PEONES
"Los humanos son los ganadores del Ragnarök"
Después de la repentina derrota de los dioses, un silencio inundó el recinto cuando la bulla y festejo de los humanos terminó. El rey Leónidas se ponía de pie con ayuda de su lanza, y acabó por mirar hacia arriba, donde el rostro de sorpresa de Zeus era indescriptible; Ante sus ojos, habían despedazado a Odín, padre de todo. Y aquél que tenía la sangre de su amigo recorriendo su cuerpo, le miraba, herido y aun así tan orgulloso de su victoria.
Entonces se puso de pie.
Caminó a su balcón y soltó un suave suspiro mientras sentía que toda la atención estaba en él en ese instante. Acarició su barba y sin sonreír o hacer una mueca, lo dijo.
— Los humanos han ganado sobrevivir por 1000 años más. — Espetó sin muchas ganas, haciendo que los gritos de festejo se avivaran aún más en el recinto por parte de los humanos. —Rey Leónidas. —
Y una vez más el silenció invadió el lugar al escuchar como el dios atraía la atención de todos.
— Han ganado, su raza vivirá una vez más, así que, ¿cuál es su deseo? ¿cuál podría ser el deseo de la humanidad ahora? — tal vez había sido una burla disfrazada de palabras lo que acababa de decir, llamando al intelecto de los humanos tan básico que ni un buen deseo pudieran pedir.
— Quiero tomar la decisión con los demás ganadores humanos del Ragnarök, y una vez hecha esa plática, vendré con una respuesta ante usted. —
El dios se vio sorprendido de la voz firme y directa del espartano, no había un gramo de duda o miedo en él. Sonrió para sí mismo, en definitiva, cada uno de los combatientes habían demostrado ser fuertes, ahora entendía el aprecio que Adam reflejaba, sus hijos eran tan fuertes como él, no había punto de comparación; Eran iguales.
El rey Leónidas acabo por buscar apoyo en Brünnhilde cuando esta dejó su etapa de Völundr y haciendo que el hombre la usara de apoyo, junto a ella se sumó Geir, dejando de ser el escudo para ayudar a caminar a ambos a la salida del recinto.
Tal vez pasaron unas horas en lo que los dioses se encontraban en la sala griega, esperando el arribo de los humanos para escuchar sus demandas. Muchos tal vez tenían una idea de lo que podrían pedir, pero nadie estaba seguro de que saldría de la boca de aquellos. Hasta que se abrieron paso por las enormes puertas, donde Leónidas iba acompañado de los humanos ganadores al igual que de las valkirias.
— Oh...— Zeus se vio gustoso de verlos llegar, tan confiados y tan felices por dentro, al extremo de no quererlo mostrar en sus rostros. —Bienvenidos, bienvenidos, ¿ya tienen una idea de lo que pedirán? —
— Así es, he hablado con mis compañeros y tenemos ciertos requerimientos, 3 para ser exactos. — Y esa sonrisa suave en el rey hizo que la mayoría de dioses se sintieran ofendidos por la cantidad de confianza que reflejaba ese humano.
— Bien, los escuchamos, hablen. — y una suave risa del dios padre hizo que los humanos se dieran una mirada entre sí.
— Nuestro primer requerimiento, es traer a la vida a los humanos y valkirias que perecieron en la batalla. Sin excepción, a todos. — Qin Shi Huang fue quien lanzó a los dioses el primer requerimiento, haciendo que Zeus soltará una risa.
— ¿Revivirlos? ¿Qué no lo entienden? Fueron mandados al Niflheim, no se puede regresar de allí. Y aunque se pudiera, mataron a Odín, el único que tendría la energía suficiente para juntarla con la mía y traerlos de regreso. —
— ¿Qué hay de la diosa Hela? ¿No pueden hacer que cumpla nuestro requerimiento? — dijo con una sonrisa el rey, haciendo que Loki se levantara de su asiento para ponerse cara a cara con él.
— No lo hará, mi hija es la guardiana de ese lugar, no es como si pudiera regresarles la vida a esas almas perdidas. ¿Lo entiendes, rey? — el gesto de enojo de Loki fue aún mayor cuando el rey comenzó a reír.
— Que débil reina del inframundo tienen los nórdicos. —
Después de esa declaración, fueron los grandes reflejos de Qin que pudo evitar el golpe de Loki, y antes de que eso se convirtiera en otro escenario del Ragnarök, Zeus intervino, poniéndose entre esos dos hombres.
— Ya lo escucharon de Loki, no podemos hacer eso, incluso es algo que nosotros también queremos poder hacer para traer los dioses que perdimos. — y con una caricia en su barba Zeus miró a Qin.
