Capítulo 34 | Hazel

Hazel

─Lo siento, yo... tengo que irme ─comenta Easton sin colgar la llamada. Doy un pequeño asentimiento.

Me gustaría que se quedara, pero lo cierto es que me he sentido un poco deprimida que me apetece estar un poco sola al recordar a mamá.

Ponerme sentimental me hace pensar en aquellos buenos momentos que pasé a su lado y también pensar en papá, en la forma en que los dos nos fuimos apartando. A veces, cuando pierdes a alguno de tus padres, temes de perder al otro a pesar de que su relación no sea perfecta, la idea de saber que no tienes a ninguno puede ser devastadora pero no solo se pierde a alguien con la muerte.

Existen muchas formas de perder a alguien y creo que la más dolorosa, no es aquella donde pierdes a alguien porque este a fallecido, sino cuando lo pierdes sabiendo que aun está allí, que podría haber estado a tu lado y al final encontró motivos que lo hicieron apartarse de ti.

Siempre existen las incógnitas, aquellas que nos hacen pensar en nuestras acciones, en lo que hicimos mal para que esa persona se alejara, en lo que dijimos para que no quisieran quedarse más con nosotros, siempre buscamos una respuesta en nosotros pensando que somos el principal error porque se siente de ese modo.

Así es como he sentido que todos estos años han sido con mi padre, yo cometiendo errores que lo hacen no escogerme, apartarme de él dándole motivos suficientes para tal vez no quererme

Un suspiro pesado que encuentro nostálgico se me sale y decido levantarme del sofá para ir a la cama sin ánimos. Por suerte, esta noche estoy tan triste que me es sencillo dormir.

Quizás está mal que escudemos nuestras emociones entre el sueño, pero a veces parece la mejor receta para evitar el dolor, para evitar pensar en la realidad que nos encontramos.

Todos alguna vez deseamos escapar de aquello que nos atormenta en la cabeza.

***

Como de costumbre, llego temprano al trabajo y no veo a Easton esta mañana en la cocina cosa que me sorprende porque siempre es de los primeros en llegar, es demasiado puntual que encuentro raro que este día se impuntual.

─¿Sabes si le pasó algo? ─Me pregunta Johan y niego con la cabeza.

─Anoche estábamos hablando en mi departamento y de pronto se tuvo que ir ─le cuento con una pequeña mueca en la boca, Johan da un pequeño asentimiento.

─Quizás solo está ocupándose de asuntos personales ─dice Sheila encogiéndose de hombros y yo intento asentir con ella.

─Puede ser, aunque Easton no es de los de llegar tarde.

─Claro que no ─comenta Johan.

─Hazel ─Herbert entra a la cocina llamando mi nombre, en cuanto me ve me hace una seña para que vaya a seguirlo.

Les comento a mis amigos que volveré en unos minutos más y me dirijo con Herbert hacia su oficina.

─¿Necesitas hablar de algo?

Le pregunto una vez que cierro la puerta detrás de mí y él se sienta en la silla detrás de su escritorio y asiente.

─Tú padre me ha comentado sobre una pequeña reunión en la que quiere que estés presente ─dice juntando sus manos sobre el escritorio. Mis cejas se elevan con asombro.

─¿Ah sí? ─asiente de nuevo─. ¿De qué va esa junta?

─Tal vez es sobre el nuevo restaurante que tiene en mente ─se encoge de hombros como si no supiera exactamente el motivo por el que papá está buscándome─. Solo me dijo que esperaba que te reunieras en el Barbieri con él a las tres.

─A las tres aun no termino mi jornada ─le dejo saber cosa que es algo que Herbert ya sabe. Nuestra salida es a las siete.

─No te preocupes por la cocina, Hart te estará cubriendo ─agrega como si eso fuera lo de menos. Que Herbert se refiera a Easton con el apellido de su madre se me hace raro ahora que sé que en realidad su apellido es Barlowe, ¿cómo es que los demás no lo notan?

Quiero decir, Easton tiene un parecido a su padre y es tan buen chef como él que si comparas sus platillos podrías encontrar similitudes en ellos, la técnica, la forma en que decora los platos tiene ese toque de Jerome Barlowe.

Aunque a papá nunca le interesó instruir en ninguna escuela, salvo dar pequeñas presentaciones, sé que el padre de Easton por mucho tiempo trabajó en una academia culinaria y muchos estudiantes morían por matricularse en sus clases. Me veo preguntándome si Easton tuvo esa oportunidad.

