Capítulo 7 | Easton
Easton
─Hola, East ─dice la voz de Daniel en el otro lado de la línea, un gruñido se escapa de mí.
─No me llames, East ─me quejo de inmediato─. ¿Qué es lo que quieres?
Espeto con enfado.
─Tss... ─lo escucho murmurar con gracia─. Que gruñón andas, ¿tuviste un mal día?
Aprieto la mandíbula.
─Eres un hijo de....
─Esa boca, Easton, esa boca ─dice de nuevo con gracia─. ¿Qué diría tu madre si te escuchara maldecir?
─No hables de mi madre ─le dejo en claro con todo mi enfado─. ¿Qué quieres?
─Vaya, qué directo.
Me es imposible no rodar mis ojos, cuando se trata de Daniel, todo se vuelve irritante y me causa molestia, estoy seguro de que lo sabe.
─Quiero dinero ─suelta sin más con una voz grave y seria─. Con urgencia.
Se asegura de decirme, un suspiro pesado se escapa de mí.
─¿Cuánto necesitas?
─Mil.
─Es mucho.
Ríe por lo bajo.
─¿Tu crees? Porque recuerdo muy bien cuando solías decirme que esa cantidad no era nada para ti, tu papi puede darte eso y mucho más, ¿no?
Me paso una mano por el rostro en exasperación, detesto sentir que Daniel tiene el mando de la situación, es cierto, me gusta tener el control de las cosas y cuando no lo tengo, me enfado con facilidad.
─No puedo darte esa cantidad, no ahora.
Digo en un tono un poco bajo, casi un susurro. Aunque estoy solo en mi departamento, siento que alguien podría escuchar nuestra conversación.
─No te creo.
─Pues deberías creerme, estoy algo corto de dinero.
─No, no lo creo ─dice con enfado─. Te conozco bien, Easton. No andas por la vida necesitando dinero, no te hagas.
─Ochocientos, eso es lo que puedo darte de momento.
─Te he dicho que mil.
─Ya te he dicho que no.
─Oye, ¿acaso no es tu hermana la que trabaja para la compañía Wilson Houses? Creo que la he visto hoy...
─¡¿Qué diablos?! Te lo advierto, no te metas con ella.
─Tranquilo, hombre. Sabes que mantengo mi palabra ─miente, sé que en el fondo no es de los que mantiene una palabra, se mueve a donde le conviene─. Quiero mi dinero y no aceptaré menos de mil dólares, ya estás advertido.
Suspiro.
─Puedo dártelo el fin de semana.
─No ─dice secamente─. Lo quiero para mañana.
─¿Qué? No puedo ─niego para mí mismo─. Es muy corto tiempo.
En realidad, es tarde, debo de ir al banco para retirar el dinero y no puedo ir ahora.
─¿Y crees que a mí me importa si es corto tiempo para ti? Siempre fui muy considerado contigo Easton, tu siempre me has quedado a deber, es tiempo de que ahora te cobré todas las que me debes así que asume tus responsabilidades como el hombrecito que eres.
─Púdrete en el inferno, bastardo.
─Púdrete tú ─repite con enojo y luego suelta una carcajada─. Es estúpido, ¿no? Tú hace mucho que lo hiciste...
Si lo tuviera enfrente ahora mismo, lo hubiera golpeado.
Detesto el hecho de que Daniel tenga la seguridad de que puede manipularme, de que puede manejarme como le dé la gana, pero es cierto, cometí errores que me hicieron sentir que había acabado en el infierno hace tiempo y todo gracias a él. Contengo las ganas de echárselo en cara porque sé que no voy a ganar nada con empezar una discusión al respecto, hay personas con las que no vale la pena empezar una pelea y Daniel es una de esas personas.
—Ya te he dicho que no voy a pedirle dinero a mi padre.
—Ay, el pobre Easton no necesita ayuda de su papi, ¿ahora juegas a hacer un hombrecito? —se ríe a carcajadas y estoy tentado en cortar la llamada, sin embargo, contengo las ganas de hacerlo y hablo.
—Te veo donde siempre en una hora.
Le digo.
—Perfecto.
