Capítulo 41 | Hazel
Hazel
Easton llama a mi puerta temprano y por suerte ya estoy lista para ir al trabajo. Admito que me siento un poco ansiosa ya que hoy trabajaremos con los chefs del Barlowe. Si yo estoy nerviosa, no quiero imaginar cómo se debe de sentir Easton.
─¿Estarás bien? ─Le pregunto en cuanto los dos estamos en la puerta de la cocina, compartimos una mirada cómplice y una mueca se forma en sus labios antes de asentir ligeramente con la cabeza.
─Lo estaré.
No me parece que suena muy convencido de sus palabras, pero al menos lo intenta.
Al entrar a la cocina, Herbert es quien nos recibe y nos reúne a todos con los empleados del Barlowe, quienes llegaron a tiempo. Tan pronto como nos presentamos, Easton, quien es el encargado de la comida, comienza a darnos órdenes y dejarnos diferentes tareas, yo por mi parte me concentro en seguir las indicaciones que me dan por mucho que me gustaría improvisar, pero sé que mi padre no estaría de acuerdo con ello y debo hacer caso a las órdenes de Easton, quien tiene una actitud muy seria.
Por la forma familiar en la que algunos empleados del Barlowe se dirigen a él, tengo la impresión de que lo conocen desde antes, tal vez sepan que es hijo de Jerome Barlowe solo que son discretos y no lo echan de cabeza en el Laurier.
Me pregunto si lo mismo sería conmigo, si supieran mis compañeros quién es mi padre, ¿cambiarían las cosas?
Intento no enfrascarme en esos comentarios que pasan por mi cabeza y me concentro en los platillos, en decorarlos con delicadeza y perfección. Para la hora del almuerzo, me reúno con Sheila y Johan.
─Uf, estoy agotada ─dice Sheila abriendo una botella de agua para luego beber de ella─. Este día está siendo estresante.
─Dímelo a mí ─dice Johan soltando una risa baja─. Tienen suerte de no estar en el grupo de Easton y los del Barlowe.
─¿Por qué?
Pregunto frunciendo el ceño, Johan mira a sus espaldas, no hay rastro de Easton, pero sí de algunos cocineros del Barlowe platicando con algunos de los nuestros.
─Easton y el chef Dillon han tenido una discusión ─nos cuenta a ambas bajando un poco la voz, Sheila se acerca más a los dos.
─¿Qué? ¿Es en serio? ─Aunque el comentario de nuestro amigo nos ha tomado por sorpresa, Sheila no parece tan sorprendida del todo.
─Sí, al parecer tenían ideas diferentes con algunos ingredientes para alguno de los platillos y ya saben como es Easton, no le gusta que le lleven la contrario y bueno ─se encoge de hombros para restarle importancia─. Han discutido un poco, pero no lo sé, la tensión que hay entre ellos es diferente, es como si se conocieran desde antes.
─Bueno, el Laurier no es el único trabajo de Easton ─dice Sheila como si fuera algo obvio─. Estuvo en otros restaurantes, tal vez conoce a ese tal Dillon de otro lado.
─Sí, es lo más probable ─dice Johan con un leve asentimiento─. ¿Saben? Son buenos, se ve que tienen experiencia, me refiero a los del Barlowe.
Dice haciendo un gesto de cabeza hacia atrás para dejar en claro que habla de ellos.
Lo cierto es que los empleados del Barlowe no todos son tan jóvenes, algunos se ven que es probable que lleven años trabajando para el restaurant y deben de tener demasiada experiencia.
Cambiamos de tema un poco y conversamos un rato hasta que Easton nos dice que debemos continuar preparando los platillos, tres horas más tarde, Herbert aparece en la cocina y se dirige con discreción hacía mí para pedirme que vaya a su despacho.
Me limpio las manos con un trapo limpio y después salgo de la cocina para ir a su despacho, esta ocasión, Herbert yace recargado en la pared, a un lado de la puerta esperándome y me hace un gesto con la mano para que entre primero.
─¿Pasó algo? ─Es mi instinto preguntarle y él niega.
─No, al menos, no conmigo ─dice con una pequeña mueca en la boca─. Tu padre espera por ti adentro.
Asiento levemente antes de tomar una pequeña bocanada de aire y entrar al despacho, donde papá está sentado detrás del escritorio. Sin esperar una invitación a sentarme de su parte, voy directo hacia la silla vacía frente a su escritorio y tomo asiento.
─Hola, Hazel ─me saluda en un tono de voz bajo y serio.
─Hola.
Repito de vuelta y guardo silencio hasta que él decide romperlo de nuevo.
─¿Cómo están yendo las cosas en la cocina?
─Van bien hasta ahora ─me limito a responder porque a mi parecer, las cosas parecen ir normales, tranquilas.
Papá asiente con la cabeza.
─Deborah me dijo que habló contigo ─dice y aprieto los labios con fuerza antes de asentir con la cabeza, él también asiente─. Es una buena idea lo de ir a cenar los tres juntos, ¿no crees?
─Supongo que sí.
De nuevo, asiente.
