Capítulo 02: Desde el inicio del caos
Los viernes era el día en que normalmente tenía más trabajo en la agencia, esta vez no sería la excepción.
Era mi último día en Barcelona, por la noche debía partir al aeropuerto si quería estar a tiempo en mi país con mi familia para Nochebuena.
Pasé toda la mañana en V&S creando contenido, ya tenía varias ideas organizadas, así que el trabajo no se me haría tan pesado.
Una de las ventajas de ser una loca de la organización y productividad. Me gusta tener todo en orden y ser lo más responsable posible.
Jordan llegó a eso de las 10 de la mañana para ayudarme con las fotos. Ella es una fotógrafa de confianza que trabaja para Essence desde hace 3 años y definitivamente es bastante buena en lo que hace.
Durante la tarde, me dediqué a avanzar con lo que me quedaba pendiente que debía entregar a Amaia, quería terminar todo lo antes posible, así poder dedicarme a mi familia todo el tiempo que esté en Alemania.
El trabajo que me quedaba no era difícil, mucho menos tedioso. En realidad amo lo que hago, así que disfrutaba mucho estar en la agencia.
Por la tarde, cuando llegué a mi departamento, terminé de empacar y dejar todo listo. Andrés llegaría en cualquier momento para dejarme en el aeropuerto.
Caminé hasta mi librero para elegir el que me llevaría a este viaje, algo que efectivamente seguía sin cambiar en mí, llevar un libro a todas partes.
Decidí llevarme dos, uno que compré hace unos días bajo el título "Simplemente Tú" y otro que había sido publicado por mi padre, ambos de la editorial Lodwest.
Sí, mi padre había publicado un libro.
Pero este era algo distinto.
Las Palabras de la Vida.
Autor: Avery Jones.
Cuando mi madre murió, nadie sabía que estaba escribiendo en un libro, pero en el funeral, una compañera de trabajo de mi madre le entregó el manuscrito a mi tía, la cual no se lo enseñó a mi padre sino tiempo después. Y cada 11 de octubre, el día del cumpleaños de mi madre, mientras yo iba creciendo papá se limitaba a leer cada escrito de ella durante ese día. Luego los recuerdos empezaron a afectarle y cuando llegué a la adolescencia, había guardado todas sus cosas en el ático, hasta que yo encontré su diario.
Cuando me mudé a España, mi padre regresó a su profunda soledad y los tormentosos recuerdos de mi madre, fue allí cuando encontró el manuscrito, y su proceso de sanación, de dejarla ir, fue trabajar en ese libro y publicarlo años después justo como mi madre siempre soñó.
En mi cumpleaños de este año, me contó que mamá siempre soñó con ser escritora, solo que nunca se atrevió a escribir algo realmente y mostrarlo al mundo. Todo lo que escribía, se lo guardaba para ella misma.
Y luego de leer cada uno de sus escritos, decidió honrar su memoria publicando un libro bajo su nombre, y así, hacer reconocidas las palabras que un día, hace muchos años, escribió Avery Jones.
Unos toques a la puerta de mi departamento me hicieron guardar los libros rápidamente y cerrar mi equipaje. Andrés había llegado.
Al abrirle, él me recibió entre sus brazos con una sonrisa.
—¿Lista?
—Sí.
—¿Qué libro llevas esta vez?
Claro que sabía de mis mañas, así que no me extrañó su pregunta.
Él no comparte el mismo amor que yo tengo por la lectura, nunca ha sido de leer libros a montones como yo. De hecho, él es más deportivo.
Ese es su enfoque. Sin embargo, es muy atento en cuanto a mí se trata, así que siempre me pregunta por mi lectura actual o incluso espera que le comente todo acerca de mis libros favoritos.
Así es él, no le gusta leer pero adora escucharme hablar sobre cosas que amo.
—El nuevo libro que publicó hace unos meses una de mis autoras favoritas.
—¿Paula Vazquez? —intentó recordar.
—Paola Velasquez, sí —le corregí.