— Eh... creo que yo puedo ayudar. —
Todos reaccionaron a esa voz, cuando Buda apareció poniéndose a un lado de los humanos, mascando su tradicional paleta azul entre sus dientes.
— Hay humanos que regresan de la muerte todo el tiempo, cada año, cierto día. Porque tienen un dios de la muerte que puede rescatar las almas y mandarlas de vuelta a la vida por unos días para que los humanos convivan con los que ya se fueron... pidámosle ayuda a los dioses del nuevo mundo. — La sonrisa de Buda hizo que todos, incluyendo los humanos, se quedaran estáticos ante esa propuesta.
Los dioses del nuevo mundo, en este caso, los dioses del continente americano, no eran dioses que trataran con los demás. Muy pocas veces vistos, y que guardaban un odio absoluto a los dioses del viejo mundo. Además de diferencias en pensamientos, la principal era, que eran dioses que habían alcanzado un punto máximo que los dioses del viejo mundo no comprendían aún. ¿Qué era lo que tenían estos dioses, que, al momento de verlos a los ojos, se sentían tan inferiores ante ellos?
Los dioses del nuevo mundo, nunca intervinieron en lo que hacían los otros dioses dentro de sus reuniones en el Valhalla. Incluso fueron invitados en una ocasión, pero solo recibieron de respuesta la carta de invitación quemada, ni siquiera una palabra, simplemente los dioses de ese mundo nunca voltean a ver a los dioses del mundo que lo inició todo.
Es por ello que los dioses se dividieron de esa forma, los dioses del nuevo mundo, siendo los que fueron creados en el continente americano, contra los dioses del viejo mundo, que son los dioses que actualmente conocemos. Nunca habían peleado en absoluto, ni dirigido la palabra, pero no hubo porque, cuando se vieron una vez, solo una, hace siglos, donde Poseidón los guío a una nueva ruta, y les vieron los rostros.
Ese día, ningún dios del viejo mundo abandono el mar, atreviéndose a pisar tierra de esos dioses. Fue simplemente el miedo que recorrió en el cuerpo de todos, cuando se dieron cuenta, que un solo pie en la tierra de ellos, marcaría una masacre.
— No creo que logres que ninguno de ellos abogue por nosotros o por ustedes. Ellos no pueden entrar en el Niflheim, ellos no ayudarán de ninguna manera. — Zeus parecía atento y alerta, lo notaban al ver esos ojos dorados aparecer.
— Claro que pueden, de hecho, lo harán. Ya los he llamado, y han respondido, es más, uno ya viene para acá. —
— ¿Has traído a esos dioses al Valhalla? — Comentó Loki con repugnancia y horror. —Ellos no son dignos de entrar, nunca las puertas se abrirán ante tales dioses. —
— ¿Eh? ¿Por qué no? Uno de mis amigos es amigo de los dioses de ese mundo. — Comentó Buda mordiendo su paleta. —Jesús es amado en todo el mundo, incluso el de ellos, y a diferencia de ustedes, ellos aman a los humanos. Tuve el placer de conocerlos años atrás, es lo mejor para todos, que nos ayuden. —
— ¡¿Qué diablos has hecho?!— gritó Loki.
Buda solo acabó por sonreír. Cuando las luces en la habitación comenzaron a tiritar y después las ventanas se abrieron de par en par para hacer aparecer poco a poco una figura humanoide. Era grande, muy grande, a lado de los dioses era un poco más alto que Thor, de piel morena, de cabello blanco que se combinaba con plumas de colores, con potentes ojos de serpiente, runas adornando su piel, y un ropaje característico de su cultura.
— Quetzalcóatl. — dijo Buda atrayendo la atención del recién llegado.
— Mi amigo— la cara de sorpresa de todos en esa sala fue enorme. Ver a ese dios enorme abrazarse de Buda como si fueran cercanos. El dios no parecía incomodarle la mirada de los otros dioses, simplemente parecía feliz de ver a su amigo. —Humanos...— La sonrisa enorme del dios fue a parar a los humanos que estaban viéndole, mostrando esos grandes colmillos que tiene, esa belleza exótica sin igual, para acabar por envolverlos con su cola en un enorme abrazo.