***
Al día siguiente, no estoy del mejor humor después de haber visitado a Daniel, ya había pasado algo de tiempo desde que nos habíamos visto en persona, pero definitivamente no ha cambiado, solo es más delgado que la última vez, sin duda la droga lo consume.
Mientras intento trabajar, me es inevitable no pensar en qué tal vez yo habría acabado igual que él si no me hubiera alejado de esa vida, fue difícil, claro, pero no imposible.
—¡East! —grita Johan llamando mi atención.
—¿Sí? —su mirada me dice que lleva tiempo hablándome.
—¿Parto más tomates? —pregunta refiriéndose al platillo que estoy preparando. Observo mis verduras casi terminadas de picar.
—Por favor, solo dos más.
Después de volver a concentrarme en terminar bien mis platillos, tomo un pequeño descanso afuera del trabajo, necesito aire fresco después de todo.
—¿Estás bien? —la dulce voz de Hazel me hace sobresaltarme un poco ante su presencia.
—¿Qué dices? —me temo que l escuché bien la primera vez, pero estoy sorprendido de su pregunta, por lo general, nadie suele meterse en mis asuntos.
—¿Qué si estás bien? Luces un poco...preocupado.
Seguramente no he sido lo suficientemente bueno para ocultar mis emociones, pero sí, estoy preocupado, mi conversación con Daniel no salió nada bien ayer y ha dejado en claro que continuará pidiéndome dinero, incluso aún si termino de pagarle mi deuda no va a dejarme en paz, lo sé.
Niego.
—Solo asuntos personales —intento restarle importancia, me toma unos segundos sentirme incómodo al tener esta conversación con ella, no es culpa de Hazel sino mía, no estoy impuesto a que suelan entrometerse en mi vida salvo mi familia e igual a ellos los rechazo al respecto.
Tal vez sea mi orgullo, el creer que puedo hacer las cosas por mi cuenta sin necesitar ayuda de alguien más porque no me gusta molestar con mis problemas, lo que me hace ser de ese modo.
Hazel se queda callada a mi lado por un largo tiempo.
—¿Por qué estás aquí afuera? —Pregunto y me hace un gesto al celular que tiene en sus manos.
—Quería llamar a alguien —comienza a jugar con el celular incómoda.
Quizás esperaba estar a solas, pienso. Es una pena que yo esté tan acostumbrado a salir a tomar aire.
—Bien, puedo retirarme entonces...
—No, no hace falta —se apresura a decirme y niega con la mirada fija en el estacionamiento—. No es importante.
Creo que en parte se aferra a creer esas palabras. Pienso que puede tratarse de alguien, un novio o algo por el estilo.
—Es impresionante la cantidad de comensales que vienen aquí, ¿no? —dice con un poco de admiración en su voz y algo más, no sé si es orgullo.
—Siempre suele estar lleno —me cruzo de brazos—. El Laurier es uno de Los mejores restaurantes. El chef Laurier es de los mejores de este país.
—Claro que si —veo una pequeña mueca de a lado—. Recuerdo cuando él solía atenderlo, mi madre y yo veníamos aquí todo el tiempo.
Enarco una ceja y me quedo observándola por casi un minuto.
—¿Es por eso que escogiste este lugar para trabajar?
Mi pregunta sale sola de mi boca, la curiosidad me gana.
Los ojos de Hazel se encuentran con los míos, me observan curiosamente, he hecho una pregunta personal la cual duda en si responder o no, por mucha curiosidad que sienta no la presiono en responderla, si estuviera en su lugar, quizás me reservaría la respuesta para mí.
Observo por encima de su hombro cuando veo a un auto bajar la velocidad y la ventana para divisar a Daniel a lo lejos.
—Mierda.
Maldigo en voz alta, Hazel sigue mi mirada y en un instante o tiene puesta en mi nuevamente, su ceño está fruncido.
—¿Qué sucede? —Pregunta al tiempo en que Daniel se atreve a saludarme con la mano desde lejos, ver su burlesca sonrisa consigue hacerme gruñir y negar al mismo tiempo.
Hazel quiere voltear nuevamente en dirección a él pero le coloco una mano en el hombro para llamar su atención.