—Te encanta su pluma, ¿no? Lees todo lo que ella escribe.
—Adoro sus libros, podría leerme hasta su lista del supermercado, si es necesario.
Andrés rio ante mi dramático comentario.
—Vale, ¿Solo llevas ese?
—Y el de mi madre.
—¿Cómo vas con ese?
—Todavía me falta un poco para terminarlo, como he dicho antes, me enganché con Simplemente Tú, así que no pude concentrarme con otro. Pero mejor así, de esa forma tengo mucho tiempo libre para leer el de mi madre durante el viaje. Nada mejor que regresar al lugar donde crecí.
—Estaré ahí contigo antes de que siquiera te des cuenta.
—¿Lo prometes?
—¿Cuándo he roto una promesa?
—Nunca lo haces.
—Entonces da por hecho que ahí estaré para acompañarte.
Sonreí sintiendo sus labios sobre los míos.
Cómo me encantan sus besos.
—Espero que no disfrutes nadita tus días sin mí —solté de pronto.
Él rio tomando mi equipaje para llevarlo por mí.
—Jamás, estar sin ti y disfrutar es un delito —me siguió el juego.
—Más te vale, Andrés Rubio.
—¿Revisaste que todo estuviese en orden en el departamento? No quiero un incendio mientras no estás —preguntó, mirando hacia todos lados.
Le miré seria.
—No soy Alexandra. Claramente revisé que esté todo en orden, soy virgo con ascendente en capricornio, es lo que hago.
Salimos del departamento camino al aeropuerto. Andrés se quedó conmigo hasta que despegara mi vuelo. Esperamos sentados en unas sillas, mi cabeza descansando en su hombro mientras me abrazaba y hablábamos de cualquier tema para pasar el rato.
El viaje fue un poco largo, pero al llegar a mi país olvidé todo el aburrimiento que tuve durante el vuelo.
A lo lejos pude ver a mi padre esperando junto a mi tía, levanté mi mano para que pudieran verme, pero mi estatura no era de mucha ayuda, así que fui acercándome a ellos entre la cantidad de personas que había a mi alrededor.
—¡Papá! —llamé su atención, viendo como ahora se acercaba hacia mí...
Pero mi tía llegó primero abrazándome como si no me hubiese visto en años.
—¡Mi niña grande ya está aquí! Creí que te habías olvidado que tenías una tía envejeciendo que en cualquier momento pasa a mejor vida.
Reí.
Mi papá rodó los ojos con diversión.
—Morgan, es mi turno de abrazarla, soy su papá, ¿recuerdas?
Ella le miró de reojo antes de encogerse de hombros.
—¿Y? Yo soy la tía, déjame aprovechar de mi increíble sobrina que no levanta ese móvil ni para una llamada.
—En mi defensa... —inicié hablando, pero ella me interrumpió.
—¿Cuál defensa? —me miró con reproche—, vives metida en redes sociales todo el día.
—Pues porque vivo trabajando, exagerada.
Fue ahí cuando me soltó.
—Ajá, y cuando no lo estás, andas paseando con tu amado. ¿Cómo es que se llama tu novio?
Mi papá aprovechó ese momento para abrazarme.
—Sí, Em, cuéntanos todo sobre ese amigo tuyo —añadió él.
—Si sabes que no se te va a caer la lengua por decir la palabra novio, ¿no? —respondió tía Morgan.
—Su nombre es Andrés —hablé ganándome la atención de mi papá.
—¿Y no venía contigo? ¿Qué pasó? ¿Terminaron?
Tía Morgan golpeó el brazo de mi padre.
—No vas a empezar, Adler.
—Oye, yo no he hecho nada, solo es una simple pregunta amistosa.
—Vendrá, pero tuvo un percance y no pudo venir conmigo. Pero estará aquí para Nochebuena —aclaré.
Al llegar a casa de mi padre, me instalé en mi antigua habitación, todo seguía igual, tal y como lo dejé la última vez que estuve aquí.
