La Noche De Ayer
Kojiro fue el primero en despertar con una enorme resaca. Su cabeza aún daba vueltas por la noche anterior. No estaba muy seguro de que había pasado. Lo último que recordaba era ir a aquel antro y bailar junto a Kaoru. Vagas eran las memorias de su mejor amigo cantando.
Frunció el ceño confundido al sentir cómo abrazaba algo. Se sentía duro, pero suave a la vez. Lo acarició con delicadeza.
–Me haces cosquillas– soltó el pelirrosa junto con una risita.
Se sobresaltó y bajó la mirada para encontrarse con sus cuerpos desnudos.
Fue entonces, que todo volvió de golpe. Un sonrojo invadió sus mejillas.
¿Cómo se le había ocurrido hacer semejante estupidez? ¿Qué pensaría Kaoru?
–¿Dormiste bien?– la voz de su compañero lo sacó de sus pensamientos.
–Oh ¿Despertaste?– preguntó con nerviosismo.
–Anoche fue muy divertido– se incorporó –¿No lo crees?– le sonrió.
–Supongo– se rascó la nuca. Seguramente el pelirrosa no recordaba mucho.
Pudo confirmarlo al notar las sorpresa en sus ojos al encontrar a ambos desnudos.
–Entonces ¿Lo hicimos?– sus mejillas tomaron un ligero tono carmesí.
–Eso parece– respondió el mayor incómodo.
Se hizo un breve periodo de silencio.
Por situaciones como esas, se podía confirmar que cada cabeza era un mundo completamente diferente. Mientras Kojiro pensaba en cómo arreglar la situación, Kaoru solo sonreía de manera tonta al imaginar todo lo que pudo haber sucedido la noche anterior.
–Kaoru–.
–Kojiro– dijo al mismo tiempo que su amigo –Lo siento, tú primero–.
–De acuerdo, de verdad lamento lo de ayer–.
–¿Uh?– arqueó una ceja.
–No recuerdo mucho, pero fue un error– murmuró –Te respeto demasiado como para hacerte esto. Eres mi mejor amigo y espero que este malentendido no cambie las cosas entre nosotros–.
–¿Error?– frunció el ceño.
–Bueno, claramente ninguno de los dos quería que esto pasara– respondió.
El menor no pudo evitar que sus ojos se cristalizaran. Kojiro debía estar bromeando ¿Cierto?
–De acuerdo– forzó una sonrisa.
–¿Estás seguro de que todo está bien?– preguntó preocupado.
–Kojiro, quiero darme un baño– se levantó.
–Está bien, puedo ir haciendo el desayuno–.
–Como quieras– suspiró y entró al baño.
Al cerrar la puerta se echó a llorar. Se sentía como la personas más estúpida que jamás haya existido.
Se miró al espejo. Su mirada pronto se volvió asqueada. Todo era culpa de ese maldito falo que colgaba de su entrepierna. Fue un idiota al pensar que eso no le importaría a su mejor amigo. Tocó su pecho plano y soltó un sollozo.
Ya era hora de dejar de soñar.
Por su parte, Kojiro no podía dejar de hacer que sus manos temblaran. Tenía mucho miedo de recordar por completo la noche anterior y pensar que él pudo haber abusado de Kaoru. No quería pensar que sería capaz de hacer algo tan horrible como eso. Pero nunca se había pasado tanto de copas como la noche anterior.
Además no podía olvidar esos ojos llorosos de su mejor amigo de hace unos minutos ¿Acaso él podía recordar algo que el peliverde no? Decir que estaba hecho un manojo de nervios era poco, el chico sentía querer morir en ese mismo instante.
El pelirrosa salió de la ducha y apenas cruzó una palabra con él. Solo se sentó a comer, mientras que el mayor se encaminaba a darse una ducha.
Cuando Kojiro terminó, no encontró a su amigo por ningún lado.
Entonces fue su turno de quebrarse.
Kaoru tuvo que salir a darse una vuelta para intentar despejar sus pensamientos. No pudo ni siquiera escuchar el sonido del claxon del carro que se acercaba hacia él.
Todo pasó de manera rápida. Cuando se percató de su situación, juraba que ya era demasiado tarde. Fue entonces que un brazo lo jaló hacia él y lo salvó de un desafortunado destino.
Su corazón latía a mil por hora.
–¿Estás bien?– escuchó una voz conocida.
–¡Ainosuke!– lo miró sorprendido –Yo... Lo siento– se separó de inmediato con lágrimas en los ojos.
–¿Estás llorando? Tranquilo, no pasó nada– rio para intentar tranquilizarlo.
–Perdón, es solo que yo– no pudo terminar la frase, ya que solo se lanzó a abrazar al peliazul.
Este y sus acompañantes, Tadashi y Kiriko, se vieron sorprendidos ante esta acción tan repentina. Pero correspondió el gesto.
Lo llevaron a una cafetería cercana para que pudiera calmarse. Fue entonces que se enteraron de toda la situación.
–Ese idiota– gruñó Ainosuke –No tiene ni idea de lo que se pierde–.
Este comentario pareció afectar más a Kaoru que ayudarlo.
–No le haga caso– habló la pelirroja –Lindo, olvídate de ese mal momento– limpió sus lágrimas. Los hombres son idiotas por naturaleza. No vale la pena llorar por ellos–.
–¡Oye!– soltaron Tadashi y Ainosuke al unísono.
–Yo también soy un hombre– murmuró el pelirrosa avergonzado.
–Lo sé, pero al menos no te pareces a estos dos– señaló a sus amigos.
El menor rio.
–¿Fue una sonrisa eso que vi?– se interesó la chica –¡Se te ve muy linda! ¿Por qué no la conservas?– acarició su cabello.
–Gracias, Kiriko– sonrió levemente.
–Pero mira nada más. Tu precioso rostro está manchado por tus lágrimas. Traigo algo de maquillaje en mi bolsa ¿Qué te parece si entramos, te retoco y luego me acompañas a comprar algunas cosas? Eso siempre me pone de buen humor–.
Kaoru asintió.
–Perfecto– se levantó y lo tomó por los hombros.
–Espera ¿Y nosotros?– preguntó el peliazul.
–Ugh, váyanse a pasear o molestar a un mimo ¡No lo sé!– giró los ojos –Pero lo último que necesito es que le coquetees y lo pongas peor– se llevó a Kaoru.
Ainosuke soltó un gruñido.
–Takashi acaba de mandar un mensaje al chat– dijo Tadashi de repente.
El menor arqueó una ceja y sacó su celular.
Takashi: ¿El plan sigue en pie? Por qué no me siento muy seguro
Ainosuke: El idiota de Kojiro acaba de hacer algo horrible ¡Ni se te ocurra retractarte ahora!
Takashi: Entonces ¿Qué debo hacer?
El peliazul sonrió con malicia.
Ainosuke: Destrúyelo
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top