Capítulo 6 | Hazel

Hazel

Flores. Flores es lo que me he dado cuenta que Easton suele comprar con continuidad, no es que esté encima de él checándolo, pero es algo que lo vi comprar en el supermercado el día en que le pedí que me llevara y después al día siguiente en el trabajo vi que también llevaba flores.

Solo han pasado dos días desde que estuvimos en su departamento cocinando y no es que eso haya generado una amistad entre los dos o una enemistad porque, aunque las cosas no se sienten tan tensas entre nosotros cuando nos saludamos al encontrarnos en nuestro edificio de regreso a casa o en las mañanas cuando solemos ser los primeros en llegar, sin duda hay algo que mantiene cierta distancia entre los dos, como si existiera una línea que los dos no deberíamos de cruzar.

─Deberías de ser más rápida ─su voz es seria cuando se posa frente a mí y la mirada fulminante que me da, me deja ver su enfado. Es otra cosa que he notado de él, tiene temperamento.

─Hago lo que puedo ─digo mientras continúo picando los vegetales frente a mí, un bufido sale de él.

─¿Qué te sucede? ─me atrevo a cuestionarlo cuando dejo de picar para prestarle atención, aquello parece enfadarlo un poco más.

─Vas a hacer que los comensales se molesten con nosotros. ─Responde con mucha seguridad y una risita seca sale de mí.

─¿Qué dices?

Enarco una ceja, creo que lo he escuchado bien a la primera pero solo necesito confirmarlo de nuevo.

Hace su esfuerzo por no rodar los ojos.

─Me escuchaste bien.

─Sí, lo hice, pero te recuerdo que no debes de darme ordenes ─lo señalo con el cuchillo al tiempo que me llevo una mano a mis caderas, tal vez tenga más tiempo en la cocina de mi padre y esté impuesto a dar órdenes todo el tiempo, pero debe entender que las cosas son diferentes ahora. Está claro que es una persona dominante─. No soy una más de tus ayudantes.

─Aun así, te demoras bastante, tenemos reglas en esta cocina.

─Ya lo sé, me lo has dicho anteriormente ─en repetidas ocasiones, quisiera decirle, pero me omito eso último y solo le dejo ver como ruedo los ojos ante su presencia. Su expresión es completamente seria.

Aprieto los labios con fuerza, su mirada se ve desafiante, como si me retara a que lo desobedezca. No desvía su mirada de la mía y yo tampoco de la suya, estoy decidida a no dejarme intimidar.

Un bufo sale de él.

─Solo no te demores.

Suelta molesto antes de regresar a preparar sus platillos. Intento concentrarme de nuevo en lo mío cuando por fin me deja sola y no vuelve a entrometerse en mi camino, pero debo decir que sigo teniendo una mala sensación debido a lo que ha pasado. Uno de mis mayores defectos es que me cuesta soltar las cosas, personas, conversaciones, momentos tanto buenos como malos, es como que mi cabeza los repite una y otra vez intentando buscar una falla, algo malo en lo bueno.

Pongo todo lo que está en mi para que los comentarios de Easton no me afecten, me digo a mi misma que no debería de importarme, sé que soy buena, me he esforzado para serlo, le pongo dedicación a todo y además, cocinar es lo que amo.

─No te sientas mal, es gruñón por naturaleza ─habla Sheila refiriéndose a Easton, una risita amarga sale de mí.

─Seguro que viene de nacimiento.

─Tiene sus días buenos, aunque sean pocos ─comenta con humor, encontrando gracioso mi comentario─. Ya te acostumbraras a ello.

Ella y Johan comparten una mirada juntos.

─Supongo que lo conocen bien.

─Así es, hemos aprendido a querer al gruñón.

Johan se ve diciendo con una sonrisa en los labios.

─¿Se conocían desde antes?

Me veo preguntando, de pronto tengo curiosidad por la vida del chef y su relación con el resto en la cocina.

─No, lo conocimos cuando llegó a esta cocina.

─¿Y llegó con esa mala actitud? ─cuestiono con intriga.