— Ellos no son tus seguidores, Quetza. — mencionó Buda mirándole con cariño. —La mayoría de ellos ni siquiera sabe quién eres—
— Yo amo a los humanos por igual, me sacrifiqué en el inframundo para moldearlos y crearlos, les di mi sangre para que sean hijos de dioses, todos y cada uno, mis pequeños hijos, mis amados guerreros de la tierra. —
— Quetza...— Buda soltó su característica risa, dándole palmadas en la espalda al dios. —Ellos no son descendientes de los humanos que creaste. Eso puedo asegurártelo. —
— Aun así, son tan perfectos, solo por existir en este mundo, después de que lo destruí junto a mis hermanos tantas veces, es bello verlos progresar. —
— Necesitamos tu ayuda, no es momento de apreciar a los humanos, es momento de ayudar. — dijo Buda, tomando el mentón de Quetzalcóatl para hacer que lo mirara. —Perdón por tal petición, pero es necesario, ayúdanos. —
— Oh, está bien. Es muy fácil hacer que las almas vuelvan, la vida y la muerte son dualidades, mientras exista la vida, y mientras exista la muerte, todo es posible. Traeré de regreso a los humanos que perdieron en el panteón nórdico, le pediré a Mictlantecuhtli que lo haga, pero, quiero algo a cambio de ello. —
El dios miró a Buda y este sonrió, más cuando el dios de tierra lejana caminaba mirando a los dioses, y después suspiró.
— Voy a traer igual a los dioses que perdieron. — Esa declaración había dejado estupefactos a todos, incluso a Buda que no se esperaba tal petición por parte del dios del nuevo mundo. —Los traeré de regreso, porque creo en las dualidades, los dioses, ustedes, principalmente todos ustedes, dependen tanto de los humanos. Su propósito es servirles, un círculo vicioso del cual están condenados, no importa si se creen perfectos, no importa si piensan que son mejores, necesitan a los humanos para ser dioses, porque necesitan que crean en ustedes, ya que, ¿qué es un dios para un no creyente? Exacto, nada. Por eso hacen sus juntas cada 1000 años, por eso se reúnen, necesitan estar al pendiente de los humanos, porque necesitan intervenir cada vez que ellos olvidan su existencia, una muy patética existencia si me lo preguntan. Pero está bien, entiendo que están entrelazados como el Ying y el Yang, así que abogaré por traer de regreso a los humanos como a los dioses. Y una vez que haga eso, no volveremos a vernos, porque quiero que sepan, que cada día que pase, después del día de hoy, sabrán que les deben la vida a los dioses del nuevo mundo. Y que siempre, nos deberán un favor, porque son tan débiles que no pueden cumplir los deseos de un humano tras perder un combate. —
La risa de Buda se juntó con la de Quetzalcóatl, para al final ser callados por un golpe de Zeus en el suelo, el padre de los dioses miró a ambos dioses furioso, ante la declaración de la serpiente.
— ¿Qué es lo que has dicho? — dijo el mayor mirando a la serpiente.
— Ah, por eso me gustan más los iluminados, o los demás dioses, no los dioses que creen que son perfectos. No nos volveremos a ver, así que sonríe, traeré a su familia de regreso, por lo tanto, recuerden eso. No me quedaré más, tengo que comenzar a trabajar, por ahora me retiro. —
El dios padre no pudo decir nada en absoluto, la serpiente desapareció más rápido que la luz de golpe, dejando conmocionados, y fue entonces cuando aparecieron los humanos junto a las valkirias en el suelo de esa sala, comenzando a materializarse, en un estado donde parecían dormidos. Y junto a los dioses, se presentaban poco a poco a sus pies, a sus hermanos caídos junto al resto de dioses vencidos. Una sonrisa escapó de Buda y después se quedó recargado en la pared.
— Realmente tienen un poder inmenso esos dioses, me alegra que Jesús haya logrado este diálogo con ellos. — Comentó Buda con una sonrisa de alivio al ver a Zero comenzar a formarse poco a poco, viéndolo dormido y haciendo algo que no pensó que le causaría tanta tranquilidad, ver su pecho subir y bajar con su respiración, tranquilo, como si hubiera estado solo dormido todo este tiempo.
— Hades. — Dijo Zeus inclinándose a mirarle. —Hermano...— aunque nunca lo admitiría, Zeus sonrió al verle.
Mientras tanto, Thor no sabía que mirar, veía a su padre siendo materializado a sus pies, pero de igual forma, al mirar enfrente, podía ver como los humanos, se acercaban a un Lü Bu que yacía dormido. Su corazón dio un revuelo al verlo y después suspiró, inclinándose para cargar a su padre y recostarlo en uno de los sofás de esa sala. Trató de ignorar sus deseos de hacer lo mismo con Lü Bu por el momento.
Cuando todos fueron materializados de nuevo, los dioses y los humanos intercambiaron una mirada, para después ser Sasaki quien caminara para ponerse enfrente de ellos.
— Nuestro segundo requerimiento, es que dejen de interferir en los problemas de la humanidad en la tierra. — comentó Sasaki Kojiro ante el silencio en la sala.