Estoy segura de que sí teniendo en cuenta que Jerome es su padre, él debió instruirle alguna vez, así como mi padre lo hizo, solo que yo no seguí sus pasos y supongo que Easton tampoco.

─¿Estás seguro de ello?

No sé si me agrada del todo la idea de dejar la cocina, Herbert haciendo.

─Son ordenes de tu padre ─dice de una forma que me hace pensar que no tengo alternativa y debo de estar allí.

Al final termino asintiendo y me levanto de mi lugar pensando en que llamaré a papá antes de reunirme con él y así hablar sobre ello.

El Barberi es un restaurante italiano y recuerdo bien que a papá siempre le encantaba la forma en que allí preparaban la pasta. Cuando era niña, los dos de vez en cuando almorzábamos juntos allí.

─Por cierto ─inquiere Herbert antes de que pueda salir de su oficina. Detengo mi paso y volteo a verlo.

─¿Sí?

─¿Cómo vas con la competencia? ─Pregunta con curiosidad en su rostro─. Sé que tal vez es un poco injusto que hayamos decidido hacer una competencia, pero sé que tu padre será justo con ello. Por suerte ya queda un mes y medio, ¿no?

La competencia, pienso.

Para ser sincera, esto ya no se sentía como una especie de competencia.

─¿Qué quieres decir con que mi padre será justo?

Me veo preguntando a la vez que frunzo el ceño.

Herbert se encoge de hombros para restarle importancia al tema.

─Bueno, solo pienso que Marshall es un hombre justo y escogerá sin duda al mejor de ustedes dos.

─Easton es bueno ─siento la necesidad de elogiarlo. Quizás al principio jamás me hubiera pasado por la cabeza hacerlo, pero ahora que lo conozco mejor y es que sin duda sus platillos son exquisitos, me siento mal no mencionando lo bueno que es en la cocina.

Y en otras cosas...

Mi mente decide pensar y creo que es un mal momento para hacerlo.

Ay Hazel, no es un buen momento para pensar en lo bueno que Easton es en todo lo que hace.

Me regaño.

─Sí, ya lo creo.

Dice Herbert sin tanta importancia. No me sorprende porque realmente no lo aprecia tanto que digamos y es entendible ya que Easton puede ser un cascarrabias con él.

─Bien, volveré a la cocina.

Me despido de él, quien no me quita más tiempo y me deja volver a mi trabajo.

Al llegar a la cocina me pongo manos a la obra y evito contestar las preguntas de Johan y Sheila acerca de lo que Herbert y yo hablamos, les digo que no es nada importante, que solo es sobre un comentario de algún comensal porque es lo primero que se me ocurre y por suerte en un par de minutos estamos todos tan ocupados que no tenemos mucho tiempo de hablar.

***

Para las tres de la tarde, confirmo que papá realmente desea que nos reunamos en el Barberi y que algo debe andar mal con Easton porque no se presenta al trabajo, cosa que es rara.

─Chicos, tengo que irme ─les digo a Johan y Sheila, quienes me miran preocupados.

─¿Qué? ¡No puedes irte! ─exclama con preocupación en su voz, su cabello está sujeto en una red negra pero aun así se pasa las manos por la cabeza en un gesto de estrés─. ¡Easton no está!

Hay demasiada preocupación en ella.

─Lo sé, pero es importante ─les digo mientras me quito mi delantal y busco mis pertenencias─. Hernán estará a cargo de la cocina y ustedes saben todas nuestras recetas, lo harán bien ─menciono al cocinero que debe de quedarse a cargo mientras Easton y yo no estamos.

Herbert aparece en la puerta para informarle a Hernán que tendrá que hacerse cargo que ya no me da tiempo de hablar más con mis amigos cuando el gerente los reúne a una pequeñita reunión para discutir el trabajo en las siguientes horas.

Al salir del local e ir a mi auto, llamo a papá y lo pongo en los altavoces del carro para ir escuchándolo mientras conduzco.

─Hola, Hazel. ─Saluda en cuento responde.

─Hola ─digo un tanto seria─. Ya estoy por ir al Barberi.

─Muy bien, también yo estoy en camino.

─¿Me dirás de qué va la reunión? ─Le pregunto con curiosidad─. No quisiera que me tomen desprevenida.

Comento, cosa que es cierto.