─Tal vez ─responde Johan─. Pero es un buen tipo, solo reservado, además de que carga con muchas cosas, aunque no es una justificación, supongo.

─¿Cosas como qué?

Quiero saber, de nuevo, los cocineros comparten una mirada cómplice, sus miradas se suavizan un poco.

Siento que no van a decirme, que tal vez estoy tocando algo personal, pero Sheila se acerca lo suficiente a mí como para que nadie la escuche hablar por lo bajo.

─Su madre está hospitalizada desde hace meses.

Habla e intento mantener mi rostro sereno.

─¿Por qué?

Mi pregunta sale de la nada.

─Cáncer, y no es de tu incumbencia.

La voz molesta de Easton a mis espaldas me hace sobresaltarme y ruborizarme por completo. Siento a mi cuerpo hervir en vergüenza, ¿en qué momento este hombre estaba escuchándonos?

Sheila y yo compartimos una mirada llena de culpa, pero no dijimos nada más, nos quedamos trabajando en silencio hasta el final de la jornada, solo hablábamos poco.

***

Me voy del restaurant lo más rápido posible, evitando ver a Easton a toda costa porque aún siento vergüenza.

¿Qué no se le pasa nada? Aunque luce concentrado en sus cosas, parece estar atento a todo lo que pasa a su alrededor.

Pienso en lo que Sheila y Easton me revelaron, no tenía idea de que su madre estaba en el hospital, si lo pienso, tiene un poco de sentido el hecho de que se vaya rápido del restaurant, incluso antes de que todos nos vayamos. De tan solo pensarlo, me siento como una intrusa por preguntar sobre su vida personal.

Mientras caliento las sobras del día anterior, enciendo el televisor para ver alguna película, pero pronto me aburro cuando termino de comer y decido ir por un poco de helado de mango que ha quedado en el congelador, me voy hacia el balcón de mi departamento ya que esta corriendo un poco de viento.

Por supuesto, rocío un poco de insecticida solo en las esquinas solo para asegurarme de que ningún insecto rondara por mi alrededor. Pongo un poco de música en la pequeña bocina que tengo e intento relajarme.

Está vez papá no me ha llamado, ha enviado un mensaje dejándome saber que Marshall me ayudará en cualquier cosa que necesite en el restaurant. Tal vez se trata de mi orgullo, de una vieja herida que no ha sanado porque no quiero tener nada que ver con él, solo que contesté con un simple gracias porque no supe qué debía responder ante su mensaje.

No sé cuánto tiempo ha transcurrido, pero me sobresalto cuando escucho el ventanal del balcón de a lado abrirse, de inmediato quito la música, Easton no tarda en aparecer y compartir una mirada conmigo. De nuevo, me sonrojo.

─Hola ─me atrevo a saludarlo.

─Hola ─dice a secas, observo sus movimientos atenta, hay dos sillas en su balcón, toma asiento en una de ellas, la que está más cerca de mi lado─. ¿Qué estás haciendo aquí?

Enarco las cejas.

─¿Me regañaras por estar em mi próprio balcón?

Suelta um chasquido.

─Es solo una pregunta.

─Dado al tono que usas suena más como una acusación.

─Dado el hecho de que husmeas en mi vida, creo que tengo el derecho de cuestionarte ─contesta dándome una mirada, aprieto los labios con fuerza.

─Lo siento mucho por eso ─me disculpo con sinceridad, lo último que me gusta parecer ante alguien es que soy una fisgona─. Por lo general no suelo meterme en la vida de los demás.

Hablo con las mejillas rojas.

Él enarca las cejas como si le costara creerlo, eso me hace sentir más culpable de lo que ya soy.

─Lo digo en serio.

Siento la necesidad de aclararme.

─Bien.

Dice y deja morir la conversación, por unos minutos, no digo nada. No sé me ocurre como iniciar una conversación en estos momentos, es posible que en cuanto abra mi boca y una palabra salga de ella pueda irritarle.

Lo escucho murmurar algo que no me es entendible y frunzo el ceño.

─¿Perdón?