—Ve a dentro.
Ordeno.
—¿Qué...?
Quiere volver a preguntar, pero no le doy tiempo, vuelvo a darle la orden sin ninguna amabilidad en mi voz.
—Ve adentro, Hazel.
Hazel no me hace caso como me gustaría, se queda mirándome a los ojos intensamente, con la mirada intento suplicarle que entre, Daniel no se irá, ya ha estacionado su auto en la calle y sé bien porque está aquí, quiere más dinero aun cuando le he dicho que no pienso darle más de lo esperado, pero es terco, demasiado terco para aceptar mi respuesta.
Después de unos minutos que se sienten eternos, Hazel se digna a entrar al restaurant de nuevo y siento un poco de alivio por ello, me quedo unos minutos más parado observando el carro de Daniel hasta y después volteo al local para ver que no hay nadie más viéndonos y me dirijo hacia él.
─¡¿Qué demonios estás haciendo aquí?! ─Espeto con odio y él sonríe con malicia.
─Quería pasarme a darte una visita, ¿qué tal?
Se burla y eso me enfurece, intento contener mis ganas de querer bajarlo del auto y golpearlo.
─Lárgate ─digo con voz dura─. No tienes nada qué hacer aquí.
─¿Cómo que no? Si somos amigos, East.
Su comentario me hace acercarme a la ventanilla y mirarlo amenazante.
─Tu y yo nunca fuimos amigos.
Se ríe secamente.
─A mí me parece lo contrario ─dice con odio─. ¿o ya se te olvida quien era la única persona que estaba allí para ti cuando tu familia no te apoyaba?
Quizás hay un poco de verdad en las palabras de Daniel, hubo un tiempo en el que los dos fuimos buenos amigos, un tiempo en el que ambos teníamos un camino muy distinto al que ahora tenemos.
─No lo repetiré de nuevo, lárgate.
Daniel alza las manos al aire a modo de rendición y retrocedo del auto para que pueda irse en cuanto antes.
─¿Qué hay sobre mi dinero?
─No te daré nada si vuelves a buscarme en el trabajo.
Lo digo muy en serio y él lo cree, se lo advertí anoche, le dije que si se paraba en mi trabajo no le ayudaría a salir de la deuda que tenía, pero me temo que es tan imbécil como para hacer lo contrario o el imbécil soy yo por creer que me haría caso.
─Acordamos que...
─Acordamos que no en mi trabajo ─lo callo, una mueca se dibuja en él, me vale una mierda si está molesto, pero no pienso seguirle el juego, si quiere mi dinero tendrá que aceptar mis condiciones ya se lo he dejado en claro. Suspiro─. Te transferiré en cuanto te largues.
─Quiero efectivo.
─No tengo efectivo ahora mismo, tendrás que esperarme hasta que salga del trabajo.
─¿Y eso a qué hora es?
─No lo sé, trabajo hasta tarde.
No es una mentira del todo, siempre trabajo hasta tarde, pero me omito el hecho de que suelo pedirle a Johan que cierre el local por mí para ir a tiempo a ver a mamá.
Escucho a Daniel maldecir por lo bajo y después echar el auto andar, siento un peso menos de encima cuando su auto desaparece por completo y vuelvo al restaurant no sin antes soltar un gruñido y pasarme las manos por mi cabellera en exasperación.
Cuando entro de nuevo a la cocina, siento la mirada de Hazel fija en mí, la miro por unos segundos y la desvío lo antes posible para ponerme a cocinar para intentar relajarme, pero estoy tenso por el resto de mi jornada, incluso irritado con la manera en que termino preparando los platillos.
─¡Easton! ─La voz firme de Hazel me hace soltar el cuchillo con el que estoy picando la cebolla, ha sucedido lo mismo que esta mañana con Johan, al parecer ha estado hablándome.
─¿Qué?
Suelto de golpe y toma una respiración profunda y la deja exhalar antes de hablarme.
─Quemarás las alcachofas ─hace una ceña a las alcachofas que estoy cocinando. Suelto una grosería por lo bajo para dirigirme al sartén que está en el fuego, hago lo posible por rescatar las alcachofas y de nuevo me volteo a Hazel, quien sigue allí parada observándome, le doy un leve asentimiento.
