no sé, si de preocupación o descontento.

No tengo idea, pero mis ojos van a Raquel en otra mesa, sirviendo más café a la ya taza vacía y conversando alegremente con un cliente, un anciano de edad y que me parece haberlo visto ayer también.

- Puedes hacerlo... - Volviendo a la barra y tomando un pedido nuevo, me lo entrega y me lo quedo mirando sin entender tomando el papel del pedido.

Leo lo que dice y comprendo.

- ¿Un Macchiato? - De mis favoritos entre los expreso. - ¡Claro! - Formulo.

Lleva dos parte de café sobre una tercera de leche vaporizada para generar una espuma exquisita, por eso tomo una taza de vidrio, ya que bien hecho, el cliente notará el fondo con el líquido oscuro, su medio beige y la parte de arriba con el tono casi blanco de la leche.

Pero iniciando el encargo, Cesar aunque me indica que lo continúe, me habla.

En realidad, aclara su garganta y hasta rascando su nuca.

- Me refería en que puedes... - Un cliente se acerca a pagar. - ... ya sabes. - Tipea el valor en la registradora. - O sea puedes... - Me lo quedo mirando, procurando entender y viendo como entrega el ticket y su vuelto. 

No voltea a mi dirección, sigue con su vista en la caja registradora y suspira.

- Lo que quiero decir, es que puedes... - Eleva su rostro, pero sigue sin mirarme, aunque más decidido. - ... tocar el piano. - Suelta de golpe y mis manos se detienen de continuar con el expreso.

- ¿En serio? - No me la creo, aunque se me ilumina el rostro y mi jefe desde hoy, se encoje de hombros.

Vuelve a aclarar su garganta.

- La cosa era que mi hermano fue el último que la tocó y eso como sus huellas, no más. - Es su respuesta marchándose.

Y mis dedos que sostienen la taza, la aferran con más fuerza por su dicho, tanto, que de no exhalar el aire que retuve, seriamente se podría haber quebrado en muchos pedacitos.

Que pendejo.

Su pendenciera bipolaridad que en menos de 36h y comienzo a conocer, por ser un asqueroso a cordial e inclusive creí, una dulce persona por anoche.

¿Dije, pendejo?

Para luego y otra vez, un desgraciado.

- No lo quiero justificar... - Aparece Raquel, dejando una bandeja con tazas y platitos que levantó de las mesas. - ... pero fue muy sincero. - Me dice mientras la ayudo a poner sobre el fregadero las cosas.

Se me escapa una risa que obviamente, no es por gracia.

Lo señalo mientras vemos como toma su chaqueta y con un gesto que debe comprender más allá del mismo le hace a Raquel, seguido a tomar las llaves del coche y salir afuera.

Supongo a comprar insumos que faltaran.

- Y no lo dudo. - Respondo a lo que me dice y fallando en mi intento de inyectar un poco de humor en mi tono de voz. - En un momento pensé que iba a saltar a mi yugular por la rabiosa alegría de permitirme tocar el piano. - Mis dedos hacen comillas en el aire.

Raquel ríe al escucharme y se cruza de brazos.

- No me refería a su forma agradable  de que tienes su consentimiento para eso. - Cambiando su postura para imitar también mis comillas con sus dedos. - Lo que quiero decir es que Cesar, realmente aunque no lo parezca, quiere... - Raquel duda un par segundos, pero se corrige. -... necesita seguir escuchando por ti el piano, Cherry. No es bipolaridad ni tampoco si quieres llamarlo tiranía, pero te aseguro que con el tiempo notarás como las personas que lo conocemos bien, que tiene un corazón muy grande y créeme, unos anchos hombros para soportar cosas...

 Por segunda vez en el día, no tengo idea, pero percibo aparte del enorme cariño que Raquel le tiene al jefe por ser grandes amigos y hasta como su hermana mayor, que me lo dice sincera y con justificaciones que no sé y tampoco me los ilumina.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top