─Bien.
─¿Es eso de lo que querías hablar? ─Tal vez mi pregunta se oye algo hostil pero no sé, siempre que estoy a su lado, por mucho que intento ser amable y ser la hija quizás perfecta, no puedo evitar que las palabras salgan de golpe, quizás mi corazón se cansó de querer que las cosas entre los dos siempre estuvieran bien, se rindió de esperar a que fuera realmente el padre que necesitaba que ya no quiere luchar por mantener una mejor comunicación entre los dos, porque lo que siento en mi pecho es como una opresión mezclado con unas ganas de querer apartarme de él.
─No, en realidad ─agacha la mirada hacia su escritorio y después vuelve a verme─. En realidad, esperaba que me dijeras que te parece toda esta idea, ¿crees que está bien? Lo de juntar a ambos restaurantes. Al principio pensaba en que era una buena idea, pero no lo sé, ¿crees que realmente lo es?
Papá nunca se muestra inseguro de las cosas por lo que su pregunta me toma por sorpresa, aun así, le doy una respuesta.
─Creo que es una buena idea ─respondo y tomo un poco de aire antes de seguir hablando─. Al menos, si tu y Jerome van a abrir un restaurante juntos, lo mejor es que tengan una buena comunicación, más si los empleados trabajaran juntos.
─Sobre eso... ─dice haciendo una pequeña pausa, siento el impulso de sujetarme de mi asiento como si de pronto fuera a soltar una bomba que tal vez no me va a parecer del todo─. He estado pensando en que si tu te quedarás con el Laurier...
─Yo no he dicho que me quedaré con el Laurier ─lo interrumpo antes de que pueda terminar sus palabras.
Papá se queda callado mirándome a los ojos por unos segundos.
─Hazel...
─No, escucha ─lo vuelvo a interrumpir─. Sé que vine aquí pidiéndote el trabajo, ¿lo recuerdas? Dije que trabajaría para ti a cambio del dinero, pero eso no quiere decir que quiera quedarme con el Laurier, ese... ese no es mi sueño.
─Lo era cuando eras niña, ¿ya lo olvidaste?
Me pregunta y eso me hace tener un pequeño deja vu a cuando era niña y solía decirle eso, de que yo sería la dueña del Laurier algún día y lo convertiría en el mejor restaurant del mundo, sin embargo, aquella idea se fue desvaneciendo hace mucho tiempo. Ahora mi meta es tener mi propio restaurante por muy descabellado que le parezca.
─Sabes que no es lo que quiero ─insisto.
Esa es una de las razones por las que no quería volver aquí y pedirle trabajo, sí, había hablado con papá pidiéndole el dinero prestado para poder abrir mi propio restaurant, pero él se había negado, al menos, no con la cantidad que estaba pidiéndole e hicimos un trato, yo trabajaría para él un tiempo en el Laurier a cambio de obtener ese dinero.
─Hazel, aquí tienes muchas más oportunidades. Además, el Laurier es parte de ti ─la forma en que lo dice me hace sentir una pequeña punzada en el pecho. No solo es parte de mí, sino también de mamá y él lo sabe, el Laurier era de nosotros, de los tres, pero tras su muerte, las cosas habían cambiado y ya no se sentía de ese modo.
─Tenemos un trato ─intento recordarle y él oprime una mueca antes de suspirar en rendición.
─Está bien, supongo que las cosas siguen al pie de la letra, ¿no? ─inquiere enarcando las cejas─. ¿cómo lo acordamos?
─Así es.
─¿Qué hay con Hart?
─¿Hart?
─Sí, ¿qué hay con él? ─Pregunta y todo mi cuerpo se tensa, sé que papá no aprueba los romances entre empleados, siempre ha dicho que el trabajo y el amor no deben mezclarse lo que me hace sentir nerviosa.
─Easton es bueno en su trabajo Hazel ─responde y eso me hace sentir un poco relajada, al parecer, yo estaba pensando en otra cosa quizás más sentimental─. Y Herbert dice que es un buen líder.
─Lo es ─me apresuro a responder e intento no mostrar mucho mis emociones─. Sabe dirigir bien en la cocina y los empleados lo respetan, además de que sus platillos son buenos.
Decir que Easton es un mal cocinero seria decir puras mentiras porque realmente es bueno, y sus platillos son grandiosos.
─Ya lo he notado, quizás podría... ─Papá no termina de hablar porque su teléfono suena de repente y me hace una seña para que aguarde─. Lo siento, es importante. Debo responder.
─Está bien ─digo levantándome de mi asiento─. Tengo que ir a la cocina, aun hay cosas por hacer.
Papá no me discute, solo asiente con la cabeza y me voy de regreso a la cocina. Por suerte, todos están absortos en sus cosas que no notan del todo mi ausencia.
Las horas se pasan rápido y al terminar nuestra jornada, todos nos reunimos para despedirnos, Herbert viene al igual que papá y dan unas palabras para agradecernos todo el esfuerzo que hemos hecho este día para preparar la comida, nos dividen en equipos para pedirnos que hagamos de anfitriones para servir a los pocos comensales que están invitados esta noche.