No me molesté en desempacar, tenía bastante flojera gracias al tedioso vuelo. Ahora solo quería disfrutar un rato con mi propia compañía leyendo Las Palabras de la Vida, el libro que escribió mi madre.
Pero eso fue un problema, ya que luego de la cena, Drew, el hijo de tía Morgan, empezó a tocar la batería en su habitación.
Sí, ahora tía Morgan y Drew vivían momentáneamente con papá y mi madrastra, Heather. A mí tía no le encantaba la idea de convivir con mi padre durante un tiempo, pero no tenía de otra ya que su casa estaba en remodelación.
—¡Papá! ¿Puedes decirle a Drew que no haga tanto ruido? Intento leer —me quejé desde el pasillo.
—Emery, sabes que no parará, ¿Por qué no buscas un lugar más tranquilo para leer, cariño? —respondió Heather.
Tenía razón.
Drew es demasiado cabeza dura. Claramente si le digo que pare, toca más fuerte solo para molestar.
Decidí salir a mis viejos lugares favoritos, pero era un poco tarde, así que obviamente mi cafetería favorita y la biblioteca estaban cerrados.
Así que opté por el lugar más cercano que sabía estaba abierto a estas horas.
Aquel bar al que me llevó engañada Alexandra para mí cumpleaños número dieciséis.
Me gustaba porque la parte del bar era un lugar muy tranquilo, a veces los chicos llegaban ahí solo para ver partidos de fútbol, mientras que otros, pasaban directo al club para emborracharse y bailar durante toda la noche.
Llegué con mi libro y como siempre el bartender solo me miró raro.
¿Quién en su sano juicio va a un bar a leer un libro?
Sí, yo tampoco sé realmente si hay una respuesta lógica para eso.
Antes de sentarme a leer, decidí sentarme en la barra para pedir algo de beber.
—¿Qué te ofrezco? —me preguntó.
Indecisa miré las opciones.
—Eh, ¿agua?
—Se me han acabado, ¿Te apetece un gin tonic?
—¿Qué más da? —me resigné.
Cuando la bebida estuvo lista frente a mí, recuerdos inundaron mi memoria inmediatamente.
Esa bebida fue la misma que Marcus pidió para mí aquel día que nos conocimos.
Y no me gustó.
Beberlo nuevamente solo me hizo hacer una mueca de disgusto absoluto.
Realmente no tolero este tipo de bebidas.
Ninguna realmente.
Solo me gusta el vino, y porque me acostumbré a beberlo en Barcelona con Alex.
—23 años y todavía sigues haciendo la misma mueca de asco... una lástima que ya no puedo decirte que esto es un club, no una guardería.
Aquella voz me paralizó por completo. Mi corazón empezó a latir desbocadamente, anhelando una conversación, una explicación, pero al mismo tiempo queriendo huir lo más pronto posible de ahí.
Marcus Beckham se encontraba ahora a mi lado, tan alto y atractivo como lo recordaba.
—Marcus... —fue lo único que salió de mis labios.
Aún seguía demasiado sorprendida.
—Hola, Cherry.
OMGOMGOMGOMG ESE FINAAAAAAAAAAAL.
¿Me extrañaron? A que sí :)))))
Feliz navidaaaad, espero les haya gustado muchísimo el capítulo!!
Pero bueno, de aquí en adelante, prepárense emocionalmente porque les prometo que no se esperan nada de lo que viene.
Nos vemos con el capítulo 03 y las actualizaciones cada semana a partir del 04/01/25, mientras tanto, disfruten del final de Simplemente Tú que ya se está publicando en Wattpad este fin de semana :))
No supero lo hermosa que es la portada, por cierto.
En fin, ¿qué opinamos de la historia hasta ahora? ¿Qué opinamos de ese final? ¿Con qué ojos vemos a Marcus después de leer su perspectiva en ese prólogo?
Espero cada uno de sus comentariossssssssssss
Besos,
Paola Velásquez (la autora favorita de Emery)
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