─Descuida. Todo irá bien.

─Al menos dame una referencia, ¿no?

Exijo y lo escucho bufar.

─Solo estaremos con Barberi, ¿sí? No tienes de qué preocuparte.

El señor Barberi, pienso, si bien lo recuerdo, es un hombre mayor. Ha pasado muchos años desde la última vez que lo vi en persona, aunque sé que papá y él son viejos amigos.

─Llegaré en unos quince minutos aproximadamente.

─Muy bien, nos vemos.

Cuelga la llamada y mientras conduzco, me siento un poco ansiosa pero no estoy segura de que mi repentina ansiedad sea por reunirme con papá y el chef Barberi, más bien se debe a Easton y el hecho de que no sé nada de él.

En cuanto hago alto en el semáforo a pocas cuadras de llegar al restaurant, decido llamar a su celular, suena un par de minutos y después me entra a buzón, insisto dos veces más pero el resultado es el mismo lo que me hace sentir inquietante.

¿Seguro que está bien?

Estoy segura de que algo debe haber pasado como para que él no se presente al trabajo y me pasa la idea por la cabeza de que tal vez su mamá podría estar mal. Al llegar al estacionamiento del restaurant, intento con llamar una cuarta vez, pero sigue mandándome a buzón después de sonar un par de veces y con algo de resignación, no insisto más.

Me toma un par de minutos salir de mi auto y cuando salgo, voy directo a la entrada del restaurant no sin antes quedarme un par de minutos afuera, contemplando la fachada.

Mamá también venía aquí con nosotros y me pregunto si papá habrá escogido este restaurant por eso, porque también le recuerda a ella o simplemente quiere hacer negocios.

Sea cual sea la razón en específico, intento no darle tantas vueltas al asunto y me ánimo a entrar. Inmediatamente localizo a papá, quien se levanta de su lugar para hacerme una seña, al sentarme en su mesa, solo me toma unos segundos para que considere que el aire a nuestro alrededor se vuelve incomodo.

─Me alegro de que hayas venido ─dice como saludo y solo pongo una pequeñita sonrisa.

─Estaba curiosa por saber de esta reunión ─digo para dejarle en claro que esa ha sido la única razón por la que he venido hoy─. Herbert no me dijo mucho.

─Le pedí que fuera discreto con eso ─aclara y sonríe al saber que el gerente lo ha hecho─. Esperaba ser yo quien te dé la noticia.

─¿Qué noticia? ─voy directo al grano, pero viene un mesero de inmediato y papá termina ordenando pasta a la Amatriciana para ambos, lo que deja mi pregunta volando por unos minutos.

─¿Qué habías dicho? ─Pregunta una vez que el mesero se ha marchado.

─¿Cuál es la noticia por la que he venido?

Insisto.

─Ah, eso ─dice en un gesto despreocupado y eso no me agrada mucho. Detesto cuando da muchas vueltas en el asunto porque sé que le molesta que yo haga eso, pero cuando él lo hace parece estar correcto─. Bueno, Jerome y yo hemos estado hablando sobre abrir un nuevo restaurante juntos aquí en la ciudad cosa que ya sabes, pero quería comentarte que me gustaría que fueras la cabeza del restaurant.

Al principio creo que no lo he escuchado bien por lo que vuelvo a preguntar.

─¿Has dicho la cabeza del restaurant?

Tengo el ceño fruncido y papá asiente. Sé que un nuevo restaurant es una grandiosa oportunidad para mi padre, pero está noticia es inesperada para mí.

─Sí, estaba pensando en que no puedo estar tanto en el Laurier una vez que abra el nuevo restaurant y lo mejor es dejar a alguien que realmente sea de confianza y quién mejor que seas tú.

─¿Qué? ─susurro─. ¿Has dicho el Laurier?

─Sí, Hazel, me gustaría que el Laurier fuera tuyo, no lo sé, quizás para finales del año ─comenta con una pequeña sonrisa en la boca─. ¿Qué dices?



****

AAAAAH!! ¿Pueden creerlo? Hazel quedandose con el Laurier...

¿Qué creen que pasará?

No he querido quedarme sin el nuevo capítulo hoy en Domingo, espero que lo hayan disfrutado y quiero darles las gracias porque ya son 20k lecturas en la historia, muchas gracias por seguir leyendola a pesar de que me demore! Easton y Hazel me gustan mucho, así que gracias por leerla<33

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