— Aceptado. — solo dijo Zeus, al ver a su hermano Hades y Poseidón como Hércules a sus pies, sintiendo una paz en su interior. —¿Cuál es el último requerimiento? —
— El ultimo requerimiento es simple. — comentó Leónidas colocándose a lado de Sasaki. —Podríamos pedir lo que fuera, riquezas, vida eterna, todo, pero no es lo correcto, no para la humanidad. Por lo tanto, solo queremos regresar a nuestra vida una última vez, regresar a nuestro tiempo, y morir como ya lo habíamos hecho, si, tendremos memorias vagas del Ragnarök, pero solo quedarán como un recuerdo simple, o quizás un sueño que nunca sabremos si fue real. Eso es todo lo que pedimos. —
El silencio de esa habitación declaró la respuesta a ese requerimiento, fue concedido, los humanos regresaron a sus épocas, y los dioses se quedaron sentados en esa misma sala, mirándose los unos a los otros hasta que Zeus sonrió. Mientras los demás dioses comenzaban a despertar e incorporarse. Thor dio la orden que las valkirias se retirarán por el momento del lugar, que regresarán a su hogar, Brunhilde no dijo nada ante este requerimiento, asintió y se retiró con todas sus hermanas, pero justo cuando estaba por cruzar la puerta, la voz de Thor resonó como un rayo.
— Sigurd está bajo mi vigilancia. — comentó Thor haciendo que la valkiria parará sus pasos. — Quiero que tengas eso en mente.
— Lo tengo, Thor sama. Con permiso.
La valkiria acabó por retirarse, dejando a los dioses solos en su reunión.
Por supuesto que el primero en levantar la voz fue Poseidón, molestó, mirando su tridente roto, recordando lo que pasó, dio un gruñido de frustración a lo que después Hades le tocó el hombro para tranquilizarlo. El mayor de los griegos se levantó de su asiento, aún algo torpe con su caminar de nuevo, pero acabó por mirar a lo lejos, y después miró a los dioses.
— ¿Entonces le debemos un favor a los dioses del nuevo mundo? — dijo el mayor de los griegos. — Y, por si fuera poco, los humanos ganaron, y fuimos ridiculizados ante ellos.
— Así es. — respondió Zeus. — Hermano, las peticiones de los humanos fueron como te había comentado, dejar a la humanidad en paz, no intervenir. Revivir a los humanos y valkirias afectados en el Ragnarök, y devolverles a sus épocas, donde sus almas ya yacen muertas. Salvo el caso de Adam, que se encuentra en el Edén.
— No intervenir con la humanidad. — dijo Hades meditando para después soltar una sonrisa. ¿Aceptaste sin problemas eso, cierto?
— Oh. — Zeus sonrió ante las sorpresas de los demás dioses. — Claro que acepté, antes de que pudieran modificar la oración que habían dicho. Los humanos son horribles para crear tratos, y como Buda estaba tan distraído con Zero, no pudo hacer nada al respecto.
Una risa de Hades se escuchó en la habitación. Sabía que había algo raro en el momento que dejo a Zero y a Buda retirarse de la sala, mientras ambos iban a descansar y a comer algo de dulces en el reino del dios indio.
Las almas, dejan la humanidad una vez que mueren. — respondió el dios del inframundo.
— Precisamente. — comentó Zeus. — Tal vez hubiera aceptado la ayuda de los dioses del nuevo mundo, pero, la humillación, nunca. Tenemos a doce valkirias, y doce humanos, si están dispuestos a escucharme, creo que puedo conseguirles la ventaja que merecen.
Todos los dioses, se miraron entre ellos, a lo que una sonrisa de Odín hizo que Zeus sonriera junto a los demás. Thor y Hércules estaban confusos ante la reacción de los demás, ajenos al plan que estaban tramando los dioses, pero no pudieron intervenir, no hasta que supieran que pensaban en hacer.
— Bueno, descansen por ahora, hablaremos de este plan mañana... Los dioses del nuevo mundo prometieron no intervenir, y hay algo en lo que dijo Buda que nos da la ventaja en este momento. —Esos humanos no son tus seguidores. — Por ende, no tienen la sangre de Quetzalcóatl para que él pueda estar atento a ellos. Olvidemos lo vivido hoy, vivamos el juego de mañana, hasta entonces. — comentó Hades tomando asiento, solo quedándose con Zeus y Poseidón.
Ninguno de los tres hermanos dijo nada, solo la sonrisa de Hades y Zeus llegó cuando ambos tuvieron una idea en común.
— Hera va a matarte. — dijo Hades mirándole.
— Perséfone nunca te lo perdonará. — respondió Zeus.
— ¿Les importa acaso? — comentó Poseidón. — Su orgullo puede más que todo. Además, ellas saben que, en la mente de Hades, siempre somos primero nosotros, y en la mente de Zeus, solo existe la victoria, nada más. Si no lo comprenden, nunca debieron ser sus esposas en primer lugar.
Y así, los tres dioses griegos acabaron por sonreír, claro que ya tenían una idea de que hacer en el futuro.
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