─Gracias.
Hazel no dice nada, solo da un leve asentimiento y regresa a lo suyo. Para el final de mi jornada, le doy las llaves a Johan como siempre y voy al supermercado para comprar las flores para mamá y de allí conducir al hospital.
***
─Cariño ─murmura mamá cuando me ve, le doy una dulce sonrisa como siempre y me acerco a ella para depositarle un beso en la frente que acepta con amor.
─¿Cómo estás?
─Estable, como siempre ─dice su habitual respuesta, intento mostrar una expresión neutra y ofrecerle una pequeña sonrisa─. ¿Cómo ha estado tu trabajo hoy?
─Bien ─miento y ella se da cuenta de ello.
─Me gustaría que me dieras una mejor respuesta que esa ─habla y hago mi esfuerzo por no rodarle los ojos─. No terminaste de contarme aquella... ¿competencia? ¿eso fue lo que me dijiste?
Es cierto, la última vez que vi a mamá no le terminé de contar sobre la competencia entre Hazel y yo en el restaurant.
─Si, al parecer esta nueva chica y yo tendremos que competir por el mismo puesto y solo uno se quedará como el chef principal en el restaurant ─lo digo sin ánimos.
─Oh hijo, sé que eres el mejor chef al igual que.... ─una mueca se forma en sus labios y guarda silencio, sé que es lo que ha pasado por su cabeza, al igual que tu padre, esas son las palabras que quiere decir─. Bueno, siempre has sido el mejor cocinando, East, seguro que puedes conseguir el puesto, además, eres muy dedicado.
─No lo sé ─me encojo de hombros─. La chica es buena.
─¿Ah sí?
Asiento.
─Estudió en Francia, es creativa, lista, aunque suele ser irritante ─en cuanto las palabras terminan de salir de mi boca me arrepiento de ello. A mamá le hace gracia mi comentario.
─Ya veo ─la sonrisa no se borra de su boca─. ¿Cómo es esta chica?
─No es importante, mamá ─me veo negando y ella rueda los ojos.
─Si sueles encontrarla creativa, lista e irritante me parece que lo es.
─Apenas nos conocemos.
─Eso que tiene, los dos trabajan juntos.
─Mamá. ─Alargo la última letra y ella ríe─. ¿Por qué siento que siempre que menciono a una chica actúas de ese modo?
─Porque eres un cascarrabias que rara vez habla sobre alguna chica que le parezca creativa, lista e irritante ─se burla de mí─. Por lo general solo son irritantes.
Rio también con ella ante el comentario porque es cierto, por lo general hablo de personas solamente irritantes, pero decir que Hazel solo es irritante no se siente correcto, hay algo más en ella.
─¿Sabes que es lo más gracioso de todo esto?
─¿Qué?
─Somos vecinos.
─¡¿Qué?! ─Pregunta incrédula y divertida. Asiento.
─Es la chica del insecticida.
Le dejo saber ya que le había contado sobre el incidente que tuve con Hazel la primera noche donde me rocío con insecticida y eso hace que su sonrisa se ensanche aún más.
─Interessante, me agrada esta história.
─No tanto como a mi me agrada verte sonreír ─le tomo la mano y le coloco un beso en el dorso de ella, mamá la retira segundos después para acariciarme la mejilla de una manera tan dulce y tierna que hace que los vellos de mi piel se ericen.
─Gracias por alegrarme mi día, East.
─No tienes qué agradecerme.
No puedo quedarme mucho tiempo porque solo consigo estar media hora de visita debido a que me tiempo conducir del trabajo al hospital y además, la enfermera suele esperarse en la puerta para que me salga rápido de la habitación de mamá, le doy un beso en la frente de despedida, le aseguro que vendré al día siguiente y me voy a casa.
****
Holaa ¿cómo están? sé que me he demorado con la actualización pero han sido dias ocupados para mí y hoy he tenido tiempo de terminar el capítulo, ¿no les parece que Easton es muy tierno con su mamá?❤️
Espero que hayan disfrutado del capítlo, dejeme saber que tal les parecio! :)❤️
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