Consigo sobrevivir a todo cuando doy un par de ordenes y estas salen exactamente como espero, el tiempo de nuevo se pasa tan rápido que para cuando ya vamos a casa, Easton y yo estamos agotados.
─¿Quieres cenar pizza esta noche? ─Hoy hemos estado tan ocupados con los platillos que mi apetito no es tan grande, aun así, la idea de comer pizza me suena bien.
─Con champiñones y extra-pepperoni ─le digo y él asiente antes de buscar el número en su celular y comenzar a llamar a la pizzería, lo bueno es que la pizzería a la que ha llamado está cerca de nuestros departamentos por lo que Easton solo se desvía dos calles antes para llegar a la pizzería y luego a nuestro departamento.
Subimos los escalones y creo que estoy tan cansada que ni siquiera me pasa del todo por la cabeza la idea de que los insectos podrían atacarme hasta que estoy frente a mi puerta y veo uno y suelto un chillido.
Tomo la botella de Raid de inmediato y comienzo a rociar el suelo mientras sigo soltando un chillido de exasperación.
─Hazel, está bien. Tranquila ─Easton se coloca frente a mí y con la mano que tiene libre la coloca en mi hombro y me hace detenerme. Sus ojos me observan con cautela─. Nada malo ha pasado, ¿sí? Está todo bien, tranquila.
Intenta consolarme y doy un leve asentimiento antes de tomar una profunda bocanada de aire y expulsarla más tarde, lo hago un par de veces hasta que me relajo y dejo la botella de Raid en el suelo de nuevo. Después busco las llaves de mi departamento en mi bolso y me aproximo a abrirla.
Easton espera a que yo esté adentro de mi departamento para luego entrar él y después de que entra él y cierra la puerta. Nos dirigimos a la cocina donde coloca la pizza sobre la mesa y me apresuro a sacar dos platos y vasos de las alacenas para que podamos comer.
─¿Quieres jugo, refresco o vino?
No suelo tener cervezas en casa, pero quizás Easton preferiría una y el vino es una buena opción.
─Refresco está bien para mí.
─Perfecto.
Digo porque también quiere refresco.
Nos sentamos uno al lado del otro en la mesa y comemos en silencio.
─Fue un día bastante agotador ─hablo para romper el silencio entre los dos.
─Sí que lo fue ─dice Easton con un pequeño suspiro─. Un poco estresante.
─¿Estresante? ─Eleve las cejas y recuerdo que Johan dijo que Easton al parecer había tenido una discusión con uno de los chefs del Barlowe.
─Sí, Dillon suele estresarme bastante ─suelta un suspiro.
─Escuche a Johan decir que tuvieron una discusión ─me atrevo a decírselo y espero que no me tome como alguien chismosa, una mueca aparece en él.
─Sí, nos conocemos desde antes ─comienza a explicarme─. Tiene años trabajando para mi padre, pero nunca hemos congeniado a la hora de cocinar juntos y a ninguno de los dos se nos da bien recibir órdenes.
Una risita baja se me escapa.
─Ya veo por donde viene la cosa.
─¿Qué dices?
Ladeo la cabeza.
─East, todos sabemos que eres demasiado gruñón como para obedecer las órdenes, no por algo Marshall te dejó a cargo este día.
Su entrecejo se frunce.
─Así que me consideras gruñón como el resto, ¿eh?
─No finjas que no lo eres. ─Me burlo de él y la mirada seria que me da me hace borrar la sonrisa en mi boca─. ¿Qué?
Pregunto con seriedad y al ver lo serio que está, me levanto de mi asiento, él lo hace también y los dos nos vemos corriendo por mi departamento mientras él intenta atraparme, no tarda mucho en hacerlo y tumbarme en el sofá donde comienza a hacerme cosquillas.
─¿Entonces crees que soy de lo más gruñón, Hazel?
Apenas su pregunta me es audible entre mis risas, Easton continúa haciéndolo, nuestras risas se mezclan un poco y se detiene para darme un corto beso en los labios, yo envuelvo mis manos sobre su cuello y le doy una sonrisa cuando nuestras miradas se cruzan.
Consigo darle un corto beso antes de que el timbre de mi departamento suene y tenga que levantarme para ir atender la puerta.
Aun tengo una sonrisa en la boca, pero esta se borra en cuanto veo a papá en la puerta.
─Buenas noches, Hazel.
─Papá... ¿qué haces aquí? ─Pregunto confundida de verlo.
─¿Puedo pasar?
─¿Señor Laurier?
Escucho la voz de Easton a mis espaldas y siento que el azúcar se me baja.
Este no es el mejor momento para tener a papá en casa y tampoco a Easton, pienso.
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AAAAAAAAAH!!!!! Ahora sí las cosas se pusieron complicadas para Hazel!!!
No tengo mucho que decirles salvo que espero que hayan disfrutado de este capítulo, he estado trabajando en esta historia y espero terminarla de escribir pronto, ahora sí que las cosas se pusieron interesantes por aqupi (:
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