─Nada. Es solo que, si tienes algún problema conmigo más vale que me lo digas a mi a que andes por allí haciendo rumores.

─Yo no voy por allí haciendo rumores ─me ofendo. Los ojos marrones de Easton me analizan con intensidad.

─Está bien ─dice después de un minuto de considerárselo─. Solo no andes por allí preguntando, ¿sí?

─Entiendo que tu vida sea privada.

─No me parece eso.

─Supongo que disculparme no será suficiente para ti, ¿verdad?

Digo con un bufido pesado. Easton ya suena irritado.

─Olvídalo, ¿quieres? ─Me pregunta y doy un leve asentimiento.

─Aún así, siento mucho lo de tu madre ─sé que me ha dicho que lo olvide, pero puedo imaginar lo difícil que debe ser para él.

Mi comentario hace que Easton se remueva en su asiento y dirija su mirada al frente, hago lo mismo, no tenemos una lujosa vista a una ciudad, pero si se perciben unos pocos edificios desde aquí, la vista no es tan mala desde mi punto de vista.

─¿Cuánto tiempo llevas viviendo aquí? ─se atreve a preguntarme.

─Hace tres años ─respondo─. ¿Por qué decidiste mudarte?

Si él piensa hacer preguntas, lo justo es que yo también pregunte. Pienso.

─Necesitaba un lugar mejor donde vivir y que estuviera más cerca del trabajo.

─Bueno, aquí es tranquilo.

─Ya lo creo.

─Tengo que ser sincera, me sorprende que seas mi vecino ─me veo confesando y él ríe por ello, la mirada que me da es diferente a esas miradas serias de siempre.

─A mi también me sorprende.

─De todas las personas que pudieron rentar este lugar, extrañamente fuiste tú...

─Bueno, culpa a mi hermana por ello, ella lo escogió para mí.

─¿Tienes hermanos?

─Una hermana mayor y que es un maldito dolor de cabeza.

Rio.

─Todos dicen eso de sus hermanos.

─¿Tú no tienes?

Niego.

─Soy hija única.

─¿Qué hay de tus padres?

Me tenso, es una pregunta casual, estamos teniendo una conversación ordinaria, sin embargo, el solo hecho de pensar que mi padre es el dueño del restaurant donde trabaja pone mis nervios de punta, no quiero hablar sobre mí, sobre mi padre.

─Lejos ─digo, cosa que es cierto. Papá se la lleva viajando─. Mi padre siempre está fuera por negocios.

─¿Y tú madre?

─Falleció hace un tiempo.

Respondo. Easton posa su mirada hacía mí y se la sostengo esperando a que me dé esa mirada de lástima que la mayoría suele darme cuando sabe sobre mí madre, pero nunca viene, su mirada solo es curiosa y firme y no sé si eso me agrada lo suficiente.

Creo que en parte me gusta. Me gusta que no me mire con lástima como muchos.

─Lo siento.

─Sí, también yo.

Murmuro sin interés en hablar sobre el tema, él lo nota y desvía su mirada para volverla a posar al frente. Duramos un tiempo sin decir nada, solo contemplando la vista que nuestros balcones ofrecen, el timbre de su celular lo hace maldecir en voz alta, Easton se levanta de golpe de su asiento con una enorme mueca de disgusto en la boca, comparte una mirada rápida conmigo, no sé quien pueda ser la persona que le esté llamando, pero sin duda no es de su agrado por la expresión en su rostro.

─Debo irme.

Antes de que yo agregue algo, entra rápido a casa dejándome sola de nuevo y como si el universo se puso de acuerdo para que recibiéramos llamadas en el mismo instante, papá me llama y esta vez, acepto su llamada.

─Hazel, hola.

─Hola, papá.

Respondo de vuelta.

─¿Cómo estás? ─hace su esfuerzo por iniciar una conversación que tan pronto como respondo quiero ignorar.

─Estoy bien ─hago una larga pausa─. ¿y tú?

─Bien ─responde. Hay un pequeño silencio─. Marshall me ha hablado sobre como te está yendo en el trabajo.

─Creí que ya habíamos tenido esta conversación antes.

─Sí pero recién he colgado con él ─me deja saber.

─¿Y qué pasa?

Pregunto porque no creo que solo ha llamado para saber si estoy bien.

─Me ha contado sobre tus inconvenientes en la cocina.

─¿Qué inconvenientes?

Me pongo tensa.

─Con el chef Hart ─responde de inmediato─. Easton Hart si bien lo recuerdo.

Aprieto los labios en una mueca. No me sorprende que Marshall le haya ido con el chisme a mi padre de la tensión que existe entre Easton y yo en la cocina, ya que diría que casi todos los días tenemos una discusión diferente.

Suspiro.

─Todo esta bien en el trabajo, no necesitas entrometerte.

Aseguro y casi lo escucho bufar.

─Marshall parece decirme lo contrario ─agrega con seriedad─. Dice que el chico es un tipo pesado que quiere tener el control de todo, que solo se la pasa molestándote y haciéndote pasar un mal rato.

Una enorme mueca se dibuja en mis labios.

Lo de hacerme pasar un mal rato es un poco cierto, es verdad que cuando Easton me regaña, tensa más las cosas de lo que ya están, los dos trabajamos bajo presión todo el tiempo y él está impuesto a dar órdenes y que todos lo obedezcan, es perfeccionista y le gusta tener todo bajo control, yo por otro lado, pienso que el control suele estresarme, me gusta dejar que algunas cosas fluyan cuando se trata de la cocina, sigo mis instintos y no me baso por las reglas.

─Él solo cumple con su trabajo.

─Al igual que tú ─habla papá con seguridad─. Si quieres que lo eche, solo pídemelo.

─¿Qué? ¡No! ¡No hace falta! ─suelto de golpe, por situaciones como esa son una de las tantas razones por las que no quería trabajar en su restaurant─. No necesito tu ayuda, puedo arreglármelas sola.

Le aseguro con un poco de molestia.

─No seas tan testaruda.

Dice irritado.

─No soy testaruda.

Bufa.

─Te conozco, Hazel. Déjame ayudarte.

─No. El chico solo hace lo que debe hacer, ha estado enseñándome en la cocina, eso es todo ─miento para que no eche a Easton del restaurant, si llegara hacerlo, me sentiré culpable y no sé si vaya a poder lidiar con esa culpa─. Solo no te metas, ¿sí? Se defenderme lo suficiente y creo que hago un buen trabajo...

Guardo silencio pensando bien en mis siguientes palabras, si había aprendido algo de mi padre es que adularse a uno mismo no es bueno, es mejor dejar que nuestras acciones demuestren nuestras capacidades, aunque mi madre decía que a veces darnos un poco de crédito es bueno también, admitir que tenemos cualidades que nos hacen sobresalir más que otras personas.

─Puedo hacerlo sola, ¿sí? Déjame hacerlo.

Digo un poco más tranquila.

Hay un largo silencio de su parte.

─Está bien. Solo quería hablar de ello, tengo que irme Hazel, espero vernos pronto.

Papá cuelga antes de que me despida, pero alcanzo a escuchar la voz chillona de su pareja.

Dejo el celular en la mesita que tengo, me quedo allí distraída en mis pensamientos hasta que me da un poco de frío y decido entrar de nuevo a casa. Me cuesta creer que mi padre me ha hablado para decirme que puede echar a Easton del restaurant si así lo quisiera. Debo decir que eso me molesta más de lo que puedo imaginar.



*****

Holaaaa, ¿cómo están? Estos días han sido muy ocupados para mí y los que vienen también, que me ha costado actualizar pero por fin hoy sabado he tenido tiempo de subirles el capítulo, ayer quería publicarlo temprano pero no me dio tiempo :c

¿Qué les pareció el capítulo? Es evidente que Marshall no quiere a Easton en el restaurant jaja 

¿Qué opinión tienen sobre Easton hasta ahora?

Espero que lo hayan disfrutado! Muchas gracias por leer!❤️

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